Mostrando entradas con la etiqueta alimentación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alimentación. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de abril de 2017

QUE NO TE ENGAÑEN, NO TODO EL MAÍZ ES IGUAL

Hace poco recordaba con unos amigos una anécdota de mis veranos en el pueblo. Ya se me había pasado la ilusión de ser granjera, pero la afición por cosechar lo que fuera todavía la mantenía.
 

Un familiar plantaba maíz para complementar la alimentación de sus vacas de leche, y mis primas y yo le birlamos unas cuantas mazorcas. Nadie nos avisó que se trataba de maíz forrajero, y que no nos iba a servir de gran cosa. O a lo mejor lo hicieron, pero seguramente éramos preadolescentes y no quisimos hacerles caso. Intentamos hacer palomitas con ellas y salieron algunas, sosas como ella solas y tras quemar la mayoría de los granos.
 

Reconocedlo, ¿a cuántos de vosotros no os hubiera pasado lo mismo? Y es que siendo sincera, antes de meterme en esto de la divulgación agraria no era consciente de que existen variedades de maíz muy distintas entre sí, cada una apta para un uso distinto. Y de eso va esta entrada, para que, si se presenta la ocasión, no hagáis el panoli como yo lo hice. 

Seguramente no hay una planta en el mundo más versátil que el maíz. Se aprovecha casi toda ella para los usos más diversos. Fuente


Los distintos tipos de maíz que existen varian en la composición de su endospermo . También cambia la forma o el color del grano. Fuente.
 
Cada tipo de maíz tiene organizado el endospermo a su manera, y eso condiciona sus distintos usos.(Hard= depósito de almidon duro o vítreo)(Soft= depósitos de almidón blandos o harinosos)

Maíz dentado (Zea mays indentata) (Dent corn)


Se utiliza para alimentar al ganado y a las personas. Tiene también infinidad de usos industriales. 

Su grano es normalmente de color amarillo o blanco. Tiene el almidón dispuesto en dos depósitos distintos: duro o córneo en los laterales y blando o harinoso hacia el centro. Al secarse el grano el depósito blando colapsa y se forma la característica hendidura que le da nombre.
 



En Europa y Norteamérica se utiliza sobre todo para alimentación animal. El grano seco, molido o no, se incorpora a los piensos. La planta entera, con las mazorcas ya formadas pero aún verde, se fermenta en ensilados para aprovechar al máximo todos los nutrientes. 

Pero también se utiliza muchísimo en las más diversas industrias: interviene o está presente en la fabricación de alimentos (seguro que os suena el almidón modificado de maíz o el sirope o jarabe de glucosa-fructosa), en medicamentos (aspirinas o antibióticos), en bebidas alcohólicas, en papeles, adhesivos, tejidos, plásticos biodegradables, y como no, en la producción de biodiesel.
 

¿Sabías que el maíz en sus diversas formas es un ingrediente de más de 3.000 productos del supermercado?

Maíz harinoso (Z.m. amylacea )(Soft corn) 

Produce harina con la que se elaboran alimentos horneados, muy populares en algunos países.

Su grano prácticamente solo tiene depósitos de almidón blandos, por lo que una vez seco se puede moler con facilidad. Normalmente es blanco, pero también existen variedades de otros colores como el azul.
 

Foto: Óscar Palacios Velarde / Biodiversidad mexicana.

Maíz dulce (Z. m. saccharata) (Sweet corn)


Este maíz debe su dulzor a su mayor contenido en azúcares que el resto de variedades: un 10% frente al 4% del maíz dentado. Aún así, se ha de consumir en estado inmaduro, cuando los granos están todavía tiernos y no ha comenzado la conversión de azúcar en almidón. 

Lo consumimos enlatado, congelado, cocido o incluso en fresco en su propia mazorca. En este caso y teniendo en cuenta que casi la mitad del azúcar se puede convertir en almidón en sólo 24 horas tras ser recolectado, ¡¡ tienes que buscarlos muy frescos !!. 



Maíz vítreo o córneo (Z.m indurata) (Flint corn)

Tiene usos similares al maíz dentado, especialmente los destinados al consumo humano. Por ejemplo, según nos cuenta el catálogo online de una casa de semillas, los granos de esta variedad se destinan a la fabricación de cereales de desayuno de alta calidad. 

Se cultiva sobre todo en Centro y Sudamérica. También se lo conoce como maíz indio y se utiliza incluso para decorar, ya que posee granos de distintos colores. El grano es liso y redondeado, prácticamente sólo tiene reservas de almidón duro y la capa que lo protege (el pericarpio) es bastante gruesa.
 

Fuente: Sam Fentress, CC BY-SA 2.0/ Wikimedia.

 

Maíz para palomitas (Z. m. everta) (Pop corn)
 

Se considera una subvariedad del vítreo de gran antigüedad.  Se cree que lo de calentar los granos hasta que explotaran fue el primer método de cocción del maíz para aztecas, incas y tribus norteamericanas.
 

El grano tiene unas densas reservas de almidón duro rodeadas por un grueso pericarpio. Cuando se calientan los granos, la humedad presente en su interior se expande creando tal presión (siete a diez veces mayor que la atmosfera exterior) que acaba reventando la cubierta. El almidón se gelatiniza y al enfriarse toma su característico aspecto y color.
 

Los granos de maíz de palomitas son pequeños y redondeados.

¿Sabías que cuando comes palomitas estás tomando cereales integrales? Lo mismo ocurre con el maíz dulce, ya que te comes el grano con su cubierta, su embrión y sus reservas de almidón.


Maíz “ceroso” (Z.m ceratina) (Waxy corn)
 

Está compuesto casi totalmente por amilopectina (un almidón "desordenado") y se destina al consumo humano: como fuente de almidón, como suplemento deportivo o para fabricar aperitivos, extrusionados como los gusanitos o fritos como los quicos.



Otras entradas que te podrían interesar:
 

ABECEAGRARIO: ENSILADO

CEREALES Y HARINAS PARA DUMMIES

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES CULTIVOS TRANSGÉNICOS?

sábado, 22 de abril de 2017

RESUELVE TUS DUDAS SOBRE EL ACEITE DE PALMA

Menuda se ha liado con el aceite de palma.

Recientemente algunos medios de comunicación y las omnipresentes redes sociales han vuelto a descubrir la cara “oscura” de este aceite, presente en tantos productos de consumo. Y como sociedad de consumo que somos, hemos devorado estas noticias, nos hemos asustado y escandalizado y hemos dedicado el doble de tiempo en hacer la compra por leer las etiquetas. 

Últimamente este aceite se colaba en todas las conversaciones, y a menudo preguntaban mi opinión. Así que decidí bucear un poco en el tema para poder informar convenientemente. Estas son las preguntas que me he hecho y aquí tenéis el resultado.

¿Qué es?

Es el aceite que se obtiene de la pulpa del fruto de la palma aceitera africana, cuyo nombre científico es Elaeis guineensis. De la semilla de dicho fruto se obtiene otro aceite distinto, el palmiste.

Un fruto, dos aceites, ¿quién da más?.Fuente:Tristantan/Pixabay.
 
La palma aceitera da grandes rendimientos con costes relativamente bajos de producción. Además su aceite tiene tantas aplicaciones en diversas industrias que la demanda mundial está asegurada. Estos tres factores explican su tremendo éxito. 
¿Sabías que la palma de aceite da el mayor rendimiento de aceite por unidad de superficie que cualquier otro cultivo? Por si fuera poco, de ella se obtienen dos tipos de aceite - palma y palmiste - ambos muy importantes en el comercio internacional. 
 La palma de aceite se cultiva actualmente como una “commodity” (materia prima cuya principal diferencia con los competidores se basa en el precio) en países con climas tropical como: Malasia, Indonesia, Nigeria y Colombia, Perú o Camerún. Fuente: Craig - Public Domain. Wikipedia

El aceite de palma en crudo tiene un intenso color rojizo debido a su riqueza en carotenoides. Tiene también licopenos y vitamina E pero sin embargo su perfil lipídico (la naturaleza de los ácidos grasos que lo componen) no es especialmente saludable porque tiene una importante proporción, en torno al 40-50%, de ácido palmítico, que es un ácido graso saturado (en el aceite de oliva por ejemplo está presente en un 11%). Esta abundancia de ag. saturados hace que se presente viscoso en ambiente tropical y sólido en climas templados como el nuestro. Estos ag. saturados resisten mejor el enranciamiento, otra ventaja más en la industria alimentaria.

El aceite y derivados de palmiste por su parte no poseen esos carotenos y la proporción de ag.saturados es mucho mayor (en torno al 80%).

El aceite de palma sin refinar es una fuente de calorías y un alimento de primera necesidad en muchos países en vías de desarrollo, donde habitualmente lo utilizan para cocinar. El problema es que nosotros consumimos aceite de palma refinado, sin vitaminas ni antioxidantes pero con todo su ácido palmítico. Y sobre todo porque, aunque no lo utilicemos para cocinar está tan presente en los alimentos ultraprocesados que resulta tremendamente fácil consumir mucha más cantidad de la recomendable sin darnos cuenta.

Producción tradicional de aceite de palma en Liberia. Fuente:  blk24ga, Wikimedia. Licencia CC BY 3.0,
¿Sabías que en la Unión Europea una persona consume una media de 59.3 kilos de aceite de palma al año?
¿Por qué es tan malo?

Antes que nada aclarar que, como ocurre en otras ocasiones, ni el árbol ni el aceite de sus frutos son malos en sí mismos. El problema viene con su uso, y con su abuso.

Se han identificado tres efectos negativos importantes del aceite en sí y de su producción: la salud de los consumidores, el medio ambiente y los derechos de los trabajadores de las plantaciones. Pero vayamos por partes.

Salud

La mala fama le viene al aceite de palma por dos razones: las grasas que lo componen y la presencia de sustancias indeseables que se originan durante el refinado.

Respecto a las grasas, simplemente decir que, de todas las grasas habidas y por haber, el ácido palmítico, no es precisamente de los mejores de cara a prevenir la aparición de colesterol “malo” o la diabetes. Más bien lo contrario. Si queréis saber más, os aconsejo esta entrada de Juan Revenga o este video-blog de Aitor Sánchez (Mi Dieta Cojea) donde lo explican muy bien.


Este es el famoso ácido palmítico, una grasa saturada de cadena relativamente larga. Fuente: Gominolas de petróleo.

 

El otro problema viene derivado de su procesamiento industrial. El refinado es un paso necesario para eliminar color, sabor y olor que se aplica al aceite de palma y a otros muchos aceites vegetales (en nuestro entorno quedarían libres el aceite de oliva virgen y el virgen extra). Al parecer, al calentar estos aceites a más de 200ºC se forman unos compuestos ( ésteres glicidílicos de ácidos grasos y MCPD) que se cree que pueden estar relacionados con el cáncer. La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha advertido sobre este hecho, admitiendo incluso que a día de hoy no se puede establecer un nivel de ingesta seguro.

Por último, seguro que muchos de vosotros os habréis enterado de la discusión en Twitter entre la periodista Samanta Villar y la empresa Hero en torno a la presencia de este aceite en leches de fórmula y otros productos infantiles. En el blog de Marian, Boticaria García lo explica estupendamente, y en esta entrevista de RNE (min 4.29 ) también, pero lo resumo por si acaso: la leche materna contiene este ácido graso porque el bebé lo necesita en ese momento de su desarrollo; pero en su versión de beta-palmitato. Las leches maternizadas, que intentan imitar en lo posible a la original, recurren a la grasa de palma, ya que contiene este ácido graso, pero en otra versión, el alfa-palmitato, que no tiene las mismas propiedades del original. Conscientes de ello, algunas marcas ya introducen beta-palmitato en la fórmula, y bien que lo publicitan, pero sin llegar a alcanzar la proporción de la leche materna.

Medio ambiente

El principal impacto ambiental del boom del aceite de palma se debe a la deforestación de selva tropical:

La deforestación, a vista de satélite. Fuente: NASA 
 
- Supone una pérdida inmensa de biodiversidad, que pone a muchas especies al borde de la extinción, no solo al orangután o al tigre de Sumatra, que al ser grandes y peludos se les hace más caso. 

- La pérdida de esta grandes masas vegetales capaces de captar el de CO2 que sobra en nuestra atmósfera lógicamente agrava el efecto invernadero 

- Para colmo, esa deforestación a veces va ligada a incendios en suelos de turbera, sobre los que se asientan estos cultivos. Estas turberas son antiguos depósitos de materia orgánica parcialmente descompuesta, que albergan en su interior bolsas de CO2 o CH4, ambos gases de efecto invernaderoque, al liberarse, agravan más aún la situación.

¿Sabías que entre el 85-95 de la producción mundial se encuentra en Malasia e Indonesia?

En septiembre de 2015, según cuenta Greenpeace se detectaron más de 130.000 focos de incendios provocados en selvas y turberas de las islas de Sumatra y Borneo. La industria del aceite de palma y el sector papelero estuvieron muy implicados en esta ola de incendios.

Derechos humanos


Las plantaciones de palma se han relacionado también con importantes abusos laborales, que se acercan incluso a condiciones de esclavitud, tal como denuncia Amnistía Internacional en este vídeo y el blog Carro de combate.


La palmera de aceite tiene una vida útil productiva de 50 años pero en la práctica se reduce a 20-25 años, ya que si se deja más tiempo crece tan alto que la recogida de los frutos se hace casi inviable. Los frutos se agrupan en una especie de piña que puede pesar unos 20 kilos y se arrancan con un palo largo terminado en cuchilla. Si a un trabajador le cae una de esas en la cabeza, habitualmente sin proteger con un casco, le puede hacer mucho daño. Fuente: EFE/Carlos Meneses

Explotación infantil, salarios por debajo del mínimo legal, excesiva carga de trabajo, ausencia total de medidas de protección, incluso en la manipulación de fitosanitarios, figuran entre las prácticas denunciadas por ONGs.

El mito del aceite sostenible

En vista de los problemas sociales y medioambientales que llevaban denunciándose desde hacía tiempo, se creó en 2004 la Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible, como entidad certificadora de que la producción del aceite de palma se hace siguiendo una serie de criterios: transparencia, respeto a las leyes locales y a los derechos de comunidades indígenas y la conservación de espacios de alto valor ecológico, entre otros. Se puede decir que tiene un papel importante y ha supuesto una mejora en algunos aspectos, pero de momento no es capaz de garantizar que, como algunas grandes empresas aseguran pomposamente, que “su aceite de palma proviene de fuentes sostenibles”.

En primer lugar porque bajo el paraguas de la RSPO están grandes empresas y pequeños propietarios, con sensibilidades y capacidades muy distintas respecto al respeto de los derechos y condiciones laborales. Las grandes compañías tipo Nestlé, Unilever o Pepsico compran el aceite a compañías locales también grandes, que se encargan del procesado y de la venta de los productos de palma ya refinados (y que no son precisamente transparentes). Podríamos decir que estas grandes empresas delegan la responsabilidad en sus proveedores y “se olvidan” del asunto.

Todo el aceite producido, sostenible o no, acaba mezclándose en las plantas refinadoras. Se podría establecer un sistema de trazabilidad pero eso sube el coste lo suficiente como para llevar las de perder en un mercado mundial donde es el precio el que manda . Eso sin contar con que, en numerosas ocasiones, se ha “pillado” a miembros de la mesa pasando olímpicamente de los principios de “sostenibilidad” que firmaron en su momento. Principios que como cuentan en esta entrada, están un poco obsoletos y pasan de puntillas por el tema de los derechos laborales.

Pero, ¿y si es tan malo por qué no lo han prohibido ya?

Básicamente porque nadie se ha muerto ni se ha puesto gravemente enfermo. Posiblemente los efectos negativos en la salud se vean a medio o largo plazo, pero lo mismo ocurre con el tabaco y el alcohol que tampoco están prohibidos. Eso no quiere decir que estemos completamente desprotegidos, el problema es que las legislación sobre alimentos va dos o tres pasos por detrás de la industria.

Hace más un siglo se crearon las grasas hidrogenadas, y en su momento se vendieron como más saludables que la grasa animal. Mucho tiempo después se descubrió que no eran tan saludables y se sacaron las grasas “trans” para sustituirlas, pero resulta que estas tampoco lo son. Y entonces llegó el aceite de palma, que tenía las cualidades necesarias, para sustituir a estas grasas (y supongo que incluso sería más barato de producir) pero que tampoco es ninguna maravilla.

¿Y eso cómo se traduce en el supermercado?
Aunque todavía pueden que queden alimentos con grasas trans o incluso hidrogenadas, lo que se lleva ahora son los “aceites vegetales”, dos palabras mágicas con las que colarnos todo tipo de aceites de origen vegetal, incluso el de colza, que como en España todavía da cierto repelús (infundado completamente, pero esa es otra historia). El Reglamento Europeo 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, que entró en vigor en 2014, permite el uso de esta expresión pero obliga a los productores a especificar entre paréntesis qué tipos de aceite se han utilizado, eso si las proporciones no hace falta ponerlas.

De esta manera se ha conseguido desenmascarar al aceite de palma, aunque el marketing sigue intentando disimular su presencia recurriendo a los derivados de estos aceites, listos para utilizar en los alimentos: aceite de palmiste, estearina de palma, palmoleina u oleina de palma, manteca de palma entre muchos otros, incluso el nombre científico de la especie.


 Otra buena opción es inventarte un palabro nuevo que de buen rollo, pero que te permita seguir utilizando este aceite sin especificar en qué proporciones.

¿Por qué y para qué se utiliza?

El aceite de palma se utiliza masivamente por dos razones principales: es muy barato de producir y muy versátil.
¿Sabías que el aceite de palma es el más consumido en el mundo?


Al fraccionar el aceite de palma se obtienen dos productos: la oleína y la estearina de palma. La oleína es más o menos liquida y se puede mezclar con otros aceites vegetales, mientas que la estearina es más sólida y se emplea en la producción de margarinas y jabones. Ambas las podemos ver en platos preparados, helados, salsas, margarinas, galletas, bollería, pizza, chocolates, confitería en general, aperitivos dulces y salados, pan de molde y un larguísimo etcétera de alimentos.

 Aparte del bajo precio, este aceite tiene otras características muy apreciadas por la industria alimentaria: esa capacidad de permanecer sólido a temperatura ambiente pero que al meterlo en la boca se funda agradablemente, la untuosidad que aporta a salsas o cremas, el toque crujiente que da a las galletas y que gracias a la peculiar estructura química de estas grasas, los productos tardan más en quedarse duros como piedras y en enranciarse, otra ventaja importante, sobre todo para los supermercados.

¿ Sabías que el 50 % de los alimentos y productos de consumo contienen aceite de palma?

Pero el aceite de palma también es habitual en productos de cosmética – cremas, pasta de dientes, geles de ducha y champús, se utiliza en los piensos para animales y para la obtención de biodiesel. De hecho, la Unión Europea que en el pasado fomentó la utilización de “agrocarburantes” para luchar contra el cambio climático, al hacer las cuentas ha tenido que admitir que estaba consiguiendo justo lo contrario.
 ¿Sabías que en la Unión Europea, el 50% del consumo de aceite de palma se destina a la producción de biodiesel?
¿Te suena la marca de jabón Palmolive?  El jabón original, lanzado en 1898, estaba hecho a base de aceites de oliva y palma.

¿Se puede sustituir?

Pues si, por poderse se puede perfectamente. Pero los aceites o grasas disponibles ni tienen esas ventajas a las que estamos acostumbrados ni son tan baratos de obtener.

Donde se ponga un buen croissant de mantequilla...son más caros si, pero no da tiempo a que se estropeen. Autor: Diego R.

Sin salir de nuestro entorno España y Europa tenemos aceite de oliva, de girasol y de colza. Otros aceites vegetales disponibles son el de soja, de algodón, coco...cada uno con sus peculiares características (y sus km a cuestas).

A varias cadenas de supermercados, incluso una ecológica, les ha faltado tiempo para pedirle a sus proveedores que dejen de usar aceite de palma o que busquen proveedores de aceite certificado como sostenible. Como gesto no está mal, seguro que le pone las pilas a esas grandes empresas. Pero, que queréis que os diga, me da cierto tufillo de actuación de cara a la galería o incluso de intento de sacar tajada al asunto más que otra cosa.

¿Y por qué de repente tiene tan mala fama?

Eso me gustaría saber a mí. Me intriga saber cómo se originó y a que se debe esta última ola de preocupación que tan pronto vino como parece que se está yendo.

 

¿Mi consejo?, mejor preocúpate por comer alimentos “de verdad”

Este aceite no es ningún veneno, no hay que tenerle miedo. Su consumo no sería un problema en el marco de una dieta saludable, como podría ser la dieta mediterránea (la que seguían nuestros abuelos, ojo), el problema es que cada vez nos alejamos más de ella por mucho que nos hagan creer lo contrario.

Al aceite de palma y todos sus derivados los encontramos principalmente en alimentos ultraprocesados, así que mi consejo es bastante obvio: “Más mercado y menos supermercado”, eso supondrá meterse en la cocina, no queda otra, y que este verano el postre sea una raja de sandía en vez de un helado.
 

Aquí seguro que no se esconde el aceite de palma.

Y si aún así hay que recurrir a producto procesado fijaros en la posición que ocupa este aceite o cualquiera de sus derivados en la lista de ingredientes: si la palma se lleva la palma, malo.

 

Otras entradas que podrían interesarte:

ALGUNAS COSAS INTERESANTES SOBRE EL ACEITE QUE NADIE TE HABÍA CONTADO HASTA AHORA

DESCUBRIENDO EL CACAO

TODO LO QUE QUERÍAS SABER SOBRE EL AZÚCAR

AGRICULTURA Y CAMBIO CLIMATICO. A ESPABILAR TOCA

domingo, 23 de octubre de 2016

¿SON LOS ORGANISMOS TRANSGÉNICOS PELIGROSOS PARA LA SALUD?

Hasta ahora he tratado los aspectos básicos, de una manera más o menos descriptiva, de los organismos transgénicos, pero ya tocaba meterse con los temas espinosos, y quizás el que más preocupa a la gente es el hipotético daño que podrían causar a la salud, al medio ambiente o a ambos.

Consciente de que me meto en un berenjenal, porque es un tema tremendamente polarizado, a esta entrada y varias de las que siguen les he dedicado un tiempo extra. Tiempo para investigar, preguntar y leer de aquí y de allá, buscando ideas y aproximaciones distintas que aporten algo más que los manidos argumentos tanto en favor como en contra de los transgénicos.

Así, aunque comience desmontando los típicos argumentos anti-transgénicos (algunos copiados literalmente), no esperéis las respuestas estereotipadas de los pro-transgénicos. De hecho, lo mismo ni siquiera encontráis respuestas, sino motivos para reflexionar.

Y como no quiero agobiaros con una entrada interminable (y eso que esta es larga, lo reconozco), voy a comenzar con las posibles afecciones a la salud, al medio ambiente ya le dedicaremos la próxima. En ambos casos, se pueden distinguir dos posibilidades: que sea el propio organismo transgénico el que cause el problema, o que el perjuicio venga por un mal uso del paquete "cultivo transgénico + herbicida", como sería el caso del famoso glifosato.

Los alimentos tienen un significado especial, nos asusta más lo que comemos que lo que respiramos, bebemos o tocamos.


¿Pueden provocar alergias?

EL MITO: Cada vez hay más gente con alergias, ¿qué es lo que ha cambiado durante todos estos años? la alimentación. Ummm, casualmente los OGM llevan unos 20 años con nosotros, ya está, ellos tienen la culpa.

Nuevos genes en nuestra dieta.

Cuando un nuevo gen se introduce en el genoma de una planta, como resultado final se produce una nueva proteína. Proteína que puede resultar completamente nueva en la dieta de un colectivo humano.

¿Eso significa que los transgénicos pueden causar alergias? Pues podría ser, pero la cosa no es tan simple y de momento no hay casos registrados por comer alimentos transgénicos destinados al consumo humano. Tampoco hay datos que relacionen la prevalencia de alergias con los OGMs.

En teoría cualquier proteína posee el potencial de desencadenar una reacción alérgica, pero afortunadamente solo ocurre cuando se dan una serie de circunstancias: que la superficie de la proteína presente una zona donde se pueden unir los anticuerpos IgE, que el sistema inmune de un individuo susceptible a ese alérgeno fabrique el anticuerpo, y que el individuo especialmente susceptible entre en contacto con el alérgeno en cuestión.

Resulta lógico pensar que, cuantas más alimentos transgénicos haya en el mercado, más gente habrá consumiendo proteínas nuevas en su dieta. Por tanto la posibilidad de que haya más casos aislados de reacciones alérgicas sería mayor. Sin embargo, asumir automáticamente que los alimentos genéticamente modificados causan alergias, así en general, no está justificado. 

Conviene no olvidar que existen alimentos genéticamente modificados a los que no se les añaden genes extraños a su genoma, sino que se anulan los genes que no interesan: es el caso del tomate Flavr Savor, la patata Innate o la manzana Arctic. Estos no tienen por qué causar problemas de alergia.


La patata Innate estaba modificada para aguantar mejor los golpes y no producir acrilamida al freírse. Lo cuento en esta entrada.


Los alimentos genéticamente modificados son los más vigilados


Para que un producto transgénico obtenga la autorización para su comercialización, debe superar estrictos controles, entre ellas las pruebas de alergenicidad. Estas prueban intentan valorar la capacidad para desencadenar una respuesta alérgica que puede tener alimento transgénico destinado al consumo humano.

Si se descubre que tiene un alérgeno potencial, sus probabilidades de ser aprobado son prácticamente nulas; esto ocurrió por ejemplo con una soja con genes de nueces del Brasil. Sólo las plantas transgénicas con una probabilidad muy baja de causar alergias pueden conseguir la aprobación de un comité científico.

¿Y que pruebas son esas? te preguntarás. En esta página las describen (en inglés) y aquí voy a citarlas simplemente: grado de similaridad con otros alérgenos, estabilidad de la proteína durante la digestión, test con muestras de sangre de individuos sensibles a las alergias y test en animales.

De todas maneras, las reacciones alérgicas resultan de complejas interacciones entre las sustancias y los sistemas inmunes individuales, por lo que no se pueden hacer evaluaciones del potencial alergénico de una sustancia con un 100 % de certeza. De momento, la única certeza es que acabe dándose tal reacción alérgica.

De todas maneras, no conviene olvidarnos que si se aplicara la misma preocupación frente a las alergias a los alimentos convencionales, en el supermercado no tendríamos ni apio, ni cacahuetes, ni huevos, ni marisco, ni un larguísimo etcétera de alimentos. De hecho, la propia OMS reconoce la diferencia "de trato" entre unos alimentos y otros: mientras que los OGMs y los alimentos obtenidos a partir de ellos son objeto de una evaluación muy rigurosa, no se llevan a cabo evaluaciones similares para los alimentos convencionales, aun considerando que las técnicas de mejora clásica para obtener nuevas variedades o los nuevos mecanismos de procesado de alimentos ya han dado algún susto que otro. Y es que la capacidad de desarrollar nuevos alérgenos no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de los OGMs.

Imagino que esta desconfianza se debe a la novedad de una tecnología que trabaja con las bases mismas de la vida, los genes, y al miedo de que estos genes se compartan de la manera más inesperada al insertarlos en otros organismos.

Lo que nos enseñó el maíz Star Link: quizás hay que buscar en otro lado.

Un buen ejemplo que nos muestra la paradoja de esto de las alergias y los OGM es la historia del maíz StarLink. A finales de los 90 se aprobó para la venta en los Estados Unidos esta variedad de maíz transgénico, pero sólo para usos no alimentarios, ya que contenía una proteína potencialmente alergénica. Pero resultó que aparecieron en la comida (concretamente en unos tacos de maíz) trazas de esta proteína y varias personas reclamaron que habían sufrido reacciones alérgicas a ella (ya sabéis cómo son los estadounidenses para estas cosas de las demandas). Aunque no se encontraron evidencias médicas, hubo que contemplar la posibilidad de que genes que codifiquen proteínas potencialmente alergénicas "escapen" de los cultivos transgénicos y aparezcan en alimentos convencionales.


Campo de maíz en Ontario. Fuente: Syngenta Canada

Está demostrado que algunos cultivos GM son potencialmente alergénicos, y por tanto no se han aprobado para consumo humano. Ahora bien, ¿cómo asegurarnos que esos genes no van a aparecer donde no son deseados? se me ocurre que redoblando esfuerzos para evitar la contaminación genética (ya hablaré de ello en otra entrada ) y aumentando las pruebas que se hacen a los alimentos convencionales. Y no se a vosotros, pero me da que ambas medidas deben costar un dinerito.


Recopilando

Razones por las que no tienes que preocuparte en exceso; salvo que tengas la desgracia de ser especialmente sensible a todos los alérgenos habidos y por haber, y la preocupación la lleves ya de serie:

1. Apenas se han comercializado frutas y verduras transgénicas, más que nada por razones de mercado. ¿cuánta gente compraría un tomate transgénico a sabiendas de que lo es?. Si hasta McDonalds rechazó la patata Innate por razones de imagen.

2. Ya hemos visto que los OGMs siguen un proceso de evaluación de alergias bastante exhaustivo, que no se limita a los alérgenos más comunes. Y debe funcionar porque según las OMS, no se han encontrado efectos alérgicos relacionados con los alimentos GM disponibles actualmente en el mercado.

3. Prácticamente ninguno de los productos transgénicos que se utilizan te lo vas a comer : la soja y el maíz van para piensos; la colza para aceite o biodiesel y el algodón va para ropa o billetes (y creo que ya nos habríamos enterado si hubieran provocado alergias por contacto).

4. Y además si vives en la Unión Europea las probabilidades de encontrártelos son muy pequeñas; porque apenas se cultivan (ya vimos que en zonas puntuales), porque para comercializarlo es necesario que la EFSA de su visto bueno (y suele tardar en hacerlo) y porque es obligatorio advertirlo en el etiquetado, y entonces volvemos al punto nº1 (yo todavía no he encontrado un solo producto que me advierta que puede contener OGM). 


Lo normal es encontrar productos que dicen que NO tienen transgénicos, incluso aunque jamás pudieran tenerlos, como la sal. Fuente



¿Y si fuera al revés?

De la misma manera que se está trabajando en un trigo apto para celiacos, ¿nunca te has parado a pensar que la biotecnología podría conseguir alimentos no alergénicos ?.


Unos cacahuetes o cualquier otro fruto seco no alérgeno gracias a la biotecnología le harían más fácil la vida a más de una madre de niño alérgico. Fuente



¿Son tóxicos? ¿Dañan los órganos?

MITO: "Los transgénicos dañan el hígado" o "afectan a la fertilidad de los mamíferos" son argumentos frecuentes. Pero el que mejor demuestra los amplios conocimientos del autor sobre el tema (modo ironía ON) es el siguiente "la transferencia genética de ciertos seres, da lugar a otros seres tóxicos. Es decir, para hacer que un alimento sea resistente a X bacteria, se la altera para genere X toxina que la mantenga a salvo de los perjuicios de la bacteria".

En este punto entramos en el debate infinito: los promotores dicen que no hay estudios que prueben que los transgénicos sean dañinos, mientras que los detractores afirman que no hay suficientes estudios que prueben de una manera convincente que estos productos son seguros. Si realmente es esto lo que os interesa, podéis ir directamente al último apartado de esta entrada donde expongo mi opinión.

Lo que dice la OMS

Según este organismo internacional, en principio imparcial, "los alimentos modificados genéticamente actualmente disponibles en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo y no es probable que presenten riesgos para la salud humana. Además, no se han demostrado efectos sobre la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos por la población general en los países donde fueron aprobados".

También dice que como cada alimento genéticamente modificado es muy distinto al resto, se debe evaluar su inocuidad individualmente, y por tanto no se puede generalizar. Recomienda el uso de las guías del Codex Alimentarius para la evaluación de la seguridad de los OGM, ya que constituyen las normas internacionales armonizadas para garantizar la salubridad de los alimentos.

¿Y en qué consisten esas evaluaciones de riesgo?. Aparte de ser bastante exhaustivas  tienen en cuenta los siguientes aspectos: efectos directos en la salud (toxicidad), potencial para provocar reacciones alérgicas, existencia de componentes específicos que pudieran tener propiedades tóxicas o nutricionales, la estabilidad del gen insertado, los efectos nutricionales asociados con la modificación genética y cualquier efecto no intencionado que pudiera resultar de la inserción del gen.

 

Pensando a largo plazo

Asi que podemos estar seguros de que los OGMs han pasado unos exámenes muy duros para salir al mercado. Pero, ¿y si luego aparece algún problema que no se supo o no se pudo detectar en su momento?. 

La propia OMS recuerda que "la base para evaluar su inocuidad debe ser el uso continuo de evaluaciones de riesgo después de la comercialización" y la propia normativa europea prevé la obligatoriedad de hacer estas evaluaciones por parte de la entidad que solicita la autorización para comercializar el OGM en cuestión. ¿Se cumple?, ni idea. Aquí se puede acceder a los estudios post-comercialización de los efectos ambientales, elaborados por las casas de semillas.


La dieta de un consumidor medio no se parece en nada a la de un ratón de laboratorio.


¿Crea bacterias resistentes a los antibióticos? 

Otra de las causas de preocupación es que el consumo de vegetales GM pueda dar lugar al desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos.

¿Cómo podría ocurrir esto? Tal como explicaba en mi primera entrada sobre transgénicos, aparte de meterles el gen que nos interesa se les incorporan genes de resistencia a antibióticos que sirven como marcadores, para poder comprobar que la transferencia de genes ha funcionado. Por tanto, podría existir la posibilidad de que esos genes acabaran en las bacterias del tracto intestinal mediante un proceso de "Transferencia Horizontal de Genes" (THG).

En otras palabras, que si te comieras un tomate transgénico, el gen de resistencia a los antibióticos que lleva incorporado pudiera transferirse a las bacterias que viven en tu intestino. Se sabe que la THG ocurre muy frecuentemente entre distintas bacterias, sin embargo la THG de plantas a bacterias u organismos pluricelulares (plantas, animales u hongos) se considera muy poco habitual, por lo que la probabilidad de que se dieran la transferencia es minúscula, eso en el caso de que el gen llegara intacto al intestino.

Personalmente veo más sencillo cambiar de gen marcador, que de hecho ya se hace, que de convencer a media humanidad para que utilice los antibióticos como es debido, ya que este uso abusivo ha demostrado tener un efecto no solo real, sino cada vez más preocupante en la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos.


Visto esta misma mañana en el centro de salud.


¿Es el glifosato un veneno?

MITO: "Finalmente la OMS confirma que el glifosato nos está matando"

Para las plantas si, desde luego. Para las personas, pues francamente, ni idea. Hay tal cantidad de estudios, unos dicen una cosa y otros la contraria, que una ya no sabe a qué atenerse. Pero vayamos por partes, a ver si nos aclaramos.

Más allá de Monsanto y los transgénicos

El glifosato es el principio activo de numerosos herbicidas comerciales. Lo asociamos automáticamente a Monsanto porque fue un trabajador de la compañía,  John E. Franz el que descubrió sus propiedades como herbicida en 1970. Se comercializó cuatro años después, pero despegó allá por los años 90 gracias al desarrollo de los cultivos transgénicos resistentes a glifosato, los famosos RoundUp Ready de Monsanto.

La patente del glifosato expiró en 2000, y actualmente muchas compañías comercializan este principio activo con diversas formulaciones y nombres comerciales, y para los usos más diversos: agricultura, jardinería o mantenimiento de carreteras y vías de tren limpias de maleza (para evitar incendios principalmente). De hecho no necesitas sembrar soja o maíz transgénicos para poder usarlo, en tiendas on-line, en cualquier centro comercial o en un vivero lo tienes a mano.


¿Qué es y cómo funciona el glifosato?

Es un herbicida de amplio espectro y no selectivo, es decir que no se salva ni una planta, lo mismo acaba con las de hoja estrecha (osea gramíneas), las de hoja  ancha (el resto de malas hierbas) o incluso leñosas, de ahí que se use tanto.

Lo bonitas que son y la guerra que dan cuando crecen donde no se las quiere


Es también sistémico, es decir que entra en la planta, normalmente a través de las hojas para ir migrando otras partes de la planta a hacer de las suyas. Principalmente inhibe la ruta de biosíntesis de aminoácidos aromáticos, la "ruta del shiquimato" entre otras trastadas que causan tal desbarajuste en las células vegetales que acaban muriendo.


Un poquito de humor siempre viene bien. Cuando leí eso de que algunos ayuntamientos pensaban sustituir el glifosato por una solución de vinagre (bueno realmente de ácido acético más concentrado), no pude evitar hacer el chiste.
 
Y especifico lo de células vegetales porque es uno de los argumentos que a menudo se utilizan para demostrar su seguridad. Como afecta a una serie de reacciones químicas que sólo tienen las plantas y algunas algas, en principio no tendría por qué afectarnos. Bueno, al menos sabemos que no nos secará en cuestión de días.

Pero tampoco es una sustancia completamente inocua, tanto la materia activa como sus metabolitos se consideran generalmente productos de toxicidad baja, tanto aguda como crónica, para humanos. Y lógicamente las fichas de seguridad del producto te informan de su toxicidad, las instrucciones de manejo y qué hacer en caso de intoxicación. Aquí tenéis la ficha genérica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.


Sus efectos negativos: Cría la fama y échate a dormir

El glifosato ya no se puede quitar la fama de ser el malo más malvado de los todos los herbicidas, aunque los haya peores. Quizás parte de esta fama se deba simplemente a que Monsanto en su momento tuvo una estrategia de imagen corporativa y comunicación mas bien desastrosa.

Se le han atribuido varios efectos negativos: como disruptor endocrino (causando problemas de fertilidad y determinados cánceres ligados a hormonas), como neurotóxico, tóxico para diversos órganos o tejidos, y por último, casi lo que más miedo da al personal, como cancerígeno. Voy a detenerme sólo en este punto porque ilustra bastante bien los entresijos de la ciencia en estos menesteres. 

Hace no mucho la IARC, la sección de la OMS dedicada a las investigaciones sobre el cáncer, en una evaluación de cinco productos fitosanitarios organofosforados, metía al glifosato en la categoría 2A, el de las sustancias que probablemente pueden causar cáncer. Para el glifosato en concreto, los investigadores han encontrado suficiente evidencia de que puede producir cáncer en animales de laboratorio, pero esta evidencia es limitada en el caso de humanos. En base a estos resultados, metieron al glifosato en el cajón de la discordia. Enseguida varias entidades cuestionaron esta afirmación, entre ellas lógicamente los productores, porque según ellos obviaban muchos estudios, que casualmente les beneficiaban a ellos. La IARC explicó que solo se basan en datos de dominio público y disponibles para una revisión científica independiente, y que habían incluido los estudios procedentes de la industria que cumplían con esos criterios.



En este video lo explican bastante bien (en inglés claro). En resumen: lo que hizo la IARC es revisar la literatura científica disponible hasta el momento, e ir clasificándola en distintos cajones según sus conclusiones. Ganó el cajón 2A.

Mientras tanto, los lobbies anti-transgénicos arrimaron el ascua a su sardina y directamente lo han vendido como que la OMS les da la razón. El resto de productos fitosanitarios evaluados, al parecer a nadie le importan, y eso que se usan, algunos incluso en la casa y el jardín.


Un nuevo actor entra en escena

Por si fuera poco, ahora resulta que se ha descubierto que alguno de los ingredientes de las preparaciones comerciales del herbicida, concretamente algunos surfactantes (el más famoso es el Polioxietilenamino, POEA) puede que tengan efectos negativos por si solos o que agraven los causados por el glifosato.

Estos surfactantes son una especie de "detergentes" que ayudan a las gotas de agua que transportan el glifosato a quedarse pegaditas a la hoja, de manera que el producto pueda entrar mejor. Si no se utilizaran haría falta más cantidad de glifosato para conseguir el mismo efecto.

El problema es que estas sustancias al formar parte de los componentes inertes, algo así como los excipientes de las medicinas, se han mantenido hasta hace poco fuera del debate.  

Ficha técnica del herbicida RoundUp Plus, tomada de la página de Monsanto. Estas fichas ofrecen toda la información técnica relativa al herbicida y su manejo seguro. Pero sobre los componentes inertes o surfactantes no suele haber información, imagino que porque cada fabricante tiene su "fórmula secreta", que les hace mejores que el resto de preparaciones comerciales de herbicidas.

En resumen

Ni recurriendo a mis fuentes de información oficiales de referencia me queda del todo claro el asunto.

Mientras que la IARC toma en consideración (entre otras evidencias) las situaciones en las que se utilizan las preparaciones comerciales de glifosato, la EFSA se limita a estudiar cada molécula por separado y emite su dictamen. Por cierto, esta entidad no considera que el glifosato pueda ser genotóxico o que pueda suponer un riesgo de cáncer en humanos. Respecto a la toxicidad en general, al menos ha establecido por primera vez umbrales de toxicidad, tanto para los operarios como para los consumidores. 

Así resulta difícil separar la toxicidad del glifosato puro del efecto de otras sustancias químicas presentes en las preparaciones comerciales, como los surfactantes, de las que no se sabe cuánto o cómo contribuyen a la toxicidad total. Se sabe que el glifosato causa problemas en roedores de laboratorio, pero falta información sobre los efectos de las dosis que puedan estar recibiendo las personas en situaciones reales.

De nuevo surge la misma idea: además de costosas y rigurosas pruebas previas a la autorización de las preparaciones comerciales, hace falta un buen control posterior de lo que ocurre una vez el producto se utiliza en el campo de manera habitual.


Una historia curiosa la del Glifotest. Un dispositivo similar a un test de embarazo, que sería capaz de detectar presencia de glifosato, de manera totalmente casera, en el agua o diversos productos. La idea surgió de unos profesores de genética en la Universidad de Buenos Aires, a raíz de que unos investigadores encontraran este herbicida en algodón, gasas, hisopos, toallitas y tampones, y lo que iba a ser un trabajo de prácticas para los estudiantes se convirtió en proyecto de negocio. La idea es que sea capaz de detectar concentraciones que sean perjudiciales para la salud (las encontrados en los productos de algodón estaban en muy bajas concentraciones, según la OMS no perjudiciales). Lo más gracioso del asunto es que el mecanismo de detección se basa en ¡¡ bacterias modificadas genéticamente!!. De momento sigue en fase de proyecto.                           ¿Llegaremos a verlo? se aceptan apuestas. 

 
Sobre la carta de los premios Nobel, la crisis de credibilidad y la búsqueda del riesgo 0. 

Posiblemente hayáis oído hablar de la famosa carta firmada por más de cien premios Nobel, en la que "regañaban" a Greenpeace por rechazar todo tipo de alimentos transgénicos. Nada menos que 110 premiados y la opinión de 276 instituciones científicas, basándose en más de 2.000 estudios científicos (aquí tienes una base de datos para consultar estudios sobre el tema), han llegado a la conclusión que "los alimentos transgénicos no presentan un riesgo mayor para el consumo humano y el medio ambiente respecto al alimento convencional".

Toda esta cantidad de científicos (laureados o no) y de estudios ¿debería bastarnos?. Y es que, otro de los mantras que se repiten hasta la saciedad desde el bando de los pro-transgénicos es el del consenso científico. Pero quizás, este consenso no sea tan amplio como nos quieren hacer creer, ya que existen grupos de científicos críticos o escépticos tanto en Europa como en EEUU.

La falta de consenso no significa directamente que haya científicos en contra de esta tecnología ni que los transgénicos sean peligrosos. Simplemente que algunos científicos, quisquillosos ellos (como debe ser), cuestionan la validez y representatividad de algunos estudios, especialmente los que arrojan resultados descaradamente positivos, porque los experimentos no estén bien diseñados, porque sean a corto plazo, por no estar bien interpretados, por estar financiados por la industria productora, etc.

Pero claro, al ciudadano medio, que apenas sabe lo que es un organismo transgénico, los intríngulis del método científico le suenan a chino. Si me pierdo hasta yo, que soy de ciencias. Tanto los pro-transgénicos como los anti transgénicos citan una y otra vez a los científicos y sus estudios pero al final, como no sabes a quien creer y ves conspiraciones por todos lados, acabas por no creer a nadie, o quedándote con la conspiración que más te convence o que mejor te han vendido.

¿Qué hacer entonces?, ¿qué pensar?. En la editorial de un especial sobre OGMs de la revista Nature dan una buena pista: en esto de los cultivos GM, una buena medida de la falacia de una declaración es la convicción con la que se expresa. Y es que ya lo decía Voltaire, "La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda".

Los transgénicos están aquí para quedarse, y sabemos que no hay manera de eliminar totalmente el riesgo que pueden suponer para la salud o el medio ambiente, de la misma manera que montamos en avión, en coche o en bici sabiendo que podemos tener un accidente. Ya no nos queda otra que hacer el camino juntos, pero mientras avanzamos es perfectamente lícito, y necesario, pensar en los problemas que pueden ir dándose y crear una especie de red de seguridad en forma de conocimiento científico (del bueno) que nos proteja.  



Principales fuentes utilizadas para la elaboración de esta entrada:



OTRAS ENTRADAS QUE PUEDEN INTERESARTE