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jueves, 12 de enero de 2023

 COMER ES UN ACTO AGRÍCOLA

Foto tomada en el aeropuerto de Fiumicino (Roma). ¿Quién me iba a decir a mí que una foto tomada en un aeropuerto iba a inspirarme una entrada?


Menuda se montó con los huevos fritos listos para comer lanzados por un conocido supermercado. Esto huevos han dado mucho que hablar en las redes sociales; la mayoría de los comentar unios planteaba cómo es posible que hayamos llegado a este punto, y si realmente alguien comprará eso... con lo fácil que es freír un huevo. Sin embargo, también hubo quien justificó el invento, dado que hay personas a las que estas novedades les ayudan mucho en su vida diaria, pero con relativo éxito, ya que consiguió convencer a poca gente.

Los huevos en cuestión. La mayoría de las opiniones críticas destaca lo poco sostenible del envase y la inutilidad del cliente que ya no sabe ni freírse un huevo.


Tal como muchos escépticos apuntaban la intención del responsable del invento no era crear un producto pensando directamente en el consumidor final, con necesidades especiales o sin ellas, sino ofrecer un producto que cubriera ciertas necesidades específicas de establecimientos de comida rápida y colectividades (hospitales, prisiones, etc.). Sin embargo, era consciente de que su producto respondía a las demandas de la sociedad, y el titular basado en sus palabras "Nadie freirá un huevo en su casa en tres años", escoció un poquito a la opinión pública. Aunque resulte duro admitirlo lo cierto es que cada vez cocinamos menos. Los productos de quinta gama - los típicos de “abrir/calentar/aliñar y listo” – van conquistando poco a poco el espacio en los puntos de venta y en el carrito de la compra, ya que responden a nuevas necesidades y a un cambio de prioridades de la sociedad.

El boom de la gastronomía de hace unos años ha ido desinflándose poco a poco; ya no se abren tantos “gastrobares” y el único “programa de cocina” que queda en prime time hace tiempo que se dedica más al espectáculo que a la propia comida. Con la pandemia de Covid-19 hubo un cierto repunte en el interés por tener una alimentación saludable, cocinar en casa y usar alimentos frescos. Pero no parece que haya cuajado del todo, quizás porque las circunstancias vitales nos empujan por otro lado: el ritmo de vida, la inflación, el cambio de modelos de ocio, etc.


Comer y cocinar ha pasado de ser una tarea diaria ineludible a convertirse en una afición. ¿Sabías que sólo el 28% de los españoles cocina a diario a partir de alimentos frescos (verduras, legumbres, carne, pescado o huevos)?
 
Cocinar en casa implica tener que hacer la compra más veces, y esta a su vez plantea el reto de comprar género fresco. Pertenezco a una generación que se siente intimidada ante la variedad de género que se despliega en una carnicería o pescadería.  Apenas sé qué pedir porque tampoco tengo muy claro como lo cocinaré, y confieso que más de una vez he recurrido a las pechugas de pollo o la cinta de lomo ya cortadas y envasadas del supermercado, una opción más  aburrida pero infinitamente más práctica. Tengo también la sensación de que intentar conseguir el punto a un guiso de judías empieza a ser considerado una excentricidad, considerando que se pueden comprar ya cocidas en bote. 

 

Hemos ganado en rapidez y facilidad de uso y nos hemos liberado de tareas básicas. También disfrutamos de una variedad de posibilidades nunca vista – hemos pasado del monopolio de la típica ensalada de tomate y lechuga romana a tener que elegir entre la “Mediterránea”, la “César” o la “Gourmet” – lo cual está muy bien. A cambio, hemos perdido el contacto físico con el alimento y gran parte del conocimiento sobre muchos ingredientes.

 

De la misma manera que apenas memorizamos porque tenemos toda la información al alcance de un click, ni intentamos orientarnos en una ciudad desconocida porque tenemos todos los mapas del mundo en nuestra mano, hemos ido aparcando una serie de capacidades y experiencias para dar paso a otras distintas. Que estemos ganando o perdiendo con el cambio, solo el tiempo lo dirá. Con la cocina y el interés por los alimentos ocurre lo mismo. No somos del todo conscientes de cómo tomar la decisión de cocinar, e incluso producir, nuestra propia comida aporta cierto poder. Las dudas que nos planteamos al intentar cultivar, comprar o incluso manipular la comida nos acercan en mayor o menor medida al campo y a la realidad agroalimentaria en la que vivimos: ¿por qué las zanahorias del mercado son tan lisas y rectas y las de mi huerto parecen un muñón? ¿las patatas nuevas son variedades modernas? ¿qué son esas bolitas blancas en mi botella de aceite? ¿y esas otras en el cuarto de gallina para el caldo? (en caso de que alguien todavía haga caldo en casa).  

 

Con la información adecuada, la etiqueta de un alimento cuenta mucho más de lo que parece. 


Si somos capaces de conocer, y reconocer, la calidad de un alimento cuando lo adquirimos en el mercado estamos dando un mensaje al resto de la cadena alimentaria: “me importa lo que como”. Si, por el contrario, acabamos recurriendo por sistema a fruta pelada, hamburguesas con forma de ratón Micky o los famosos huevos fritos refrigerados transmitimos la idea de “dame de comer rápido y barato”. Las consecuencias son obvias, no solo perdemos calidad organoléptica (la higiénica está garantizada al 99,9% en este tipo de productos) sino la conexión y el conocimiento de lo que estamos comiendo. Al fin y al cabo, con ese nivel de procesado industrial ¿serías capaz de apreciar si esos huevos proceden de gallinas camperas?, ¿realmente eso importa cuando quieres comer en diez minutos? 


En esta hamburguesa lo de menos es la carne de la que procede. En cuanto resulte rentable la hacen in vitro y a correr.
 


El comprador urbano medio tiene claro que los alimentos se producen en granjas. Pero la mayoría no ha estado nunca en una explotación real (bien porque le pilla lejos o porque su acceso no es sencillo), desconoce porqué están donde están, como funcionan, qué conocimientos o habilidades son necesarios para ello o incluso qué obstáculos enfrentan a diario sus responsables. Sin embargo, las decisiones de compra de todos los consumidores, seamos conscientes o no, influyen (o afectan) directamente en todas las granjas y explotaciones, grandes y pequeñas.  

De ahí el título de esta entrada, la afirmación de Wendell Berry de que “comer es un acto agrícola”. Desde este blog, y el proyecto “Conocer la Agricultura y la Ganadería” en general pero sí podemos aportar nuestro granito de arena aportando conocimiento sobre los alimentos que nos llevamos a la boca y su origen, un tema que personalmente me encanta me parece tremendamente útil y del que sin embargo hay muy poco escrito. Por esta razón, este año queremos prestar más atención a todo lo que tienen que contar los alimentos.   Esperamos vuestras propuestas.

 
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viernes, 24 de junio de 2022

CUANDO LAS CERDAS SE VAN DE CAMPING

¿Estás preparando ya las vacaciones? ¿mar o montaña? En el caso de que vayas al campo, especialmente en zonas de dehesa lo mismo encuentras unas instalaciones muy peculiares que recuerdan a un camping. Pero uno de los sencillitos, solo con tiendas de campaña, ni piscina ni restaurante ni bungalows.

 


Pues resulta que estos "campings" tan particulares, son en su mayoría, una especie de hospital de maternidad al aire libre para las cerdas. Es habitual en las explotaciones extensivas de cerdo ibérico, pero su uso no tiene por qué limitarse a este tipo de producción. De hecho este modelo está bastante extendido en Reino Unido, donde la mayoría de granjas están sujetas a un programa de control y auditoría de bienestar que permite a los productos cárnicos comercializados llevar la correspondiente etiqueta de bienestar animal (RSPCA Assured). Obviamente estos son algo más caros, pero no excesivamente: 7-11 céntimos más por kilo que una carne convencional.

 

¿Sabías que de las 400.000 cerdas productoras en el Reino Unido, el 40% se crían en sistemas tipo camping?
 

Este sistema suele ser interesante para granjas en las que existe actividad tanto agrícola como ganadera. En el Reino unido es frecuente que se instalen en tierras agrícolas y se mueve toda la instalación cada dos años. De hecho se puede decir que los cerdos, de alguna manera forman parte del sistema de rotación de las tierras, ya que abonan y controlan ciertas malas hierbas.
 

¿En qué consiste?
 

Pero volvamos a España, para ver cómo funciona este peculiar sistema en nuestros prados y dehesas.
 

El sistema de camping se puede utilizar para cerdos en diferentes momentos de su vida, pero vamos a centrarnos en el momento de parto y cría de los lechones; es el que más se utiliza y llama la atención como para dedicarle una entrada.
 

Aunque de lejos pueden parecer tiendas de campaña, por su forma, realmente se trata de cabañas hechas de materiales más sólidos diseñadas específicamente para que las cerdas puedan parir tranquilas y sacar adelante a su camada. Estas cabañas se colocan en parcelas cerradas que albergan entre 5 y 6 cerdas por hectárea.
 

Pueden tener diversos diseños y materiales- de chapa galvanizada o cubierta aislante, a dos aguas o tipo túnel...lo importante es que la cerda y sus lechones estén lo más cómodos y protegidos posible. Por ejemplo, los frentes de las cabañas se orientan protegidos de los vientos dominantes y el conjunto debe quedar bien aislado del exterior para evitar corrientes de aire frío, que son fatales para los lechones.
 

En este tipo de sistema de producción también es un problema el aplastamiento de los lechones por parte de la cerda, aunque en menor medida. Una de las medidas de prevención suele ser utilizar con razas mayor aptitud maternal -si, entre las razas ganaderas actuales no es raro encontrar unas cuantas "malasmadres"- que suele ser más frecuente en razas autóctonas como el cerdo ibérico. Se puede jugar también con las dimensiones de la cabaña para que la cerda entre y se eche en diagonal, de manera que no aplaste o moleste a los lechones, o añadir barras que delimitan una zona de protección de manera similar a las camisas de parto de las que ya hablaremos en otro momento.


Lechones ibéricos en el interior de una cabaña.

Normalmente se añade una barrera baja que la madre puede franquear sin problema pero evita que estos pequeños se escapen cuando son aun demasiado pequeños.
 

A los 15 días de edad los lechones ya están ejercitándose por la parcela. En torno a los 20 días, aunque sigan mamando se les ofrece un pienso de inicio para que aprendan a comer sólido y favorecer un correcto desarrollo. Para ello se utilizan comederos (llamados técnicamente tolvas) diseñados especialmente para que sólo puedan acceder al pienso los lechones y no sus madres.
 

En este video de Jamon lovers puedes ver el interior de una cabaña equipada con paja. Las cerdas y sus crías hacen permanecen en estos recintos desde poco tiempo antes del parto hasta que los lechones terminen el periodo de lactancia, normalmente unos 40 días.
 


 

Ventajas e inconvenientes del sistema de camping
 

La cría en camping es una manera diferente de abordar la producción de cerdos, que tiene cosas buenas, pero también sus limitaciones.


Una de las principales ventajas de este sistema es que permite criar lechones muy bien adaptados al medio desde que nacen, algo deseable cuando se van a terminar de criar en sistemas extensivos o semiextensivos.

Desde el punto de vista de la salud, al disponer de mayor espacio por animal y estar al aire libre la calidad del aire que respiran es mucho mejor por lo que tienen menos probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias. Los cerdos pasando mas tiempo explorando o alimentándose, dos signos de bienestar que obviamente también influye positivamente en su salud. Los corrales extensos permiten a los individuos situados en la nivel jerárquico más bajo una amplia zona de huida que, aunque no elimina la agresividad de los individuos dominantes, al menos reduce la severidad de las lesiones. Porque, sí, también existe el bullying entre animales.
 

Otra ventaja importante es que, cuando la granja se basa solo en instalaciones en exterior no hacen falta balsas para almacenar el purín ni instalaciones para tratarlo. Eso sí, hace falta disponer de mucha superficie para hacer rotaciones que permitan dejar algunas parcelas en reposo. Y si no se dispone de este terreno, la gran inversión inicial para conseguirlo puede ser uno de los principales inconvenientes. 

 

Quizás uno de los inconvenientes más obvios es que no se consigue el mismo número de lechones por cerda y año. En parte porque la climatología condiciona las épocas del año en las que resulta aconsejable tener partos y porque las razas más adecuadas para este sistema tienen menos lechones por parto. Otra pega es que, en general, el consumo de pienso es mayor porque los animales se mueven más; vale que así crecen y esas cosas, pero considerando que el pienso es uno de los principales gastos de una granja, hay que administrarlo en las cantidades y momentos adecuados si uno quiere ser rentable. Otro factor que hace una explotación rentable es poder controlar al milímetro, y en este caso es casi imposible: no queda otra que confiar en la biología de la cerda, proporcionarle las condiciones adecuadas y esperar que saque adelante a toda la camada.
 

Un factor de riesgo importante en este tipo de instalaciones es la bioseguridad, algo clave en la ganadería actual. Aparte de que las cabañas son más difíciles de limpiar y desinfectar que los cubículos de granjas intensivas, los animales que viven al aire libre inevitablemente están más expuestos al encuentro con jabalíes u otra fauna silvestre que les puede transmitir enfermedades infecciosas como la fiebre porcina africana.
 

Granjas tipo camping en Europa y España
 

Este tipo de producción al aire libre representa en muchos países una alternativa a los sistemas típicos de producción intensiva, que son todavía más numerosos. Gestionados de una manera correcta pueden mejorar considerablemente el bienestar de los animales, lo cual supone por sí mismo un nicho de mercado en determinados países del norte de Europa.


Carne comercializada que sigue los estándares de RSCPA una especie de ONG que asegura el bienestar animal de los animales de producción. Fuente

 

En el nuestro, este sistema se suele integrar dentro de las posibilidades de la producción de cerdo ibérico en cualquiera de sus modalidades, aunque también es muy apropiado para la producción ecológica de cerdo en otras zonas de España.

 

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martes, 26 de abril de 2022

LA GANADERÍA FAMILIAR, NADANDO A CONTRACORRIENTE

 Volvemos a la labor divulgativa sobre las cositas de ganadería con otro concepto importante, que también puede aplicarse perfectamente a la agricultura. Se trata de la ganadería familiar.
 

Todo esto viene a cuento del jaleo que se montó hace tiempo tras las declaraciones del ministro de consumo en las que enfrentaba a las macrogranjas y la ganadería industrial con la "ganadería extensiva, familiar y ecológica".

De las macrogranjas quiero ocuparme en una próxima entrada. Ahora voy a intentar explicar qué es eso de la ganadería familiar. Da igual que sea extensiva, intensiva, ecológica, convencional, grande o pequeña: hablamos de ganadería familiar cuando una explotación puede proporcionar por sí sola los recursos suficientes para mantener una familia en condiciones aceptables. 




 

En otras palabras, que una ganadería sea familiar no significa que obligatoriamente tenga que ser además extensiva, ecológica o ambas cosas a la vez. Hablamos de una empresa, de un miembro que cotiza al SETA o en el mejor de los casos una pyme. Que da trabajo, y por tanto sueldo, a uno o varios familiares y, si el tamaño o el volumen de negocio lo permite, a una o mas personas como asalariadas.

El tipo de gestión que se lleve a cabo en una explotación no debería estar relacionado con su titularidad, al menos hasta cierto punto. No es raro que una familia viva de una granja de pollos o de una vaquería, perfectamente intensivas según los criterios que ya apuntamos en esta entrada. Pero, reconozcámoslo, sí es bastante más raro encontrar grandes empresas que lleven a cabo una ganadería extensiva y ecológica, ya sea en una sola explotación o en varias.

Se podría hablar incluso de familias que disponen de grandes superficies dedicadas desde hace años a la ganadería extensiva (se me ocurre la Casa de Alba o ganaderías de toro bravo), habría que ver la implicación de sus miembros en el devenir de la explotación y la importancia de esta en sus ingresos. Pero, a pesar de que ocupen una superficie nada desdeñable en algunas zonas del país, dudo mucho que los partidarios de la ganadería familiar estén pensando precisamente en este modelo.
 

Y tiene sentido que sea así, porque estoy convencida de que el modelo de pequeño o mediano propietario de explotaciones ganaderas es el más efectivo a la hora de fijar población en el medio rural ya que suele estar más vinculados al territorio, en parte por motivos personales pero también por sentido práctico. Dado que las labores propias de una granja requieren ser atendidas a diario (incluidos fines de semana y fiestas de guardar en granjas mínimamente intensivas) o muy a menudo, lo más razonable es que el responsable de la granja y que los trabajan en ella vivan en el mismo municipio o sus alrededores.
 

Al ser el propietario el responsable de las decisiones, posiblemente el sentido práctico o motivos personales se impongan de nuevo a la economía de escala a la hora de establecer relaciones con proveedores y clientes (compra de piensos, veterinario, venta de estiércol, mecánicos...). Estas es mucho más probable que se hagan con gente de los alrededores, lo cual contribuye a fijar población en el medio rural. Estas relaciones también pueden darse, y ser igualmente o más productivas para la economía local, cuando el productor está adscrito a una cooperativa (cosa que solo puede hacer si es propietario o arrendatario de tierras), sobre todo si esta funciona adecuadamente. 


En el sector porcino español predomina el modelo de integración, que comprende el 75% de la producción. El resto queda para las cooperativas(15%) y el ganadero independiente (10%). Fuente: Editorial Agrícola
 

En este punto voy a aprovechar para hablar aquí de un concepto relacionado, que podría verse como un híbrido entre la ganadería familiar y la "empresarial": el modelo de integración. En el intervienen una empresa con el tamaño suficiente como para abarcar todas las fases de la industria cárnica, sobre todo en pollo y cerdo (si no os viene a la cabeza alguna que otra marca, e esta entrada aparecen) y el ganadero. En este modelo la empresa integradora es la propietaria de los animales y se encarga de proporcionar todos los insumos y servicios que estos necesitan para su crianza (pienso, medicamentos, servicios veterinarios, asesoramiento,etc.) y es la que asume el riesgo relacionado con el precio de los piensos y el destino de los animales (que pasarán a otras fases de la cadena de valor también controladas por la empresa integradora). Por su parte, el ganadero integrado básicamente pone las instalaciones y cuida de los animales. A le corresponde aportar la mano de obra, gestionar los purines y asumir otros costes de funcionamiento (energía, agua, recogida de cadáveres, costes medioambientales, reparación y mantenimiento, etc.). Esta relación se concreta a través de un contrato de integración, dónde se especifican las obligaciones de cada parte y la contraprestación que corresponde al ganadero integrado (normalmente un montante por cerdo engordado o salido a matadero).Las desventajas para el ganadero es que le toca invertir en instalaciones (que cuesta amortizar) y que de alguna manera le corresponde el "trabajo sucio". A cambio, la gran ventaja es que no tiene que preocuparse de vender su producción, simplemente dedicarse a producir.
 

Volviendo a la definición del comienzo, lo ideal sería que la ganadería familiar no sólo diera para mantener a una familia sino que ofrezca un futuro laboral a los descendientes. Aquí ya entran las expectativas personales; si se trata de un buen negocio, que da para vivir razonablemente bien y en el que ves perspectivas de futuro es mas probable que haya relevo generacional. Pero, desgraciadamente, la realidad parece que va en sentido contrario.
 

La mujer tiene un papel muy importante en la ganadería familiar desde muchos puntos de vista. Y no siempre resulta fácil desempeñarlo, como cuentan en la web de la que sale esta foto

Hoy en día, la ganadería familiar se enfrenta a los mismos problemas que afectan a todo tipo de productores - altos costes y precios- pero tiene menos medios para afrontarlos. Muy a menudo, para alcanzar un límite de rentabilidad mínimo es necesario hacer inversiones (que a menudo exige la normativa para poder crecer) que no todo el mundo puede acometer y que no tienen porqué garantizar el futuro de la explotación.
 

Las posibles soluciones a esta situación pasan por buscar la manera de dejar de ser pequeños, aunque sea desde un punto de vista colectivo, haciendo más real que nunca la aquello de que "la unión hace la fuerza". Asociarse a cooperativas, con otros ganaderos o con otras entidades con las que se compartan objetivos comunes es una opción muy recomendable.  Los hay que se buscan la vida y no se conforman con el lamento. Que buscan caminos no trillados, que investigan diversas vías para comercializar sus productos o que mantienen una nutrida agenda llena de posibles contactos con los que llegar a acuerdos. Luego falta que la suerte acompañe, pero ya lo dijo Virgilio hace la pera de años: la fortuna favorece a los audaces (Audentis Fortuna iuvat).
 

La trashumancia es punto y momento de unión entre ganaderos de extensivo. Siempre viene bien una ayudita y se pueden reclutar ayudantes entre familiares, amigos y personajes varios. En la foto sale el ganado de la ganadería "Las Albaidas", que tal como nos contó su dueño pasa por el extrarradio de Córdoba en parte gracias a acuerdos con el área de medio ambiente del ayuntamiento de esta ciudad. Fuente: A.J.González. / Diario Cordoba



 

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martes, 8 de febrero de 2022

ABECEAGRARIO: CARGA GANADERA Y UGM

En esta entrada del abeceagrario vamos a hablar de dos conceptos por el precio de uno, que no se diga que somos generosos. Pero es que están tan relacionados que tienen que ir juntos, "como uña y mugre".
 

La carga ganadera es un concepto muy importante en ganadería ya que nos indica la cantidad de animales que debe haber en un espacio determinado.
 

Porque si, aunque nos pudiera parecer que un prado verde de apenas una hectárea podría dar de comer a dos vacas y/o un caballo y/o tres ovejas y/o dos cerdos... pues las cosas en la realidad son más complejas. Las plantas que crecen en un prado tienen una capacidad limitada de crecer si son cortadas y pisoteadas una y otra vez, por no hablar de la climatología de la zona y de lo que come cada animal.
 

Así, la carga ganadera es la cantidad de ganado que puede alimentarse de un pasto. Normalmente se refiere a una superficie y a un periodo de tiempo determinado.
 

¿Hierba fresca todo el año?

 
En primer lugar hay que tener en cuenta que la capacidad de un terreno para proporcionar alimento depende de muchos factores naturales: el clima, el relieve, el tipo de suelo y de vegetación. Por si fuera poco, el clima y su influencia en la cantidad de material vegetal disponible cambian a lo largo del año, al menos en nuestro clima mediterráneo. Para saber la cantidad de alimento disponible para los animales existen métodos directos que dan resultados muy precisos pero cuesta mucho realizarlos y métodos indirectos que estiman de la producción de pastos en base a una serie de parámetros o variables (temperatura, precipitación, evapotranspiración, etc., cobertura o altura de la vegetación, etc.) que influyen en la producción forrajera y que posteriormente se incorporan a modelos matemáticos. Estos últimos son más operativos, no se alejan mucho de las estimaciones obtenidas mediante métodos directos, y lo más importante, tienen con un coste relativamente bajo. 

 

Una vez conocemos lo que las plantas de nuestros pastos son capaces de ofrecer conviene estudiar las necesidades de los animales que vamos a meter. Porque estaréis de acuerdo que no es lo mismo meter una oveja que una vaca, una gallina que un caballo porque requieren distinta cantidad de alimento, aprovechan distintas fuentes e incluso tienen un efecto distinto en la vegetación según su manera de comer la vegetación.

 

La vaca usa su lengua para agarrar un manojo de pasto y luego arrancarlo con los dientes, por tanto tiende a pastar más indiscriminadamente.


 

Sin embargo, su boca más pequeña y su labios móviles permiten a las ovejas pastar más selectivamente y a mayor profundidad que las vacas. Un equipo de varias ovejas es capaz de mantenerte a raya el prado para que puedas jugar al fútbol.


Aunque las cabras son selectivas con lo que comen, no le hacen ascos a las partes más altas (espigas) y fibrosas (tallos y ramillas) de las plantas. La de esta foto se lo ha tomado de manera literal.

 

¿Qué significa UGM?
 

Para solucionar este problema se desarrolló el concepto de Unidades de Ganado Mayor (UGM) como unidad de referencia. Una UGM equivale a una vaca o un caballo adultos y el resto de animales se comparan con estos mediante un coeficiente. Puedes verlos en esta tabla.

Por ejemplo, una cerda con lechones de hasta 6 kg. son 0,25 UGM, o lo que es lo mismo un cuarto de vaca. Fuente: Keith Weller, USDA Agricultural Research Service, Bugwood.org


Una gallina ponedora equivale a 0,005 UGM. Aunque quizás sea más fácil verlo así: 200 gallinas ponedoras equivalen a una vaca. Fuente: Shutterstock

 

Así puede decir que las UGM constituyen una forma indirecta pero más ajustada de expresar el tamaño de la granja: hablar de una granja de 5.000, 10.000 o 20.000 cabezas no nos da una idea exacta de su tamaño, porque no es lo mismo en absoluto que esas cabezas sean de vacas lecheras o de gallinas ponedoras.
 

Las UGM permiten estimar de una manera más amplia el impacto de cada animal en su entorno. No sólo la cantidad de agua y comida que consume sino los excrementos que genera. Por esta razón la normativa recurre a este concepto para fijar un máximo número de animales que se pueden tener en una explotación en función del terreno disponible: ya sea por la capacidad de este para alimentar a dichos animales de manera extensiva o para asimilar como abono los purines o estiércol generados por animales alojados en granjas intensivas cercanas.
 

Otro concepto relacionado que utiliza la administración es el Coeficiente de Admisibilidad de Pastos. No es un método indirecto para conocer la capacidad de la vegetación para dar de comer a un rebaño, pero suele ser muy importante para los ganaderos ya que se utiliza para calcular las ayudas de la PAC.


En función de la información que aportan las imágenes del SIGPAC (pendiente y actividad de la vegetación principalmente) obtenidas por teledetección (por satélites, vamos) se aplica este coeficiente para calcular lo que se considera como superficie pastable admisible sujeta a recibir ayudas de la UE. Fuente.

 

Hasta 2018 daba grandes quebraderos de cabeza, ya que por ejemplo la UE no admitía que las dehesas - superficies que combinan arbolado y pasto - fueran aprovechables por el ganado, por lo que sólo se recibía ayuda por la superficie declarada que no tuviera árboles o arbustos. Afortunadamente se pudo convencer a los socios europeos de que en nuestro clima mediterráneo la manera de aprovechar la vegetación por fuerza es distinta a lo que hacen en el norte de Europa.


¿A que ahora no parece tan fácil eso de hacerse ganadero y poner cuatro vaquitas en un prado, que ya se apañarán ellas como sea?.
 

 

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martes, 23 de noviembre de 2021

EL FIN (AL SACRIFICIO DE POLLITOS MACHO) SE ACERCA

¿Sabías que cada año, alrededor de 300 millones de pollitos machos de razas ponedoras se sacrifican solo en la UE porque no ponen huevos y no es rentable engordarlos?
 

El problema de qué hacer con los pollitos macho existe y es absurdo negarlo. Pero no quiero entretenerme en contar cómo se sacrifica a los pobres animalicos: podéis buscar por "chick culling", "sacrificio de machitos" (info técnica) o "sacrificio de pollitos" (info variada). Mi intención con esta entrada es, sobre todo, explicar las soluciones que se están utilizando actualmente.
 

 

Pollitos recién nacidos en la incubadora. Fuente Shutterstock.

El peliagudo problema de los "pollitos hermanos"o "Bruderküken"
 

Esta expresión (no confundirla con el restaurante tapadera de Breaking Bad) es la que se utiliza a menudo en Alemania; el país donde suelen empezar la mayoría de las tendencias verdes, animalistas o antroposóficas. Pero antes de acordarnos de toda su vikinga ascendencia, pongámonos en situación.

Sólo las gallinas hembra ponen huevos, hasta ahí todos de acuerdo, ¿no?. Y para tener gallinas ponedoras hay que criarlas; ellas también proceden de huevos y como en casi cualquier especie, es de esperar que nazcan mitad hembras y mitad machos. El sector de la producción de huevos suele estar organizado de la siguiente manera: por un lado tenemos las granjas de ponedoras (donde viven las gallinas que ponen los huevos que nos comemos y que no están fertilizados), por otro las granjas que crían a las ponedoras (dotadas de "incubadoras" donde nacen las pollitas y pollitos) y por último las instalaciones que se encargan de la selección genética y mejora de madres (y padres y abuelos) de las gallinas ponedoras.

Huevos fértiles en la incubadora. Fuente Shutterstock.

 

De estas incubadoras saldrán por tanto pollitas como pollitos, y ahí surge el dilema: ¿qué hacemos con los machos?. Hay varias posibilidades:
 

a) Matarlos, que es lo que se ha hecho hasta ahora. Los métodos permitidos en la Unión Europea, y los más utilizados a nivel mundial, son el ahogamiento con CO2 y la trituración a muy alta velocidad. Si este ultimo provoca rechazo ya solo con mencionarlo, visualmente no digamos. Sin embargo, según me cuenta nuestra colaboradora experta en bienestar animal, la asfixia con CO2 resulta muy irritante para los pulmones por lo que quizás la muerte de los pollitos sea algo más traumática y posiblemente no tan rápida. Para quien esté muy interesado, en este artículo de la EFSA (en inglés, sorry) se estudian todos los métodos desde diversos puntos de vista.

b) Dejarlos vivir, pobrecicos y que hagan compañía a las gallinas. No tiene ningún sentido tener un macho por cada hembra, eso no pasa ni en los gallineros domésticos. Considerando que eso supondría alimentar diariamente a la gallina ponedora y a su hermano (multiplicado por los miles de gallinas que viven en una granja convencional) esta opción queda completa y absolutamente descartada.

 

 Un solo gallo se apaña con todas las gallinas del corral.

c) Los dejamos vivir, pero por un tiempo, hasta que podamos comérnoslos. Una brillante idea salvo porque tiene varias pegas, y todas se deben a que cuesta mucho que estos "pollos hermanos" engorden en condiciones.
 

¿Sabías que a día de hoy cebar pollitos macho es económica y ambientalmente insostenible?.
 

Os dejo un dato que lo explica todo. Un pollo de engorde (hablamos de ellos aquí) llega a un peso promedio de sacrificio de 2.5 kg después de once semanas, mientras que un pollo de razas ponedoras apenas alcanza 1.3 kg después de 10 semanas de cebo.

 

Una de las dos principales razas "ponedoras" la Leghorn es fina y estilizada. La hembra destina gran parte de su energía en fabricar huevos y el macho en ir de aquí para allá buscando rollito.
 

Considerando que se lleva mejorando las estirpes de gallinas casi desde hace un siglo para que unas conviertan el pienso en huevos y otras desarrollen grandes musculaturas de la manera más eficiente posible, empeñarse en hacerlo al revés es un poco de tontos, ¿no?. Si en el mismo tiempo, con el mismo pienso se obtiene menos carne es obvio que criar a estos pollos no sale económicamente rentable, sobre todo considerando que el pienso suele ser el coste más importante de la granja.
 

Desde el punto de vista ambiental tampoco es eficiente ya que supone destinar más pienso, cuya fabricación y transporte tiene un impacto ambiental innegable, para obtener menos carne. Por no hablar del tiempo que hay que mantenerlos en instalaciones climatizadas (es decir, gasto de energía) donde cagarán más o menos lo mismo que sus primos los broiler (es decir contaminación), pero creciendo lo justo.
 

Podríamos pensar que al menos desde el punto de vista del bienestar animal sí estaríamos ganando. Pues tampoco del todo; según me ha contado una experta en este tema, los sistemas de sacrificio en mataderos no están adaptados a pollos de ese tamaño, por lo que la muerte de los animales no es tan rápida y limpia como cabría desear, por decirlo de una manera aséptica.
 

Y por si fuera poco muchos de esos pollos que le sobran al sistema productivo avícola alemán- da igual que sean gallinas en jaula, en suelo, camperas o incluso ecológicas - es un secreto a voces que acaban viajando a Polonia, donde son engordados en dudosas condiciones de bienestar animal. Una vez sacrificados los mandan a países en desarrollo donde compiten con las industrias cárnicas locales. A tomar por saco también los criterios éticos.
 

 

Las soluciones que existen actualmente
 

Una vez explicado el contexto vamos a las alternativas. Alemania y Francia ya han prohibido el sacrificio de machitos y lo habitual es que este tipo de normas se dicten cuando ya existe alguna solución técnica más o menos viable económicamente.
 

El sector está deseando encontrar una solución sostenible desde todos los puntos de vista. La más fetén de todas sería será el sexado in-ovo en el huevo recién puesto, antes de ser incubado: de esta manera que los huevos con machos se eliminarían antes de entrar en las incubadoras, lo cual ahorraría mucho espacio y sobre todo energía. Otra ventaja es que al no desarrollarse el embrión, se eliminan las reticencias de parte de la sociedad de matar pollitos aunque estén a medio desarrollar. No es broma; en principio para 2024 en Alemania estará prohibido cualquier método de sacrificio de embriones a partir del sexto día de incubación, el momento que parece que el pollito embrionario puede comenzar a sentir dolor. Pero hay dos problemas que al parecer la legislación no tuvo en cuenta en su momento: por una parte es complejo de determinar a partir de qué edad “siente” un embrión, y por otra día de hoy no hay tecnologías capaces de lograr ese nivel de detección tan temprano a nivel industrial.
 

Eso no quita para que actualmente las soluciones más económicas, y teóricamente satisfactorias para el consumidor se basan en el sexaje in-ovo, es decir, cuando el embrión está todavía dentro del huevo. Existen varios sistemas, cada uno con sus porcentajes de aciertos y capaces de trabajar a distinta velocidad.
 

¿Sabías que las actuales técnicas de sexado de huevos disponibles comercialmente funcionan todas después de 6 días del proceso de incubación?
 

De las dos opciones principales en el mercado una de ellas la lleva a cabo la empresa AAT y se basa en la ecografía del huevo. El método Cheggy es capaz de determinar el color de las plumas y con esto el sexo del pollito. Tiene dos pegas: solo vale para las estirpes de gallinas marrones y para huevos de 15 días, y una gran ventaja, es barata.

 

Mediante el proceso automatizado del sistema SELEGGT la identificación por sexo puede hacerse en un segundo por huevo. La tasa de éxito del proceso es de aproximadamente un 97%. Fuente  

 

Otro sistema que me gusta porque parece venido del futuro, es el que utiliza la empresa SELEGGT: consiste en la determinación de hormonas sexuales del embrión y puede obtener resultados fiables entre el día 8 y 9 de incubación. El huevo incubado se retira de la incubadora para colocarlo en una máquina donde un sensor verifica primero si está fertilizado. En los huevos fertilizados, los láseres crean un agujero muy fino (0,3 mm) en la cáscara del huevo para extraer cantidad mínima de líquido alantoideo sin dañar el interior del huevo. Este líquido se somete a un marcador que detectará la presencia de una hormona femenina (el sulfato de estrona) cambiando de color. De esta manera se pueden clasificar los huevos, devolviendo a la incubadora a las futuras hembras y destinando el resto a elaborar pienso de alta calidad. No es necesario sellar el minúsculo orificio creado por el láser, ya que la membrana interna lo hace por sí sola permitiendo a las pollitas nacer sin problemas pasados los 21 días de incubación.
 

La gran ventaja de este método es la capacidad de detección más temprana, el inconveniente el coste de la inversión requerida.
 

Gráfico explicativo del proceso. Fuente: Seleggt.

 

Por esta razón la empresa que ha desarrollado la tecnología - Seleggt - ha formado un consorcio con otra - Respeggt - que se encarga de la tarea no menos importante de verificar que todo lo que llega al mercado ha seguido una serie de normas que aseguran que es un huevo o producto derivado en cuya producción no se han sacrificado pollitos. Por esta razón, este consorcio alemán se dirige a las empresas envasadoras; allí son el eslabón de la mitad de la cadena, que pueden transmitir el sobrecoste a los supermercados y estos al consumidor de manera que el ganadero no asuma más costes de producción. Esto permite incluso que pequeños ganaderos puedan colocar en el mercado los huevos producidos sin necesidad de sacrificar a los "pollitos hermanos".

 

Por otra parte, a pesar de la insostenibilidad de engordar pollitos machos, lo cierto es que también se hace. Algunas granjas los crían a pesar de todo y les va bien ya que son capaces de contar una historia que convierte ese coste extra en un valor añadido, como es el caso de la iniciativa "Huhn & Hahn" ("Pollo & Gallo"). El grupo Respeggt también verifica el engorde de "pollitos hermanos" en base a unas normas claramente definidas (utilización de piensos no modificadas genéticamente, engorde de mínimo 10 semanas y 1,3 kg y comercialización de la carne en Europa ). Otros, como hemos visto los mandan a terceros países y se acabó el problema.


 

También se están desarrollando razas avícolas de doble propósito, es decir que las hembras pongan bastantes huevos y los machos echen buenas pechugas. O lo que viene siendo retroceder a lo que había hace más o menos un siglo, pero esperando que los animalitos produzcan en las cantidades que se demandan hoy en día. Han mejorado muchas cosas desde entonces, pero, amigos, la mejora genética tampoco hace milagros: en las nuevas razas genéticas con cruce de broiler y ponedora ni la gallina pone tantos huevos ni el macho transforma tanta carne. Fuente.
 
 

La llegada al mercado: y esto ¿cuánto me cuesta?
 

Actualmente es posible encontrar huevos o derivados procedentes de industrias que no sacrifican "pollitos hermanos" en los principales supermercados de Alemania, Francia y Países Bajos (Aldi, Lidl, Carrefour, Jumbo, Rewe y unos cuantos más). Como era de esperar, casi todos los estándares alemanes "bio" o "eco" añaden el reclamo del no sacrificio de los pollitos hermanos.
 

Paquete de huevos producidos por el sistema Respeggt. El consumidor puede comprobar en Internet que efectivamente ese huevo está, por decirlo de alguna manera "libre de culpa", e incluso si el pollito hermano fue eliminado cuando todavía estaba en el huevo o si fue engordado. Fuente: Nederlandse Leeuw - Own work, CC BY-SA 4.0,


Realmente, el incremento de costes que llega al consumidor final es de unos 2 ct por huevo, una subida, creo, bastante asumible considerando toda la investigación y tecnología que hay detrás, sobre todo si consideramos el coste unitario de un "huevo eco puesto por una gallina cuyos hermanos no fueron masacrados". He estado investigando los precios de un envase de seis huevos de corral en la cadena de supermercados Rewe: los que utilizan el proceso SELEGGT cuestan 1,69 euros mientras que los de machos engordados suben a 1,79 euros. Por poner contexto, la misma cantidad en su variante ecológica con machos engordados sube a 2,29 euros y uno básico de gallinas criadas en suelo 0,99 euros. En estos márgenes andamos, como consumidora no lo veo excesivo.

 

Pequeña reflexión final
 

La verdad es que este tema tiene miga. Por una parte hace que nos planteemos si entre nuestras prioridades dominan las consideraciones éticas, la sostenibilidad ambiental o la rentabilidad económica. Los tres puntos son importantes y deseables, pero desgraciadamente no suelen coincidir; de la misma manera que es imposible encontrar a alguien que te haga un trabajo bueno, rápido y barato.
 

Afortunadamente contamos con la tecnología, que nos ayuda a lograr ese compromiso: lo hemos visto con el sistema Seleggt o incluso se han obtenido huevos bio-luminiscentes obtenidos en Israel por modificación genética que permitirían la determinación del sexo en el huevo recién puesto. El pequeño escollo es que en la UE esos inventos para tocar los genes gustan entre poco y nada.

Tenía dudas sobre si es conveniente sacar este espinoso tema, máxime cuando no ha habido ninguna campaña ni polémica en los medios españoles. En España la cifra de pollitos sacrificados es de 35 millones y de momento no parece que haya movimientos en ese sentido. Espero me perdone el sector avícola, que bastante tuvo con el cambio a jaulas enriquecidas, por sacar a relucir otro frente más sobre el que, queramos o no, es indispensable trabajar. Pero como en su momento me quejé de que el sector suele funcionar de manera reactiva, a menudo negando la mayor, esta vez seré yo quien le ponga el cascabel al gato.

 

Este logo identifica a huevos producidos de manera que no se sacrifique a pollitos hermanos. Aunque todavía no ha llegado a España, ya lo tenemos en castellano.

Hasta que llegue este asunto a España creo que todavía queda un tiempo. Así que deberíamos aprovecharlo para reflexionar (si eso fuera remotamente posible) acerca de nuestras prioridades y nuestras "red flags" (el "por ahí no paso" de toda la vida).En otras palabras, que no nos autoengañemos, no se puede tener todo. No creo que sea buena idea hacer creer a los ciudadanos que pueden pedir todo y luego legislar en función de los deseos de una ciudadanía previamente engañada. La realidad es tozuda y al final, si tiras mucho de la manta hacia arriba acaban asomando los pies.
 

 

Disclaimer:  Durante la elaboración de esta entrada, ningún pollito sufrió el más mínimo rasguño y la autora aprendió unas cuantas palabrejas más en alemán. Por cierto, enhorabuena si has llegado hasta aquí.


 

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