Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente
pregunté a mis amigos de Facebook qué temas, relacionados con la agricultura y el
medio ambiente, querían que tocara en el blog. Nuestros fieles amigos de "Cocina con sentido" nos pidieron que contara cómo afecta el cambio climático a los cultivos
tradicionales, las alternativas para no desaparecer y los nuevos cultivos que
puedan surgir adaptados a las nuevas condiciones del clima.
Porque es un tema muy interesante, porque lo
prometido es deuda, y además porque no todo va a ser gastronomía, intentaré
contar de una manera amena cómo puede afectar el cambio climático a la
agricultura y de qué maneras se puede adaptarse a este.
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El cambio climático va a poner a prueba nuestra habilidad para
producir el alimento que necesitamos. Foto cortesía de Syngenta. |
El cambio climático,
¿existe o no?
Un reciente informe aprobado por el Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma lo que algunos en su momento
pusieron en duda: el calentamiento de la Tierra es una realidad.
La
ciencia del clima es muy compleja y no se le puede echar la culpa alegremente
al cambio climático cuando hay una ola de calor, o de frío, o cuando lleva
demasiado tiempo sin llover, o lloviendo. Pero los expertos en clima han
desarrollado modelos basados en miles y miles de datos procedentes de muy distintas
fuentes, y han llegado a la conclusión que desde la década de 1950, muchos de
los cambios observados son digamos “nuevos”, no ha ocurrido nada parecido en
los últimos decenios y siglos. La atmósfera y el océano se
han calentado, la nieve y el hielo han disminuido, el nivel del mar se ha
elevado y han aumentado las concentraciones de gases de efecto invernadero. También
consideran que es muy probable que, el ser humano haya tenido una
responsabilidad importante en el calentamiento observado desde mediados del
siglo XX.
La agricultura y la
ganadería, víctimas y verdugos
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La selva atlántica sudamericana es uno de los bosques tropicales
más amenazados de la tierra, y ha sido cortado hasta dejar casi el 7% de su
tamaño original. Grandes tiras del bosque han sido convertidas en enormes
plantaciones industriales de soja y varios tipos de agricultura a pequeña
escala. A pesar de su estado tan fragmentado, es uno de los sistemas biológicos
más diversos en la tierra. Fuente: NASA |
La agricultura y la ganadería son
responsables del 14% de las emisiones de gases de efecto de invernadero, que al
acumularse en la atmósfera trastocan todos los mecanismos de un clima con el
que, mal que bien, el hombre lleva conviviendo desde hace siglos. El ganado libera
a la atmósfera cantidades importantes de metano (CH4) y la producción
de fertilizantes sintéticos genera óxido nitroso, (N2O). Además, la
deforestación y la degradación del suelo favorecen la acumulación de dióxido de carbono (CO2)
en la atmósfera.
¿Sabías que las emisiones de metano debidas al ganado – por efecto de
la fermentación en el rumen y las propias del estiércol – constituyen las dos
terceras partes de los gases de efecto invernadero producidas por la
agricultura?
Sin embargo, ambas actividades
son muy vulnerables al cambio climático, ya que trabajan en íntimo contacto con
la naturaleza y su base de operaciones es el suelo y el territorio, completamente
a merced del clima.
De hecho, varios estudios que cubren un amplio rango de regiones y cultivos, ha hecho
evidentes los efectos del cambio climático en los cultivos y la producción terrestre
de alimentos. Aunque, posiblemente se beneficien algunos cultivos en latitudes
altas de la tierra (como el norte de China o el Reino Unido), en general se prevén
más impactos negativos que positivos para la agricultura, y por tanto para la
seguridad alimentaria mundial; y para colmo, estos impactos serán
particularmente severos en los países en desarrollo.
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Rio Grande do Sul está en la esquinita sur
de Brasil y alberga cerca de 1,600 explotaciones dedicadas a la producción de
arroz. El 70% del área utiliza bombas para irrigar los suelos y algunas funcionan
con gasolina, que contaminan el aire y el suelo. Como humedal que es, el cultivo del arroz también
produce metano (CH4), se estima que estos arrozales en concreto son
responsables de un 20 % de la producción global brasileña de metano. Los campos cultivados se ven claramente en la
imagen de 2008 como parcelas azules, ausentes en la imagen de 1975. Fuente: NASA |
Efectos sobre
la agricultura a nivel general
Hay muchos aspectos que afectan a
la producción de los distintos cultivos, y con los datos disponibles no se
puede llegar a conclusiones ni previsiones 100 % fiables. Sin embargo, y a
grandes rasgos, se prevé que disminuyan los rendimientos de cultivos básicos.
Se sabe que el aumento de la concentración de 03 troposférico,
dañino para los seres vivos en general, afectará a los rendimientos de las
cosechas. Al igual que posiblemente lo hagan las temperaturas medias y
extremas y la disponibilidad de agua, aunque la influencia de
estos factores es actualmente difícil de predecir.
Comencemos por lo evidente. Con
el aumento global de temperatura aumenta el riesgo de eventos extremos del
clima – inundaciones, sequías, tormentas, etc. Estas catástrofes suelen acabar
con cosechas enteras e incluso llegan a afectar las producciones futuras.
Para pasar a un efecto indirecto nada
desdeñable: la modificación en el comportamiento de plagas y enfermedades agrícolas.
Como seres vivos que son, el cambio en las condiciones del clima podrá
favorecerles (unos inviernos
más suaves les vienen de perilla a los “bichos”) o forzarles a emigrar
para asegurarse la supervivencia o la multiplicación. Sobre la intensidad de
sus ataques de momento solo caben especulaciones. En consecuencia, habrá que revisar y poner los sistemas de
detección y los mecanismos de lucha frente a plagas y enfermedades.
El CO2 y
la vegetación
El dióxido de carbono es un
nutriente más para la planta. A través de la fotosíntesis, lo transforma en
compuestos de carbono con infinidad de usos en la planta: azúcares, paredes de
las células, sustancias de reserva, madera, etc. El CO2 es un gas
que de forma natural es escaso en la atmósfera; podríamos pensar entonces que,
si aumentase su concentración, las plantas se pondrían a crecer como si no
hubiera mañana, los agricultores tan contentos y los responsables políticos les
endilgarían todo el trabajo sucio. Desgraciadamente, esto ocurre así solo hasta
cierto punto.
Efectivamente se sabe que al aumentar el CO2 , inmediatamente aumenta la tasa de fotosíntesis,
especialmente en un tipo determinado de plantas, pero siempre que no existan factores
limitantes, como escasez de agua o nutrientes del suelo. Sin embargo, cuando
las plantas crecen continuamente con mucho CO2 alrededor, ocurren una serie de cambios
bioquímicos que disminuyen la capacidad de la hoja para hacer la fotosíntesis.
Así, tras la euforia fotosintética todo va volviendo a unos niveles más
razonables para la planta según van pasando las semanas y los meses (imagino no
sabe qué hacer con tanto azúcar que se le acumula). Este fenómeno se conoce con
el nombre de aclimatación de la
fotosíntesis.
Afortunadamente para el hombre, los ecosistemas terrestres vegetales son
capaces de retener cada año aproximadamente la mitad del CO2 generado por nosotros mismos, lo cual no está
nada mal. Sin embargo, esa capacidad de los ecosistemas para hacerlo no sólo
depende de la fotosíntesis (en la que están captando CO2 atmosférico), sino también de la respiración
(liberación de CO2 a la atmósfera)
y como hemos dicho antes, de que no existan otros factores limitantes (que
posiblemente aparezcan con el cambio climático).
De todas maneras, es innegable que los ecosistemas vegetales son capaces de
“hacer desaparecer” el CO2 de la
atmosfera transformándolo en material biológico, proceso que se conoce con como “secuestro de carbono”. Por esta razón, la conservación de la vegetación, especialmente de los bosques, será vital
para amortiguar, que no solucionar, la magnitud del cambio climático.
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Para afrontar los problemas relacionados con el cambio climático no hay soluciones fáciles. Estas imágenes
muestran la pérdida de una parte importante del paisaje natural de la sabana en
el departamento Maradi en Nigeria, debidas a su transformación a la
agricultura. Desde 2007 la población se ha cuadruplicado y el uso de la tierra
se ha intensificado aún más. Fuente: NASA |
Algunos ejemplos que
ilustran el impacto del Cambio Climático
A continuación mostraré los problemas a los que se enfrentan algunos
cultivos concretos. Tanto a nivel mundial como Europeo o en la Península Ibérica,
habrá zonas y cultivos que se beneficien y otros perjudicados (la mayoría);
realmente se trata de un tema muy complejo por lo que evitaré generalizar.
Cereales
Los datos observados
indican que el calentamiento global tiene un efecto negativo en la producción y
rendimiento de los cultivos cereales básicos: trigo, arroz y maíz.
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El aumento
de noches con altas temperaturas nocturnas es dañino para la mayoría de los cultivos.
Este efecto se observa a menudo en el rendimiento y la calidad de las cosechas
de arroz. Fuente: USDA-ARS.
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La floración y el llenado de grano, son los momentos más
delicados en el cultivo del trigo. Un estudio señala el riesgo de sequía severa y estrés por altas temperaturas precisamente
en estos momentos. Para adaptarse, podrían utilizar otras variedades más
tempranas o el uso de riego (si hubiera agua, que en España no abunda). Fuente: Jesus López. |
Patata
No solo es un alimento básico para millones de personas en
todo el mundo, sino que por su afinidad a climas fríos, es un cultivo muy sensible
a los efectos del cambio climático, por lo que se está trabajando en la
búsqueda de nuevas variedades de patata más resistentes. Para ello, no solo es
necesaria la investigación agronómica, y que esta vaya rápida, resulta
imprescindible contar con una diversidad biológica de base que aporte el material
genético con el que trabajar: son los denominados recursos genéticos, que merecen por si solos otra entrada.
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Nos cuentan en la web del CentroInternacional de la Papa que en la sierra andina no hay muchos
cultivos que florezcan por encima de los 4,000 metros, salvo la patata. Hasta
hace poco la altura protegía a las papas de plagas y enfermedades, que no soportan
el frío extremo. Sin embargo, la temperatura en los Andes está subiendo y con
ella el hongo que provoca la rancha o tizón tardío (el mismo que causó la gran
hambruna irlandesa en 1845). Para
evitarlo se está desarrollando el proyecto Papaclima no solo para
identificar y desarrollar patatas que puedan adaptarse al cambio climático,
también las metodologías y herramientas moleculares que permitan acelerar el
proceso. Fuente: INIAP/Croptrust. |
Cultivos leñosos
A corto plazo, un agricultor de cultivos
herbáceos puede ir adaptando algunas prácticas agrícolas: cambiar las fechas de
siembra o las variedades que utiliza.
Sin embargo, el que posee plantaciones por
ejemplo de frutales, olivares o vid, tiene mucho menos margen de maniobra para
poder adaptarse, ya que ir cambiando sus plantas por variedades mejor
adaptadas, supone un tiempo y un coste mayor. Se me ocurre que tendrá que implementar
prácticas agrícolas que ayuden a gestionar los recursos hídricos disponibles,
como por ejemplo las técnicas de no laboreo.
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Muchos frutales necesitan
una acumulación de horas de frío para poder florecer y dar fruto. Unos inviernos
más cálidos disminuirían la producción de estos cultivos. La íntima relación entre
las condiciones del clima y la producción de cerezas la expliqué en esta entrada del blog.
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El viñedo es un buen ejemplo de un cultivo que podrá
beneficiarse o verse muy afectado según la zona donde se cultive. Un aumento de
las temperaturas y disminución de las precipitaciones favorecerán los viñedos
europeos. En el norte de España se está comenzando a plantar a más altitud y
posiblemente puedan dejar de realizar tratamientos contra hongos, más
frecuentes en zonas templadas de la Rioja que en plena solanera manchega. Los
viñedos de la Mancha para abajo lo tendrán difícil, en parte porque unas temperaturas
demasiado altas pueden estropear la uva, como materia prima para elaborar vinos
de calidad y porque muy posiblemente regar ya no será una opción sino
una condición indispensable para conseguir producciones decentes.
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A los viñedos alemanes
del valle del Rhin, posiblemente les venga bien el calentamiento, ya que hasta
hace poco les faltaba el sol y el calor necesario para madurar unas uvas con
las que hacer vinos mínimamente interesantes. Incluso en el Reino Unido se
están volviendo a plantar vides, cultivo que introdujeron los romanos en su momento. Fuente: César Marcos |
Ganadería
Existen muchos menos estudios sobre el impacto del
cambio climático en el ganado, pero podríamos deducir algunos de ellos.
A la ganadería extensiva le afectará todo lo
que afecte en general a los pastos (temperatura, disponibilidad de agua…). El cambio climático afectará a la disponibilidad de
recursos forrajeros a lo largo del año y los animales podrán comer menos “de
gratis”. A menor cantidad de pasto, menor carga ganadera (número de animales por
hectárea). En estas condiciones las cabras, “la vaca de los pobres” es más
competitiva que la vaca y la oveja ya que aprovecha mejor la vegetación…así que
adiós al solomillo y bienvenida al cabrito.
La ganadería intensiva, depende por su parte de
la producción de cereales y soja, base la alimentación de los animales; por
tanto, le afectará lo que afecte a estos cultivos. Un aumento de las
temperaturas supondrá un mayor gasto energético en muchas granjas, ya que
suelen ser edificios cerrados que necesitan de una buena climatización para
mantener a los animales a la temperatura adecuada, sistemas costosos de
incorporar y que consumen mucha energía.
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A la vaca frisona le
gusta el fresquito. El calor lo lleva regular y necesita sombra, ventilación y
muuucha agua: bebe en torno a 100 litros diarios, de los cuales, al menos 30 convierte
en leche. Fuente: USDA-ARS |
Mención aparte merecen las enfermedades. De
la misma manera que afectaba a los insectos plaga, se cree que el cambio climático pueda ayudar a la dispersión de pulgas, garrapatas, mosquitos o lombrices intestinales,
que actúan como agentes vectores de enfermedades o disminuyendo la
productividad del animal. Las condiciones de temperatura y humedad influyen
mucho en los organismos parásitos, ya que parte de su ciclo vital se desarrolla
fuera del cuerpo de los animales, a expensas de las condiciones atmosféricas.
Por ejemplo, parece que el cambio climático también
está facilitando la rápida dispersión del virus de la lengua azul en Europa, que afecta a rumiantes y se transmite por
mosquitos. Y en España ha afectado a provincias de Andalucía, Extremadura y
Castilla la Mancha.
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La garrapata es un
parásito indicador del cambio climático, ya que responde rápidamente a los
cambios del clima. Gran parte de su ciclo vital transcurre fuera del huésped,
entre el suelo y la vegetación. Según las especies y las condiciones climáticas pueden sobrevivir
en los pastos sin alimentarse entre pocos meses y más de un año. Fuente. |
Adaptarse, si o si
Visto lo visto, hemos trastocado
de tal manera los sistemas climáticos del planeta que nos esperan unas condiciones
para la práctica de la agricultura y la ganadería muy diferentes a las que
dominan hoy en día. Por tanto resulta esencial que nos adaptemos a esas
condiciones futuras.
En primer lugar, resulta vital no
favorecer más aún todas aquellas actuaciones que provoquen o agraven el cambio
climático y hacerlo cuanto antes, ya que cuanto
más se tarde en tomar medidas, los efectos del calentamiento global serán menos
reversibles. Una de ellas será frenar la deforestación, para lo que será
necesario que aprendamos a producir más con menos; para ello, el papel del uso
de la biotecnología, y los pesticidas se
presta al debate. Un enfoque interesante es el que propone Syngenta con su Good Growth Plan.
En segundo lugar hay que
desarrollar políticas y estrategias de adaptación. En esta entrada hemos visto
dos importantes: el cambio en las prácticas agrícolas y el desarrollo de nuevas
variedades adaptadas a los problemas que traiga el cambio climático.
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Estos son productores ecológicos de quinua o quinoa, un alimento
de moda por sus propiedades nutricionales y por la gran capacidad de adaptación
a muy diversos climas. Aunque supone una buena alternativa para países que sufren
de inseguridad alimentaria, el repentino interés por este cultivo no está
exento de ciertos efectos colaterales negativos. Todo esto se resume muy bien
en esta infografía. Fuente: Fairtrade Labelling
Organizations International/Wikimedia. |
Otro enfoque, promovido por la
FAO y dedicado sobre todo a la agricultura
de los países en desarrollo es el de la "Agricultura inteligente respecto al clima" , que a grandes
rasgos pretende ajustar las prácticas agrícolas para hacerlas más adaptables y
resistentes a las presiones ambientales, sin olvidarse de reducir el impacto de
la agricultura sobre el medio ambiente. No lo conozco a fondo, lo que he leído
me recuerda a esas flamantes pero ingenuas “estrategias de acción” llenas de
buenas intenciones; aunque parece que no escapa a la crítica.
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En primer lugar, pásate por el canal de Youtube de Quantum Fracture si quieres conocer más sobre el tema o si no estás del todo convencido sobre el Cambio Climático. Para muestra, este botón.
Esta entrada va sobre el papel de la ganadería en el Cambio climático:
PERO, ¿QUÉ HEMOS HECHO NOSOTRAS PARA MERECER ESTO?
¿Sabías que los vertederos también generan gases de efecto invernadero? Así que esta otra entrada está también muy relacionada. DESPILFARRO DE ALIMENTOS. LA LOCURA DEL PRIMER MUNDO.