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lunes, 12 de diciembre de 2022

¿QUÉ ES EXACTAMENTE UNA MACROGRANJA?

Spoiler: lo que tu consideres que sea, es decir, nada en concreto.

Si la agricultura tiene sus plaguicidas y sus transgénicos como principales villanos de la historia, la ganadería no iba a ser menos y tiene a las macrogranjas como enemigo chungo número uno.

¿Macro?granja de vacuno en Navarra. Foto de Pedro Armestre/Greenpeace. Tomada de aquí.


Hace casi un año, a raíz de las declaraciones de un ministro, decidí dedicar una serie de entradas en este blog a aclarar ciertos conceptos: ganadería intensiva, extensiva, familiar, etc. Como la vida sigue y acabé un poco cansada del tema, precisamente faltó hablar de las macrogranjas. Así que ya tocaba.

No seré yo una negacionista de este tipo de explotaciones, porque evidentemente existen; al fin y al cabo es una granja a la que se le ha puesto el prefijo macro para destacar que es especialmente grande. Ahora bien, ¿cómo cuánto de grande? habrá que ponerse de acuerdo en cuáles son sus características, ya que a día de hoy esa figura no está contemplada como tal en la normativa.
 

¿Qué define a una macrogranja?
 

Mucha gente considerará macrogranja a cualquier explotación intensiva que concentre muchos animales en un espacio limitado. Pero, de nuevo, ¿cuántos son muchos animales? Mil gallinas serán una barbaridad para quien considera que un corral típico es la granja ideal. O 300 vacas de leche serían muchísimas si lo comparamos con las 33 de media que había en las granjas de hace más de veinte años.
 

Sala de ordeño de una granja de unas 300 vacas en lactación (son las que dan leche, que luego hay que sumar a las jovenzuelas y las que están descansando). ¿Te parecen muchas o pocas vacas?

Como basarse en criterios subjetivos no suele ser buena idea, lo mejor es acudir a la normativa para orientarnos un poco. Existe legislación bastante reciente que establece las normas que deben cumplir las granjas intensivas de cerdos y aves (la de vacuno lleva tramitándose desde hace tiempo) particularmente en sus aspectos ambientales, de bienestar animal y de sanidad.  

 

Por ejemplo, el Real Decreto 306/2020, que establece normas básicas de ordenación de las granjas porcinas intensivas y recoge cuatro tipos de granjas según su capacidad productiva: desde las explotaciones pequeñas con una capacidad máxima de 5,1 UGM hasta las que tienen de 480 hasta 720 UGM. O lo que es lo mismo, en el caso de una granja de ciclo cerrado (en la que se lleva a cabo el proceso completo de cría y engorde) tendríamos una granja capaz de albergar en un momento dado a unas 750 cerdas y a toda su descendencia (12 lechones por cerda) ya lista para sacrificar, es decir un total de 9750 cerdos adultos. Para que entendáis mejor que es esto de las UGM os he preparado este abeceagrario.

 

Nave de engorde de lechones. Así a primera vista tiene un tamaño medio. Habría que ver cómo es la granja en su conjunto.

Obviamente, las granjas que tienen muchos animales viviendo, comiendo y cagando en un espacio reducido suponen una amenaza medioambiental nada desdeñable. Por tanto, otra manera de establecer ciertos límites al tamaño de las granjas es fijándose en sus emisiones, ya sean de residuos o de gases de efecto invernadero. Estos parámetros obligan a los propietarios de las granjas a incorporar una serie de medidas en la granja que permitan controlar y minimizar los residuos.
 

¿Sabías que la ganadería aviar y porcina intensiva es la responsable del 38 % del metano total emitido en España? (por detrás de los vertederos con un 56 %). Es también responsable del 24 % del óxido nitroso producido (el sector energético por ejemplo aporta el 34 %).

 

Granja intensiva que podría considerarse "macro" ya solo viendo el tamaño de la nave.

Por esta razón, desde hace ya bastante tiempo este tipo de granjas están contempladas en la normativa de evaluación de impacto ambiental y en la de emisiones industriales. Esta última nos habla de cría intensiva cuando se dan las siguientes situaciones: más de 40.000 plazas para aves de corral, más de 2.000 plazas para cerdos de cría (de más de 30 kilos) o más de 750 plazas para cerdas reproductoras.
 

¿No querías macrogranja? Pues toma tres tazas.
 

Una vez vistos los límites al número de animales en nuestro entorno, quería mostraros esta noticia, que me llegó recientemente a través de una conocida plataforma de recogida de firmas. Resulta que en una ciudad china se ha construido un mega edificio de 26 plantas…que alberga 3700 cerdas madres y toda su descendencia, que alcanza la módica cantidad de 1.2 millones de animales al año…


Da vértigo simplemente pensar en atender a todos los animales que viven ahí dentro, ¿y si falla algo en la sala de control? Foto tomada de aquí.


Se supone que la idea de tal mamotreto es suplir la creciente demanda de carne de la población china. Según las noticias oficiales, es un edificio moderno equipado con todos los sistemas de control de ambiente, evacuación de residuos, alimentación, etc. que tiene la típica granja convencional dispuesta en una sola planta. Prácticamente la única diferencia en cuanto a funcionamiento es que los lechones se desplazan en ascensor para acceder a los distintos recintos donde pasarán su corta vida. Y los complejos sistemas para subir el pienso a cada piso, y para evacuar los correspondientes residuos hacia abajo.
 

Como cualquier granja intensiva, defiende sus argumentos respecto a la bioseguridad, eficiencia y sostenibilidad. Si, sostenibilidad, porque se supone que así se requiere menos espacio para criar más animales. Los detractores por su parte alertan de que precisamente una densidad tan elevada supone un peligro mayor de propagación de patógenos infecciosos, la amplificación de los daños e incluso el potencial de mutación de estos patógenos.

Aquí un video del interior.


 Estamos hablando de la mayor granja de cerdos en un solo edificio del mundo, es decir, hay más que utilizan este sistema. Aquí podéis ver cómo está organizada una macrogranja con edificios de 9 pisos. Mientras en países como China esto es una tendencia al alza, en Europa se podría decir que vamos en sentido contrario – legislativa y sociológicamente - ya que cada vez nos preocupa y valoramos más aspectos ambientales y de bienestar animal. 

 

Las macrogranjas y la realidad

El problema es que la economía de escala acaba imponiendo su realidad y hace muy difícil la supervivencia de aquellos que, por las razones que sean, tienen granjas pequeñas. Algunos optan por hacer las cosas distintas, salir del carril y aportar un valor añadido, pero eso suele suponer vender más caro para poder subsistir. Y no todo el mundo puede permitírse comprar carne al doble de precio.
 

Debe ser difícil tomar decisiones a muy alto nivel. Y no tengo muy claro en qué estarán pensando los que habitan en los despachos de la Comisión Europea relacionados con la cosa ganadera. ¿Hacer caso a las infinitas demandas de unos consumidores que piden productos sostenibles y respetuosos con los animales? ¿Asegurar carne razonablemente barata a la gran mayoría de la población? (que también es parte del negocio de las grandes cadenas de distribución de alimentos) ¿Hacer caso a los ganaderos que se quejan de que con tanta inversión para adaptarse a las leyes apenas tienen margen de beneficio para mantener su negocio?


Es necesario llegar a un equilibrio entre las exigencias y la capacidad real de producir alimentos. Si en Europa no nos ponemos las pilas y no decidimos sobre lo que queremos y estemos dispuestos a ganar y perder como sociedad, no es en absoluto descartable que acabemos tomando chuletas de cerdo chino criado en bloques de apartamentos. No exagero, mira tu ropa, tu móvil, tu botella de agua para entrenar…    

¿Sabias que en España desde 1999 a 2013 el número de granjas descendió mas de dos tercios (desaparecieron 128 000) mientras que el numero de cerdos por granja se cuadruplicó?

 

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martes, 26 de abril de 2022

LA GANADERÍA FAMILIAR, NADANDO A CONTRACORRIENTE

 Volvemos a la labor divulgativa sobre las cositas de ganadería con otro concepto importante, que también puede aplicarse perfectamente a la agricultura. Se trata de la ganadería familiar.
 

Todo esto viene a cuento del jaleo que se montó hace tiempo tras las declaraciones del ministro de consumo en las que enfrentaba a las macrogranjas y la ganadería industrial con la "ganadería extensiva, familiar y ecológica".

De las macrogranjas quiero ocuparme en una próxima entrada. Ahora voy a intentar explicar qué es eso de la ganadería familiar. Da igual que sea extensiva, intensiva, ecológica, convencional, grande o pequeña: hablamos de ganadería familiar cuando una explotación puede proporcionar por sí sola los recursos suficientes para mantener una familia en condiciones aceptables. 




 

En otras palabras, que una ganadería sea familiar no significa que obligatoriamente tenga que ser además extensiva, ecológica o ambas cosas a la vez. Hablamos de una empresa, de un miembro que cotiza al SETA o en el mejor de los casos una pyme. Que da trabajo, y por tanto sueldo, a uno o varios familiares y, si el tamaño o el volumen de negocio lo permite, a una o mas personas como asalariadas.

El tipo de gestión que se lleve a cabo en una explotación no debería estar relacionado con su titularidad, al menos hasta cierto punto. No es raro que una familia viva de una granja de pollos o de una vaquería, perfectamente intensivas según los criterios que ya apuntamos en esta entrada. Pero, reconozcámoslo, sí es bastante más raro encontrar grandes empresas que lleven a cabo una ganadería extensiva y ecológica, ya sea en una sola explotación o en varias.

Se podría hablar incluso de familias que disponen de grandes superficies dedicadas desde hace años a la ganadería extensiva (se me ocurre la Casa de Alba o ganaderías de toro bravo), habría que ver la implicación de sus miembros en el devenir de la explotación y la importancia de esta en sus ingresos. Pero, a pesar de que ocupen una superficie nada desdeñable en algunas zonas del país, dudo mucho que los partidarios de la ganadería familiar estén pensando precisamente en este modelo.
 

Y tiene sentido que sea así, porque estoy convencida de que el modelo de pequeño o mediano propietario de explotaciones ganaderas es el más efectivo a la hora de fijar población en el medio rural ya que suele estar más vinculados al territorio, en parte por motivos personales pero también por sentido práctico. Dado que las labores propias de una granja requieren ser atendidas a diario (incluidos fines de semana y fiestas de guardar en granjas mínimamente intensivas) o muy a menudo, lo más razonable es que el responsable de la granja y que los trabajan en ella vivan en el mismo municipio o sus alrededores.
 

Al ser el propietario el responsable de las decisiones, posiblemente el sentido práctico o motivos personales se impongan de nuevo a la economía de escala a la hora de establecer relaciones con proveedores y clientes (compra de piensos, veterinario, venta de estiércol, mecánicos...). Estas es mucho más probable que se hagan con gente de los alrededores, lo cual contribuye a fijar población en el medio rural. Estas relaciones también pueden darse, y ser igualmente o más productivas para la economía local, cuando el productor está adscrito a una cooperativa (cosa que solo puede hacer si es propietario o arrendatario de tierras), sobre todo si esta funciona adecuadamente. 


En el sector porcino español predomina el modelo de integración, que comprende el 75% de la producción. El resto queda para las cooperativas(15%) y el ganadero independiente (10%). Fuente: Editorial Agrícola
 

En este punto voy a aprovechar para hablar aquí de un concepto relacionado, que podría verse como un híbrido entre la ganadería familiar y la "empresarial": el modelo de integración. En el intervienen una empresa con el tamaño suficiente como para abarcar todas las fases de la industria cárnica, sobre todo en pollo y cerdo (si no os viene a la cabeza alguna que otra marca, e esta entrada aparecen) y el ganadero. En este modelo la empresa integradora es la propietaria de los animales y se encarga de proporcionar todos los insumos y servicios que estos necesitan para su crianza (pienso, medicamentos, servicios veterinarios, asesoramiento,etc.) y es la que asume el riesgo relacionado con el precio de los piensos y el destino de los animales (que pasarán a otras fases de la cadena de valor también controladas por la empresa integradora). Por su parte, el ganadero integrado básicamente pone las instalaciones y cuida de los animales. A le corresponde aportar la mano de obra, gestionar los purines y asumir otros costes de funcionamiento (energía, agua, recogida de cadáveres, costes medioambientales, reparación y mantenimiento, etc.). Esta relación se concreta a través de un contrato de integración, dónde se especifican las obligaciones de cada parte y la contraprestación que corresponde al ganadero integrado (normalmente un montante por cerdo engordado o salido a matadero).Las desventajas para el ganadero es que le toca invertir en instalaciones (que cuesta amortizar) y que de alguna manera le corresponde el "trabajo sucio". A cambio, la gran ventaja es que no tiene que preocuparse de vender su producción, simplemente dedicarse a producir.
 

Volviendo a la definición del comienzo, lo ideal sería que la ganadería familiar no sólo diera para mantener a una familia sino que ofrezca un futuro laboral a los descendientes. Aquí ya entran las expectativas personales; si se trata de un buen negocio, que da para vivir razonablemente bien y en el que ves perspectivas de futuro es mas probable que haya relevo generacional. Pero, desgraciadamente, la realidad parece que va en sentido contrario.
 

La mujer tiene un papel muy importante en la ganadería familiar desde muchos puntos de vista. Y no siempre resulta fácil desempeñarlo, como cuentan en la web de la que sale esta foto

Hoy en día, la ganadería familiar se enfrenta a los mismos problemas que afectan a todo tipo de productores - altos costes y precios- pero tiene menos medios para afrontarlos. Muy a menudo, para alcanzar un límite de rentabilidad mínimo es necesario hacer inversiones (que a menudo exige la normativa para poder crecer) que no todo el mundo puede acometer y que no tienen porqué garantizar el futuro de la explotación.
 

Las posibles soluciones a esta situación pasan por buscar la manera de dejar de ser pequeños, aunque sea desde un punto de vista colectivo, haciendo más real que nunca la aquello de que "la unión hace la fuerza". Asociarse a cooperativas, con otros ganaderos o con otras entidades con las que se compartan objetivos comunes es una opción muy recomendable.  Los hay que se buscan la vida y no se conforman con el lamento. Que buscan caminos no trillados, que investigan diversas vías para comercializar sus productos o que mantienen una nutrida agenda llena de posibles contactos con los que llegar a acuerdos. Luego falta que la suerte acompañe, pero ya lo dijo Virgilio hace la pera de años: la fortuna favorece a los audaces (Audentis Fortuna iuvat).
 

La trashumancia es punto y momento de unión entre ganaderos de extensivo. Siempre viene bien una ayudita y se pueden reclutar ayudantes entre familiares, amigos y personajes varios. En la foto sale el ganado de la ganadería "Las Albaidas", que tal como nos contó su dueño pasa por el extrarradio de Córdoba en parte gracias a acuerdos con el área de medio ambiente del ayuntamiento de esta ciudad. Fuente: A.J.González. / Diario Cordoba



 

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lunes, 21 de febrero de 2022

GANADERÍA INTENSIVA. LA OTRA GUÍA DEFINITIVA

En una entrada anterior explicamos en qué consistía la ganadería extensiva, y cómo en nuestro país muchas granjas realmente se encuentran en un punto medio entre ambas, y por eso reciben el nombre de semiextensivas o semiintensivas.
 

Aspecto exterior de una típica granja intensiva (posiblemente de cerdos o pollos) de tamaño mediano en nuestro país. Fuente: Editorial Agrícola.

 

Sin embargo cuando hablamos de ganadería intensiva, es más sencillo porque no suele haber puntos intermedios, digamos que para prácticamente cualquier especie animal tenemos un formato estándar de granja intensiva.
 

¿Qué caracteriza a la ganadería intensiva?
 

Este tipo de ganadería concentra a los animales en un espacio delimitado; aunque hay granjas que tienen corrales exteriores son quizás más características las instalaciones cerradas a cal y canto. Por tanto, el hombre tiene que suministrar a sus animales todo el alimento (en unas proporciones muy estudiadas, que permanecen constantes a lo largo del año) y el agua necesarios para vivir. Tiene también que ocuparse de eliminar periódicamente todos los excrementos y que el ambiente en el que vivan los animales (temperatura, humedad y calidad del aire) sea el adecuado.
 

Como los animales se mueven mucho menos y el alimento que reciben es más energético y rico en proteínas, es evidente que van a crecer más rápido. Si a eso le añadimos que a menudo pertenecen a razas mejoradas para aprovechar al máximo estas ventajosas* condiciones, el resultado es una mayor producción de carne, leche o huevos por animal, por unidad de superficie o incluso por horas de trabajo dedicado. Y son precisamente estos factores los que permiten que estos productos resulten mucho más baratos para el consumidor.
(*ventajosas desde el punto de vista que le dan a los animales todo hecho; es importante matizar esto)
 

 Y es que al concentrar a los animales en un espacio delimitado muchas tareas son menos pesadas o directamente se pueden automatizar: la alimentación, el ordeño o la limpieza.

 

En esta foto se ve un carro unifeed, una especie de robot de cocina gigante que hasta sirve la comida a las vacas.


¿Sabías que entre un 80 y un 90% de los productos que consumimos proceden de ganadería y agricultura intensiva?


Si la cabra encuentra en su pesebre, todos los días, sin necesidad de ir al campo a buscarlo, su ración de heno o de cereales, ya sean estos ecológicos o convencionales, estaremos hablando de ganadería intensiva.

 

Los animales que viven en este tipo de granjas están muy protegidos frente a las amenazas de la fauna silvestre; aquí el problema está en los virus y bacterias que se transmiten con mayor facilidad entre animales que viven juntos en un menor espacio. En cualquier caso, dado que la entrada de cualquier agente patógeno puede tener consecuencias desastrosas, a este tipo de granjas se les exige un plan de bioseguridad.
 

Este tipo de suelo llamado "slat" es muy característico de las granjas intensivas de porcino y vacuno. Las rejillas permiten evacuar los excrementos a unas fosas para que no estén en contacto directo con los animales. y el material utilizado permite una mejor limpieza una vez los animales han abandoado el corral. No todo el suelo es así, como veis hay zonas de descanso cubiertas de paja u otro material confortable para los animales. Fuente: ANPROGAPOR

 

 

Galería de la ganadería intensiva en España.
 

Una vez vistas las principales características, vayamos especie por especie. Por cierto, muchas de las imágenes que muestro lo mismo podrían ser de España o de cualquier país europeo, ya que este tipo de producción es prácticamente igual en cualquier lugar, como una franquicia de comida rápida.
 

Gallina de puesta
 

Aunque todavía hay granjas que tienen a las gallinas viviendo en jaulas, ahora se lleva más la gallina en suelo. Eso quiere decir que las gallinas tienen libertad de movimientos, eso sí siempre dentro de una nave. El aseladero para dormir, el bebedero y el comedero, el "nido" para poner el huevo que antes tenían al alcance del ala, ahora lo tienen recolocado en la nave, por lo que tienen que moverse un poco más. El suministro de pienso y agua e incluso la recogida de huevos está completamente automatizado.
 

Gallinas criadas en suelo. Fuente: Shutterstock

 

Pollo (o pavo) de carne
 

El concepto es muy parecido al de las gallinas en suelo. Un montón de animales viviendo dentro de una nave en la que se pueden mover con cierta libertad, en la que la alimentación, el agua de bebida y la climatización están totalmente automatizadas. En este tipo de granjas el pollo "broiler" es el rey, una raza muy mejorada para alcanzar los dos kilos y pico de animal (sobre todo pechuga) en poco más de un mes. Puedes saber más en esta entrada.

 

Nave de crecimiento de pollos broiler. Fuente: Shutterstock

 

Conejo
 

Que yo sepa, el conejo se ha criado siempre en intensivo. Antiguamente, la gente los tenía en una jaula en el patio o la bodega y les daba de comer las sobras e incluso pienso. Ahora siguen viviendo en jaulas, pero en granjas especialmente adaptadas a la cría de este animal. Puedes ver cómo es una granja de conejos por dentro en esta entrada.
 

Sistema de alimentación automática en una granja de conejo. Fuente: Asescu


Cerdo

La inmensa mayoría de los productos de cerdo que consumimos proceden de este tipo de granjas. Algunas se dedican solo a criar los lechones hasta cierta edad y otras los engordan hasta el sacrificio; aunque también hay granjas grandes que llevan a cabo las dos fases de la producción de carne de cerdo. Las instalaciones cambian un poco según el caso, pero tienen características comunes: suelen estar cerradas al exterior aunque disponen de luz natural, la alimentación y el suministro de agua están automatizada y disponen de un complejo sistema de gestión de los residuos y climatización interna para que los cerdos no pasen frio ni calor. 

Como ya contamos en esta entrada, lograr la climatización adecuada en una granja de cerdos es un arte, sobre todo en verano y en nuestras latitudes. En la foto, se ven pequeños aspersores, para refrescar a los animales, si, justo como los que ponen en las terrazas de los bares.Fuente: Big Dutchman

 

Vacuno de carne
 

Los cebaderos de vacas reciben sobre todo terneros procedentes de la ganadería extensiva y los alojan en corrales, agrupándolos según su edad. Estos corrales pueden estar más o menos cubiertos y hay comederos y bebederos comunes y suficientes para que los animales coman tranquilos. Al igual que en el patio del colegio, los terneros jóvenes establecen sus jerarquías y el ganadero tiene que vigilar que estén todos bien.
 

Los terneros de 6 a 8 meses se alimentarán principalmente de pienso (elaborado con cereales y leguminosas) y paja. Esto les permitirá crecer y engordar más rápidamente y dará a la carne un sabor más suave. Fuente: Editorial Agrícola.

 

Vacuno de leche
 

Hoy en día la tendencia es que las granjas de leche funcionen como sistemas intensivos. A partir de un número determinado de animales (pongamos 100) el sistema es siempre el mismo: las vacas permanecen en corrales de descanso con acceso libre a zonas de alimentación, poseen una sala de ordeño bastante tecnificada, las vacas jóvenes o que están en su mes de "vacaciones" están en corrales distintos y casetas para terneros (Hemos hablado mucho de granjas de leche en este blog, si quieres ver cómo funcionan con más detalle)
 

Las vacas de leche pasan el día en los parques, comiendo o descansando. En las granjas intensivas es más sencillo llevar un control exhaustivo de los animales mediante las nuevas tecnologías como collares o pulseras. Fuente: Editorial Agrícola.

 

En España hay cada vez más granjas completamente intensivas de ovino y caprino de leche, que funcionan de una manera similar a las de las vacas, pero adaptadas a las características de estos animales. Por ejemplo en sala de ordeño y los comederos obviamente están adaptados a su tamaño. Fuente: Editorial Agrícola




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miércoles, 21 de febrero de 2018

"STRANGER PIGS" O CÓMO CEBAR MITOS ALIMENTARIOS

Imagino que, a estas alturas, casi todo el mundo ha visto "Stranger Pigs" - otra cosa es que lo haya digerido -, una de las entregas más polémicas del programa "Salvados", dedicado a la producción porcina intensiva.

"STRANGER PIGS" O CÓMO CEBAR MITOS ALIMENTARIOS (PARTE I)
Indirectamente, en el programa se daba a entender que en el único lugar donde se tratan bien a los cerdos es en las granjas ecológicas. Otro detalle que no me convence. Una granja ecológica puede que sea el equivalente a un hotel de cinco estrellas, pero en uno de tres también pueden tratarte estupendamente. Foto cortesía de ANPROGAPOR. 

Lo que se vio no dejó indiferente a casi nadie. Imagino que afectó especialmente a los colectivos protectores de animales - por la dureza de algunas imágenes que se mostraban- y de igual manera a muchos ganaderos de porcino que vieron cómo se generalizaba una imagen tremendamente negativa de su trabajo. Al parecer, ambos colectivos ya venían calentitos por los avances que había emitido la cadena, la cual logró al 100% su objetivo, conseguir audiencia.

A mí, desde luego no me gustó nada el programa, pero como en los días siguientes a la emisión hubo gente que publicó entradas muy sensatas y muy bien escritas, me limité a compartirlas pensando que ya estaba todo dicho ( sigo recomendando su lectura) . Una de ellas, "Sr. Évole, a propósito del cerdo, escrita por Gemma del Caño" aclara varios aspectos salud pública, la otra "‘Stranger Pigs’, el hambre y las ganas de comer " de Miguel Ángel Mainar, lo aborda desde el punto de vista del buen (o mal) hacer periodístico.

Amigos y familiares, externos al sector y que ya saben a qué me dedico, me pidieron mi opinión personal. Y he animado a hacerlo, para no estar contando lo mismo 20 veces y porque en el fondo, a mí también me gusta aportar mi propia visión como comunicadora agraria de todo este asunto.


 

Sobre el uso de antibióticos
 

Al principio Florent Marsellesi, eurodiputado de Equo dice "cuando te comes un lomo de cerdo, te comes un lomo de antibióticos". Évole matiza que "habrá de todo en el lomo, no solo antibiótico, ¿no?", a lo que Florenç responde "el 84 % de los medicamentos (no especifica de qué tipo) que se utilizan en España son para animales (la mayoría serán de granja, se entiende) y se usan de manera preventiva". Vamos, la típica respuesta de político, que ignora lo que le han preguntado y suelta el mensaje que a él le interesa. No sé si a Évole le convenció, a mi desde luego que me saltaron todas las alarmas. 

Esa primera afirmación que hace Florent es, directamente, una burrada. Lo explica bastante bien la carta de la farmacéutica o esta declaración del Colegio de Veterinarios de Murcia.

La gran cantidad de paja que ocupa todo el suelo, y sobre todo esa puertecita abierta para que salgan los animales a tomar el aire (que estos cerdos no parecen interesados en utilizar), son detalles habituales en granjas ecológicas, pero no exclusivos. Fuente: Biobardales, Granja ecológica en Segovia.

Los antibióticos se utilizan en ganadería, evidentemente, pero sólo cuando los animales están enfermos y de una manera restringida; tal como marca la exigente normativa europea. Cuando a un cerdo se les administra antibióticos no puede ser sacrificado para consumo humano hasta que su cuerpo no haya eliminado la sustancia, de manera que, como mucho, puede quedar en la carne alguna mínima cantidad de residuo (ya inocua) de esta sustancia. A este tiempo de espera se le denomina periodo de retirada y también se aplica al resto de especies productoras de carne y a la producción de huevos o leche (como ya conté en esta entrada). Todos estos productos están muy controlados antes de llegar al mercado.

La pena es que este eurodiputado dijo cosas acertadas, pero volvió a soltar otra perlita que, como bióloga, no se por donde cogerla: el ser humano desarrolla resistencia a los antibióticos, porque "lo que comen los animales lo transmiten los animales, y nosotros desarrollamos resistencias a este tipo de enfermedades". Las resistencias las adquieren las bacterias, no las personas, y el proceso por el cual llegan a nosotros esas "superbacterias" es mucho más complejo que comerte un filete de un animal al que se le hayan administrado antibióticos.   


El problema con el uso de antibióticos en producción animal es una realidad a la que muchas instituciones (la OMS incluida) están empezando a reaccionar ahora. Este tema lo trato en esta entrada más detalladamente.
 

Sobre el uso de hormonas
 
En un momento dado del programa, le piden su opinión a un camionero que va a descargar cerdos al matadero. No pongo en duda su profesionalidad como transportista de animales vivos , pero con todos mis respetos, sobre producción animal no tiene mucha idea. 


He aquí su razonamiento: En verano puede morir algún cerdo durante el transporte, ya que se sofocan con el calor (incluso se sofocan si se les hace andar). Esto ocurre porque "estos" cerdos - (los de granjas intensivas, imagino) - "no aguantan nada, han crecido muy rápido, son como culturistas". Para él la causa es obvia: toman piensos "bastante hormonados", no como los que cuidaban sus abuelos o sus padres, "que se tiraban un año engordándolos, no como los cuatro meses de los cerdos de granja intensiva" (cuando realmente son cinco o seis meses).
 

El bienestar animal en general, y en el transporte en particular, está muy regulado. Los camiones de transporte están diseñados específicamente para que los animales entren, hagan el trayecto y salgan de la manera más cómoda posible. Fuente: Razas porcinas

Es cierto que algunas de las razas de cerdo que se utilizan en granjas intensivas son bastante más sensibles a estrés y al calor que nuestro cerdo ibérico o el Duroc. Los cerdos pueden morir por este motivo, pero no es habitual (la tasa de mortalidad está entre 0,03% y 0,5% durante un transporte de menos de 8h). Aparte de que la normativa plantea la obligación ética de evitar el sufrimiento animal, tampoco interesa en absoluto que los cerdos se estresen en el camino porque la calidad de la carne disminuye considerablemente. De esto también se podría hablar en otras entradas, si queréis. 

Es verdad que los cerdos crecen rápido, pero no se debe a las hormonas. Administrar hormonas para promover el crecimiento, o la producción, de animales está prohibidísimo lo he dicho ya más de mil veces. Y poca gente lo hace de estrangis porque es fácil detectarlo y los responsables lo pueden pagar muy caro.
 

Este cerdo es de la raza Pietrain, una de las más habituales en ganadería intensiva. Gracias a la mejora genética es un tipo musculoso y con muy poquita grasa (que es lo que se lleva ahora).

Crecen rápido porque los piensos que toman son ricos en proteínas y energía - nada que ver con lo que recibirían los cerdos alimentados para consumo doméstico - , porque son razas muy mejoradas para que sean más productivas y porque en la fase final de cebo apenas gastan energía al vivir en un corral con la comida y el agua a unos cuantos pasos de distancia.
 

Sobre la explotación laboral
 

Curiosamente, un tema que no ha levantado tanta polémica; parece que el "malestar de las personas" no importa tanto, sobre todo si se trata de inmigrantes.
 

El programa denuncia que los mataderos aprovechaban un resquicio legal para ahorrar en costes laborales; treta que se acerca más al fraude de los "falsos autónomos" y a situaciones de explotación laboral.
 

Aunque la vulneración de derechos laborales está denunciada desde hace tiempo, hay que reconocer que este programa nos ha hecho conscientes del problema. Y, ¡oh, casualidad! poco tiempo después de su emisión, nos enteramos que los inspectores de trabajo deciden visitar justo ese matadero. Pudiera ocurrir que esa inspección estaba prevista con antelación y ha sido noticia tras el revuelo causado por el programa. Pero podría ser igualmente probable que la administración haya actuado a remolque de la actualidad, como de costumbre, igual que la industria (como veremos en la siguiente entrada).

Sobre el bienestar animal y la granja de cerdos
 

 

Esta es sin duda la parte más impactante del programa, la que ha proporcionado la foto que ha acompañado la mayoría de titulares y la que más reacciones ha generado.

En vez de la fotito de marras, que ya ha visto todo el mundo, aquí os dejo un vídeo de la zona de los cerditos ya destetados en una granja normal y corriente. Cortesía de Javier de Diego Casado, ganadero de porcino.

Jordi se une a varios activistas de la ONG "Igualdad animal" que se cuelan por la noche en una granja que están "investigando". No lo especifican en ningún momento, pero las imágenes que graban pertenecen a lo que se llama un lazareto, donde se alojan los animales enfermos. Es como si un marciano fuera a la sala de urgencias de un hospital para investigar sobre las condiciones de vida de los humanos.
 

Por lo poco que se ve, la granja parece bastante mal llevada. En primer lugar no debería resultar tan fácil a cualquier persona colarse y meterse en las naves, por razones de bioseguridad (para evitar que entren patógenos del exterior).
 

Normalmente, las visitas a granjas intensivas de cerdos o pollos están muy restringidas. Esto es lo más cerca que he estado de una granja de cerdos, y eso que iba con un grupo organizado de periodistas agrarios internacionales (el hecho de que fuéramos de varios países distintos es decisivo).

Los cerdos se veían mal atendidos. No soy veterinaria, pero aparentemente tienen lesiones que dudo mucho: a) que se curen en esas condiciones y en un tiempo razonable, b) que se admita a esos animales en ningún un matadero que opere legalmente. Y claro, ahí surgen muchas preguntas, a las que sigo sin encontrar respuesta: si esos animales no son recuperables ¿qué sentido tiene seguir manteniéndolos vivos, máxime si están sufriendo?, si lo normal en esos casos es sacrificarlos en la propia granja, ¿cuando pensaba hacerlo el ganadero?, ¿realmente pensaba hacerlo?.
 

El gran problema es que Évole prefirió dar a entender que esa situación es la habitual en la producción de cerdo, y que en la nave que grabaron (mal)vivían cerdos destinados a consumo humano. Solo en el último minuto del programa advierte que es un caso aislado. ¿Por qué dedicar tanto tiempo a retratar algo que no es lo habitual?. ¿No se ha parado a pensar por un momento el daño tan bestial que hace al generalizar de esa manera?.  

Podría parecer que estas cerdas pasan la vida en esas jaulas tan estrechas, ¿no?. Pues resulta que simplemente están esperando el pase de modelos del semental de la granja. Así se explica esa cara de satisfacción 😉.
En conclusión
 

Creo que denunciar públicamente lo que se hace mal es muy necesario para que la sociedad, las empresas y las administraciones sean conscientes y actúen en la medida de sus posibilidades.
 

La actitud de "El Pozo" y otras industrias que no quisieron colaborar es absurda, pero no debería ser excusa para hacer un programa tan clarísimamente sesgado hacia el "amarillismo alimentario".

¿De verdad que no había otras empresas dispuestas a enseñar sus instalaciones?, ¿y ningún periodista especializado o experto en la materia que pudiera (y quisiera) explicar bien las cosas?. Me cuesta mucho creerlo, y en ese sentido Jordi Évole me ha defraudado.
Lo bueno del asunto es que ha dado pie a reflexionar sobre lo importante que es disponer de buenas estrategias de información al consumidor.

Pero de eso hablaré en la siguiente entrada.


"STRANGER PIGS" Y LA COMUNICACIÓN AL CONSUMIDOR (PARTE II)




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