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viernes, 19 de julio de 2019

INVASIÓN DE GRANJAS, UNA BUENA EXCUSA PARA LA DESINFORMACIÓN

Recientemente ha sido noticia la entrada no autorizada a una granja de vacas de leche en Granollers por un grupo de unos 130 jóvenes pertenecientes al grupo animalista "Meat the victims" que pretendían denunciar las condiciones en las que se encuentran los animales.

 
 

He tenido la santa paciencia de ver los vídeos grabados, por si efectivamente se diera el caso de que la granja la llevara un ganadero poco o nada profesional (que tiene que haber de todo). Pero no vi nada especialmente reseñable, ni mucho menos denunciable. Más bien lo de siempre en estos casos: gente vestida con mono de una pieza de esos baratos que parecen de papel, la camiseta de la organización encima, guantes y mascarilla, también de las baratas. A veces daba más la sensación de un enorme grupo de colegiales (o universitarios como mucho) que iban visitando la granja, fotografiando y grabando todo lo que les llamaba la atención y, cómo no, haciéndose una foto de recuerdo en la zona donde comían las vacas. 

La diferencia es que no estamos hablando de una visita guiada; no estaban interesados en absoluto en lo que pudiera contarles el ganadero propietario de la explotación. Se dirigieron a la zona donde están los terneros pequeños, los más tiernos, los más fotogénicos y que inspiran más compasión. Y se pusieron a darles de beber agua e incluso biberones, denunciando que las criaturas no tenían agua en sus cubos con el calor que hacía y que estaban famélicos. Bueno, y que les habían separado de sus madres hacía tres días.
 

¿No se enfadan muchas madres si en el hospital le dan biberón al bebé (las que están intentando instaurar la lactancia materna) o la suegra o la vecina metomentodo le da un caramelo a escondidas al crio (las que intentan que no se acostumbre a los dulces)? Pues algo parecido debió sentir el ganadero, cuando de buenas a primeras ve a toda esa gente en la granja alterando a sus animales (que son muy de rutinas) y dando de comer a sus terneros. Eso sí, no a escondidas sino todo lo contrario, grabando para denunciar delante de toda España lo malo que es. 
 

 
 
Aquí tengo que hacer un inciso para explicar: a) que lo habitual es precisamente separar al ternero una vez ha tomado el calostro de la madre, al día siguiente de nacer b) las hembras se pueden destinar a recría (es decir se quedan para sustituir a otras vacas) y los machos van a un cebadero, c) durante el tiempo que permanecen en la granja se alojan en casetitas como las que se ven el video y son alimentados a determinadas horas con preparados de leche adaptada para ellos, d) aunque es cierto que para el tamaño que tiene uno de los terneros que sale en el vídeo me parece que está algo delgado, hay que tener en cuenta que es algo habitual en las crías de herbívoros con pocos días de vida, y que estos los terneros son de raza frisona, cuya particular genética les hace tener una constitución particularmente delgada. Así que, no el ganadero no estaba matándoles de hambre, el hecho de que los animalitos chuparan ávidamente los dedos de los activistas no es más que un reflejo de lactante, de chupar cualquier cosa que se parezca a un pezón (algo que yo misma he vivido al enseñarles a beber de una botella o de un cubo). Es posible incluso que esta gente, con todo su cariño y humanidad por estos pequeños estuvieran provocándoles una diarrea, e incluso asustándolos.

Minuto 2.32 en adelante del video emitido por Antena3. Activistas asomándose por los dos lados de la caseta, ternero en pie, orejas hacia atrás y pateando el suelo. Serán muy animalistas los muchachos, pero no deberían tener experiencia con animales de granja o conocimientos de etología como para darse cuenta de que estaban asustando al pobre animal. 

Visto lo visto, normal que el ganadero se enfadara, les persiguiera, les tirara "caca" (literal) y les hiciera cortes de manga, aparte de llamar a la policía porque estaban entrando sin permiso en una propiedad privada. Poco me parece.

Pero lo triste del asunto es que cuando ha salido por televisión, en Antena3 y LaSexta y no sé si alguna más, sólo ha trascendido la denuncia de estos activistas y la visión de un ganadero agresivo y maleducado. Un jovencísimo activista dice a cámara, totalmente convencido, que el ganadero se ha comportado así "(...) porque tienen miedo de que la gente vea lo que pasa dentro de sus granjas".
 

Pero, mi alma, ¿estás seguro que es por eso? ¿qué es lo que se supone que hay que ocultar? ¿que se separa a los terneros de sus madres?, ¿que en las granjas hay excrementos y por tanto moscas?, ¿que las vacas no pastan en verdes prados?, ¿que se ordeñan a máquina en vez de a mano?. Pues sí, esta es la realidad, que yo sepa nadie trata de ocultarla - yo misma le he dedicado alguna entrada - y si no te gusta, siempre puedes hacerte vegano o vegetariano, pero ¡¡ por Dios !! no vayas invadiendo granjas con el único propósito de que te hagan caso los medios generalistas de comunicación. 

Viendo los videos, de los que me he limitado a capturar imágenes para no darles más difusión aún y porque son ciertamente aburridos - me dio por pensar qué hubiera ocurrido si toda esa gente en otro momento y circunstancias, hubiera acudido a una granja en una visita guiada a escuchar lo que el ganadero puede contarles de su trabajo, y ya de paso de las cada vez más exigentes medidas de bienestar animal y trazabilidad. Cierto es que tampoco conozco muchas granjas de leche que admitan visitas de manera habitual; una tarea pendiente del sector lácteo que en mi opinión podría ayudar mucho más que las campañas de promoción.

En mi primer año de instituto, la profesora de ciencias nos llevó a visitar la planta de aguas residuales y el vertedero de una gran ciudad como es Madrid. Fue impactante ver cómo la mierda y la basura existen, aunque contemos con eficaces sistemas que nos la quitan de la vista cuanto antes (véase camiones de la basura y alcantarillado urbano). Esa experiencia me hizo cambiar actitudes y hábitos que aún mantengo hoy en día. Y creo que algo parecido ocurre hoy en día con la agricultura y la ganadería: tenemos alimentos a nuestra disposición todos los días de la misma manera que desaparece la "basura", no hay necesidad de preguntarse de dónde viene la comida o a dónde van los restos, ya se encargan otros de hacer un trabajo que no nos interesa ver. 

 La basura, escondida y sin oler. Vale que es un avance pero no sirve de nada cuando el viento sopla desde el vertedero y te trae ese aroma dulzón inconfundible. Foto de Alejandro López.

Nadie quiere los vertederos cerca de su casa, pero poca gente asume que para cerrarlos hay que cambiar drásticamente la manera de consumir. De la misma manera, muchos quieren granjas idílicas, que no se mate a los animales, que no se les den antibióticos, que no se utilicen pesticidas ni abonos sintéticos ni nada que suene a química. Lo queremos todo, lo queremos ya, y sobre todo que sea barato.
 

Pero los animales de granja también cagan, lo que hace que las granjas huelan mal, es normal que algunos se pongan enfermos y que haya que tratarlos, sin olvidar que para aprovechar su carne hay que matarlos, habitualmente cuando son jóvenes, que están más tiernos. En los campos crecen las malas hierbas y las plagas de insectos y en ocasiones sólo se pueden controlar utilizando productos fitosanitarios, o "pesticidas" como los llama todo el mundo. Esta es la realidad, si no te gusta busca alternativas, afortunadamente cada vez hay más, pero por favor, trata de informarte antes de atacar a quien te alimenta.
 

De todas formas, desde el Proyecto Conocer la Agricultura animamos una vez más a agricultores y ganaderos a que abran, en la medida de lo posible, sus granjas a la gente, algo que se hace habitualmente en otros países. Si no lo hace el propio sector, serán otros los que lo hagan, pero a su manera.
 


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martes, 21 de abril de 2015

TRAS LA PARIDERA, EL BABY BOOM LLEGA A LOS PRADOS.





A las mamás vaca se les denomina "vacas nodriza" y a los terneros criados en los pastos se les llama "terneros pasteros".


Según la RAE "paridera" pueden ser varias cosas, pero todas referentes a la reproducción del ganado. Como adjetivo, se refiere a la hembra de cualquier especie capaz de procrear. Puede referirse a un lugar, el "sitio en que pare el ganado, especialmente el lanar", a la acción de parir o a un momento determinado. Con este último nos vamos a quedar, lo que coloquialmente se conoce como "la paridera" no es más que el tiempo en que paren muchas hembras de ganado a la vez.


Una paridera es el lugar cerrado donde se recogen las ovejas en el momento del parto y los días que le siguen. Fuente:  Llanos cerrillo/Banco Fotos Editorial Agrícola.
La paridera se da en la ganadería extensiva o semiextensiva, ya que utiliza los recursos naturales a su disposición para la alimentación de los animales, o al menos, lo más posible. Para ello, el ganadero procura agrupar los partos en épocas estratégicas para que coincidan las máximas necesidades nutritivas del rebaño con la máxima disponibilidad de pastos.


En la Península Ibérica, la paridera puede darse en diferentes momentos del año, dependiendo de la zona (la climatología es muy diferente) y del tipo de ganado (no comen lo mismo vacas ovejas, cabras o cerdos). En esta entrada me centraré en el vacuno de carne, que son los que más alimento necesitan.



Una mente urbanita convencional asociaría la primavera con terneritos recién nacidos en los prados. Esto, aunque a veces ocurre, no suele ser la mejor estrategia. 



¿Sabías que la gestación de una vaca dura algo más de nueve meses?



La situación ideal es que las vacas se cubran de diciembre a febrero. De esta manera, los partos se concentran en otoño (septiembre-noviembre), los terneros pasan el invierno a resguardo (o no, dependiendo del clima) y mamando de la madre hasta que comienzan a salir a los pastos en primavera. Este es el momento crucial, si el ternero, que ya es capaz de tomar hierba, se encuentra con pastos abundantes crecerá rápido y llegará al peso óptimo para ser vendido (unos 200-250 kg a los seis meses ) sin que el ganadero haya tenido que suplementar su alimentación con pienso.



Esta situación ideal es más posible conseguirla en las zonas de media y baja montaña de la España húmeda, que tienen gran disponibilidad de pasto en primavera y verano, como puede ser Galicia o la Cornisa Cantábrica. Aquí el mejor momento para la paridera es el otoño.



Vaca y ternero de raza Parda de Montaña. Esta raza se creó hace más de 160 años, al cruzar la raza parda Alpina con razas autóctonas del norte de España, para obtener un animal más productivo en carne. Fuente: base de fotos de la Editorial Agrícola Española.


La dehesa meridional (andaluza, extremeña y castellano-manchega), como ecosistema mediterráneo que es, tiene las lluvias (y por tanto el crecimiento del pastos) concentradas en otoño y primavera y un periodo de sequía estival muy acusado. Esto hace más recomendable concentrar las parideras en los cuatro a seis meses del otoño y el invierno, sobre todo si se trata de explotaciones grandes, que pueden jugar con más extensión de terreno y tienen mejores infraestructuras.


Sin embargo son bastante más frecuentes, las parideras continuas, que duran ocho meses, evitando los más secos del verano, en parte porque se consigue algo más de fertilidad y en parte por razones socioeconómicas. De todas maneras, aunque el toro convive prácticamente todo el año con las vacas, los partos tienden a concentrarse de noviembre a marzo. Esto se debe a que, gracias a la abundancia de pastos de la primavera las vacas están en una mejor condición corporal para quedar preñadas durante esa época. Las vacas viven en plena naturaleza, y esta es lo que tiene, si estás de buen año te reproduces, si no, espera al siguiente.


En la dehesa septentrional (Ávila, Salamanca y Zamora) y en las zonas de montaña, los mejores momentos son el invierno y la primavera. En ambos casos, esta tarda más en llegar, y en verano se dispone de pastos en la alta montaña y de rastrojeras en la meseta. Es como si hubiera "dos convocatorias", si no quedan preñadas en la primera todavía les queda otra oportunidad ese año.


Vaca y ternero de la raza berrenda en colorado en una dehesa avileña.


De todas maneras, a la hora de optar por un momento u otro, el ganadero se basa en los números, que son los que al final mandan. Y a la hora de ponerse a calcular, hay tres puntos a tener muy en cuenta.


Lo primero: cuanto menos dinero haya que gastar en pienso, que es uno de los gastos principales, mejor. Eso supone planificar bien para evitar o minimizar la necesidad de suplementar a las madres (para que lleguen en optimas condiciones al celo, el parto y la lactancia) y a las crías (para que lleguen al peso necesario) con heno o pienso.

Comedero para terneros con puerta "tipo Imaginarium", en el que solo los terneros pequeños pueden entrar a probar el pienso. Así irán adaptándose a su futura comida y crecerán más rápido. Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola.

El otro gasto importante es la mano de obra, que depende en gran parte de como esté organizado el funcionamiento de la explotación. Las parideras concentradas en unos meses suelen suponer picos de trabajo que pueden requerir mano de obra externa. Por su parte la paridera continua, aunque permite tirar casi únicamente de mano de obra familiar, pero supone estar siempre pendiente del ganado, ya que hay partos y destetes prácticamente durante todo el año.



Por último, pero no por ello menos importante, tenemos el factor comercial; es decir cómo pagan los tratantes al ganadero por los terneros ya destetados. Depende principalmente de la conformación de los animales (en gran parte determinada por la raza) y de la demanda del mercado. Desde ese punto de vista, para el ganadero los partos tempranos de otoño son los más interesantes: se pagan mejor porque el sacrificio se producirá probablemente en el último cuatrimestre del año, cuando la carne alcanza su cotización máxima.

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martes, 11 de septiembre de 2012

LA HISTORIA DE UN CARTÓN DE LECHE


No nos engañemos, lo de las vacas en el prado no siempre es posible. Fuente: Keith Weller, USDA Agricultural Research Service, Bugwood.org

Nómbreme usted el animal,
que no es toro ni cebú,
que pa’ ayudar la salud,
y pa’ que a usted le aproveche,
le da la carne y la leche,
en generosa actitud,
tiene cola y cuatro patas,
y cuando muge hace muuu.

“Payada de la vaca”  (Les Luthiers)
 

El animal, la vaca. Hasta aquí todos de acuerdo ¿no?. Sobre la leche en concreto también sabemos muchas cosas: alimento muy completo, rico en calcio, para los rellenitos mejor si es semidesnatada, etc.. Pero ¿sabe el consumidor cómo se produce la leche?. En esta entrada quiero mostrarlo con una visita imaginaria a una vaquería. 


Empezaremos en la zona de los terneros. Ellos representan el comienzo del ciclo, ya que tiene que nacer un ternero para que la vaca comience a dar leche. Los terneros recién nacidos se separan cuanto antes de la madre, es triste e injusto, lo sé. Se alojan en casetas individuales donde son alimentados con leche artificial y reciben algún que otro mimito. Las hembras se suelen criar para quedarse en la granja y los machos se venden al cebadero.
 

Por si sirve de consuelo, las vacas lecheras de alta genética han perdido bastante instinto maternal. Ignoro cómo lleva el ternero la separación.

Ahora pasamos a los corrales donde están las terneras que forman “la cantera”. Hasta los dos años no podrán debutar en el equipo titular de vacas lecheras porque tienen que estar bien preparadas antes de parir su primer ternero. A partir de ahí tendrá una cría al año, aproximadamente hasta los 8 años, cuando termina su vida útil y se jubilan “para siempre”. La verdad es que es una desconsideración para con esa vaca, que ha dado lo mejor de sí misma durante tanto tiempo, pero la producción de leche no deja de ser un negocio, y de momento las vacas no cotizan a la Seguridad Social (ups, espero que no lea esto algún ministro iluminado). Aunque el pobre animal se apañe con hierba, paja y algo de pienso, lo justito para mantenerse, no sé si alguien estaría dispuesto a pagarle la jubilación.


A estas mozas todavía les queda tiempo antes de ser madres.

Volvamos a la granja. En otro corral encontramos a las vacas lecheras “de vacaciones”. Si, las vacas lecheras tienen vacaciones, concretamente unos dos meses (bastante más que casi todos nosotros), tiempo necesario para que descanse la glándula mamaria. Estas vacaciones también se pueden ver como una baja maternal anticipada, ya que a las vacas les faltan justo esos dos meses para parir y comenzar un nuevo ciclo de lactación que durará unos 305 días, y durante el cual habrán producido del orden de 9000 litros de leche (la producción depende de muchas cosas, esta cifra corresponde a la de una vaca de alta genética como la que solemos encontrar en una granja moderna).



¿Sabías que una vaca lechera está dando leche durante unos 305 días al año? Los dos meses restantes los disfrutan de “vacaciones”.

Y pasamos al corral de las vacas “en activo”, que están pacientemente esperando en la puerta de acceso a la sala de ordeño. Normalmente se ordeñan dos veces al día, pero se pueden llegar a ordeñar tres e incluso cuatro veces. Todas las lectoras del blog que hayan dado de mamar comprenderán perfectamente la urgente e imperiosa necesidad que tienen las vacas de ser ordeñadas a la hora precisa. Una vez entran en la sala de ordeño las vacas ya saben perfectamente lo que tienen que hacer y están acostumbradas a la maquinaria, al personal y los ruidos; de todas maneras se procura que resulten lo menos molestos posible para los animales, ya que el estrés afecta a la bajada de la leche. 



Esto es lo último en ordeño automático, el robot de ordeño. Una vez se acostumbran, las vacas van encantadas. Fuente: De Laval.


En la sala de ordeño, el operador limpia los pezones a la vaca, le coloca las pezoneras que están conectadas a un sistema de extracción que conduce la leche de la ubre de la vaca directamente al tanque de leche. Una vez terminado el ordeño se quita la pezonera y se aplica una solución desinfectante a los pezones, para protegerlos de las bacterias que provocan la mastitis (inflamación de las glándulas mamarias), un verdadero fastidio para la vaca y para el ganadero.


La operaria limpia los pezones antes de comenzar a ordeñar la vaca. De esta manera muchos menos agentes infecciosos podrán entrar a las mamas.
 
 ¿Sabías que una vaca lechera da una media de 35 litros de leche al día?


Una vez han terminado se van a sus cubículos a comer tranquilamente o a pasar el rato. Y ¿qué comen las vacas? Pues principalmente una combinación de hierba (seca o húmeda) y piensos concentrados (a base de maíz, otros cereales y soja). Obviamente, para estas vacas especializadas en producir leche, no vale cualquier cosa, ya que para fabricar un alimento tan completo como la leche de algún lado tendrán que sacar las proteínas, los azúcares, las vitaminas... Así que el ganadero no puede permitirse el lujo de escatimar en la ración de sus vacas, y si lo hiciera, enseguida bajaría la cantidad y calidad de la leche.


Panorámica de la “sala de estar” de la vaquería, es decir los cubículos. Las vacas se tumban sobre arena, paja, serrín, estiércol seco o incluso colchonetas.

Las cuentas del ganadero


Hasta aquí todo muy bonito, salvo para el ganadero y sus vacas, que lleva ya bastante tiempo echando cuentas, y no le cuadran ni por asomo.

Hasta hace no mucho, producir un litro de leche le costaba al ganadero en torno a los 0,30 €/litro. Aquí se incluye la alimentación diaria de los animales, que constituye cerca de tres cuartas partes de los costes de la granja. El resto lo repartimos de la siguiente manera. La mano de obra - un gasto considerable en cualquier empresa – que incluye al ganadero titular (si es una granja familiar, el resto de miembros directamente trabajan sin cobrar) y los peones a sueldo, cuando los hay. Otro capítulo es la inversión en instalaciones para el alojamiento del ganado y equipos (salas de ordeño, tractores, carro unifeed, etc). No olvidar tampoco lo que cuesta mantener a las terneras que todavía no producen, los gastos en inseminación artificial (cada vez menos vacas tienen siquiera el consuelo de contar con un toro para ayudarlas a sobrellevar su trabajo) y, cómo no, la minuta del veterinario.

Si los costes de producción han subido en torno a un 30% en lo que va de año - principalmente por el encarecimiento de los cereales y la soja - y la industria paga un 10 % menos, pues a mi tampoco me salen las cuentas. Realmente se trabaja con cifras pequeñas, pero cuando se confrontan los kilos de pienso que comen las vacas con los litros de leche que producen a cambio, ahí se ve si una granja es rentable o no.

Si a esos 0.30 centimillos le añadimos los costes de transportarla a la central lechera, tratarla en la central, envasarla y distribuirla…nos iríamos a como mínimo 0.60 €/litro solo en costes. Si de ahí tienen que sacar margen la central lechera y los supermercados…no se entiende cómo puede costar un litro de leche menos de 50 céntimos ¡¡ menos que un litro de agua embotellada !!. Esto ocurre a menudo porque las grandes cadenas de distribución utilizan la leche – un alimento básico en la cesta de la compra – como producto reclamo. Esto consiste en promocionarla y venderla a un precio muy barato (normalmente por debajo de costes) para atraer a los clientes a sus establecimientos; ya que lo que pierden con la leche lo recuperan de sobras con los dos o tres caprichos que invariablemente acabamos comprando.

Con esta estrategia las grandes superficies ganan seguro, las familias muy achuchadas pueden beber leche a diario pero los que pierden seguro son los ganaderos – las cifras son elocuentes, quedan poco más de 23.000 explotaciones de las más de 150.000 que había en 1986 – . Si no se hace nada para no perder un sector productivo tan básico como es el lácteo - y que no se puede recuperar de la noche a la mañana - acabaremos perdiendo los consumidores españoles, ya que al final dependeremos de la leche que nos quieran vender otros países.
 


Si os quedasteis con ganas de saber más...

En Youtube se pueden encontrar muchos vídeos de ganaderos contando su trabajo, desde los más pequeños a los propietarios de granjas más grandes y tecnificadas, que son las que a día de hoy aguantan algo mejor esta situación. Aquí os dejo el ejemplo de cómo trabajan dos ganaderos asociados a la Cooperativa del Valle de los Pedroches (COVAP) en Córdoba, una zona a priori poco amigable para una raza de vacas a la que no les gusta pasar calor.



En esta genial página canadiense, podéis ver diversosvídeos (360º incluidos) que explican (en inglés) cómo es una granja de vacas deleche. Aunque no todas las granjas de leche son iguales, suelen tener muchas cosas en común, incluso a ambos lados del Atlántico.





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