Voy a retomar el tema de las frutas y
verduras, algo más ligerillo para el verano. Como además van apareciendo en el
mercado mis frutas favoritas y los tomates vuelven a ser comestibles, me he acordado de
un video muy gracioso que hace no mucho me llegó por las redes sociales.
En “Dos tomates y dos destinos”,
los chicos de Muchachada Nui interpretan genialmente a dos tomates que se han
conocido en un chat y quedan para conocerse “en tomate”. Me encanta y por eso
os lo pongo. Aunque se cuelan algunos estereotipos que no tienen por qué ser
ciertos, y creo que este es el mejor lugar para comentarlos.
Mauricio es un tomate ecológico, que
representa la “cultura campesina”, se alimenta de sol, estiércol y agua, tiene
olor y sabor, y de mayor quiere convertirse en pisto manchego. K-44 por su
parte es un tomate de invernadero, que representa el “agronegocio”, se alimenta
de “nitrofosfato de azufre al 12 %”, mantiene su cutis perfecto gracias a los
pesticidas, no huele ni sabe a nada y de mayor quiere ser ketchup.
La idea de un pisto elaborado a base de
un tomate tan resalao como Mauricio es muy atrayente. Sin embargo K-44 es
antipático y representa al agronegocio malvado hecho tomate, no sabemos si por
ser transgénico o por querer convertirse en un componente imprescindible de la
comida basura. Pero resulta que casi todos nosotros nos pasamos casi todo el
año comiéndonos a parientes de K-44, que dicho sea de paso, de momento no
son transgénicos. Tampoco ha sido criado por un ejecutivo, sino por un
agricultor propietario de un invernadero que vive de cultivar y vender tomates.
Lo de convertirse en ketchup tampoco lo veo claro; al fin y al cabo no deja de
ser una salsa de tomate, con mucho azúcar eso sí, y para eso se cultivan al
aire libre otros tomates sin tantos miramientos, ya que lo que importa es la
chicha de dentro, no el aspecto exterior. Aspecto perfecto, liso, brillante,
homogéneo al que nos hemos ido acostumbrando e incluso lo
exigimos en todas las frutas y verduras.
Entonces, si Mauricio es tan estupendo
¿por qué existe K-44? ¿por qué es como es? ¿quién le ha robado su olor y su
sabor?. Detrás de todo esto hay múltiples responsables. En primer lugar los
genes y la mejora genética, que está muy relacionada con los sistemas de
cultivo y transporte de alimentos.
Parece ser que los tomates de toda la
vida según maduran van cambiando de color por partes. Son además capaces de
realizar la fotosíntesis y producir azúcares y otros compuestos que le dan su
sabor y olor característico. Esto es posible gracias a un gen que acaba de ser decodificado por un grupo internacional de científicos; precisamente este gen “no
funciona” en los tomates perfectamente rojos que inundan las tiendas, ya que
sufrió una mutación natural. Digo yo que al mejorador que descubrió que le salían
tomates que pasaban directamente del verde claro al rojo le parecerían de lo
más y que tendrían mucho tirón en el mercado. No sé cómo se dejó engañar la
gente hace más de cincuenta años, pero el caso es que han tenido mucho éxito. Otros
genes que también han cambiado (y esos no por mutación sino por mejora
genética) son los responsables que el tomate siga madurando tras ser arrancado,
los de “larga duración postcosecha” para ser más exactos. Esta alteración
permite que el tomate se muestre rojo y sin síntoma alguno de maduración
durante más tiempo, de esta manera aguanta más tiempo en los lineales del
supermercado con buen aspecto.
Tomate "del
terreno", me encanta esa denominación. Viene a ser como llamar a un
chucho, perro "del terreno". De todas
maneras, no hay color, bueno en este caso si que los hay, verde y rojo.
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Y aquí aparecen los otros responsables, los sistemas de producción y distribución de alimentos, que intentan cubrir las necesidades de consumo de la sociedad actual. En general tenemos más dinero que hace cien años, pero menos tiempo. Y compramos los alimentos una o dos veces al mes, junto con el resto de la compra. Compramos más piezas de fruta o de verdura de las que posiblemente lleguemos a consumir, por si acaso, para que nos dure y porque consideramos que podemos permitirnos tirar lo que se estropee a la basura. Como solemos ir con prisas, el supermercado nos facilita la tarea ofreciendo la mercancía ya empaquetada en bolsas o barquetas (que levante la mano a quien no se le estropean siempre una o dos naranjas mínimo de la bolsa de 5 kg). Ah, se me olvidaba, también queremos tener de todo, todo el año y barato. Para lograr todo esto, agricultores y casas de semillas o de plantas se las tienen que apañar para producir mucho (así sale más barato), durante más tiempo (utilizando variedades tempranas o tardías, o recolectando en verde), productos perfectos (exigidos por la normativa y por las cadenas distribuidoras), etc. Creo que pedimos demasiado, sobre todo si luego andamos quejándonos de los invernaderos y de los espárragos insípidos chinos.
¿Y qué hacemos entonces, conformarnos?. Yo solo puedo decir lo que
hago yo, informarme - bueno y transmitirlo, que es lo que estoy haciendo ahora
mismo -. Pregunto al frutero (si, soy una afortunada, puedo ir al mercadillo)
por el género que tiene de temporada, me fijo en como compran las y los
señoras/es mayores, y como no, saco
mucha información de la web. Por ejemplo, que algunas frutas dejan de madurar una vez han sido recogidas (frutos rojos, cítricos, piña, y uva) y
después de cosechada van estropeándose, unas más rápido que otras, por lo que hay que comprarla en su punto y consumirla cuanto antes. A otras frutas (plátano, pera, manzana, melocotón, kiwi, albaricoque,
aguacate, y chirimoya) todavía les queda margen para madurar fuera del árbol y
podemos comprarlos verdes - nunca será lo mismo, pero bueno.
Tras estos consejillos y para no extenderme más, ¡¡ buen provecho
!!.
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