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martes, 2 de diciembre de 2014

¿SABÍAS QUE LA LECHE NO ES UN VENENO?



Seguro que de una manera u otra os ha llegado la típica historia de Internet, que no tiene ni padre ni madre pero que circula de maravilla porque tiene los ingredientes básicos para hacerlo: información sobre alimentos + morbo +  cierta conspiranoia + solución milagrosa. Se trata de “los cinco venenos blancos”.


Uno de ellos es la leche. Y en Cosmopolitan tv le dedican un artículo que "sí que es la leche", concretamente una sarta de locuras aderezada con verdades pelín dramatizadas, artículo que lógicamente tenía que rebatir. Así que voy a explicaros por qué la leche no es un veneno, desmontando uno a uno los hilarantes argumentos:

¿Venenosas nosotras?


Comencemos por la primera afirmación: “Somos el único animal que sigue tomando leche de adultos y encima ¡¡¡DE OTRA ESPECIE!! A nivel biológico es una aberración. Este manido argumento, al que le ha faltado añadir algo así como que “los chinos no toman leche y les va estupendamente”, puede que tenga algo de verdad, pero dicho así suena muy fuerte. 


En temas de nutrición prefiero recomendaros dos estupendas entradas del Nutricionista de la General: una sobre mantener el consumo de leche toda la vida  y otra sobre la intolerancia a la lactosa, trastorno genético que consiste en la pérdida a la edad adulta de la capacidad de fabricar una enzima, la lactasa, encargada de romper el azúcar de la leche (la lactosa),  y por tanto de digerir bien la leche. Y que, mucho me temo, está generando una moda anti-lactosa similar a la del gluten.


El hábito de tomar leche y la capacidad para digerirla tiene una explicación evolutiva.  En muchas partes del mundo la población posee algún grado de intolerancia a la lactosa, lo cual no les suele suponer mucho problema porque habitualmente no consumen leche (y no les pasa nada). Sin embargo, en el norte y centro de Europa, zonas donde la ganadería ha tenido una importancia crucial en la alimentación de la población, el porcentaje de personas que pueden tomarse su "relaxing cup of café con leche" sin problemas digestivos es significativamente menor. De todas maneras un 54 % en España me parece demasiada gente, ¿qué opináis? Fuente: www.lactosa.org




Ahora vamos con “los procesos actuales de extracción de la leche de vaca; que son para tomarlos con pinzas. Así, sin más, afirman que se las estresa médicamente  con clembuterol y diversos medicamentos”. 


  • ¿Pero no estamos hablando de vacas lecheras? El CLEMBUTEROL U OTRAS HORMONAS DEL CRECIMIENTO, se utilizarían para el engorde de terneros, peeero ESTÁN PROHIBIDAS en la Unión Europea, salvo por prescripción veterinaria, como ya conté en esta entrada
  •  ¿Podrían especificar a que “diversos medicamentos” se refieren?  A lo mejor se han documentado y estaban pensando en la oxitocina. Esta hormona a veces se utiliza para favorecer la bajada de la leche, por ejemplo cuando la vaca está nerviosa. Esto no suele ser necesario con un buen manejo de los animales y por tanto no es la norma, ya que no resulta práctico pinchar todos los días dos veces pongamos a 20, 100 o 500 vacas. Además, administrar oxitocina si que es una práctica corriente, que además causa un estrés importante, en los paritorios humanos y eso parece que lo tenemos asumido
No contentos con esto también afirman que se las estresa mecánicamente. Ya me imaginaba yo a la pobre vaca en un potro de torturas medieval, cuando aclaran simplemente que se trata de “fogonazos de luz artificial cada 4  horas para que se pongan a producir”, entre otras ideas que ahora comento.

  • En España, los cubículos de las vacas suelen estar en establos grandes, normalmente abiertos y al aire. Lógicamente en zonas donde los inviernos son de aupa si que están cerrados. Así que vosotros me diréis como diantres se les pueden dar fogonazos de luz, ¿quizá en la cámara secreta de las torturas de la vaquería?. Ni siquiera a las gallinas, animales en los que sí se utilizan ciclos de luz-oscuridad (para simular el día y la noche), se les dan fogonazos, porque directamente también ESTÁ PROHIBIDO
Por fogonazo sólo me viene esto.
  •  ¿Qué entienden exactamente por “hacinamiento”?. Cada vaca tiene su cubículo, relleno con arena o incluso una especie de colchoneta, que se mantiene siempre limpio; yo a esto no lo veo hacinamiento. Para hacinamiento tenemos el metro en hora punta o las calles comerciales en plena euforia consumista navideña. 

Estos son los cubículos en una granja moderna estándar. Vale que no son "king size" pero tampoco están mal, ¿no?.


Y a falta de árbol para rascarse, buenos son estos cepillos.


  • ¿Y por “estabulación”?  A lo mejor alguien todavía piensa que “lo natural” es que la vaquera vaya alegremente por el prado en busca de la vaca, con su banquetita y su cubo, la ordeña a mano, lleva la leche a la vaquería y vuelta al prado a ordeñar la siguiente. Algo poco práctico. Es cierto que las granjas no tienen por qué tener necesariamente acceso a prados, pero lo habitual es que tengan amplios corrales en los que moverse con libertad.

En las salas de ordeño se pueden ordeñar varias vacas a la vez de una manera cómoda, rápida e higiénica. Al fondo se ve cómo las que faltan por ordeñar esperan su turno pacientemente.


  •  La separación de sus crías”, esto sí que es cierto en la producción de leche actual, pero como estrés mecánico no lo veo. Las vacas de leche se crían para que nos den leche a nosotros y las de carne para que alimenten a sus terneros, que también nos los comeremos nosotros. Ningún ganadero va a tener a sus vacas dando de mamar a los terneros durante – ¿1, 2, 3 meses? de los diez que dura el ciclo de lactación– cuando de lo que viven es, precisamente, de vender leche. De todas maneras sí que se les da a los terneros recién nacidos el calostro de sus madres para aportarles inmunidad.

No están con su mamá pero tampoco están solitos


  • Miedo me da pensar en los “métodos forzosos de procreación” ,¿será que todo establo cuenta con un malvado toro acosador?, ¿se referirán quizás a esa manía del veterinario o ganadero en meterle mano a las vacas sin consultarlas siquiera o sin hacerles unos mimitos previos?. Aunque no es raro que se tenga un toro en la granja, efectivamente en la actualidad se suele recurrir a la inseminación artificial por varios motivos que no voy a entretenerme en explicar para no aburriros (pero estaría encantada de explicarlo en los comentarios si queréis).

Todo este supuesto estrés mecánico “les produce unas mastitis horribles que luego hay que curar con antibióticos”. Esto ya es de traca. Entre las variadas causas de mastitis (inflamación del tejido mamario) la primera es, evidentemente, estar dando de mamar o produciendo leche; como muchas madres lactantes saben, el riesgo está ahí, y evitarlo forma parte del catecismo del ganadero responsable de cuidar de 20, 50 o 500 vacas lactantes. Entre las numerosas causas que la provocan tenemos lesiones en las ubres, suciedad, exceso de ordeños o un mal funcionamiento del sistema de ordeño (este último sí que puede considerarse estrés mecánico).


Aún en el caso de que el ganadero fuera un desalmado al que le importa un pito el bienestar de sus vacas, sería un perfecto inútil, ya que tratar con antibióticos implica que toda la leche que se produzca, no solo durante el tratamiento sino también tras unos días de periodo de retirada del medicamento del cuerpo del animal, ha de tirarse, caput, no vale, ya que es completamente ilegal venderla. Eso sin contar con las mastitis subclínicas, que no molestan a la vaca pero afectan ligeramente a la calidad de la leche, la cual se paga menos al ganadero. Por tanto, si las mastitis fueran la norma en el establo, el ganadero estaría tirando leche, dinero y trabajo por el desagüe.

Pezones con solución desinfectante. Aunque es inevitable que aparezcan, las mastitis se previenen con mucha higiene, por ejemplo con solución desinfectante que evita la entrada en los pezones de organismos patógenos.


No contentos con considerar a los ganaderos inútiles y/o malvados, ignoran o incluso trivializan los aspectos más elementales del procesado de la leche. Efectivamente toda esta porquería química” (justo la misma que no tenemos reparo en utilizar en cuanto estamos malitos)  va a parar a la leche”. Pero cuando un camión cisterna cargado de leche con restos de antibióticos llega a la industria,  esta lo devuelve a su propietario para que, hablando mal, “se lo meta donde le quepa”. La leche que sí cumple con los requisitos sanitarios y de calidad, establecidos por legislación y por la propia empresa, será  “pasteurizada”  si se va a vender como leche fresca (no se matan todos los gérmenes)  o sufrirá el proceso UHT (mata más gérmenes que la otra), si va para envase de larga duración.


La leche es un producto vivo, que naturalmente tiene microorganismos procedentes del entorno de la ubre, algunos potencialmente más peligrosos que otros, pero afirmar que se pasteuriza “para que no nos muramos en el acto” es, coherentemente con el título del artículo, elevar a la leche cruda a la categoría del cianuro.


¡¡¡  cuidado con lo que haces Heidi !!!


Para terminar nos cuenta que “El resultado (…) es un líquido blanco con mayor o menor nivel de grasa pero con 0 valor nutricional, al que hay que añadir posteriormente todas las vitaminas, calcio, omegas… para que alimente algo” , y las proteínas, el calcio y demás nutrientes, ¿podrían explicarme exactamente en qué momento desaparecen ?. Francamente, me parece que en estos temas el autor tiene un lio fenomenal, y le animaría a meterse en el Blog de Gominolas de Petróleo o en el del Nutricionista (o cualquier otro blog de nutrición y alimentación mínimamente serio), busque por “leche” y se ponga a documentarse un rato. 


Y, cómo no, la propuesta (sospechosamente vegetariana), cambiarse a leches vegetales, como si en la producción vegetal no se utilizaran pesticidas o fungicidas y fuera todo maravilloso, como muestra la ilustración que acompaña al artículo. Es curioso y sintomático que a la soja le pongan pegas por “todo el tema de transgénicos” y por las flatulencias más que por la posible influencia en determinados consumidores de sus abundantes fitoestrógenos (sustancias de origen vegetal muy similares a hormonas femeninas) .


Leche de vaca, caca, y "leche" de almendra , buena.

jueves, 5 de junio de 2014

QUESOS DE ESPAÑA, LA DIVERSIDAD DESCONOCIDA

Hace tiempo que tenía yo ganas de meterme con el queso, y va el Ministerio de Agricultura y me da la excusa perfecta. Esta semana pasada celebraron la “Semana del Queso”  para promover el consumo de queso en España y pude asistir a un acto, con cata incluida, dirigido a periodistas y blogueros.



Así que por fin voy a dedicar una entrada al queso; pero no a su clasificación, ni cómo se producen, maridajes u otros temas gastronómicos (aunque alguno se me escapa seguro, ya me conocéis). Lo nuestro es el campo, y vamos a ver cómo influyen los animales que producen la leche y su modo de vida en el resultado final.





España: poca cultura quesera para tanta variedad

Los españoles no somos especialmente queseros, a los datos me remito: consumimos unos 8,22 kilos de queso por persona y año, poca cosa comparada con los 17,2 Kilos que se zampan de media nuestros vecinos europeos. Tampoco destacamos como productores; pero contamos con una buena baza que ya quisieran nuestros vecinos del norte: la variedad.

El territorio español tiene una inmensa variedad de climas, paisajes, suelos y vegetación, lo que supone una gran diversidad de pastos y otras fuentes de alimento disponible para las distintas razas de las tres principales especies lecheras: vaca, oveja y cabra. Esto permite tener durante todo el año y en cantidades importantes de la materia prima fundamental para elaborar queso, la leche. Su composición y características varía según la especie, la raza, la alimentación, época del año…y estas dan lugar a una gran diversidad de texturas, sabores, aromas y colores, que dan su personalidad a los distintos quesos.


Anatomía de un queso

Me encanta la definición de Harold McGee en su libro “La cocina y los alimentos” : “el queso es la expresión intensa y concentrada de los pastos, los animales, los microbios y el tiempo”. Vamos a contar cuatro cositas básicas pero importantes para aprender a valorar los quesos.

¿Qué es exactamente el queso?

Es el producto resultante de la coagulación de la leche a la que se le elimina el suero. Este coágulo, llamado cuajada, está formado por un “esqueleto” de proteína, la caseína, que retiene la materia grasa y parte del agua de la leche. Esta cuajada la podemos consumir apenas procesada como queso fresco o dejar que madure y sufra una serie de transformaciones bioquímicas que le darán la textura, aroma y sabor característicos del queso maduro.

¿Sabías que, por término medio, hacen falta 10 litros de leche para hacer 1 kg de queso?


Pura bioquímica

Todos los quesos surgen de la misma fórmula: leche + bacterias + cuajo + sal. Y en la mayoría de ellos habría que añadir un quinto elemento no menos importante: el tiempo.

La leche es la materia prima que aporta casi todos los ingredientes del queso: agua, azúcares, materia grasa, proteínas, sales minerales, vitaminas, ácidos orgánicos, enzimas, gases y flora microbiana. Cada uno de ellos tiene un papel importante en el desarrollo de las distintas características del queso a lo largo de su maduración.

 Increíble pensar como con esa fórmula tan básica salen tantos quesos distintos.
En las diferentes especies ganaderas la proporción de los componentes principales de la leche varía ligeramente, aunque en general la leche de oveja la más rica en todos los componentes, salvo el agua, y es por tanto la de mayor aptitud quesera. 

La alimentación de los animales también influye mucho en las características de la leche, fundamentalmente si se han alimentado a base de pastos o de pienso y ensilados. Los pastos aportan a la leche (gracias a la intervención inevitable de de los microorganismos del rumen) ácidos grasos de cadena corta, que en pequeñas cantidades aportan multitud de aromas y sabores durante la maduración del queso. Hierbas y flores también proporcionan carotenoides, pigmentos responsables de la gran mayoría de los colores amarillos, anaranjados o rojos presentes en los vegetales, y que dan un tono amarillento – anaranjado a la leche y al queso.

En el ámbito mediterráneo el ganado puede disponer de pastos abundantes en primavera verano y otoño, dependiendo de la zona. Durante el invierno, los animales, al alimentarse de pienso o heno, producen leche con menor cantidad de grasas y proteínas que dan lugar a quesos con menos matices. Se han detectado incluso diferencias en el sabor de la leche, si el pasto es de valle o de montaña; aunque posiblemente esto solo lo detecten paladares muy entrenados. Hay incluso quien diferencia "añadas" en sus quesos, debido a la influencia de los distintos factores del medio en el resultado final.

Esto de los pastos es muy bonito, pero, realmente hoy en día la mayor parte de la leche procede de granjas intensivas, en la que los animales reciben la misma alimentación durante todo el año. Su dieta está basada en piensos, ensilados y subproductos agroindustriales (semilla de algodón que da ácidos grasos del grupo omega, pulpa de remolacha procedente de la fabricación del azúcar, restos de cebada de la producción de cerveza, etc), para que el animal tenga los nutrientes necesarios para producir mucha leche; los sabores, matices y demás sobran, es más normalmente se busca producir durante todo el año una leche con sabor escaso y siempre constante, que es la que demanda el consumidor actual.

No nos puede faltar el cuajo. Como su propio nombre indica son sustancias que cuajan o coagulan la leche. A todos se nos ha cuajado la leche alguna vez, pero nos costaría hacer queso con el resultado. Normalmente, para lograrlo se utiliza una enzima, la quimosina, que digamos “apaña” a la proteína del queso, la caseína, para que se agrupe y forme el esqueleto del queso. Tradicionalmente se sacaba del estómago de terneros jóvenes, pero en la producción industrial actual se utilizan otras enzimas, producidas por microorganismos.

¿Sabías que gracias a la biotecnología se han desarrollado cuajos producidos por bacterias y hongos modificados genéticamente?



Al queso formado se le añade sal. Esta además de aportar sabor, frena el crecimiento de microbios indeseables, regula la estructura del queso y el proceso de maduración. Normalmente se meten los quesos en una salmuera o se les espolvorea con sal. Fuente

Los microbios de la leche, un asunto delicado.

La leche es un elemento vivo. Incluso la que produce un animal sano y se recoge en condiciones de asepsia contiene células del propio animal (glóbulos blancos) y células de diversos microorganismos que acceden a ella.

Entre los microorganismos, los hay “buenos” y “malos”. Como resultado de sus andanzas por la leche, los buenos (bacterias lácticas por ejemplo) fermentarán la lactosa y los ácidos grasos dando lugar a sabores y olores interesantes mientras que los malos (por ejemplo las bacterias coliformes) echaran a perder el queso, hinchándolo con el gas carbónico que producen o fabricando sustancias que dan mal olor o picor excesivo.

Para evitar riesgos, normalmente la leche se somete a pasteurización, sobre todo en las grandes industrias lácteas, donde se reúne y almacena la leche de muchas granjas. Aunque para ser aceptada, la leche ha de cumplir unos requisitos básicos de higiene, para curarse en salud y evitar que una vaca enferma o una ubre sucia puedan arruinar miles de litros de leche, se achicharra a los microorganismos que pudiera tener, tanto los buenos como los malos. Sin los "buenos" no tendríamos queso, así que se recurre a los cultivos iniciadores, una selección conocida y purificada de microorganismos, que ya se sabe cómo van a funcionar y qué tipo de queso van a producir.  

Los quesos de leche cruda son menos comunes por las complicaciones y riesgos que suponen para el maestro quesero. Sin embargo, al conservar mucha mayor diversidad de microorganismos, el resultado es más “interesante”; de hecho, las normas de producción tradicionales de los quesos famosos como el Camembert, el Gruyere o el Parmesano obligan a utilizar leche cruda. Para evitar problemas sanitarios, sólo se comercializan los quesos que hayan pasado por un proceso de maduración de 60 días, tras el cual no quedan bacterias vivas.

Una leche de excelente calidad sanitaria ayuda mucho a conseguir un buen queso. Aunque el ordeño mecanizado le quite romanticismo al asunto, ayuda mucho a bajar el número de bacterias fastidiosas en la leche (y a que el ganadero trabaje en mejores condiciones laborales, que tampoco es tontería). Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola.

Quesos de leche de vaca

Las vacas aportan, con diferencia, la mayor cantidad de leche. En el norte y noroeste de la península, donde los pastos verdes son más abundantes, tenemos al 80% de las vacas lecheras.

La leche de vaca es de color blanco, más o menos amarillento según el contenido en beta-carotenos asociados a la materia grasa. De olor poco acentuado y sabor algo azucarado. En general, da lugar a quesos suaves. Típicos quesos de vaca con DOP son el San Simón gallego o el Casín asturiano.
La raza frisona procede de Holanda y es la reina en la producción de leche, actualmente presente en casi todos los quesos de leche de vaca. Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola.


Con la leche de la vaca casina o asturiana de la montaña se hace el queso Casín. Fuente:Feagas.


Quesos de leche de oveja

Es la segunda especie en importancia por su producción de leche. Las distintas razas están distribuidas por todas España, aunque en Castilla y León se encuentra la mayor cabaña de ovejas lecheras.

De color blanco nacarado, también puede adquirir tonos amarillentos debido a los carotenoides del pasto. Olor característico y sabor menos dulce que la de vaca y cabra. Es la leche más rica en ácidos grasos y proteínas, por lo que suele dar sabores más complejos durante la maduración. Típicos quesos de oveja de DOP son el Manchego, el Idiazábal o la Torta de la Serena.

Con la leche de la oveja latxa se elabora el queso Idiazábal. Fuente: Feagas.

Únicamente con la leche de la oveja manchega se elabora el verdadero queso Manchego. Fuente: Feagas.

Con la leche cruda de oveja merina y utilizando el cuajo obtenido de la flor del cardo se elabora la Torta de la Serena. Fuente:  Feagas.


Quesos de leche de cabra

Las cabras han sido consideradas la vaca de los pobres, ya que son capaces de aprovechar la vegetación no solo de los pastos sino de árboles y arbustos. Posiblemente por esta razón son importantes en zonas más secas, como Andalucía, el sureste peninsular y Canarias.

La leche de cabra tiene un color blanco brillante y nunca adquirirá tonos amarillentos, ya que la cabra degrada todo el caroteno antes de que llegue a la leche. La grasa se organiza en glóbulos grasos pequeños y numerosos, lo que la hace más digestible. Su sabor es dulzón y muy particular. Típicos quesos de DOP elaborados con leche de cabra son, el Murciano, el queso de Ibores y el Majorero.




La raza de cabras más numerosa en España es la murciano granadina, ya que produce mucha leche rica en grasa. Con ella se hacen los Quesos de Murcia, al vino o sin él. 
Fuente: Feagas.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

CORDERO NO SOLO EN NAVIDAD

Oveja de raza colmenareña con su pequeñín.
  
Con la navidad a las puertas, los más previsores estaréis pensando en hacer ya la compra para las comilonas varias, por eso de evitar la subida de precios igualmente típica de estas fechas. Así que vamos a hablar de un clásico navideño, el cordero. Aunque, para ser exactos y si se trata de seguir tradiciones, las tres culturas mediterráneas - cristiana, judía y árabe – realmente lo consumían en Pascua, es decir, en primavera, que es cuando tocaba.  

Aunque hoy en día tenemos cordero todo el año gracias a las posibilidades que ofrece la ganadería intensiva, se ha mantenido la tipología tradicional de los distintos tipos de cordero. Las diferencias entre unos y otros se deben a la edad de sacrificio, lo que han comido hasta ese momento, si se han movido mucho o poco y la raza. La gastronomía popular se ha adaptado a esas particularidades variando la forma de cocinarlo.  

El cordero lechal es el que ha tomado únicamente leche. Tiene entre mes y mes y medio. Es pequeñito (máximo 8 kg), de carne tierna y rosada, debido a su alimentación y a que apenas ha correteado. Al tener sabores tan delicados se prepara de manera muy simple, cocido al horno con agua, sebo y sal para no ocultar su sabor.



Los corderos de la DGP "Lechazo de Castilla y León" pueden ser de raza churra, castellana (los pequeñines de la foto) u ojalada. Fuente: Feagas


Simpático cordero de raza Navarra, una de las dos criadas en la IGP "Cordero de Navarra". Fuente:  Feagas.


El cordero recental o ternasco, tiene menos de cuatro meses y además de la leche ha tomado un poquito de pasto o pienso. Su peso es inferior a 13 kg.


Corderos de oveja rasa aragonesa, una de las tres razas comercializadas por la IGP "Ternasco de Aragón" . Fuente: Grupo pastores. 



La IGP de "Cordero Manchego" tiene a la oveja manchega como protagonista, como la madraza de la foto (¿serán trillizos? poco frecuente, pero no imposible). Fuente: Feagas.


Los corderos de raza merina o sus parientes mejorados son la base de la IGP "Cordero de Extremadura". Fuente: www.corderex.com 

El cordero pascual es el que nace en Navidad y se consume en primavera, con cuatro a seis meses de vida y 14 a 20 kg de peso. Se ha alimentado con leche, pastos y/o pienso, su carne es más grasa, algo más roja porque ya ha tenido oportunidad de triscar por el campo y con sabor más pronunciado. También se asa, pero con ajos, vino y especias para disimular algo su sabor más fuerte. 

Conforme pasan del año de vida, el sabor se va acentuando y la terneza se pierde. Hablamos entonces de ovino mayor, mucho más apreciado en la gastronomía árabe, por lo que se exporta a estos países.



Gracias a la llegada del kebab a España se consume un poco más de cordero en España. Si tenéis curiosidad de saber cómo se hacen, pasaros por el blog de gominolas de petróleo. Aunque visto lo que cuenta Juan Revenga en su entrada,
no sé yo si es muy acertado relacionar carne de cordero con los kebabs que se comen hoy en día en España.


En resumen, a la hora de diferenciar los distintos tipos de cordero nos fijaremos en:
- La edad: a más joven más tierno y con la grasa localizada.
- Lo que ha comido hasta el momento del sacrificio: no es lo mismo alimentarse de leche de la madre o leche maternizada, si ha pastado hierba fresca o tomillos del monte, o simplemente ha tomado pienso. 
- Lo que se ha movido: a mayor ejercicio, menor terneza de la carne.
- La raza del animal, que caracteriza a las Indicaciones Geográficas Protegidas de ovino: razas autóctonas como la churra, manchega, castellana, rasa aragonesa, lacha, merina, etc.

Amamantadora de corderos. En las granjas de ovejas dedicadas a la producción de leche, a los corderos no les queda otra que acostumbrarse a la leche que les da la amamantadora.

De todas maneras, algunas de estas diferencias no suelen ser apreciables a menos que se tenga un paladar acostumbrado. Así que, ahora que está tan de moda la gastronomía, vamos a practicar un poco con un producto muy nuestro para disfrutarlo todo el año, no solo en ocasiones señaladas.


¿Sabías que?
España es uno de los mayores productores de carne de ovino, el octavo del mundo y el segundo de Europa.

Exportamos el 12 % de la producción.




Actualización (abril 2019): La Interprofesional del Ovino y Caprino de Carne ha lanzado una campaña para demostrar que hay mucha vida más allá del asado de paletilla o las chuletillas a la brasa. Con la ayuda de cocineros de prestigio han desarrollado nuevos cortes y recetas sencillas para incorporar la carne de cordero en nuestro día a día. También hay mucha vida asociada a los rebaños de ovejas, a la trashumancia y al monte mediterráneo que protegen de los incendios. ¿Que no te lo crees? visita la página de www.canalcordero.com y me lo cuentas.





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