jueves, 30 de junio de 2016

FORMANDO A DETECTIVES DE LOS ALIMENTOS


Tanto éxito tuvo el primer Tour del "Proyecto Conocer la Agricultura y la Ganadería" en colegios, que hemos tenido que repetir una segunda convocatoria, y ya tenemos hasta lista de espera. Como nos va la marcha, el próximo reto que nos planteamos es salir de la Comunidad de Madrid.

De nuevo ha sido una maravillosa experiencia bajar al patio o al gimnasio del colegio para ver cómo perciben los más pequeños la agricultura, la ganadería y su relación con los alimentos que toman a diario. Muchas de las conclusiones son las mismas a las que llegamos en el Tour anterior, repitiéndose algunas de las anécdotas que conté en las crónicas anteriores. Pero en esta ocasión, por razones que desconozco, tenemos menos anécdotas para compartir con vosotros; aunque alguna que otra sí que hay.

 

Hemos visitado colegios en los que los niños estaban particularmente puestos en estos temas, algunos por su propio interés o porque lo habían trabajado con los profesores en clase. Mi reconocimiento a todos los profesores que se han implicado (la mayoría) y han disfrutado de las actividades como los que más.


Charla inicial: el reino de las verduras

Lo primero que hacemos siempre es reunir a todos los niños para presentarnos y contarles lo que vamos a hacer. 
Hablando de cereales en la charla inicial. No falla, es pedirles que nos nombren cereales que conozcan y salen automáticamente los choco - crispies o cualquier variedad de cereales de desayuno (preferentemente chocolateada).

¿Qué tendrá la zanahoria que sale siempre?. Dibujo de Inés Garrido, del Colegio Santa Ana y San Rafael.


Empezamos preguntándoles qué significa "Agricultura" para ellos y enseguida surgen palabras muy genéricas aunque acertadas: cultivar, recolectar, alimentos... Hemos comprobado que los niños a) al principio están un poco tímidos y b) lo que realmente quieren es ponerse a jugar, así que es normal que no se explayen mucho cuando les preguntamos.

Pero si les pedimos que nos hablen de alimentos, salen enseguida hortalizas o cualquier otro tipo de verduras. Está visto que las más importantes las conocen, otra cosa ya será que se las coman. Como curiosidad los niños del colegio de Quijorna, de un entorno más rural, fueron los que citaron más variedad de verduras.

Uno de los monitores me cuenta que a menudo, hablando sobre alimentos, preguntaba a los chicos por recetas conocidas, y siempre hay uno que dice —Sopa de... —

—¡¡ Tomate !! —. Vale tenemos el gazpacho y otras miles de variedades.

—¡¡ Pimiento !!, ¡¡ berenjena !!—. Lo mismo a alguno le pasan el pisto por la batidora.

De zanahoria también vale, y es que, para ellos se puede hacer sopa con cualquier vegetal.

 

Luego pasamos a la ganadería y ocurre tres cuartos de lo mismo; la definición por excelencia para ellos es "cuidar a los animales". Me hubiera gustado tirarles un poquillo más de la lengua para aclarar qué entienden por cuidar animales, aparte de darles de comer, pero el tiempo apremia y los chicos quieren jugar. Cuando pasamos a repasar los alimentos salían los típicos: carne, leche, huevos...y salchichas y bacon, como no.
 


Los niños del Ángel León eran de primero pero estaban muy puestos. ¿Será porque tienen huerto y criaron pollitos en clase?.

En el Colegio Ángel León, se me ocurrió ir más allá y preguntarles por algo muy habitual en su día a día y que está hecho con un producto de origen animal.

—Es redondo, de cuero, y os gusta jugar con el—

—Un planeta— respondieron. Se ve que estos chicos no se conforman con cualquier juguete.

 

En ese mismo cole, un niño mencionó al conejo como animal de granja, lo cual es sorprendente: porque eran niños más bien pequeños (1º primaria) y porque, sobre todo a estas edades, los conejos suelen ser considerado más como una mascota.




 

Los dos juegos clásicos: el Memory y la Oca
 
El memory es, con diferencia, el juego más agradecido: pocas normas y bastante sencillas, dinámico y basado en imágenes. La oca llama más la atención, pero conforme avanza el juego las ansias por ganar superan a las de aprender.


En el Colegio María Corredentora la cabina del tractor pudo subir de nivel, de cabina de helicóptero ha pasado a avión. 
La mariquita es un insecto conocido por los niños, y muy vistoso. Belén, nuestra monitora preguntó a los niños del Colegio Francisco de Quevedo : "—¿ Sabéis por qué las mariquitas son buenas en la agricultura?— ¡ Porque dan suerte !—contestaron los niños".

Alejandro, el monitor que suele ocuparse del juego de la Oca, tenía impresionadas con su sabiduría a estas chicas del Colegio Príncipe de Asturias.





En el juego de la oca hay una casilla con una sandía dibujada. Debió costarles reconocerlas porque uno de los equipos insistía en que las sandías son rojas con puntitos negros, en vez de verdes. Quizás es porque los niños están acostumbrados a verlas ya abiertas. 





Los más pequeñines también pueden jugar, y siempre se les queda algo. Aquí tenemos a alumnos de Educación Infantil del Colegio Héroes del 2 de Mayo.


Aprendiendo sobre alimentos con el juego "Del campo a la mesa"
 

Para esta ocasión hemos estrenado un nuevo juego dedicado a los alimentos y a su relación con la agricultura y la ganadería, de ahí el título de esta entrada.


La idea inicial era meter también plantitas de hierbas aromáticas que, además de ser ingredientes, decoraran un poco. Pronto me alegré de haberla desechado, no hubieran durado ni dos sesiones.





La idea de este juego, he de reconocerlo, está inspirada en el programa Máster Chef al que muchos niños son muy aficionados. Algunos lo captaban enseguida, pero pronto descubrí que era mejor no mencionar al programita de marras si quería evitar una histeria colectiva de los niños a la hora de "hacer la compra" difícil de controlar. Y es que este tercer juego es sin duda el más complejo: cuando los niños (con o sin profes) colaboran funciona genial y aprenden mucho, pero puede llegar a ser una auténtica tortura locura.
 

 Fase preliminar del juego.1. Juntarnos todos alrededor de una mesa con un bodegón de alimentos, unos de mentira y otros de verdad. 2. Pedirles por favor que dejen de tocar los alimentos, y recordarles que aunque algunos están muy logrados, NO íbamos a cocinar porque con alimentos de plástico, y sin cuchillos ni pila ni cocina difícilmente se puede cocinar nada. Aún así alguno siguió insistiendo, bendita inocencia.


El juego comienza presentando los alimentos como la materia prima de los cocineros, no sólo los "chefs", también los cocineros del comedor del cole y los padres, madres, abuelas, etc. que cocinan en casa. Entonces les lanzo la pregunta del millón.

—¿Os gusta cocinar?—

—¡¡ Siiii !!— es la respuesta más frecuente, acompañada por un entusiasmo general, y unas cuantas manos levantadas.

—"Yo cocino con mi madre", "Yo ayudo a mi padre a hacer la tortilla de patatas", "Yo sé hacer bizcochos" — enseguida añadían los niños, deseosos de demostrar que no se limitan a ver los "gastroprogramas" sino que les gusta trastear en la cocina con los mayores. Ojalá les dure la afición.


Ya metidos en materia les pregunto —¿qué cosas creéis que tiene que saber un buen cocinero?

—Pues saber cocinar—la respuesta es unánime. Pero como aquí si puedo tirarles de la lengua, les pido que concreten más. Y enseguida surgen ideas:

—Saberse las recetas. —Es otra respuesta muy común.

—Qué ingredientes poner y cómo combinarlos—apunta una niña.

—Saber encender los fuegos —añade otro niño.

—Tener cuidado de no cortarse o quemarse— apunta un tercero. Vaaale, que pasa el tiempo y nos alejamos de dónde quiero llegar.

Hasta que una niña apunta tímidamente —saber cómo comprar—. Y ahí es cuando les hablo de la importancia de conocer los alimentos y saber cómo comprarlos; al fin y al cabo, un gazpacho hecho con tomates insípidos nunca estará tan rico como uno hecho con tomates de temporada.


 Algo de chapa les tengo que dar, intentando que ellos participen eso sí. Da gusto cuando tienes una audiencia como los chicos del Colegio Ramón y Cajal.

Cuando les pregunto si saben lo que es un alimento de temporada algunos niños no tienen ni idea y otros, aunque lo saben, no son del todo capaces de expresarlo bien y se hacen un lio. Ocurre lo mismo con los alimentos con denominación de origen. En este caso recurro a un ejemplo muy familiar: plátano de Canarias versus banana.


—Imaginaros que os mandan comprar plátanos de Canarias, ¿cómo los distinguirías en la tienda?—

—Pues por la pegatina—suelen decir los niños.

—Ya, pero no todos los plátanos la llevan, y a veces se cae—les replico.

—¡Pues por el paquete!, o por el cartel en la tienda— suelen responder. Chicos prácticos estos.

—¡ Por el sabor ! —apunta un niño convencido

—Ya, pero si te comes un plátano antes de comprarlo lo más seguro es que te regañe el tendero —sigo pinchándoles un poquito.

—¡Porque son más grandes!, ¡porque son más pequeños!, ¡por el color! (¿ein?) —en este punto cualquier respuesta les parece válida.

—¡Por las pintitas! — ¡¡ por fin salieron !!.



El momento más deseado, hacer la compra.

Pero como lo que realmente están deseando es "hacer la compra" y ponerse manos a la obra, les doy a cada equipo un sobre con las instrucciones necesarias. Es muy divertido ver la seriedad con la que cuentan cómo harían ellos las recetas previstas. Una vez cocinado todo, volvemos a hablar de ingredientes, ya que a cada grupo le tocará ordenar una serie de fotos relativas a un ingrediente concreto. He de decir que en general lo hacían bastante bien.


¿Es así? 
¿O así?. ¿Una isla o una montaña?. Esta foto de de los invernaderos de Almería tomada desde el espacio confundió a más de uno, que no sabía bien cómo orientarla. Fuente: NASA
Otro niño confundió directamente las ubres de esta vaca con su culo, le chocó que fueran tan grandes. Fuente: desconocida.


Los niños y el orden de magnitud en producción animal:

—¿Cuántos huevos pone una gallina al día? — les preguntaba.

— ¡ Cinco !, ¡tres!,¡dos! — contestaba la mayoría conforme les iba haciendo gestos para que bajaran la cifra.

— Y... ¿cuántos litros de leche da una vaca al día? —

— Uno, cinco, diez — respondían.

Es curioso, a las gallinas las sobreexplotan y a las vacas no les sacan partido.



La de cosas que se pueden contar a partir de una foto de una sala de ordeño. Fuente: De Laval

La sala de ordeño o cómo meter un poco de pensamiento lógico:

¿Cuántas vacas puede haber en una granja?, ¿Cuántas veces creéis se ordeña una vaca al día?...si vosotros fuerais granjeros, ¿cómo ordeñaríais, a mano o a máquina?.

Todavía muchos niños tienen dudas, lo cual no es de extrañar porque, realmente, ¿cuántos niños han ordeñado alguna vez en su vida?, ¿cuántos de nosotros lo hemos hecho?.





¿Cómo procesan los niños la información que les llega sobre los alimentos? 


Me gusta hablarles del código de los huevos, es fácil, pueden comprobar en casa lo que les cuento y da pie a introducir el concepto de trazabilidad (sin mencionarlo). Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola.

Cuando expliqué que el número 0 que aparece en el código de los huevos corresponde a la producción ecológica (simplificando muchiiisimo para audiencia infantil, "cuando las gallinas viven a tutiplén") un niño del Colegio Santa Ana y San Rafael me contestó que sabía perfectamente lo que son los productos ecológicos porque hay una tienda "eco" cerquita de su casa.

¿Y si un niño de 10 años te pregunta en qué consistió la enfermedad de las ‪‎vacas locas?. No es fácil explicarlo de manera simplificada y en poco tiempo. Me ocurrió con unos chicos del Colegio Amorós y al menos salí bien del trance, aunque sospecho que lo que más les interesaba es saber cómo se comporta una vaca loca.


Un ingrediente básico en nuestra alimentación es el trigo, con el que se hace el pan y la pasta.

Cuando les hablo de lo que ocurre en el molino aprovecho para hablarles, de pasada, de la harina integral y la refinada. Por cierto, casi todos los niños prefieren el pan blanco. Comprobé cómo los mitos alimentarios calan hasta en los más pequeños, porque hubo un niño que me preguntó si el pan integral también engordaba.


Terminado el segundo Tour del Proyecto Conocer por los colegios milagrosamente nuestro pollo mantiene sus dos alitas y dos jamoncitos . Hemos perdido una patata, mas de una fresa ha perdido el rabito y el vaso de leche solo nos duró un día. Pero creo que ha merecido la pena, porque los niños han descubierto muchas cosas sobre agricultura y alimentos de una manera diferente.

 

El broche final: la foto y los regalos


Y por fin, tras las actividades, la foto en nuestro nuevo decorado y la entrega de regalitos.

Niños del Colegio Zola
Niñas del Colegio Miguel Hernández







Por cierto, esta vez no vino la tele, pero acompañé a la radio a unos niños del colegio Antonio Fontán , para contar en el programa "En clave rural" de qué iba esta experiencia (min 51.46 al 54).



 

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Oleh

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