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jueves, 28 de febrero de 2013

AL RICO POTRITO TROTÓN



Bonita estampa de caballo Hispano-bretón en la montaña
Fuente: FEAGAS


La que se ha liado con la carne de caballo. Otra vez, otro “escándalo alimentario”, aunque creo que los consumidores empezamos a tomárnoslo con filosofía y asumir que pasará la tormenta, igual que ocurrió con los pepinos, los pollos con dioxinas, etc, etc etc.



Todo comenzó hace más de un mes cuando la Agencia de Seguridad Alimentaria irlandesa anunció la presencia de carne de caballo en hamburguesas. Fue como si se destapase la caja de Pandora en Europa; en un país tras otro aparecía carne de caballo en hamburguesas y productos precocinados que supuestamente sólo llevaban carne de vacuno. En España, el 29 de enero, la OCU detecta genes equinos en dos marcas de hamburguesas a la venta en supermercados. Hace una semana Nestlé decidió retirar sus tortellini y ravioli Buitoni y ayer mismo los canelones de La Cocinera.



En fin, que la cosa no está nada clara; no se sabe de dónde vienen los caballos – si de España, de Holanda, Rumanía…- y hay un embrollo fenomenal de proveedores, intermediarios, procesadores y distribuidores, que se echan la culpa unos a otros. Francamente no merece la pena meterse en ese lío, simplemente insistir en lo que otros ya han apuntado: los sistemas de trazabilidad no siempre funcionan cuando la cadena alimentaria es demasiado compleja.




Simplemente, un fraude



Hay que recalcar que no podemos hablar de alerta sanitaria, ya que la carne de caballo es perfectamente comestible. Simplemente ha sido un fraude, en el que han colado caballo por vaca; si sumamos que afecta a un animal cuyo consumo es rechazado por algunos y que se ha descubierto en varios países a la vez, como si se tratara de una pandemia, pues ya se le pone el sambenito de “escándalo alimentario”.



De todas maneras, el asunto preocupa a la Unión Europea, porque pone en evidencia el funcionamiento de los controles en alimentación. Aunque insiste en la idea del fraude de consumo, por si las moscas la Comisión Europea está pidiendo a los Gobiernos de los países miembros que realicen análisis masivos. Se busca por un lado material genético equino y por otro la presencia de fenilbutazonael equivalente al ibuprofeno para perros y caballos – nocivo para la salud humana si se consume en exceso. Así que, tal como anda el patio, no creo descabellado pensar que si alguien ha colado caballo por vaca buscando hacer negocio, exista la posibilidad de que “haya fallado algún que otro control sanitario”. Parece que esto es lo que ha ocurrido en el Reino Unido, país además en el que no faltan aficionados a la hípica que no ven nada bien eso de comerse a sus monturas.



 Los caballos deportivos pueden necesitar analgésicos y antiinflamatorios de vez en cuando. Fuente: © Nevit Filmen, tomado de Wikimedia commons.




El consumo de carne de caballo en España



Mientras esperamos a que se aclare todo este embrollo de las hamburguesas y platos precocinados relinchones, podemos descubrir una nueva alternativa gastronómica: la carne de potro. Perfectamente comestible – si no tienes tabúes – y con cualidades muy interesantes: menos grasa, sabor dulzón, muy tierna y de fácil digestión, con alto contenido en hierro asimilable y, eso sí, alto porcentaje de agua. Todo esto la hace muy apropiada en dietas destinadas a niños, deportistas, mayores y personas con anemia.



Esta carne tiene sus fieles aficionados, sobre todo en Cataluña, Navarra y Valencia. Los suficientes como para que haya un circuito comercial especializado en este producto que sigue las normas sanitarias específicas para la carne de caballo (parece ser que este noble animal es susceptible a la triquinosis, al igual que cerdos y jabalíes). Si quieres saber más cosas interesantes sobre la carne de caballo, este artículo de Eroski Consumer está muy bien. 


Tienda especializada en la venta de carne de potro en Valencia.


Normalmente no se consume caballo sino potro, y de razas más robustas que las que se utilizan para montar. En España tenemos al Hispano-bretón, al Burguete, la Jaca navarra, el Caballo del Pirineo catalán y el Caballo de monte del País Vasco. En general se trata de animales jóvenes que han sido alimentados a principalmente en base a pastos de montaña - imagen más bucólica imposible, dándoles pienso en contadas ocasiones. En Cataluña, donde hay bastante demanda se sacrifica potro más que caballo (igual que encontramos más ternera que vaca), de ocho meses a un año y medio, alimentado a pasto, salvo los cuatro últimos meses, que engorda en cebadero, comiendo forraje y cereal. Además el precio de la carne es similar al de ternera, así que como alternativa no es desdeñable. Por si fuera poco estos animales tienen un importante papel medioambiental en el control de pastos en las zonas forestales, es decir también se pueden considerar anti-incendios.


Burguete de Navarra: la raza equina cárnica principal en esta Comunidad.

lunes, 26 de marzo de 2012

DE LAS JAULAS DE LAS GALLINAS Y SU IMPACTO EN NUESTRO BOLSILLO

Hace tiempo hablé de la exigencia de la Unión Europea para cambiarles las jaulas a las gallinas por unas más cómodas. A grandes rasgos se trataba de pasar de menos de un folio (550 cm2) a folio y pico (750 cm2) equipado con elementos que les permitieran escarbar, anidar y dormir en una percha (no directamente sobre el suelo sino agarradas a una barra, como un canario en su jaula, vamos). 

Esta es una jaula nueva, de las enriquecidas, en primer plano se ve el aseladero o barra para dormir. Foto cortesía del Instituto de Estudios del Huevo.

Una vez terminado el proceso de adaptación de las granjas avícolas llega la temida consecuencia, sube precio el precio de los huevos. ¿Y nos enteramos ahora? ¿así, de repente?, ¿y no lo podían haber hecho antes? . Aunque la directiva europea es del 2003 y establecía un cambio gradual hacia las “jaulas enriquecidas”, los avicultores han tenido que realizar cambios importantes en sus granjas, y no baratos precisamente. Así, con la que está cayendo y a la expectativa de lo que hicieran sus vecinos, españoles y europeos, se comprende que estos empresarios hayan preferido esperar hasta el último momento para acometer una inversión tan fuerte.

Por una parte había que quitar las jaulas antiguas y comprar las nuevas, y por otra para respetar el espacio que le tocaba a cada gallina, o construye otra nave o se quitan gallinas (opción elegida mayoritariamente). Y es que hay que recordar que estamos hablando de explotaciones con unos 100.000 animales en una nave de puesta, a seis gallinas por jaula… ponte a calcular. Poco a poco, las granjas que pudieron fueron han ido adaptando sus naves y otras han tenido que cerrar al no poder afrontar la inversión. La consecuencia, hay menos gallinas, ergo hay menos huevos y sube su precio.



El avicultor ya asumió los costes; otros que compran gran cantidad de huevos como los fabricantes de galletas, las pastelerías y los restaurantes lo están haciendo ahora, para que el sacrosanto consumidor no se entere y las grandes cadenas de distribución tampoco estaban por la labor de subirle el precio a un producto “gancho”.

Lo gracioso del tema es que da la sensación que la Unión Europea, tratando de plasmar una preocupación de sus ciudadanos-consumidores sobre el bienestar animal (me da a mi que más los del norte), dictó esta norma olvidando que este bienestar tiene un coste y dando por hecho que todos lo asumirían sin problemas, desde el avicultor al consumidor. Esto no parece que vaya a ser así, al menos en España, segundo exportador de huevos de la UE, detrás de Holanda.

Respecto a la calidad de los nuevos huevos de gallinas algo más felices, o algo menos estresadas (según como lo vea cada cual), no creo que cambie mucho, ya que las obligaciones del productor en ese aspecto siguen siendo las mismas. El contrasentido es que la misma UE no permitirá comercializar huevos de gallinas europeas infelices pero sí permite la entrada a huevos extracomunitarios que vete tu a saber si cumplen o  no los mismos requisitos de calidad y de bienestar animal.

Ya en el post anterior expliqué las diferencias entre unos huevos y otros para que cada uno decidiera en función de sus posibilidades o convicciones. Tal como están las cosas, y si poco a poco el precio del huevo “intensivo” se va acercando al de otros sistemas de producción alternativos, y si el consumidor va siendo consciente de lo que pide al avicultor y lo que está dispuesto a gastarse en la cesta de la compra, quizás estemos dando los pasos hacia otros tipos de producción más sostenibles.


Actualización (enero 2016):
Según el Ministerio de Agricultura, la adaptación del sector a la normativa de bienestar ha supuesto en la práctica cambiar todas las jaulas de alojamiento de gallinas, con una inversión estimada de más de 600 millones de euros. Como resultado, el sector productor ha sufrido una importante reconversión  quedando polarizado en dos modelos de producción: las explotaciones industriales de gran dimensión que alojan las gallinas en batería, y un número creciente de pequeñas explotaciones de carácter alternativo. Aún así, estamos muy lejos de países como Alemania, Holanda donde las produciones alternativas (suelo, o campo o ecológicos) son mayoría (88,7% y 84.5 % respectivamente)




¿Sabías que España es el país de la UE donde viven un mayor número de gallinas en jaulas acondicionadas? Concretamente el 94%. El resto se reparte en un 3% de gallinas en suelo, otro tanto de camperas y menos del 0,3% ecológicas.