ABECEAGRARIO: MADURACIÓN
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Madurar pueden hacerlo, las frutas y verduras,
las personas o las ideas; lógicamente en este blog nos quedaremos con las
primeras.
Los frutos son el mecanismo que utilizan
muchas plantas para reproducirse y pueden verse como una especie de “cebo” con
semillas dentro. La idea es que los animales se lleven lejos el fruto, lo consuman
y liberen las semillas. Si estas tienen la suerte de caer en un lugar
apropiado, fuera de la sombra de sus padres, y dar lugar a otra planta, el
fruto habrá conseguido su objetivo.
La maduración es el proceso por el cual el
fruto ya hecho, con sus semillas listas para germinar, se prepara para ser lo
más atractivo posible a los animales que colaborarán en su dispersión. Son los genes
los que controlan minuciosamente una cascada de reacciones químicas que van
a modificar las características de los frutos, para hacerlos no solo
comestibles sino irresistibles.
Las reservas de almidón y los ácidos
disminuyen para convertirse en azúcares y compuestos aromáticos. La textura se
ablanda y cambia el color, de tonos verdes a rojos o naranjas, para
avisar a los comensales de que ya están listas. Por si acaso y para durar
lo más posible, también aumenta la síntesis de ceras que protegerán al fruto. En definitiva, la RAE no lo
podía resumir mejor, la maduración es “Dar sazón a los frutos”.
¿Sabías que el aguacate solo madura fuera de la planta?. Fuente: B.Navez/Wikimedia. |
Dime cómo
maduras y te diré quién eres
Uno de los cambios más importantes que
experimentan las frutas es el aumento de la respiración celular (utilizan los
azúcares para obtener energía, consumiendo O2 y liberando CO2).
Según como ocurra tendremos dos tipos
importantes de frutas.
En las frutas climatéricas
(plátano, melocotón, albaricoque, manzana,
pera, ciruela, tomate, sandía…): una vez iniciado el proceso de
maduración aumenta rápidamente la respiración y en poco tiempo aparecen todas las características que indican la madurez. Tras ese "clímax"
se estropean igual de rápidamente.
Normalmente este tipo de frutas almacenan sus
azúcares en forma de reservas de almidón, por lo que es posible recolectarlas
antes de que maduren, almacenándolas en condiciones controladas (bajas
temperaturas, alta humedad, presencia alta de CO2 y/o baja de O2) que
ralentizan o incluso paran el proceso. Justo antes de comercializarlas se maduran
artificialmente, añadiendo etileno a la atmósfera controlada donde se
almacenan.
En las frutas no climatéricas (uva, cítricos, melón, calabaza, fresa, higo, cereza, piña, papaya…) la
respiración va aumentando poco a poco. Son frutos incapaces de madurar separados
de la planta madre y dependen de ella para seguir endulzándose, por lo que han
de recolectarse en su punto óptimo de maduración. Una vez recolectados no se
volverán más dulces, pero sí más blandos y con olores no deseados.
El papel
del etileno
El etileno es una hormona vegetal presente en las frutas de manera
natural (también se puede obtener de otras fuentes) que desencadena las reacciones de la maduración, por lo que dependiendo
del tipo de fruta, interesará o no su presencia: mientras que a las frutas
climatéricas les "anima" a madurar, a las no climatéricas directamente las
“envejece”.
Si hemos comprado una fruta climatérica que queramos que
madure rápido, solo tenemos que ponerla en una bolsa de papel junto con otra
fruta madura, que ya está liberando etileno. Para los frutos no climatéricos, no
nos queda otra que afinar nuestros sentidos o confiar en el frutero para poder
elegirlos bien (maduros pero sin pasarse).
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