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lunes, 13 de enero de 2014

DE CAPONES Y PULARDAS

Cuando unimos las Navidades con la moda gastronómica que nos invade, es lógico que salgan entradas como estas. Todo surgió en una cena familiar en la que, afortunadamente, solo se discutió sobre los pros y contras de la cría de estos animalitos.

Los capones son gallos venidos a menos,  no tienen cresta y no cacarean.  Tradicionalmente a los gallos se les corta la cresta aprovechando la operación y normalmente ya no les crece más.  Fuente: Capones cascajares.


¿Y que es un capón? ¿Y una pularda?

Como se puede ver en la foto, son pollos y gallinas respectivamente; pero no de una raza concreta sino simplemente una manera de criarlos muy particular que se practica desde hace muchísimo tiempo: Aristóteles  (Siglo IV a.C.) ya habló de ellos en algunos de sus tratados y también se citan en la Biblia. Aunque no son de una raza concreta, sí que es verdad que hay razas que se prestan más a ello que otras.

¿Cuál es la gracia de capones y pulardas?

Ni más ni menos que castrar a los animales cuando son jóvenes. De esta manera, en vez de gastar energía en la reproducción – ir de pelea en pelea para mantener su jerarquía en el caso de los chicos y poner huevos en el caso de las chicas – la invierten en su cuerpo serrano.  Al eliminar los órganos sexuales desaparecen las hormonas que estos segregan, responsables entre otras cosas de depositar la grasa bajo la piel. Una vez sin órganos sexuales y sin hormonas, depositarán la grasa dentro del músculo, lo que permitirá obtener una carne más sabrosa.  

La castración supone una operación quirúrgica en toda regla, ya que tanto hembras como machos de las aves tienen los órganos sexuales dentro del cuerpo. Por si hay algún lector mal pensado, y desinformado, a los machos sólo se les quitan los testículos, simplemente porque los gallos no tienen pene (ni siquiera escondido), como le ocurre al 97 % de las aves. Y ya que los criadores se molestan en operar a sus animales para hacerlos más sabrosos y jugosos, pues tendrán que criarlos como las “delicatesen” que se supone se van a convertir. En principio esto compensaría al animal del mal trago sufrido, aunque no siempre es así, particularmente para las hembras.

Cochinillos a los que les falta "algo". Para los que hayáis puesto el grito en el cielo y juréis no comer jamás un animal castrado, que sepáis que muy posiblemente tendréis que renunciar a jamones, chorizos, y demás productos del cerdo, ya que es práctica habitual. Pero eso lo dejamos para otro día. Fuente: www.3tres3iberico.com


¿Cómo se crían los capones?


Los capones son gallos que se castran cuando pesan alrededor de un kilo y medio, entre el mes y medio y dos meses de edad. A partir de entonces prácticamente el animal se dedicará únicamente a comer y dormir; viviendo en jaulas o en semi-libertad durante otros dos meses como mínimo, hasta que llega a los 5-6 kilos. Las recetas particulares de cría varían, y con ellas el menú de los animales y el grado de libertad que tengan. Los famosos capones gallegos de Vilalba tienen su método,  los de Cascajares lo hacen de una manera y los de Coren de otra, por citar algunas marcas.Para recomendaciones o recetas, buscad a los expertos en gastronomía.

¿Sabías que?
La fama del capón de Vilalba es tal que aún hoy se utiliza en algunos lugares como moneda de pago.


El caso es que el resultado final está a años luz del pollo convencional, también llamado pollo “broiler”, en terneza y sabor de la carne. Ahora veremos por qué:

1) Se utilizan razas autóctonas de crecimiento más lento, como la “Gallina de Mos” o la “Gallina del Prat”. 

2) Mientras un broiler tarda algo menos de dos meses en alcanzar más de dos kilos, el capón tarda más del doble en alcanzar los tres kilos.  


3) El pienso del capón es más rico en cereales (es decir  carbohidratos, fácilmente convertibles en grasa), tiene menos proteínas y carece de aditivos que promueven el crecimiento rápido (vitaminas y coccidiostáticos entre otros, pero no hormonas). Al menú se añade algún elemento que aporte un sabor particular: bolas de maíz, tomillo, hierbecitas o bichitos del campo, etc. 
 

Estos son pollos "broiler". Compactos, todo pechuga.Fuente: USDA - ARS (Agricultural Research Service)
 
 

Y estos son un par de capones jóvenes. En el mercado, ya desplumado, el broiler es más pequeño y blanco y el capón más grande y amarillento. Fuente: Capones Cascajares 



Gallo del Prat, con todos sus atributos. La única IGP reconocida en España de una especie avícola es el pollo y capón del Prat. Aquí tenéis las condiciones de cría y venta. Es mucho más conocido en Cataluña que en el resto de España. Fuente: Feagas


¿Cómo se crían las pulardas?

En las gallinas, el tema de la castración es más delicado, y evidentemente en tiempos de Aristóteles no creo que fuera común hacerlo. Así, aunque normalmente se castran, también se puede inhibir la producción de huevos manteniendo las gallinas en la oscuridad, ya que las gallinas ponedoras regulan su producción de huevos en función del número de horas de luz al día, lo que se denomina “fotoperiodo”. Así, normalmente a las pulardas se las mantiene en semilibertad o en jaulas en penumbra.  Las que han pasado por el “quirófano” no tienen mejor suerte y ven poco el sol, porque a veces ocurre que si no se elimina el tejido del ovario completamente, lo cual es muy difícil, con la luz se regenera y no hemos conseguido nada.

En resumen, modo de vida igual que los pollos, comer y dormir, en jaulas o en pequeños corrales con una dieta parecida. La supresión de los ovarios favorece el crecimiento de los huesos largos, lo que unido al sobrepeso que alcanzan, hace que las pulardas sean más grandes que las gallinas comunes.

Las famosas pulardas de un convento gallego que acabaron como cena navideña del Papa. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

CORDERO NO SOLO EN NAVIDAD

Oveja de raza colmenareña con su pequeñín.
  
Con la navidad a las puertas, los más previsores estaréis pensando en hacer ya la compra para las comilonas varias, por eso de evitar la subida de precios igualmente típica de estas fechas. Así que vamos a hablar de un clásico navideño, el cordero. Aunque, para ser exactos y si se trata de seguir tradiciones, las tres culturas mediterráneas - cristiana, judía y árabe – realmente lo consumían en Pascua, es decir, en primavera, que es cuando tocaba.  

Aunque hoy en día tenemos cordero todo el año gracias a las posibilidades que ofrece la ganadería intensiva, se ha mantenido la tipología tradicional de los distintos tipos de cordero. Las diferencias entre unos y otros se deben a la edad de sacrificio, lo que han comido hasta ese momento, si se han movido mucho o poco y la raza. La gastronomía popular se ha adaptado a esas particularidades variando la forma de cocinarlo.  

El cordero lechal es el que ha tomado únicamente leche. Tiene entre mes y mes y medio. Es pequeñito (máximo 8 kg), de carne tierna y rosada, debido a su alimentación y a que apenas ha correteado. Al tener sabores tan delicados se prepara de manera muy simple, cocido al horno con agua, sebo y sal para no ocultar su sabor.



Los corderos de la DGP "Lechazo de Castilla y León" pueden ser de raza churra, castellana (los pequeñines de la foto) u ojalada. Fuente: Feagas


Simpático cordero de raza Navarra, una de las dos criadas en la IGP "Cordero de Navarra". Fuente:  Feagas.


El cordero recental o ternasco, tiene menos de cuatro meses y además de la leche ha tomado un poquito de pasto o pienso. Su peso es inferior a 13 kg.


Corderos de oveja rasa aragonesa, una de las tres razas comercializadas por la IGP "Ternasco de Aragón" . Fuente: Grupo pastores. 



La IGP de "Cordero Manchego" tiene a la oveja manchega como protagonista, como la madraza de la foto (¿serán trillizos? poco frecuente, pero no imposible). Fuente: Feagas.


Los corderos de raza merina o sus parientes mejorados son la base de la IGP "Cordero de Extremadura". Fuente: www.corderex.com 

El cordero pascual es el que nace en Navidad y se consume en primavera, con cuatro a seis meses de vida y 14 a 20 kg de peso. Se ha alimentado con leche, pastos y/o pienso, su carne es más grasa, algo más roja porque ya ha tenido oportunidad de triscar por el campo y con sabor más pronunciado. También se asa, pero con ajos, vino y especias para disimular algo su sabor más fuerte. 

Conforme pasan del año de vida, el sabor se va acentuando y la terneza se pierde. Hablamos entonces de ovino mayor, mucho más apreciado en la gastronomía árabe, por lo que se exporta a estos países.



Gracias a la llegada del kebab a España se consume un poco más de cordero en España. Si tenéis curiosidad de saber cómo se hacen, pasaros por el blog de gominolas de petróleo. Aunque visto lo que cuenta Juan Revenga en su entrada,
no sé yo si es muy acertado relacionar carne de cordero con los kebabs que se comen hoy en día en España.


En resumen, a la hora de diferenciar los distintos tipos de cordero nos fijaremos en:
- La edad: a más joven más tierno y con la grasa localizada.
- Lo que ha comido hasta el momento del sacrificio: no es lo mismo alimentarse de leche de la madre o leche maternizada, si ha pastado hierba fresca o tomillos del monte, o simplemente ha tomado pienso. 
- Lo que se ha movido: a mayor ejercicio, menor terneza de la carne.
- La raza del animal, que caracteriza a las Indicaciones Geográficas Protegidas de ovino: razas autóctonas como la churra, manchega, castellana, rasa aragonesa, lacha, merina, etc.

Amamantadora de corderos. En las granjas de ovejas dedicadas a la producción de leche, a los corderos no les queda otra que acostumbrarse a la leche que les da la amamantadora.

De todas maneras, algunas de estas diferencias no suelen ser apreciables a menos que se tenga un paladar acostumbrado. Así que, ahora que está tan de moda la gastronomía, vamos a practicar un poco con un producto muy nuestro para disfrutarlo todo el año, no solo en ocasiones señaladas.


¿Sabías que?
España es uno de los mayores productores de carne de ovino, el octavo del mundo y el segundo de Europa.

Exportamos el 12 % de la producción.




Actualización (abril 2019): La Interprofesional del Ovino y Caprino de Carne ha lanzado una campaña para demostrar que hay mucha vida más allá del asado de paletilla o las chuletillas a la brasa. Con la ayuda de cocineros de prestigio han desarrollado nuevos cortes y recetas sencillas para incorporar la carne de cordero en nuestro día a día. También hay mucha vida asociada a los rebaños de ovejas, a la trashumancia y al monte mediterráneo que protegen de los incendios. ¿Que no te lo crees? visita la página de www.canalcordero.com y me lo cuentas.





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viernes, 13 de septiembre de 2013

DE MELONES Y SANDÍAS


Ya conocéis mi afición por los productos de temporada, y dos clásicos del verano son los melones y las sandías. El problema es que más de una vez se me ha quedado pochos en la nevera porque no hubo narices de comerse dos kilos de fruta insípida o incluso apepinada. Como no me gusta tirar la comida y además soy poco aficionada a estas frutas, lo reconozco, pues tiendo a evitarlas.



Así que cuando vi los ejemplares de la foto en el súper, descubrí que el marketing ha llegado también al mundo de la fruta. Esto me dio que pensar (y para contar) sobre un fenómeno relativamente reciente pero bien instalado en nuestras cabezas. Lo mismo os suenan los melones Bollo o El Abuelo, las Sandías Fashion,  los tomates Kumato, las manzanas Pink Lady o las ensaladas Florette entre muchas otras frutas y verduras con marca.
  
Normalmente asociamos marca con calidad o con status social, algo evidente en ropa y coches. Pero, en alimentos ¿dónde está el límite entre la calidad y la tontería?. Como en alimentos la falta de calidad “canta” enseguida, las marcas alimentarias además de asegurar unos estándares mínimos, a menudo tiran para vender su productos de un marketing vendedor de humo, o que confunde al consumidor en el peor de los casos. En el anterior post hablé de una leche “redesnatada”, y en el blog de Gominolas de petróleo tienes muchos más ejemplos. Así que voy a contaros (casi) todo lo que deberíais saber de melones y sandias y nadie os ha contado.  

Buscando un melón garantizado

¿Dónde está el quid de un buen melón? ¿En la variedad?¿En su origen?¿En su cultivo?. Todo cuenta para conseguir un melón sabroso.

Cómo se cultiva
A la planta del melón le gusta el calor, la luz y la humedad  en el suelo (sin pasarse, que si no salen melones insípidos). Se adapta a distintos tipos de suelo, aunque evidentemente los prefiere fértiles. Con estos requisitos y con los medios actuales, las distintas variedades de melón se pueden producir tanto en invernaderos, en cultivos semiforzados (acolchados o túneles bajos) o directamente al aire libre, en regadío y en secano. De esta manera se puede producir melón durante una larga temporada.

Dónde se cultiva
En España se cosechan melones desde mediados de abril hasta noviembre en las distintas zonas productoras. Almería se ha especializado en surtir, de abril a junio al norte de Europa con variedades tempranas y extratempranas cultivadas en invernadero, como “Galia”, “Amarillo” y “Charentais”. Le sigue Murcia, que recoge de junio a agosto, las variedades “Galia” y “Amarillo” para exportar y la “Piel de sapo”, que se queda en casa.

Antes de terminar en Murcia ya comienza la cosecha en Ciudad Real (concretamente en el triángulo Tomelloso - Argamasilla - Manzanares). Los agricultores de esta provincia son los mayores productores de melón de España, y están especializados en el cultivo de la variedad “Piel de sapo”, la más conocida por el consumidor español, que se cosecha de julio a octubre. Poco a poco van desarrollando un mercado propio y existe una Indicación Geográfica Protegida (IGP), "Melón de la Mancha" que ampara los melones de calidad criados en esta tierra. Para los curiosos, en esta página cuentan cómo se cultiva con más detalle

De todas maneras, ocurre a menudo que los melones tempranos murcianos y almerienses les falta sol para llegar al punto de madurez optimo y así lograr el dulzor necesario. Entonces pasa lo de siempre, que los melones que crecieron al solecito en el centro y sur de América y en Senegal, ocupan ese hueco.

Con las sandías también ocurre lo mismo.


 Pero entonces, ¿qué pasa con los melones de Villaconejos?: pues que por mucho que se afanen los “villaconejeros”, es imposible que en su pequeño término municipal o incluso en los alrededores, cultiven la cantidad ingente de melones que dicen ser de allí. Además, como hay que ir cambiando de cultivos para que descanse el suelo y limitar el desarrollo de plagas, resulta más difícil todavía de creer.

Variedades
Los melones de Villaconejos tienen su justa fama porque sus paisanos llevan desde hace muchísimo tiempo dedicándose al melón tardío cultivado en secano, es decir frutas dulces por haber madurado en verano con poca agua. La familia en pleno se desplazaba allá donde pudiera cultivar melón, permaneciendo allí (incluso en pleno campo, en chozas muy elementales) y cuidando del melonar hasta el momento de la cosecha. Partiendo de variedades antiguas de melón verde - el Piel de sapo de Villaconejos, el Largo negro, el Tendral…- cada familia llevaba a cabo su particular mejora genética y desarrollaba semillas con características propias y adaptadas a las condiciones de clima y suelo donde trabajaban los agricultores. Así por ejemplo surgieron unas subvariedades de melón negro muy apreciadas, el “Mochuelo” y el “Puchero”, llamadas así por el paisano que tenía el “copyright” de esos melones.


Unos melones de Villaconejos muy bien presentados.Fuente: Laura Serrano 

Afortunadamente para los “villaconejeros” las cosas han cambiado mucho. Los abuelos criaron la fama y los nietos en vez de echarse a dormir se han dedicado principalmente a almacenar, etiquetar y distribuir los melones “Piel de sapo”, que les llegan de principalmente de Castilla la Mancha y Extremadura.  En sus tierras siguen cultivando esta variedad en secano y, como no son tontos, para su propio consumo cultivan estas otras sabrosas variedades locales, dificilísimas de encontrar en  el  mercado. ¿Y si estos melones son tan apreciados, por qué no se cultivan más? Pues porque no hay demanda suficiente para unos melones demasiado grandes, que dan pocas pistas de cuándo están maduros.  

Hoy en día, y no solo en cuestión de melones, parece que el sabor ha pasado a segundo plano; para que guste a todos (agricultores, comercializadores y consumidores) ha de ser el melón perfecto: productivo, resistente a enfermedades, que aguante varios meses, con buen aspecto, no demasiado grande, y evidentemente, rico. Las modernas variedades híbridas (que no transgénicas, ojo) lo han conseguido, pero a costa de abandonar variedades autóctonas muy interesantes. Esto lo cuentan en un interesante post de Mercado Calabajío.

Esto no quiere decir que los melones híbridos salgan malos, todo dependerá del esfuerzo de agricultores y comercializadores en conseguir buenas semillas,  en mimar los cultivos y los melones una vez cosechados. Un detalle importantísimo en este mundillo es saber cuando están los melones en su punto justo de maduración, ya que es una de esas frutas que no maduran una vez arrancadas. 


¿Sabías que?
Para conseguir un buen melón son imprescindibles las abejas, y cuanto más se paseen por la flor, mejor.

Para que se forme bien el fruto es necesario que sobre el estilo de las flores femeninas germinen muchos granos de polen; si no, saldrán melones pequeños, deformados y con pocas semillas.


Cuestión de cromosomas
Ahora vamos con la sandía, ya que su cultivo comparte muchas cosas con el melón. Típica fruta de verano, que gracias a la combinación de invernaderos, cultivo al aire libre y la importación, la tenemos en el mercado de febrero a octubre.


¿Sabías que?
En los invernaderos las plantitas jóvenes de sandía se injertan con plantas de calabazas, para que sean más resistentes a enfermedades y sean más resistentes.


A las sandías de toda la vida de corteza verde oscuro (variedades híbridas “Tipo Sugar Baby”) se les unen las de corteza rayada (“Tipo Crimson"). Ambas pueden ser “con semillas” o “sin  semillas”, que parece que es lo que gusta ahora.

¿Y cómo se consigue quitar las semillas a las sandías? Pues de sencillo no tiene nada, y en este post de Gominolas lo explican bastante bien. La sandia es una planta con un par de cromosomas en cada célula, igual que nosotros. La de toda la vida normalmente produce semillitas viables que dan lugar a nuevas plantas de sandía. Las sandias sin pepitas sin embargo tienen tres cromosomas en cada célula, así sus semillas no llegan casi a desarrollarse y por tanto no molestan. Para obtener una planta de sandía con tres cromosomas, las casas de semillas jugando un poco a Harry Potter tratan las semillas de sandía normal con una sustancia llamada colchicina, un poco de abracadabra y zasss,  conseguimos una sandía sin pepitas.

En España han salido dos marcas de sandías que han apostado fuerte para vender la sandía perfecta y sin pepitas. Tenemos a SandiStar que nos ofrece una fruta con “sabor intenso, alto contenido en azúcares y agradable textura”, que como crece en tierra de cine “es la Sandía de las Estrellas y por eso está etiquetada con cinco estrellas rojas”.
Su competencia es la sandia “Fashion” , que ha optado por destacar entre otras sandías menos “chic”. A base de innovación en agricultura (la obtención de semillas y la equipación de invernaderos modernos), de calidad del fruto (con estándares propios muy estrictos que posiblemente implique mucho rechazo de producto), variedad (tienen sandías rojas y amarillas, mini y normales, e incluso ecológicas) y presentación al consumidor. La suma de todos estos factores explican su precio más elevado. ¿Lo pagan los consumidores?. A mí, personalmente, si me explican todo esto, quizás sí, pero solo como sandia “fashion”…  

Me he metido en un buen melonar por intentar ofrecer mis lectores y seguidores toda esta información. Espero que os haya resultado interesante.

Mis agradecimientos a mi compi, Laura, que me ha buscado mucha información de Villaconejos y me ha pasado esta foto de cuando llegaban los carreteros con los melones a Madrid. 






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