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miércoles, 23 de octubre de 2019

LAS ENSALADAS DE BOLSA, ¿CÓMO SE HACEN?

Para recolectar la verdura de tu sopa minestrone, alguien ha tenido que doblar el espinazo. Fuente: Grupo Citrus


 

La ensalada mixta hace tiempo que fue destronada. La lechuga romana, también llamada "oreja de mulo" esa grandota que dominaba el panorama lechuguil hace no tanto, ahora ocupa una esquinita en los murales refrigerados del supermercado. Y es que todavía permanecen algunos restos de esa ola gastronómica que nos hizo pensar que la típica ensalada de lechuga tomate y cebolla era "demasiado simple". Como ahora la gracia está en mezclar lechugas de distintos colores y formas, han llegado las ensaladas de bolsa para facilitarnos la tarea: listas para coger y consumir, ofreciendo la cantidad necesaria de lechugas y otras hojas siempre tiernas y con muchas combinaciones donde elegir.
 
Pues bien, detrás de algo tan simple como pueda parecer una ensalada de bolsa está el trabajo de profesionales muy distintos: el desarrollador de variedades vegetales, los agricultores y trabajadores del campo que las cultivan, cuidan y recogen, los que diseñan la maquinaria para recoger las lechugas y procesarlas en tiempo record, los que garantizan la calidad e higiene en todo el proceso....como para que una foto de una rana dentro de un paquete arruine todo ese esfuerzo colectivo.
 
Y es que, hace no mucho, Miguel Angel Lurueña (de Gominolas de petróleo) escribió una entrada para Eroski hablando precisamente de esta posibilidad, y de las medidas que existen para evitarlo. Pero como yo también llevaba tiempo queriendo explicar cómo se hacen las ensaladas de bolsa, pues voy a intentar complementar esa información. Que no se diga que en Internet no hay información de la buena.  


La cuarta gama, ¿qué es eso?
 

Si os digo que las ensaladas de bolsa son un típico producto de cuarta gama, ¿a qué pensáis que me refiero? Es más simple de lo que suena y os lo voy a contar para que podáis presumir de culturilla agroalimentaria.
 

Se entiende por "Cuarta gama" el procesado de hortalizas y frutas frescas limpias, troceadas y envasadas para su consumo. El producto mantiene sus propiedades naturales y frescas. Eso sí, tiene una fecha de caducidad alrededor de 7 a 10 días.
 

Los alimentos más frecuentes en la cuarta gama son verduras de hoja (lechugas, espinacas, acelgas), hortalizas para sopa, frutas, etc. La oferta se está abriendo, y de qué manera, al mundo de las hortalizas mini (tomates cherry, zanahorias baby, pepino, rabanitos...) como opciones de aperitivo saludable.
 

Entonces, si hay una cuarta gama, ¿existirá una primera, segunda y tercera?. Efectivamente. La primera gama son los productos hortofrutícolas recolectados y distribuidos en fresco desde su origen. La segunda gama son las conservas, productos sometidos a un proceso de esterilización y envasado hermético que permite conservarlo durante años. La tercera gama son los productos congelados, sometidos a -18ºC y de caducidad media.
 

Como el mundo de la alimentación ha seguido evolucionando hoy tenemos ya una quinta gama : hortalizas frescas que han sufrido un tratamiento térmico menos agresivo que la esterilización y por tanto tienen una vida útil menor, de unos tres meses en condiciones de refrigeración. Las mazorcas de maíz o la remolacha cocida son dos ejemplos conocidos. Se habla incluso de una sexta gama, que correspondería a los productos deshidratados o liofilizados, como las setas secas o los preparados para hacerte un rissoto.
 

Pero volvamos de nuevo a nuestras verduras frescas y envasadas. Aunque realmente hablaremos de lechugas, así en genérico, porque nos centraremos en ellas.
 


El proceso de elaboración de una ensalada de bolsa

Desde su recolección, los distintos tipos de lechuga son tratados de manera rápida y delicada a la vez, para que lleguen en las mejores condiciones posibles a manos del consumidor. Esto se traduce por ejemplo en que las hojas tengan un color, una textura y un sabor atractivos, que la vida útil del producto sea la mayor posible e incluso, que conserven un alto contenido en elementos saludables.
 

¿Sabías que los tres pilares de la calidad en productos de "cuarta gama" son la calidad de la materia prima, el no romper la cadena de frío y la fecha de caducidad del producto?
 

Para asegurar esa calidad se cuidan varios aspectos: la elección de las variedades a cultivar, las condiciones climáticas y el manejo del cultivo, el grado de madurez en la recolección, los métodos y la forma de cosechar las verduras y por último, la manipulación y tratamiento del producto en las plantas de envasado. Vamos a ver por qué es importante cada cosa.
 

En primer lugar hay que seleccionar la materia prima básica, las distintas variedades de hortalizas de hoja. Tenemos lechugas (Lactuca sativa) acogolladas como la clásica romana, los cogollos, la Iceberg o las Batavia y Trocadero, algo más "exclusivas". Las hay también de hojas sueltas, las típicas hoja de roble verde o roja y los Lollo rosso y verde. Para ensaladas no pueden faltar las escarolas (Chicorium endivia), la achicoria o radicchio (Chichorium intybus), los canónigos (Valerianella locusta) y la rúcula (Eruca sativa). Terminamos con las espinacas (Spinacia oleracea), que se han incorporado al mundo de las ensaladas y las humildes acelgas (Beta vulgaris).




 ¿Sabías que la endivia es una variedad de escarola?


Este semillero de lechuguitas iba para el huerto, pero bien podría haberse convertido en una ensalada de esas en plan "gourmet", pero casero.
 
De todas estas especies se suelen seleccionar variedades atractivas al consumidor, pero también que sean capaces de adaptarse a una metodología de cultivo, y sobre todo de cosecha un tanto particular. En este tipo de productos, la recolección es un paso muy importante, que se hará de manera mecánica o manual en función del tipo de cultivo: manual para piezas grandes - lechugas, acelgas, escarolas...- y mecánica para las hojas pequeñas (que en el fondo son los brotes tiernos de algunas variedades). 

Muchas de las verduras de hoja se cultivan en caballones, ¿os acordáis de qué eran?.  Fuente: Florette 

Sin embargo, las verduras destinadas a brote tierno se suelen cultivar en invernaderos cada vez más tecnificados. Fuente: Primaflor
 
Pero, ¿cómo recolectar miles y miles de hojas de una sola vez sin que apenas se dañen?. La recolección de las típicas hojas enteras (espinacas, hoja de roble, lollos, canónigos, también llamadas en la industria "baby leaf") se realiza con una maquinaria especializada que recuerda a una cuchilla de afeitar. En este caso, las variedades utilizadas deben ser resistentes, ya que este tipo de recolección, por muy desarrollada que esté, es inevitable que provoque lesiones en las hojas (que pueden provocar la pérdida de agua y de valor comercial) y se incorporen cuerpos extraños como tierra, piedras, restos de otras plantas, etc.


Para la cosecha mecánica se utilizan artilugios como este. Fuente

Una vez cosechados, lo ideal es transportar las lechugas lo más rápido a la planta de selección y envasado. Para ello, la mejor opción es situar estas plantas cerca de campos de cultivo, y obviamente tener plantas en distintos puntos de la geografía para disminuir el tiempo (y el coste) de transporte. Por tanto, podemos afirmar que las ensaladas de bolsa son productos de cercanía.
 

Aunque se transportan en camiones refrigerados, se puede decir que en cuanto las lechugas entran en la planta, llegan a los dominios del frío. Lo primero que se hace es pre-enfriar el producto utilizando distintas técnicas en función del tipo de verdura, para que llegue a los 5 - 4ºC. A continuación se pesa (es importante saber la cantidad de producto que entra y la que se pierde) y se lleva a cabo un control de calidad inicial. Los lotes de lechugas que pasan dicho examen se almacenan, de manera que la línea de producción esté siempre abastecida de los distintos tipos de lechuga con los que trabaja la planta.
 

Para hacer esa ensalada que te vas a comer, alguien ha pasado mucho frio.

jueves, 27 de abril de 2017

QUE NO TE ENGAÑEN, NO TODO EL MAÍZ ES IGUAL

Hace poco recordaba con unos amigos una anécdota de mis veranos en el pueblo. Ya se me había pasado la ilusión de ser granjera, pero la afición por cosechar lo que fuera todavía la mantenía.
 

Un familiar plantaba maíz para complementar la alimentación de sus vacas de leche, y mis primas y yo le birlamos unas cuantas mazorcas. Nadie nos avisó que se trataba de maíz forrajero, y que no nos iba a servir de gran cosa. O a lo mejor lo hicieron, pero seguramente éramos preadolescentes y no quisimos hacerles caso. Intentamos hacer palomitas con ellas y salieron algunas, sosas como ella solas y tras quemar la mayoría de los granos.
 

Reconocedlo, ¿a cuántos de vosotros no os hubiera pasado lo mismo? Y es que siendo sincera, antes de meterme en esto de la divulgación agraria no era consciente de que existen variedades de maíz muy distintas entre sí, cada una apta para un uso distinto. Y de eso va esta entrada, para que, si se presenta la ocasión, no hagáis el panoli como yo lo hice. 

Seguramente no hay una planta en el mundo más versátil que el maíz. Se aprovecha casi toda ella para los usos más diversos. Fuente


Los distintos tipos de maíz que existen varian en la composición de su endospermo . También cambia la forma o el color del grano. Fuente.
 
Cada tipo de maíz tiene organizado el endospermo a su manera, y eso condiciona sus distintos usos.(Hard= depósito de almidon duro o vítreo)(Soft= depósitos de almidón blandos o harinosos)

Maíz dentado (Zea mays indentata) (Dent corn)


Se utiliza para alimentar al ganado y a las personas. Tiene también infinidad de usos industriales. 

Su grano es normalmente de color amarillo o blanco. Tiene el almidón dispuesto en dos depósitos distintos: duro o córneo en los laterales y blando o harinoso hacia el centro. Al secarse el grano el depósito blando colapsa y se forma la característica hendidura que le da nombre.
 



En Europa y Norteamérica se utiliza sobre todo para alimentación animal. El grano seco, molido o no, se incorpora a los piensos. La planta entera, con las mazorcas ya formadas pero aún verde, se fermenta en ensilados para aprovechar al máximo todos los nutrientes. 

Pero también se utiliza muchísimo en las más diversas industrias: interviene o está presente en la fabricación de alimentos (seguro que os suena el almidón modificado de maíz o el sirope o jarabe de glucosa-fructosa), en medicamentos (aspirinas o antibióticos), en bebidas alcohólicas, en papeles, adhesivos, tejidos, plásticos biodegradables, y como no, en la producción de biodiesel.
 

¿Sabías que el maíz en sus diversas formas es un ingrediente de más de 3.000 productos del supermercado?

Maíz harinoso (Z.m. amylacea )(Soft corn) 

Produce harina con la que se elaboran alimentos horneados, muy populares en algunos países.

Su grano prácticamente solo tiene depósitos de almidón blandos, por lo que una vez seco se puede moler con facilidad. Normalmente es blanco, pero también existen variedades de otros colores como el azul.
 

Foto: Óscar Palacios Velarde / Biodiversidad mexicana.

Maíz dulce (Z. m. saccharata) (Sweet corn)


Este maíz debe su dulzor a su mayor contenido en azúcares que el resto de variedades: un 10% frente al 4% del maíz dentado. Aún así, se ha de consumir en estado inmaduro, cuando los granos están todavía tiernos y no ha comenzado la conversión de azúcar en almidón. 

Lo consumimos enlatado, congelado, cocido o incluso en fresco en su propia mazorca. En este caso y teniendo en cuenta que casi la mitad del azúcar se puede convertir en almidón en sólo 24 horas tras ser recolectado, ¡¡ tienes que buscarlos muy frescos !!. 



Maíz vítreo o córneo (Z.m indurata) (Flint corn)

Tiene usos similares al maíz dentado, especialmente los destinados al consumo humano. Por ejemplo, según nos cuenta el catálogo online de una casa de semillas, los granos de esta variedad se destinan a la fabricación de cereales de desayuno de alta calidad. 

Se cultiva sobre todo en Centro y Sudamérica. También se lo conoce como maíz indio y se utiliza incluso para decorar, ya que posee granos de distintos colores. El grano es liso y redondeado, prácticamente sólo tiene reservas de almidón duro y la capa que lo protege (el pericarpio) es bastante gruesa.
 

Fuente: Sam Fentress, CC BY-SA 2.0/ Wikimedia.

 

Maíz para palomitas (Z. m. everta) (Pop corn)
 

Se considera una subvariedad del vítreo de gran antigüedad.  Se cree que lo de calentar los granos hasta que explotaran fue el primer método de cocción del maíz para aztecas, incas y tribus norteamericanas.
 

El grano tiene unas densas reservas de almidón duro rodeadas por un grueso pericarpio. Cuando se calientan los granos, la humedad presente en su interior se expande creando tal presión (siete a diez veces mayor que la atmosfera exterior) que acaba reventando la cubierta. El almidón se gelatiniza y al enfriarse toma su característico aspecto y color.
 

Los granos de maíz de palomitas son pequeños y redondeados.

¿Sabías que cuando comes palomitas estás tomando cereales integrales? Lo mismo ocurre con el maíz dulce, ya que te comes el grano con su cubierta, su embrión y sus reservas de almidón.


Maíz “ceroso” (Z.m ceratina) (Waxy corn)
 

Está compuesto casi totalmente por amilopectina (un almidón "desordenado") y se destina al consumo humano: como fuente de almidón, como suplemento deportivo o para fabricar aperitivos, extrusionados como los gusanitos o fritos como los quicos.



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