Mostrando entradas con la etiqueta AGROPENSAMIENTOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta AGROPENSAMIENTOS. Mostrar todas las entradas

viernes, 9 de julio de 2021

EL MINISTRO GARZÓN Y LA CARNE, UN ELEFANTE EN LA CACHARRERIA

 Los elefantes son unos animales imponentes, que normalmente despiertan simpatía y buen rollo. Las cacharrerías suelen ser locales antiguos y pequeños, que según lo mires pueden estar llenos de trastos o de tesoros por descubrir. Pero si, por lo que sea, el elefante con toda su buena voluntad decide entrar en la cacharrería a cotillear un rato, lo más seguro es que la visita acabe convirtiéndose en un desastre.


Me ha venido esta imagen al pensar en nuestro panorama político actual. Como, al parecer, no están los ánimos suficientemente crispados ha tenido que venir un político a echar más leña al fuego, o a la barbacoa si me permitís el chiste fácil.
 

Qué tendrá la carne que cada vez que nos piden reducir su consumo se monta la de dios, y que en cuanto a los países empiezan a despegar económicamente empiezan a darle al filete.Fuente:Imagen de Devon Breen en Pixabay 

Y es que resulta que el actual ministro de consumo, Alberto Garzón, ha publicado un vídeo en el que no me queda claro si pide a los ciudadanos que comamos menos carne, si quiere mostrarse como heroico defensor de la salud y el medio ambiente y luchador sin igual contra las villanas macroempresas o ambas cosas a la vez. El caso es que el ministro se ha metido en un buen berenjenal, él solito y (aparentemente) sin necesidad alguna.
 


Se está hablando muchísimo del tema. Como era de esperar ya se ha polarizado el asunto entre los dicen que ya iba siendo hora de que un político se mojara con el exceso de consumo de carne, los que se niegan a que nadie les diga lo que deben o no comer y obviamente el sector productor de carne que se ha sentido profundamente agraviado. 


Este blog dedicado a divulgar sobre alimentos y sus productores no iba a quedarse al margen, por lo que aportaré mi visión siguiendo como guión el certero resumen del asunto que ha hecho Jesús Soria en Twitter.

 

Hay que proteger al sector ganadero? Si
 

O, al menos, no machacarlo gratuitamente. Ni es el momento, ni son las formas. La gente del campo se merece más rigor y respeto y cualquier organismo de gobierno, de la administración que sea, tiene que gobernar para todos, o al menos intentarlo.

 

El problema del exceso de consumo de carne es innegable y aunque la motivación del video es acertada y necesaria se ha desperdiciado la ocasión de promover un debate serio y productivo. Aunque quizás eso sea mucho pedir hoy en día en este país.

 

El caso es que no se puede plantear un tema tan complejo con medias verdades. No así, no en estos tiempos en los que estamos ya un poco hartos de luchar continuamente contra la desinformación. No desde un puesto de ministro.

 

Y me temo que no ha sido una simple ocurrencia, ya que a pesar del chaparrón que le ha caído, insiste en la misma visión simplista en entrevistas y en una columna de opinión. De opinión, un ministro, que para colmo ni siquiera representa a ninguno de los dos sectores a los que pretende defender: sanitario o medio ambiente.


 

¿Consumimos mucha carne? Si
 

Comienza el video diciendo que nos estamos cargando el planeta en parte porque consumimos carne en exceso y que la acción de cambiar nuestra dieta tiene incidencia directa y puede contribuir a mejorar el estado del planeta. 


Es importante recordar que como consumidores tenemos un enorme poder, a menudo incluso político, pero creo la carne no lo es todo, me atrevería a decir incluso que tampoco la dieta. Quizás el problema esté en nuestra manera de consumir, mucho de todo, devorando recursos de todo tipo para producir ropa, aparatos electrónicos, plásticos, alimentos, etc. que acabamos devolviendo al planeta en forma de residuos que apenas somos capaces de recuperar.

Solo un dato, según la ONU si el desperdicio alimentario fuera un país, sería la tercera nación con más emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Que comemos mucha más carne de la que necesitamos para nuestras necesidades vitales no es ninguna novedad a estas alturas, pero ¿vamos a echarle toda la culpa a este alimento?.
 

¿Hay que comer menos carne? Si
 

Según el Informe Anual del consumo editado por el Ministerio de Agricultura (pg168), en 2020 los hogares españoles aumentó el consumo de carne en un 10,5 % alcanzándose los 2.305,25 millones de kilos.
 

El consumo se acerca a los 50 kilos de carne por persona y año: unos 136 gramos diarios o casi un kilo a la semana (entre carne fresca, procesada y congelada). Si nos fijamos en la recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria que propone un consumo entre 200 y 500 gramos semanales, o el consejo de OMS de no superar los 500 g. de media, los españoles estamos comiendo más del doble de lo máximo necesario.

 

El caso es que si restamos a los 7.6 millones de toneladas de carne que dicen que producimos en España , los 2.3 mt que efectivamente nos zampamos, nos quedan nada menos que 5.3 mt para exportar. Esta viaja a países como China donde los que empiezan a tener dinero ni se plantean prescindir de la carne, un alimento que por cierto perciben de alta calidad precisamente porque seguimos el Modelo Europeo de Producción. Cuando estos países decidan que están comiendo demasiada carne vamos a tener un problema importante, pero eso ya es otra historia.
 

Mientras en el video se dice que España es el país que más carne consume de toda la Unión Europea aparece este mapa de la FAO (a ver si para la próxima especifican un poco mejor las fuentes) que muestra la "cantidad de suministro de carne". Ignoro el contexto original del mapa ni por qué se ha utilizado, pero una cosa es suministrar carne a todos los habitantes de un país y otra muy distinta es que dichos habitantes efectivamente la consuman.

 

¿Este exceso afecta a nuestra salud? Si

 
Casi al final del video (minuto 4.40) pronuncia la frase "detrás de cada filete de carne que tenemos encima del plato hay muchas cosas que probablemente no nos habían contado", que me recuerda una barbaridad a esas típicas de los videos chungos de Youtube, que vienen a decir "mira lo majo que soy que te estoy contando lo que nadie quiere que sepas".
 

Pues va a ser que no. Acerca del impacto negativo del consumo excesivo de carne sobre la salud y el medio ambiente se lleva hablando, y advirtiendo, desde hace ya bastante tiempo, en este artículo puedes ver varios ejemplos, e incluso yo toqué el tema en 2015 nada menos. Y desde luego de una manera bastante más seria que esta especie de documental, hilado con cuatro datos buscados en Google, las típicas imágenes de banco y musiquita apocalíptica como apunta Rubén Villanueva. Y que para colmo constantemente mezcla churras y merinas, esto lo añado yo por eso de reivindicar nuestra cabaña ganadera.

 

Cuando hablando de salud dos cosas me han llamado la atención. Primero, cuando Alberto Garzón dice que "las dietas ricas en grasas, sodio y azúcares provocan más muertes en su conjunto que el alcohol, el tabaco y las drogas". ¿Está asumiendo automáticamente que esa dieta, típica de países superdesarrollados, lleva carne? precisamente es en estos países donde es más fácil encontrar productos ultraprocesados destinados a veganos que se pasan tres pueblos en cualquiera de esos tres elementos. O lo que es peor aún, ¿está insinuando que comer carne es peor que consumir tabaco, alcohol o drogas?. A mí un buen chuletón bien preparado me parece una delicia, y está visto que al presidente del gobierno también, pero al menos que yo sepa es menos peligroso y sobre todo no provoca adicción.

 

Me ha chocado bastante eso de que si haces barbacoas de vez en cuando al menos "compensa los días siguientes" con una dieta rica en vegetales, fibra, blablabla, ¿y el resto de días?. Si algo he aprendido de todo el tiempo que llevo oyendo y leyendo a nutricionistas es que lo de darse un atracón y luego compensar no suele ser buena idea. Y mira que se estrujan la cabeza para darnos ideas con las que "aligerar" las barbacoas.
 

¿Es un problema medioambiental? Si
 

Aunque en este punto habría que matizar bastante lo que se dice en el video. Bien en grande aparece el dato de que la ganadería a nivel mundial representa el 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), ni idea de dónde lo han sacado. Por si acaso os dejo esta entrada donde ya traté el tema y esta página de la FAO que explica estupendamente el problema

 

Las distintas instituciones (IPCC, FAO, EPA entre otras) calculan que la contribución del ganado, así en general, a las emisiones de GEI a nivel mundial representan entre el 7 y el 18 % (según el enfoque utilizado para la cuantificación y el tipo de emisiones estudiadas). Aquí se incluyen los gases emitidos por la fermentación del rumen, los que libera el estiércol, los debidos a la producción de pienso y a los cambios en los usos del suelo. Y para que nos hagamos una idea, según datos del Miteco (es decir, los "colegas" de gobierno que se dedican a las cositas del medio ambiente) las cifras de emisión de GEI en España son las siguientes: el transporte supone un 27,7%, la industria un 21,4% y la generación de electricidad un 10,3%. Por su parte, la agricultura supone el 14,1% de las cuales la ganadería aporta el 9,1% y los cultivos el 4,9%. Ojo, que además cuando hablamos de ganadería no podemos olvidarnos de la producción de leche y huevos, que no son poca cosa.
 

Y si miramos este grafico, veo muy arriesgado equiparar lo que contamina las "flatulencias de las vacas, los cerdos y el pienso (sic)" (ganado + sus deyecciones= 5.8%) con lo que contamina un coche (transporte por carretera =11,9 %). Imagen tomada de un hilo muy recomendable.  


Respecto al gasto de agua en la actividad ganadera utiliza el concepto de huella hídrica “tradicional”. Este método contempla el uso de los tres tipos de agua: verde (de lluvia), azul (la utilizada para regar) y gris (para diluir la contaminación) sin entrar apenas en detalle, lo cual puede dar lugar a interpretaciones erróneas: no es lo mismo criar un ternero en los pastos gallegos que en el norte de Córdoba. Actualmente se utiliza la “huella de la escasez hídrica”, que además de considerar solo el agua azul y gris (de la que hay reservas) incorpora un índice de estrés hídrico que da una idea bastante más ajustada de lo que realmente cuesta producir un kilo de carne en distintos lugares.

 

Esta imagen me impacta tanto como la panorámica de invernaderos de Almería o unos rascacielos en mitad del desierto. Los macrocebaderos existen, pero no caracterizan a la ganadería española, que es mas de pequeños productores.

 

Una vez grabado el discurso del ministro en el jardín, o se dieron cuenta que lo mismo el sector ganadero se les iba a echar encima o alguien con un poco de criterio advirtió que no todos los tipos de ganadería son iguales. Así que decidieron meterle un parche al video para aclarar que "la ganadería extensiva es mucho más sostenible que las macrogranjas; ayuda a enriquecer los suelos y prevenir incendios y crear puestos de trabajos que protegen la economía local". No seré yo quien lo niegue, desde luego, pero quiero aclarar una cosita.
 

Aunque depende mucho del tipo de ganadería y la especie, los animales que viven en extensivo representan la mitad del proceso productivo de la carne: la vaca o la oveja paren a la cría en el campo y allí la cuidan y alimentan hasta que alcanza el tamaño o edad adecuada para cebarlo, ya sea en la propia explotación o en un cebadero. En estas instalaciones serán alimentados sobre todo a base de pienso para que vayan desarrollando musculo hasta la edad del sacrificio, por tanto esta fase ya se puede considerar ganadería intensiva . En otras palabras, la cosa no es tan simple y en nuestro medio rural existen muchos puntos intermedios entre la macrogranja y la "ganadería extensiva, familiar y ecológica". Y francamente, hacer caso al ministro y consumir carne producida en estas últimas, por mucho que me gusten, es francamente difícil y más aún en el contexto actual de crisis económica. 
 

¿Hay que buscar soluciones? Si 
 

Se puede, se debe y se está haciendo. Desde muchos ámbitos. Tal como cuento en la entrada acerca de vacas y cambio climático, se está investigando en dos puntos clave: disminuir el metano que producen los rumiantes al eructar (no al liberar sus "ventosidades") o en la manera de gestionar los estiércoles para que emitan la menor cantidad posible de este gas.

 

Cada vez se estudia más cómo reducir la emisión de GEI mediante innovación en alimentación animal.
 

Respecto al consumo de carne sería deseable que el propio ministerio, a ser posible coordinándose con Sanidad y Agricultura, informara sobre las alternativas al consumo de carne, excesivo o no. Qué fuentes de proteínas existen, cómo y quién las produce y que impacto global pueden tener, tanto positivo como negativo.

Al fin y al cabo, en el Real Decreto 495/2020, que desarrolla la estructura orgánica del Ministerio de Consumo establece en su artículo 2 que corresponde a la Secretaría General de Consumo y Juego "el impulso y coordinación de políticas públicas de consumo y alimentación saludable, ofreciendo garantías de seguridad alimentaria e información de calidad a las personas consumidoras y agentes económicos del sector agroalimentario español". ¡Tracatrá!, sospecho que alguien no tiene muy claro para qué sirve el propio ministerio que dirige.
 

Otra función es "la realización de campañas institucionales dirigidas a aumentar la información y formación de la ciudadanía en relación con las materias objeto de su competencia". He oído hablar de una campaña ministerial, pero no tengo yo claro que lo sea. Hay un hashtag bien clarito que se repite hasta la saciedad, pero no aparecen logos oficiales por ningún lado. Y si algo diferencia a una campaña institucional es que tiene logos hasta en la sopa.
 

Al final del video, Garzón, pide la opinión a la ciudadanía. Aparte de todo lo dicho, le recordaría la vieja expresión de "zapatero a tus zapatos". Como ministro de consumo también tiene encomendado "la garantía e impulso de los derechos de las personas consumidoras, en especial, de aquellas que puedan encontrarse en situación de vulnerabilidad". Se me ocurren unas cuantas tareas en las que entretenerse que SÍ son de su competencia: la proliferación de casas de juego en zonas económicamente deprimidas, el dichoso Nutriscore, la publicidad de alimentos destinados a la población infantil o, ya puestos, intentar al menos que el ciudadano medio llegue a entender algún día el recibo de la luz.

 

Otras entradas que te podrían interesar:


PERO, ¿QUÉ HEMOS HECHO NOSOTRAS PARA MERECER ESTO?

DE CARNE, AGUA Y HORMONAS.

TRAS LA PARIDERA, EL BABY BOOM LLEGA A LOS PRADOS.

CERDO IBÉRICO : DE LA DEHESA AL SUPERMERCADO

DE POLLOS Y SUPERMERCADOS

DESPILFARRO DE ALIMENTOS, LA LOCURA DEL PRIMER MUNDO

EL VERDADERO FOODIE TOMA LEGUMBRES


martes, 12 de enero de 2021

"ONE HEALTH": UN TESORO PARA PROTEGER LA SALUD DE TODOS

 Para empezar fuerte con la primera entrada del año, el cuerpo me pedía hacer la analogía con el Anillo Único de Tolkien, aunque este tesoro del que quiero hablar tiene un objetivo mucho más edificante; nada de atar a nadie en las tinieblas, sino todo lo contrario.

¿Qué es la estrategia One Health?
 

Se trata de una estrategia conjunta de aproximación de la salud humana, animal y medioambiental. Un instrumento de encuentro y trabajo conjunto entre disciplinas muy distanciadas en la práctica, a pesar de compartir una amplia base de conocimientos (bioquímica, fisiología, microbiología, estadística...por citar algunos). Se trata de buscar puntos en común que sirvan para "gobernar" sus actuaciones a partir de ahora, por la cuenta que nos trae.
 

La rabia canina está presente en todos los continentes excepto en la Antártida. Aunque para muchos de nosotros sea un recuerdo lejano, sigue causando decenas de miles de muertes cada año poblaciones pobres y vulnerables que viven en zonas rurales remotas, sobre todo en Asia y África. El perro es el responsable de hasta el 99% de las transmisiones de rabia a humanos. Fuente.
 

¿Por qué es necesaria? 

 

Porque existen las llamadas zoonosis, es decir enfermedades o infecciones que se transmiten de los animales vertebrados a los humanos directa o indirectamente. ¿Qué voy a contar que no sepamos ya a estas alturas? Tristemente, de una manera u otra todos hemos sufrido la Covid-19, pero no es la única.
 

¿Sabías que 13 zoonosis son responsables de 2.2 millones de muertes al año, como son la gripe, la tuberculosis, rabia, brucelosis, fiebre Q y hepatitis B?

 

Actualmente hay descritas más de 200 tipos de zoonosis. Los organismos causantes de la enfermedad pueden ser bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales y propagarse a los humanos por contacto directo, a través de los alimentos o el medio ambiente. Los mecanismos de transmisión son variados, a veces complejos, y se agrupan en dos tipos:
 

  • Zoonosis no alimentarias: pueden darse por contacto con el animal como la rabia, la hidatidosis (perros) o psitacosis (aves) o a través de vectores. Los vectores son organismos que transportan los patógenos de un individuo a otro; los mosquitos y las garrapatas son dos buenos ejemplos.
     
  • Zoonosis alimentarias: aquellas cuya vía de transmisión está asociada al consumo de alimentos. Pueden estar provocadas por bacterias (Salmonella o Listeria) o por parásitos (que causan la triquinosis o la anisakiosis). Seguro que os suenan, aunque sea por las noticias.


Las garrapatas transmiten bastantes enfermedades. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) por ejemplo está causada por un virus que llega al ser humano principalmente a través del ganado. Es una de las enfermedades transmitidas por garrapatas con mayor extensión a nivel mundial. En España se detectó la circulación del virus en garrapatas en el año 2010 y los primeros casos en humanos se notificaron en 2016. Su tasa de letalidad puede llegar hasta el 40% y no hay ninguna vacuna disponible para personas o animales Fuente.   


La leishmaniosis también conocida como Kala-azar, está causada por protozoos del género Leishmania y se transmite por la picadura de un mosquito flebótomo. En España se diagnostican al año 4 casos por cada millón de habitantes. Los perros constituyen el principal reservorio de la enfermedad aunque también pueden serlo otros mamíferos como conejos, liebres o ratas. Fuente: FRAN COLLINS (CDC).
 

¿Y esto desde cuándo ocurre?
 

Las zoonosis siempre han estado ahí. Tenemos por ejemplo la peste negra en el siglo XIV con la combinación bacteria (Yersinia pestis) + pulga + rata. La rabia, causada por un virus, se pudo combatir gracias a Louis Pasteur que logró la primera vacuna en 1885. Sobre la mal llamada gripe española solo se sabe con certeza que el primer caso confirmado de gripe española no se originó en España, sino probablemente en Kansas, y que la pandemia no comenzó en humanos sino en aves.

 

¿Qué tienen que ver Ötzi, el hombre del hielo con Justin Bieber? Pues que ambos han padecido la enfermedad de Lyme. Tanto al cantante canadiense como el hombre que vivió en los Alpes hará unos 5 300 años les picó una garrapata que, a cambio de su sangre, les dejó un regalito en forma de bacteria. La bacteria en concreto se llama Borrelia burgdorferi y se sirve de las garrapatas (Ixodes ricinus) como medio de transporte para buscar más víctimas a las que dejar hechos un cromo. Animales domésticos y silvestres son reservorios de la enfermedad.

Sin embargo existe un dato significativo: hasta un 75% de las nuevas enfermedades que afectan a los seres humanos surgidas en los últimos 10 años tienen su origen en animales. 

 

Muchos expertos apuntan a dos causas íntimamente unidas que agravan el problema: la desigualdad social y la degradación ambiental.  

 

El efecto protector de la biodiversidad lleva estudiándose desde hace una década. Un ecosistema "sano" o "intacto" posee muchas especies que establecen entre sí complejas relaciones, por lo que cuando surge una enfermedad es fácil que el resto de especies amortigüe el daño. Es lo que se denomina el efecto protector de la biodiversidad "por dilución". 

 

La destrucción de hábitats empobrece y simplifica los ecosistemas impidiendo que cumplan esa función protectora. Todo esto lo explica muy bien Francisco Valladares, divulgador e investigador del CSIC, en este vídeo.
 

Los murciélagos frugívoros son los huéspedes naturales del virus Nipah, causante de una zoonosis emergente. La deforestación, que priva a los murciélagos de su hábitat natural y los obliga a acercarse a las aldeas, puede explicar la transmisión del virus a los cerdos y de estos al hombre. No hay vacuna o tratamiento.
 

Vivimos de espaldas a la naturaleza, pero nuestra salud depende de ella mucho más de lo que queremos admitir. Un dato curioso para escépticos: el declive masivo de anfibios en Centroamérica durante la década de 1980 causado por un hongo podría estar relacionado con el aumento de brotes de malaria en Costa Rica y Panamá en la última década del s.XX. Y por cierto, desgraciadamente también ocurre en sentido contrario: el ser humano y sus actividades están dispersando enfermedades que afectan a la fauna silvestre.


El Ébola es un virus transmitido a las personas por animales salvajes. Tiene una letalidad de casi el 50 %: el último brote de la epidemia en 2014 - 2016 acabó con la vida de unas 11.000 personas. Fuente: © Visual Science via SINC

¿Sabías que el 60% de los patógenos que causan enfermedades humanas provienen de animales domésticos o silvestres?

 

¿Dónde ocurre?
 

El Covid-19 ha llegado a todos los continentes, la Antártida incluida, que para eso es una pandemia. Podría decirse que los seres humano somos las "patas" del virus, allá donde nos desplacemos el irá con nosotros. Y en un mundo globalizado llegará más lejos todavía.

¿Sabías que existen 200 enfermedades zoonóticas en el mundo, transmitidas al ser humano tanto por animales silvestres como domésticos?

 

Los virus también han llegado al desierto. El coronavirus causante de la MERS-Cov (Síndrome respiratorio de Oriente medio) fue detectado por primera vez en Arabia saudita en 2012. Los dromedarios son un importante reservorio y foco de infección al ser humano. Fuente: Imagen de Wolfgang_Hasselmann en Pixabay


 

Pero ¿quiénes tienen que unirse?
 

El enfoque "One health" implica la colaboración de múltiples profesiones de ciencias de la salud, junto con sus disciplinas e instituciones relacionadas. Así, el conocimiento de las zoonosis se beneficia del trabajo en equipo y la comunicación entre los especialistas en muy diversas disciplinas: medicina humana y veterinaria, epidemiología, virología, entomología, zoología, genética, inmunología, ecología, climatología, etc.
 

Desde el punto de vista práctico conviene no olvidar a los profesionales que trabajan a pie de campo: si hay alguien acostumbrado a vacunar a miles de seres en tiempo record y a mantener vigiladas y bajo control enfermedades como la tuberculosis, la brucelosis o gripe aviar, esos son los veterinarios. Junto con los ingenieros agrónomos y los propios ganaderos, son los responsables de garantizar la bioseguridad de las instalaciones, para que no entre o salga ningún patógeno de ellas. Conviene no olvidar además que ellos mismos están especialmente expuestos a estas enfermedades.
 

¿Sabías que más del 20% de las pérdidas de producción animal en el mundo está causado por enfermedades animales?

 

La fiebre Q es una enfermedad zoonótica causada por la bacteria Coxiella burnetii presente en el ganado (vacuno, ovino y caprino) y otros mamíferos domésticos. Fue detectada en 1935 en Australia, cuando muchos trabajadores de mataderos presentaron síntomas de una enfermedad parecida a una gripe. La “Q” proviene de la palabra inglesa “query”, (consulta, indagación) ya que se desconocía a qué podía deberse. Foto de Dori Luna.

¿Cómo se puede conseguir?
 

De una manera muy fácil en la teoría - mediante el trabajo en equipo y la transmisión de conocimientos - pero que en la práctica no lo es tanto.
 

Visto lo que nos jugamos, uno podría pensar que debería haber alguna institución internacional relevante que ejerza un liderazgo claro a la hora de enfrentar el problema. Lo más cercano que he encontrado es el Sistema Conjunto FAO- OIE - WHO de aviso temprano sobre amenazas a la salud y riesgos emergentes en la interfaz humano-animal-ecosistema, en inglés GLEWS+. A nivel de la UE tenemos a la EFSA o al Programa Conjunto Europeo One Health. A nivel español citar la web del Ministerio de Agricultura, donde es fácil encontrar información sobre las zoonosis, no en vano el Cuerpo Nacional Veterinario está ligado a este ministerio, el Instituto de Salud Carlos III (perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación) trabaja en ello también, y ahora conocido Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) que actualmente vigila atentamente dos zoonosis más aparte del Covid.

El emblema de los veterinarios españoles ya hace más de un siglo anticipaba el concepto: "Hygia pecoris salus populi" ("por la salud del ganado, la salud de la población"). Y es que el control y erradicación de enfermedades zoonoticas resulta bastante más efectivo si se comienza con los animales domésticos. Fuente.

La meningoencefalitis causada por el virus del Nilo occidental es un buen ejemplo de trabajo conjunto de profesionales de distintos ámbitos, como se puede ver en este informe. Desde 2007 se lleva realizando el Plan de Vigilancia del VNO que incluye el seguimiento en aves, équidos, mosquitos, y humanos. Los mosquitos se trampean para estudiar su distribución, época de actividad de las especies "peligrosas" y posible presencia del virus mediante PCR. Los caballos y aves se vigilan a dos niveles: mediante vigilancia pasiva (estudio de los individuos con sintomatología compatible con la enfermedad) y vigilancia activa (análisis de muestras centinelas en áreas geográficas que se consideren de riesgo como suelen ser los humedales). Cuando se detecta circulación viral en animales y/o en vectores se inicia vigilancia epidemiológica activa en humanos, aunque en zonas donde ha habido casos en años previos la vigilancia se activa desde finales de primavera hasta finales de otoño, cuando están activos los mosquitos vectores. Los primeros casos en humanos España se diagnosticaron en 2010


Este verano se detectó un foco de Encefalitis del Oeste del Nilo (VON) en el suroeste peninsular. Esta enfermedad está causada por un virus y se transmite por picaduras de mosquitos. El lugar del brote no es casualidad, se trata de un lugar de paso de aves migratorias, las cuales son un reservorio del virus. Los caballos y el ser humano se consideran huéspedes accidentales y lo normal es que permanezcan asintomáticos, apenas un 1% muestra cuadros graves; este verano en concreto la incidencia ha sido más alta de lo que cabría esperar. Fuente: Imagen de Anne & Saturnino Miranda en Pixabay

 

Para terminar vuelvo a la analogía literaria. De la misma manera  que la Comunidad del Anillo (individuos de muy diversa procedencia trabajando en equipo) logró destruir el anillo, esperemos que la comunidad de científicos, ambientalistas y profesionales de la salud consigan que este enfoque "One health" reciba la atención necesaria, por el bien de todos.


Otras entradas que te podrían interesar:
 

ABECEAGRARIO: NEMATODO

ABECEAGRARIO: TUBERCULOSIS BOVINA

ABECEAGRARIO: BRUCELOSIS BOVINA

AGRICULTURA Y CAMBIO CLIMÁTICO. A ESPABILAR TOCA


martes, 2 de junio de 2020

LAS MUCHAS MANOS QUE NOS DAN DE COMER

Esta pandemia de COVID-19 nos ha puesto la vida patas arriba. Lo de hacernos mejores personas está por ver, pero espero que nos mueva a reflexionar y replantearnos qué cosas y qué personas son realmente importantes para nosotros y en nuestra vida.

Por un lado están la familia y los amigos, a los que estamos deseando abrazar. Y por otro, todos los profesionales necesarios para que funcione un país bajo mínimos, en esta especie de hibernación que ha supuesto el confinamiento. Al tratarse de una enfermedad el primer colectivo que nos viene a la cabeza es, lógicamente, el personal sanitario. Pero en la primera etapa, cuando teníamos la sensación de estar viviendo en una película de catástrofes, también nos dimos cuenta de lo imprescindible que resulta el trabajo de transportistas, cajeros y reponedores de supermercados, limpiadores, etc. Y cómo no, de los responsables últimos de tener alimentos a nuestra disposición en cantidad y calidad suficientes: los agricultores y ganaderos.

Fuente: Imagen de Deirdre Weedon en Pixabay

Pero a veces se nos olvida que "los agricultores que nos dan de comer" no son solo unos señores arando o sembrando con un tractor. Hay cultivos que necesitan muchas manos para ser cuidados y recogidos; las explotaciones son cada vez más grandes y es imposible que una sola persona pueda encargarse de todo. Hacen falta muchas manos, muchos brazos y muchas espaldas dobladas.

Con la ganadería ocurre algo similar, ya que los animales también dan mucho trabajo. El esquileo, por ejemplo, es una dura tarea que requiere técnica y aprendizaje. Actualmente suelen realizarlo cuadrillas de esquiladores venidos de Europa del Este, aunque este año han tenido que traerlos "in extremis" de Uruguay. Fuente: Oviespaña

¿Y de quién son las manos que hacen ese duro trabajo, menos reconocido aún que el del propio agricultor?. Porque a él le ponemos nombre y nos hacemos una idea de su aspecto; pero los temporeros que trabajan "doblando el lomo", helados de frio durante la recogida de aceituna, asfixiados de calor dentro del invernadero, recogiendo la fresa o cargando, una tras otra, pesadas cajas de fruta, son prácticamente invisibles. Otro colectivo que se suma a los profesionales habitualmente mal (o muy mal) pagados pero imprescindibles en nuestro día a día.


Temporeros recogiendo fresa en un vivero en Huelva. Fuente: Efeagro/J.J.Ríos


Una mano de obra que, en parte, viene de otros países.

Los datos no mienten: el sector agrario español da empleo a aproximadamente 300.000 trabajadores temporales, de los que en torno a la mitad son extranjeros. Los países de origen son variados: Marruecos, África Subsahariana y Europa del Este (principalmente Rumanía y Bulgaria).

La Covid 19 ha supuesto el cierre de fronteras y restricciones a los desplazamientos de trabajadores. Esto ha complicado, o directamente impedido, a los temporeros venir a realizar unas tareas agrícolas que los propios del lugar, seamos honestos, o no están preparados o no tienen especial intención de hacerlas.

Esta situación no es nueva y suele suponer un baño de realidad frente a las políticas anti-migración de determinados gobernantes. En Gran Bretaña, por ejemplo, han hecho el llamamiento "Alimenta al país", con el objetivo de reclutar a estudiantes y parados para hacer el trabajo que normalmente realizan 90.000 temporeros procedentes de Europa del Este. Se han apuntado unas 30.000 personas, la mayoría no aptas ya que, para recoger por ejemplo espárragos o fresas es necesaria mano de obra especializada. Así que, al final las grandes cadenas agroalimentarias se han organizado para conseguir mano de obra y fletar varios aviones procedentes de Rumanía.

Según cuenta la periodista agraria Jane Craigie, uno de los problemas es que los trabajadores procedentes de otros sectores no tienen la destreza y rapidez manual de los temporeros habituales. Esto supone un lastre económico, ya que encarece la labor de recogida hasta hacerla incluso poco competitiva...al menos el problema es común en muchos países.



Algunas labores agrícolas requieren de mano de obra humana, ya que por sus características resultan muy difíciles (y caras) de mecanizar. Un ejemplo es la recolección de fruta de hueso. Fuente: Revista Mercados.


La respuesta del Gobierno y la tozuda realidad

En España se estimó que para la campaña de 2020 serán necesarios entre 100.000 y 150.000 trabajadores. Dadas las restricciones al movimiento de trabajadores extranjeros que impone la pandemia, el gobierno aprobó a principios de abril un Real Decreto Ley con medidas urgentes de flexibilización en materia de empleo agrario que busca favorecer la contratación temporal de trabajadores dentro del país. De esta manera se podrían asegurar las campañas agrícolas, evitar pérdidas económicas, complicaciones en la cadena alimentaria o que la reducción de la oferta encarezca el producto.

Estas medidas no se dirigen a las personas que han quedado en paro como consecuencia de la Covid-19, sino a los parados de diversos sectores previos a la pandemia que podrán, de forma extraordinaria, trabajar en el campo mientras están cobrando el paro. Esta posibilidad también se abre a migrantes: a los jóvenes de entre 18 y 21 años en situación regular y a aquellos cuyo permiso de trabajo termine el 30 de septiembre (se ha tenido que prorrogar el plazo). Eso sí, todos los beneficiarios tienen que vivir cerca del lugar de trabajo, para limitar los desplazamientos que favorecen la dispersión del virus. Para agilizar el reclutamiento, varias organizaciones agrarias han creado bolsas de trabajo en coordinación con los servicios los servicios autonómicos de empleo y del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

La norma fue bien recibida por los distintos agentes del medio agrario, relativamente tranquilos porque al comienzo de las restricciones no había problemas de mano de obra, gracias por una parte a los trabajadores locales y a los parados de otros sectores y por otra parte a la menor producción en determinadas campañas agrícolas. Pero advirtieron que a partir de mayo podría haber problemas, con el pico de producción de los frutales de hueso, la campaña del ajo y de melones y sandías por delante. Porque, por muy buenas intenciones que tenga la normativa, a menudo la realidad pone las cosas en su sitio. Hay dos inconvenientes principales a la puesta en práctica de estas medidas que van solventándose poco a poco, en parte por la entrada de muchas regiones fases avanzadas de la "desescalada".

El primero es la disposición o la capacidad de las personas que se presentan a estas bolsas de trabajo:¿son conscientes los aspirantes a trabajos agrarios lo que supone trabajar en el campo?, ¿están preparados para ello?, ¿cuánto tardarán en adaptarse y rendir como un temporero habitual? La Unió de Pagesos, por ejemplo, ha calculado que Cataluña necesitará unos 30.000 temporeros y prevén que puedan contratar a la mitad de las 12.000 personas que se han apuntado a la bolsa de empleo. La otra mitad o no cumple los requisitos o no se les puede dar alojamiento debido al cierre de hoteles.

El trabajo en el campo es realmente duro. Fuente. La Vanguardia.


Y ahí va el segundo problema: la limitación de movimientos de estas personas. Con los parados locales no habría problema, pero teóricamente están todos fichados. Los parados de otros sectores y zonas tendrán que desplazarse desde otras localidades, provincias o incluso comunidades autónomas. Suma las restricciones a la hora de transportar los temporeros al tajo (que afortunadamente se han ido relajando) al jaleo de provincias, regiones y ciudades en distintas fases de la desescalada y ya tienes otro quebradero de cabeza más. Si además hablamos de temporadas de recolección que duren, por ejemplo, un mes, a la que acuden trabajadores de ciudades más o menos lejanas, ¿los transportas todos los días o los alojas en algún lugar cercano?, ¿dónde, si todavía hay hoteles y hostales cerrados?, ¿en qué condiciones higiénico sanitarias se alojarán estas personas?, ¿y si se contagian durante la campaña?. Muchas preguntas para una situación demasiado incierta.

Surgió entonces una posibilidad, ¿por qué no comenzar por personas en situación irregular?. Se estima que en España puede haber unas 800.000 y, al fin y al cabo, muchos de ellos ya (mal)viven cerca de donde pueden trabajar, están más que acostumbrados al trabajo duro e incluso es muy posible que tengan experiencia en estas labores. Por no hablar de que podría suponerles una mayor protección sanitaria y la posibilidad de cierto arraigo. En este sentido los sindicatos generalistas UGT y CCOO y algunos representantes de sindicatos agrarios y empresas en zonas fruteras ha lamentado la oportunidad perdida para regularizar -aún temporalmente- a los miles de “sin papeles”, como han hecho Portugal e Italia de manera excepcional. Otro reto sería lograr que estas personas reciban el mismo trato y atención que los temporeros locales.

Casi dos meses después de la aprobación del decreto, han sido contratadas 2.090 personas en el sector agrario. La mayoría (73%) parados españoles y el resto (casi 600 personas) son temporeros inmigrantes a los que se les han prorrogado sus contratos y los jóvenes en situación regular.

A pesar de que esta cifra supone una pequeñísima fracción del total de empleados que el propio Ministerio de agricultura calculaba al inicio de la pandemia (hasta 80.000 temporeros) - y mucho más pequeña aún que lo que calculaban algunas asociaciones agrarias (150.000) desde el Gobierno parece que están tranquilos. Algunos empresarios catalanes, al igual que sus homólogos británicos, previendo el pico del verano en fruta de hueso y aprovechando que se ha flexibilizado la entrada de temporeros extranjeros, han decidido gestionar por su cuenta la llegada de trabajadores rumanos para esta campaña, y no a cualquiera, sino a personas con experiencia y antigüedad en sus empresas.


Unas inoportunas declaraciones políticas

Por si no tuvieran suficiente preocupación los agricultores, desde el Ministerio de Trabajo se anunció un refuerzo en las inspecciones laborales en empresas agrarias para acabar con situaciones de esclavitud. Que hay inmigrantes en situación irregular  trabajando en el campo español no es ninguna novedad, que haya desalmados que los traten de manera inhumana desgraciadamente también ocurre. Pero acusar públicamente a todo un colectivo, generalizando con un tema tan delicado, no es de recibo. Casi nadie discute que es necesario tomar medidas serias y efectivas para controlar a los que no cumplen con la legislación porque, entre otras cosas, ejercen una competencia desleal, pero claramente han errado en el momento y en las formas.

Estamos hablando de un sector que hace poco más de dos meses sacó los tractores a las ciudades, que con la pandemia volvió al campo para asegurar el suministro y que según esta va amainando vuelve a denunciar la situación que les hizo manifestarse. Estamos hablando también de un sector importante en la economía española, por sus exportaciones a la Unión Europea y más allá. Que el propio Estado insinúe o directamente afirme que existe esclavitud en la producción de alimentos es un regalo caído del cielo a las entidades y medios de comunicación de otros países que (legítimamente e igual que hacemos nosotros) buscan proteger sus producciones patrias.


Muchos agricultores saltaron a las noticias por acudir con sus tractores y equipos de fumigación para desinfectar las calles de los pueblos con lejía. Fuente.


En resumen

Una de las paradojas que ha puesto sobre la mesa esta pandemia de Covid-19 es que nuestra seguridad y nuestro bienestar dependen de que mucha gente normal, tan normal que acaba volviéndose invisible, siga saliendo a trabajar aunque nadie les asegure nada.

En el mundo agroalimentario esto se traduce en todos esos temporeros experimentados cuyo incesante trabajo contribuye en parte al funcionamiento la cadena de abastecimiento. Un ejemplo similar lo tenemos en los trabajadores de mataderos, industrias con unas particularidades de funcionamiento, tanto técnicas como laborales, que han propiciado la aparición de brotes de covid-19 en diversos países hasta el punto de suponer una amenaza al suministro de productos cárnicos en supermercados estadounidenses. No es solo cuestión de justicia es que además, si la cadena alimentaria se mantiene en movimiento gracias al trabajo de mucha gente capaz de trabajar muy duro pero a la vez tremendamente vulnerable (por malas condiciones de trabajo, sueldos bajos y fronteras cerradas) todo el sistema alimentario es vulnerable. Frente a problemas como este, como dicen los sabios, no hay que preocuparse, hay que ocuparse. Pero usando la cabeza a ser posible.




Otras entradas que te podrían interesar:


LA LEY DE LA CADENA ALIMENTARIA EXPLICADA CON EL CUENTO DE LA LECHERA

"STRANGER PIGS" O CÓMO CEBAR MITOS ALIMENTARIOS (PARTE I)


miércoles, 18 de diciembre de 2019

DEJA QUE TE ADOPTE UN PUEBLO

Panorámica de Buciegas. Cortesía de Diego Delso, delso.photo, Licencia CC-BY-SA
 
Hace ya dos veranos que quería dedicarle una entrada al tema de la despoblación rural, que nos guste o no, ahora está tan "de moda". Ha habido otros que escribieron antes sobre el tema, pero quizás fue el libro de Sergio del Molino, “La España vacía” el que, al nombrar este proceso, de alguna manera le ha dado carta de existencia.


En su momento, cuando me puse a escribir solo me venían a la cabeza las reivindicaciones ya bien conocidas (falta, de servicios básicos, de infraestructuras, de perspectivas laborales, de opciones de ocio, etc) o un montón de lugares comunes, en plan Mr. Wonderful rural: las campanadas de la iglesia, el cine de verano, la tienda de ultramarinos, el chillido del vencejo ya avanzada la primavera, los niños jugando en la plaza, el olor a pan y bollos recién hechos, bañarse en la alberca, ir de romería, el cielo estrellado o el sonido de grillos y cigarras...Algunos de ellos, todo hay que decirlo, son vivencias propias de infancia y juventud ligadas a un pueblo, eso sí, un pueblo grande. El caso es que me faltaba perspectiva. 
 

Precisamente fue hace dos veranos cuando tuvimos la primera experiencia que me daría algo más de "perspectiva". Atravesando el páramo de Masa (Burgos), en dirección a Santander, debido a nuestra urbanita manía de pensar que "en el próximo pueblo tiene que haber una gasolinera abierta" por casi nos quedamos tirados en la carretera. Nos salvó in extremis un agricultor que tenía un pequeño surtidor para sus dos tractores, no sin antes advertirnos que estaba poniéndonos gasóleo agrícola. Nos tiramos una hora charlando; sobre agricultura, sobre tractores y lo que supone vivir en el medio rural. Gracias a que en aquel pueblecito existía un agricultor en activo, con un depósito de gasoil y buen corazón pudimos llegar sin problema a nuestro destino, y con algo más de perspectiva.
 

Un lavadero público, con abrevadero adosado, todo en muy buen estado de conservación. 
Sin embargo, fue en el pasado puente de la Constitución cuando me llegó la oportunidad definitiva para ampliar mi visión del mundo rural. La alcaldesa de Buciegas, un pequeño pueblo de la Alcarria conquense, nos invitó a una jornada de encuentro, con competición de juegos tradicionales y gachas de matanza para todos los asistentes. Apenas llegamos y dimos nuestras "credenciales",  los organizadores de los juegos asignaron un equipo a mis hijos para que participaran en el torneo de juegos y otro paisano nos condujo a la casa de la alcaldesa. Tras un rato de charla en la gran mesa de la cocina, un breve paseo por los alrededores, varias intentonas para manejar el aro, una cervecita en el "bar/centro social" (atendido a turnos por los propios vecinos), por fin llegó la hora de probar las gachas.
 
Las gachas manchegas, elaboradas con harina de almortas, guijas o titos, es un plato de invierno por excelencia, una receta de pastores, un matahambres y en definitiva una comida de amistad en la que, cada cual con una cuchara y un trozo de pan, sigue religiosamente la etiqueta de "cucharada y paso atrás". No fue así en esta ocasión ya que éramos muchos alrededor de los cuatro peroles que pusieron al calor de la lumbre en mitad de la calle. Participó todo el pueblo - los quince valientes que pasan allí todo el invierno, junto con los emigrados, sus parejas, hijos o nietos - en un esfuerzo por hacer piña, reencontrarse y afianzar raíces.

Jugando al aro


Aunque la textura de las gachas no me entusiasma, no iba a perderme la ocasión de probar unas tan auténticas. Así, entre cucharadas, torreznos e higaditos, hablamos con varios vecinos del pueblo y con el vicepresidente de la Diputación de Cuenca que también había sido invitado a la jornada. Me traje incluso una receta para guardar en conserva esos tomates que se quedan verdes en la mata al final de temporada y sabes que no llegarán a ninguna parte .
 

Entre tanta charla, me llamó la atención la cantidad de veces se consideraban a sí mismos, o al propio pueblo, como parte de la España “vacía" o "vaciada" (cada uno utilizaba el término que le parecía). El caso es que, quizás sería apreciación mía, pero detectaba cierto punto de orgullo colectivo, lo cual me alegra. Quiero pensar que ya pasó a la historia lo de hacerse de menos, considerándose "los paletos" o los "catetos"; incluso diría que ahora es el término urbanita el que tiene el matiz despectivo.
 

Así, cuando llegó la hora de irnos, según andábamos por las calles hacia el coche me di cuenta de lo diferente que había sido esta experiencia comparada con otras veces que habíamos hecho "turismo rural". No es lo mismo darse un paseo por un pueblo con la mayor parte de las casas cerradas, por muy pintoresco que sea, y en el que, si acaso, hablas con el personal del bar, del restaurante o de la tienda de recuerdos. En Buciegas, las calles me parecieron más vivas y acogedoras, como sus habitantes, que al fin y al cabo, nos habían “adoptado” ese día.
 

Rincón de Buciegas con gato
Entonces me di cuenta de lo equivocado del título de aquella entrada que, afortunadamente no llegué a escribir. ¿Qué es eso de que alguien de ciudad tenga que adoptar un pueblo?, ¿por qué tiene este que dejarse adoptar como si fuera una mascota abandonada o un niño huérfano?. Ciertamente muchos, muchísimos pueblos en España son huérfanos de unas instituciones que no atienden siquiera sus necesidades básicas de servicios e infraestructuras. Pero a aparte de eso, o mejor dicho, a pesar de ello, su gente empuja y se organiza para seguir demostrando, como dice María Sánchez en su muy recomendable ensayo “Tierra de Mujeres”, que están vivos y tienen voz propia.
 

“Todavía podéis reconocernos.
Todavía podéis entendernos.
Todavía seguimos hablando en presente.
Un medio rural vivo que se levanta y os tiende la mano.
Un territorio lleno de personas que sin miedo os dicen:
Estamos vivos y estamos aquí.”

 


Otras entradas que te pueden interesar: