Winnie the Pooh lo tenía muy claro, las abejas hacen miel sólo para que él se la comiera. Y tú, ¿ qué opinas?.
¿ Sabías que en el curso de su vida, una abeja obrera producirá la doceava parte de una cucharadita de miel?.
Si eres de los que piensas que las abejas se dan todo el trabajo de ir de flor en flor para alimentarse a ellas mismas y a su colonia estás en lo cierto. Y ya que estamos, muchas flores tampoco son bonitas y coloridas para alegrarnos la vista sino para atraer a estos pequeños insectos (y a muchos otros). El ser humano llegó más tarde a la naturaleza y lo ha trastocado todo.
En fin, volviendo a las abejas es importante que quede claro un dato: la mayor parte de la miel elaborada por las abejas no llega a las manos del apicultor sino que la consumen las propias abejas. Una colonia media necesita al año de 70 a 110 kilos de miel y entre 17 y 35 kilos de pan de abeja. ¿Pan de abeja? ¿Desde cuándo las abejas comen pan?. En esta entrada te lo voy a contar.
Cuando una abeja sale de la colmena para explorar su entorno en busca de comida tiene dos objetivos principales, traer el máximo de polen y de néctar. Si es necesario también se les encomendará traer agua y material para hacer propóleo.
¿ Sabías que una abeja es capaz de cargar en las cestillas de sus patas una cantidad de polen equivalente a entre una décima a una cuarta parte de su peso?. En su buche almacenará una cantidad de néctar equivalente a la mitad de su peso.
El polen como alimento de las abejas
Las abejas exploradoras recogen el polen en una especie de cestillos que tienen en su tercer par de patas. Al llegar a la colmena lo depositan en el panal para que sus compañeras lo almacenen, y vuelven a por más.
Con el polen, las obreras elaboran la especialidad de la colmena, el pan de abeja, con el que se alimenta a las larvas, las abejas jóvenes y que forma parte de la jalea real. Las abejas introducen el polen en las celdillas compactándolo con su cabeza y cada poco tiempo añaden una fina capa de miel seguida de otra de polen, hasta rellenar completamente las celdillas del panal. Junto con la miel y el polen existen bacterias que llevan a cabo un proceso de fermentación (como ocurre en el pan, el yogurt, los quesos o las bebidas alcohólicas por ejemplo). Durante este proceso tienen lugar una serie de reacciones químicas que hacen que este conjunto de miel y polen se conserve mejor y sea más nutritivo.
Del néctar a la miel
Es el otro alimento principal para las abejas y sus larvas. Se elabora a partir del néctar y para ello es necesario el trabajo de las abejas exploradoras - que para ser exactos se llaman pecoreadoras - y de las obreras.
¿Sabías que por cada kilo de miel que se vende la colmena consume ocho para sus actividades cotidianas?
Las abejas pecoreadoras exploran su entorno para obtener el néctar de las flores. Se posan en ellas, desenrollan una especie de trompa y comienzan a bombear el néctar hacia un compartimento distinto del estómago llamado "buche". En el proceso a veces se impregna de polen de la flor, lo que permitirá la polinización de muchas especies vegetales, pero eso ya es otra historia.
En cada viaje, una abeja recorre varios cientos de flores y liba un poco de néctar en cada una. Cada vez que sale, una abeja pecoreadora es capaz de cargar unos 50 microlitros de néctar, lo que quiere decir que para reunir un litro de néctar, una abeja debería hacer entre 20.000 y 100.000 vuelos.
El néctar es básicamente un líquido azucarado que se convertirá en miel tras una transformación físico - química. Intentaré explicarlo de manera sencilla. En cuanto la abeja lo mete en el buche se mezcla con una enzima que tiene en la saliva y que rompe las moléculas de azúcar. Una vez llega la pecoreadora a la colmena con el buche hasta arriba de néctar, pasa su contenido al buche de una obrera joven, que comienza la fabricación de la miel propiamente dicha.
Estas abejas receptoras airean las gotitas de néctar para que vayan perdiendo agua. Esto lo hacen dejando resbalar las gotas por su lengua, exponiéndolas a las corrientes de aire que circulan en la colmena. Y si el tiempo no acompaña, otras compañeras suyas se dedicarán frenéticamente a mover las alas para crear esas corrientes.
El proceso se repite varias veces, pasándose el néctar de unas abejas a otras hasta que pasados unos 20 minutos y gracias al trabajo en equipo, las abejas ha conseguido disminuir el contenido en agua hasta un 30 ó 40 %. Con todo el trasiego, las gotas de néctar se han hecho más viscosas y espesas, se les ha añadido nuevas enzimas y ya están listas para almacenarse. Así, una vez las gotas tienen la consistencia adecuada, las abejas las depositan en las celdillas de los panales. Todavía no se puede considerar miel, porque su contenido en agua sigue siendo alto y corre el riesgo de fermentar. Habrá que seguir ventilando la colmena para que se evapore toda la humedad, llegando a un contendido de agua inferior al 18 ó 19 %. Después de tres o cuatro días el néctar se ha transformado en miel madura y las abejas cierran las celdillas con una fina capa de cera denominada opérculo.
Como resultado de este proceso es uno de los alimentos más estables que existen. Esto es así por su alto contenido en azúcar, muy poca agua y sustancias anti-microbianas que añaden las abejas. Conservado en condiciones adecuadas puede durar muchos años. Un caso extremo lo tenemos la tumba de Tutankamón, donde al parecer se encontró miel con 3000 años de antigüedad en perfecto estado de conservación.
Y aquí vamos a terminar la entrada. No sin antes invitaros a que la próxima vez que compréis un tarro de miel, penséis la cantidad de trabajo en quipo de estos minúsculos bichitos que ha hecho falta para conseguir un sólo kilo de miel. Si os ha parecido interesante o queréis descubrir más cosas sobre el apasionante mundo de las abejas (parece ), no tenéis más que decirlo en los comentarios.
¿Sabías que para reunir un kilo de miel hacen falta 2.540 abejas volando 156 kilómetros cada una para que cada abeja libe néctar en 3.900 flores?. O lo que es lo mismo, en números redondos: 1kg miel = 180 mil kilómetros de vuelo + el néctar de 4,5 millones de flores y el trabajo de 2.500 abejas.
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¿ Sabías que en el curso de su vida, una abeja obrera producirá la doceava parte de una cucharadita de miel?.
Si eres de los que piensas que las abejas se dan todo el trabajo de ir de flor en flor para alimentarse a ellas mismas y a su colonia estás en lo cierto. Y ya que estamos, muchas flores tampoco son bonitas y coloridas para alegrarnos la vista sino para atraer a estos pequeños insectos (y a muchos otros). El ser humano llegó más tarde a la naturaleza y lo ha trastocado todo.
En fin, volviendo a las abejas es importante que quede claro un dato: la mayor parte de la miel elaborada por las abejas no llega a las manos del apicultor sino que la consumen las propias abejas. Una colonia media necesita al año de 70 a 110 kilos de miel y entre 17 y 35 kilos de pan de abeja. ¿Pan de abeja? ¿Desde cuándo las abejas comen pan?. En esta entrada te lo voy a contar.
Cuando una abeja sale de la colmena para explorar su entorno en busca de comida tiene dos objetivos principales, traer el máximo de polen y de néctar. Si es necesario también se les encomendará traer agua y material para hacer propóleo.
¿ Sabías que una abeja es capaz de cargar en las cestillas de sus patas una cantidad de polen equivalente a entre una décima a una cuarta parte de su peso?. En su buche almacenará una cantidad de néctar equivalente a la mitad de su peso.
El polen como alimento de las abejas
Las abejas exploradoras recogen el polen en una especie de cestillos que tienen en su tercer par de patas. Al llegar a la colmena lo depositan en el panal para que sus compañeras lo almacenen, y vuelven a por más.
Con el polen, las obreras elaboran la especialidad de la colmena, el pan de abeja, con el que se alimenta a las larvas, las abejas jóvenes y que forma parte de la jalea real. Las abejas introducen el polen en las celdillas compactándolo con su cabeza y cada poco tiempo añaden una fina capa de miel seguida de otra de polen, hasta rellenar completamente las celdillas del panal. Junto con la miel y el polen existen bacterias que llevan a cabo un proceso de fermentación (como ocurre en el pan, el yogurt, los quesos o las bebidas alcohólicas por ejemplo). Durante este proceso tienen lugar una serie de reacciones químicas que hacen que este conjunto de miel y polen se conserve mejor y sea más nutritivo.
El pan de abeja también se recolecta y se vende para consumo humano, y es que todo lo que producen las abejas, lo quiere el hombre para sí. Fuente: La tienda del apicultor |
Del néctar a la miel
Es el otro alimento principal para las abejas y sus larvas. Se elabora a partir del néctar y para ello es necesario el trabajo de las abejas exploradoras - que para ser exactos se llaman pecoreadoras - y de las obreras.
Abejas tomando miel. Fuente: Dennis Riggs, Denrig, Inc., Bugwood.org |
¿Sabías que por cada kilo de miel que se vende la colmena consume ocho para sus actividades cotidianas?
Las abejas pecoreadoras exploran su entorno para obtener el néctar de las flores. Se posan en ellas, desenrollan una especie de trompa y comienzan a bombear el néctar hacia un compartimento distinto del estómago llamado "buche". En el proceso a veces se impregna de polen de la flor, lo que permitirá la polinización de muchas especies vegetales, pero eso ya es otra historia.
En cada viaje, una abeja recorre varios cientos de flores y liba un poco de néctar en cada una. Cada vez que sale, una abeja pecoreadora es capaz de cargar unos 50 microlitros de néctar, lo que quiere decir que para reunir un litro de néctar, una abeja debería hacer entre 20.000 y 100.000 vuelos.
El néctar es básicamente un líquido azucarado que se convertirá en miel tras una transformación físico - química. Intentaré explicarlo de manera sencilla. En cuanto la abeja lo mete en el buche se mezcla con una enzima que tiene en la saliva y que rompe las moléculas de azúcar. Una vez llega la pecoreadora a la colmena con el buche hasta arriba de néctar, pasa su contenido al buche de una obrera joven, que comienza la fabricación de la miel propiamente dicha.
En esta infografía tan estupenda podéis ver que el buche es una cavidad distinta del estómago. Por tanto, eso que a menudo se dice que la miel es el vómito de una abeja, es llamativo pero no del todo cierto. Fijaos que ambas cavidades están conectadas, para que a las abejas les llegue alimento mientras trabajan. Fuente: El Mundo.Tomada de La familia apícola |
Estas abejas receptoras airean las gotitas de néctar para que vayan perdiendo agua. Esto lo hacen dejando resbalar las gotas por su lengua, exponiéndolas a las corrientes de aire que circulan en la colmena. Y si el tiempo no acompaña, otras compañeras suyas se dedicarán frenéticamente a mover las alas para crear esas corrientes.
El proceso se repite varias veces, pasándose el néctar de unas abejas a otras hasta que pasados unos 20 minutos y gracias al trabajo en equipo, las abejas ha conseguido disminuir el contenido en agua hasta un 30 ó 40 %. Con todo el trasiego, las gotas de néctar se han hecho más viscosas y espesas, se les ha añadido nuevas enzimas y ya están listas para almacenarse. Así, una vez las gotas tienen la consistencia adecuada, las abejas las depositan en las celdillas de los panales. Todavía no se puede considerar miel, porque su contenido en agua sigue siendo alto y corre el riesgo de fermentar. Habrá que seguir ventilando la colmena para que se evapore toda la humedad, llegando a un contendido de agua inferior al 18 ó 19 %. Después de tres o cuatro días el néctar se ha transformado en miel madura y las abejas cierran las celdillas con una fina capa de cera denominada opérculo.
Como resultado de este proceso es uno de los alimentos más estables que existen. Esto es así por su alto contenido en azúcar, muy poca agua y sustancias anti-microbianas que añaden las abejas. Conservado en condiciones adecuadas puede durar muchos años. Un caso extremo lo tenemos la tumba de Tutankamón, donde al parecer se encontró miel con 3000 años de antigüedad en perfecto estado de conservación.
Y aquí vamos a terminar la entrada. No sin antes invitaros a que la próxima vez que compréis un tarro de miel, penséis la cantidad de trabajo en quipo de estos minúsculos bichitos que ha hecho falta para conseguir un sólo kilo de miel. Si os ha parecido interesante o queréis descubrir más cosas sobre el apasionante mundo de las abejas (parece ), no tenéis más que decirlo en los comentarios.
¿Sabías que para reunir un kilo de miel hacen falta 2.540 abejas volando 156 kilómetros cada una para que cada abeja libe néctar en 3.900 flores?. O lo que es lo mismo, en números redondos: 1kg miel = 180 mil kilómetros de vuelo + el néctar de 4,5 millones de flores y el trabajo de 2.500 abejas.
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7 comentarios
Tulis comentariosMuy lindo el artículo, gracias por la explocación
ReplyMuchas gracias y mi admiración por tan minuciosa explicación...
ReplySaludos desde Ecuador
Muchas gracias a ambos. Me alegra que os haya gustado la explicación. Dado que me gustaria hablar más de las abejas (son unos animales fascinantes) aprovecho para preguntaros ¿hay algún temas en concreto sobre ellas que os interese saber?.
ReplyUn saludo
Genial, muchas gracias!
ReplyEs increíble como se obtiene la miel miel y esta genial!
ReplyMil gracias por el artículo.Es genial! Podrías escribir sobre qué sucede con las abejas cuando el hombre quita la miel de los panales? Gracias nuevamente y un gran abrazo!
ReplyAme.. gracias. Me preocupaba que las abejas después de hacer tanto trabajo viniera el humano y le quitará su sustento para el invierno etc... Que es así en parte
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