Mostrando entradas con la etiqueta Agricultura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Agricultura. Mostrar todas las entradas

jueves, 24 de agosto de 2017

DE HIGOS Y BREVAS

Ya estamos en plena temporada, y como todos los años, surgen la misma pregunta: ¿Qué son antes, los higos o las brevas?. Pues bien, ya iba siendo hora de responderla en mi blog, y así aprovecho para contar alguna y alguna curiosidad mas, que este árbol tiene unas cuantas. 
 

De Louisa Hatzidaki en Los árboles invisibles .


Algunas cosillas sobre la higuera para ir abriendo boca
 

Según mi guía de árboles, la higuera (Ficus carica), es un arbusto o arbolillo", pero las que tengo en mente, y sobre todo la que crece en mi patio no me parecen precisamente pequeñas, pero bueno, dejémoslo en que es un árbol de pequeño porte.
 

Es de hoja caduca, algo curioso tratándose de una especie que tiene muchos parientes en zonas de clima tropical, donde perder todas las hojas no resulta muy competitivo.
 

Nuestra higuera, la que todos conocemos, procede de Oriente Medio y sus frutos formaron parte de la dieta de nuestros más lejanos antepasados. Los higos eran muy apreciados por las antiguas civilizaciones mediterráneas; de hecho se cree que fueron fenicios y griegos los que difundieron su cultivo. Haciendo gala de esos orígenes, es un árbol tremendamente resistente a la sequía, muy poco exigente en suelos y en labores en general. 

¿ Sabías que la higuera se considera como una de las primeras plantas que fue cultivada por la humanidad?. Hay evidencias de su consumo y cultivo desde el Neolítico.
 

A la higuera le gusta crecer en un lugar soleado pero con agua cerca, ya lo dice el refrán "La higuera, al pie el agua y al sol la cabeza".
 

El higo es el fruto de la higuera, hasta aquí todos de acuerdo, ¿no?.
 

Pues no. Bueno, al menos desde el punto de vista botánico. Si, ya sé que últimamente os estoy dando mucho la tabarra con tanta botánica, pero cuando se habla de agricultura a veces es inevitable.
 

Para que haya fruto tiene que haber primero flores, pero ¿habéis visto alguna vez las flores de la higuera?. Si has pensado que la higuera no produce flores sino que, directamente, forma los frutos, no te preocupes, hasta el propio Linneo (1707-1778) - ese gran científico sueco que se dedicó a ponerle nombre a todo bicho o planta viviente que encontraba a su paso- lo llegó a afirmar, aunque luego se dio cuenta de su error.
A lo que íbamos, la higuera echa flores en primavera, pero no las vemos porque las guarda en el interior de una especie de sacos. Este saco es una inflorescencia (un grupo de flores, ya lo vimos en esta entrada) tan particular que los botánicos le han dado un nombre propio: "sicono". 

¿Y para qué esconder las flores? ¿cómo se van a polinizar entonces?. Creedme que la higuera tiene sus poderosas razones para hacerlo así, que contaré en otra entrada, porque tiene su intríngulis. De todas maneras os doy una pista, el bicho encargado es una avispa diminuta que entrará por ese agujerillo que tienen los higos en la base. Aunque, ojo, muchas higueras "modernas" se apañan ellas solitas y no necesitan que nadie las polinice.
 

Las partes del higo: pedúndulo (p), apertura apical (aa) u ostiolo, receptáculo (r), aquenio (aq). La fina piel del higo puede ser de color verde pálido, negro o morado, según la variedad. La pulpa blanquecina o rosa son las flores que guarda en su interior. Fuente:
CASF (talk) - Feige-Schnitt.png DP/ Wikimedia.


Una vez fecundadas las flores, todo el conjunto de "saco + flores" va engrosando y acumulando azúcar, hasta convertirse en el higo. Este irá madurando a lo largo del verano y nos lo comeremos ya avanzado el verano.
 

En el interior del saco, las flores fecundadas dan lugar a unas pepitas, justo esas diminutas bolitas que crujen cuando nos tomamos un higo muy maduro. Esos son los verdaderos frutos de la higuera, y se denominan aquenios. Así, la misma estructura que antes albergaba todas las flores, tras la maduración se ha convertido en una infrutescencia.
 

Según un dicho ibicenco "para que un higo sea bueno ha de tener tres señales: arrugado, entreabierto y picoteado por los gorriones". El del fondo en concreto está catado por estorninos, unos ruidosos aficionados a mi higuera. Otra buena señal es su consistencia, han de ceder a la presión de los dedos. Y si no, ante la duda, espérate al final del verano, que ya dice el refrán “por San Miguel, los higos son miel”.

 
¿Y qué pasa con las brevas?
 

Mucha gente se hace un lio con las brevas; hay incluso quien cree que los higos proceden de una especie de higuera y las brevas de otra. Sin ser cierto, tampoco van muy desencaminados.
 

Resulta que existen higueras que producen sólo higos, - las higueras comunes - normalmente desde agosto hasta finales de octubre, y otras que producen brevas e higos. Estas se llaman popularmente higueras brevales, breberas o bacoreras, o técnicamente bíferas, ya que producen dos “cosechas” al año: brevas de junio a julio e higos de agosto a octubre. El truco de estas higueras es que son capaces de mantener en estado de latencia y durante el invierno algunos "higos" que no llegaron a madurar en otoño, les llegará su turno a comienzos de verano y se convertirán en brevas.
 

Así que tenemos primero las brevas y luego los higos. Desde que salen los higos hasta que volvemos a tener brevas pasa todo el invierno y parte de la primavera, de ahí la exspresión "de higos a brevas" para referirnos a un largo periodo de tiempo; algo menos del que transcurre "de pascuas a ramos".
 

Las brevas se forman sobre madera vieja (ramas del año anterior) y pasan el invierno como pequeños botones. Los higos posteriores crecerán sobre la ramas jóvenes que han brotado ese mismo año. Fuente.

Al tener las brevas mayor valor comercial, muchos productores apuestan por ellas, plantando higueras brevales y mimando tanto al árbol como al fruto, para obtener así un producto a menudo considerado "gourmet". Al favorecer la producción de brevas, la de higos se resiente (el árbol no hace milagros), por lo que se podría decir que hay higueras especializadas en producir brevas y otras en higos.
 
 
¿ Sabías que el médico griego Galeno (130-200) recomendaba los higos en la dieta de los atletas?. Posiblemente por su elevado contenido en azúcares (glucosa, fructosa y sacarosa),presenta una elevada proporción de potasio, y contiene cantidades apreciables de otros minerales, aparte del elevado contenido en agua propio de las frutas. Vamos, lo que viene siendo una "fruta isotónica".

Las brevas se venden mejor que los higos como fruta fresca por su mayor tamaño y prestancia, porque maduran antes, y quizás por ser más escasas y constituir "el sabroso anticipo del higo que está por llegar", como opina Juan Revenga. Y tu ¿ eres de higos o de brevas?. 
 

Otras entradas que te podrían interesar:
 


 

ABECEAGRARIO: FLOR

ABECEAGRARIO: MADURACIÓN

sábado, 22 de julio de 2017

ABECEAGRARIO: FLOR


Vamos con un término sencillito pero la mar de sugerente. Y no os preocupéis, que yo también estoy "en modo vacaciones", y no pienso daros la chapa con una clase de botánica.

Solo recordaros una cosita: las flores son los órganos de las plantas destinados a la reproducción. Las hay que confían en el aire para hacer parte del trabajo, y otras que se lo encargan a los animales polinizadores, a los que atraen utilizando intensos aromas y colores brillantes, o ambas cosas a la vez. Si lo consiguen, la planta habrá conseguido su objetivo: formar frutos o semillas con las que perpetuarse.


¿Y esto que tiene que ver con la agricultura? Pues resulta que somos más comeflores de lo que te imaginabas..., y alguien tendrá que producirlas ¿no?.

Flores de toda la vida que resulta que son comestibles
 

Eso de poner en el plato pétalos de flores comestibles - como el romero, la lavanda, la rosa, la violeta, el pensamiento, el jazmín y muchas más - es algo que ya no nos sorprende, aunque no sea muy común. De hecho, no se consideran legalmente como alimento y para conseguirlas los chefs recurren a productores especializados, ya que se trata de un producto muy delicado. Por cierto, ni se te ocurra comerte las del jarrón ya que pueden estar tratadas.
 


No todas las flores son comestibles, aquí puedes ver las que sí lo son.
Fuente: T. Caesar / Pixabay

Si tienes huerto, puedes agenciarte unas flores del calabacín, para tomarlas rellenas o rebozadas. Fuente. Jörg Husemann / Pixabay


Flores que quizás no sepas que lo son

Ya sea porque no las hemos dejado desarrollarse o porque sólo nos comemos parte. En este grupo hay unas cuantas que te van a sonar un poco.

El brócoli, la coliflor y el romanesco son lo que un botánico definiría como una inflorescencia (grupo de flores) inmadura. En otras palabras, lo que nos comemos es todo el tejido vegetal que sostiene y da lugar a las futuras flores.


Al parecer, a las abejas les gustan las flores del brécol. Fuente: Russ Ottens, University of Georgia, Bugwood.org

La alcachofa por su parte es la flor, todavía cerrada e inmadura de un cardo, Cynara scolimus, de origen mediterráneo.
Crecen muy despacio y se recogen inmaduras, cuando apenas se han desarrollado esos pelitos de la base, los futuros pétalos, que son tan molestos cuando aparecen.


Alcachofa abierta. ¿a que es bonita?. Fuente: Pixabay


¿Sabías que las alcachofas se consideraban una exquisitez en Roma?

Otra flor escondida es la alcaparraCapparis spinosa. Esas cosas chiquititas que acompañan al salmón o le dan su gracia a la salsa tártara, realmente son capullo de una flor, muy bonita por cierto. No confundir con los alcaparrones, que también se preparan en encurtidos y son los frutos inmaduros de la esa misma planta, casi del tamaño de una aceituna.

La alcaparra es un arbusto espinoso, que crece espontáneamente en suelos pobres y secos. Originario de Asia, los griegos la expandieron, con bastante éxito, por la ribera del Mediterráneo. Fuente: Diario Com A Naturaleza

También mediterráneo y no identificable a simple vista es el azafrán, que merecería una entrada para el solito.

De momento solo diré que lo que aporta ese inconfundible aroma a tantos platos son las partes femeninas una vez secas de la flor de Crocus sativus, una planta bulbosa pariente de lirios y tulipanes. 


Para juntar un kilo de esas tirillas rojas que asoman, 3 pistilos con su correspondientes estigmas en cada flor, hacen falta muchas flores y mucho trabajo. Fuente: DOP Azafrán de la Mancha. 

La última es una flor que no comemos, pero utilizamos por su aroma y sus propiedades medicinales: el clavo de olor.
 

Esa especie de clavos de aspecto leñoso son los capullos florales inmaduros de un árbol tropical, Syzygium aromaticum, recolectados justo antes de abrirse y que se secan durante varios días. Su especial aroma se debe al eugenol, una sustancia con propiedades antimicrobianas y entumece las terminaciones nerviosas...quizás ahora entiendas por qué la consulta del dentista tiene ese olorcillo a clavo.
 Estas son las flores del clavo antes de secarse. Fuente: Science of Acne


¿Sabías que el clavo es la especia con mayor concentración de moléculas aromáticas?


Las que huelen de maravilla
 

La agricultura no sólo nos da de comer, también se cultivan plantas para obtener las esencias que producen sus flores. No me voy a entretener con ellas, pero sería injusto no mencionar aquí al azahar, la lavanda o la rosa damascena.
 

Un roscón de reyes no sería lo mismo sin ellas. Y es que la flor de azahar se utiliza en gastronómicas, pero también en cosmética y remedios medicinales. Fuente: Hans/Pixabay

Otras dos que no podían faltar

Ni se comen, ni dan olor, pero estas dos no podían faltar si hablamos de flores y agricultura. El girasol alegra el campo en verano, justo cuando está todo seco. Hasta vienen los japoneses a verlos a la campiña sevillana.
 

Su inconfundible estampa es única y muy apreciada por los fotógrafos. Fuente: Country Living 

Parece una rosa pero no lo es, es la flor del algodón. Fuente. Charles T. Bryson, USDA Agricultural Research Service, Bugwood.org


Otras entradas que te podrían interesar:
 

ABECEAGRARIO - BRÉCOL
DE NARANJAS, MANDARINAS Y LIMONES