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lunes, 2 de marzo de 2020

EL ARROZ, ALIMENTO DE MEDIO MUNDO

Fuente: Tuan Hoang en Pixabay.

El arroz es la fuente de alimento principal para más de la mitad de la población mundial. Así que ya estaba tardando en dedicarle una entrada a este importantísimo cultivo. De hecho la idea es dedicarle unas cuantas entradas, algo más cortitas, espero. Lo lógico entonces sería empezar a hablar de su tremenda importancia a la hora de alimentar a medio mundo, así que vamos a ello.
 

El arroz (Oryza sativa y O. glaberrima) es el alimento básico predominante en diecisiete países de Asia y el Pacífico, nueve de América del Sur y ocho del África sub-sahariana. De hecho, los países en desarrollo aportan el 95 % de la producción mundial de arroz; siendo la China e India responsables de más del 50 %. Le siguen en importancia como productores de arroz: Indonesia, Bangladesh, Vietnam, Tailandia, Myanmar, Filipinas, Brasil y Japón. El arroz también es el cultivo más producido en el mundo (en base a la superficie agrícola cultivada) y el más consumido a nivel global (considerando su contribución a la ingesta total de calorías).
 

Producción mundial de arroz.
¿ Sabías que, según la FAO, el arroz proporciona el 18.9 % del suministro de energía alimentaria del mundo, seguido muy de cerca por el trigo (18.8 %)?. El tercer cultivo en importancia el maíz, sólo aporta el 5 % 

 

Un alimento humilde básico para medio mundo
 

¿Sabías que la mitad de la población mundial consume al año de media unos 55kg de arroz por cabeza? Para que os hagáis una idea, según datos del IRRI (International Rice Research Institute): en Madagascar cada persona consume al año 105 kg de arroz blanco (no integral), en Corea del Sur 81.3 kg, 35.2 en Colombia y solo 11.5 en España (aunque estudios de consumo publicados por el Ministerio de Agricultura dan bastante menos cantidad, 3,86 kilogramos por persona y año).
   
El arroz está presente en todas las cocinas del mundo, ya que es nutritivo, combina perfectamente con otros alimentos y resulta fácil de preparar. Este último aspecto no es ninguna tontería cuando las personas disponen de pocos recursos a la hora de alimentarse: una fuente de calor (es decir energía), tiempo y los ingredientes necesarios. Es curioso comprobar cómo mientras los países asiáticos pobres mantienen un consumo elevado de arroz (supone más del 50% de las calorías diarias) y en África y en Centro y Sudamérica está aumentando su consumo, los habitantes de países asiáticos con cierto desarrollo económico (China, Tailandia, Malasia) comienzan a diversificar la dieta y esto supone un menor consumo de arroz. Este patrón no es tan claro en los países cuyos ciudadanos siguen mayoritariamente dietas lacto-ovo-vegetarianas donde siguen tomando bastante arroz, aunque incluso en la India está bajando poco a poco. Vistos estos datos, es curioso comprobar cómo el modo de vida, la dieta y la evolución de ambos factores puede tener más impacto de lo que parece en lo que se cultiva, se consume y se vende a nivel mundial.

¿Sabías que en el sur de China para saludarse emplean una expresión que significa "¿Has tomado arroz hoy?" ?. El arroz cocido(fàn ) también ha extendido su significado a la comida en general; si te invitan a comer a alguien, te invitan literalmente a comer arroz, y los restaurantes son fàn diàn (tienda de arroz). (Si tienes curiosidad, aquí explican muchas expresiones chinas en las que interviene el arroz)
 

Exportar o no, esa es la cuestión.
 

El maíz y el trigo se producen y viajan por todo el mundo, ya que su comercio internacional es muy importante. Sin embargo, el 90% del arroz se produce en Asia, allí donde es consumido por lo que apenas entra en los mercados internacionales.
 

Al tratarse de un cultivo vital para muchos países asiáticos - tanto desde el punto de vista alimentario como de fuente de empleo - el arroz está expuesto a una considerable intervención gubernamental. Los gobiernos tienen que mantener un equilibrio para garantizar un precio bajo asequible a los consumidores pobres, pero no demasiado, de manera que su cultivo siga siendo atractivo para los productores.

¿ Sabías que el 80% de los cultivadores de arroz del mundo son agricultores de subsistencia, que cultivan arroz como su principal red de seguridad económica? 


Al un cultivo especialmente delicado y trabajoso, el arroz es una fuente de empleo para  una parte importante de la población rural asiática, sobre todo en actividades relacionadas con la postcosecha. Imagen de Daniel Kirsch en Pixabay

Pero, si ampliamos la mirada podemos ver cómo la producción de arroz en el mundo sigue dos modelos contrapuestos: el de los países o bloques regionales con una protección alta (la Unión Europea, Estados Unidos y Japón) y el resto, que producen a precios muy bajos. Ya hemos visto que en este grupo están los países asiáticos "pobres" que renuncian a exportar este alimento de primera necesidad, pero también existe un pequeño grupo de países (Tailandia, Vietnam, India, Paquistán, Tailandia, bueno y EEUU) para los que la exportación de  arroz constituye un ingreso. Así, dado que hay pocos países exportadores, el mercado internacional del arroz es ciertamente vulnerable a la interrupción del suministro por parte de estos países exportadores.
 

¿ Sabías que el arroz es el alimento básico que más está aumentando su consumo en África y uno de los de más rápido crecimiento también en Latinoamérica, particularmente en la población urbana? Ambas regiones son a día de hoy importadoras, y esta demanda es la impulsa el comercio internacional del arroz.


Uno de los platos más populares en América Latina y el Caribe es el arroz con frijoles(alubias), ya que es económico y sencillo. Hay mil variantes y maneras de condimentarlo, según el país. Fuente
 

El arroz en Europa
 

En el viejo continente, el arroz no es un cultivo importante. La UE no es relevante a nivel mundial como productor, de hecho importa el doble de lo que exporta.  Sin embargo, en la región mediterránea el cultivo del arroz tiene tal importancia sociocultural y ambiental que justifica su protección.
 

Los principales países son productores son Italia ( 50% de la producción total) y España (28% ). Le siguen a cierta distancia Grecia, Portugal, Francia, Rumanía, Bulgaria y Hungría. En los arrozales europeos se cultiva sobre todo la subespecie japónica (el grano corto y redondeado típico de la paellas, el risottos o el arroz con leche) y algo de la subespecie índica (especialmente en España).
 

Paisaje de un arrozal italiano en el Piamonte. Fuente
 
Producir arroz en Europa tiene unos costes de producción mucho más altos que en países asiáticos -  agua, fertilizantes, productos fitosanitarios, semillas, maquinaria, semillas, combustible y sobre todo mano de obra - por lo que somos menos competitivos que los países asiáticos. Como consecuencia, hay cada vez menos arroceros, y los que quedan van aumentando la dimensión y la mecanización de sus explotaciones. Dado el panorama la UE recurre a dos vías complementarias para proteger esta producción.
 

Por una parte tenemos las ayudas contempladas en la Política Agraria Común (PAC). Si no me equivoco, se trata de ayudas directas que buscan garantizar la viabilidad económica de este cultivo, obtener una producción competitiva y mantener las superficies cultivadas, particularmente en las zonas de producción tradicionales, ya que estos lugares cuentan con escasas alternativas y el cultivo del arroz juega un importante papel medioambiental.
 

La otra herramienta son las certificaciones de calidad - Denominación de Origen (DOP) e Indicación Geográfica (IGP) protegidas - que permiten al consumidor distinguir productos con una calidad y unas características únicas, y al productor vender mejor su producto e incluso beneficiarse de un trato especial cuando la UE negocia acuerdos comerciales con terceros países. Existen al menos (os reto a buscarlos aquí vosotros mismos) una DOP y dos IGP italianas, tres DOP españolas, dos IGP portuguesas, y una IGP francesa.

Pero, como no iba a ser todo de color de rosa, por otra parte la UE suscribió en 2009 el acuerdo “Todo Menos Armas” (EBA, en sus siglas en inglés) con un grupo de Países Menos Avanzados (PMA),por el cual entrarían una serie de productos libres de aranceles y sin límites de cantidad, excepto armas y municiones. El arroz era uno de los beneficiados y dado el ritmo que llevaban las importaciones las autoridades han tenido que cortar el grifo y recuperar los aranceles y las clausulas de salvaguarda.

Por último, desde el punto de vista de la gastronomía podríamos decir que en Europa estamos los "come paellas" y el resto. Antes de que se me enfaden italianos y portugueses, con "paella" me refiero a arroces cocinados con entidad propia (secos, melosos, al horno, en postre...) y habitualmente elaborados con arroz de la familia Japónica.  Con el resto me refiero a los arroces de acompañamiento o de ensalada, normalmente de la variedad Índica, más habituales en las mesas del norte de Europa, y de medio mundo ya es la variedad que domina el comercio mundial. Fuente: Imagen de malubeng en Pixabay


¿Sabías que en España se empezó a cultivar arroz de la variedad Índica cuando entramos en la Comunidad Económica Europea?
 


El arroz en España
 

Hablar de arroz en España es hablar de Valencia, del Delta del Ebro o incluso de Calasparra. Ciertamente son zonas en las que se lleva produciendo arroz desde hace muchísimo tiempo, pero de nuevo hay que ampliar miras.
 

Se puede decir que en España existen dos modelos diferentes a la hora de producir arroz. Por un lado tenemos las áreas tradicionales, ubicadas en la Comunidad Valenciana (15.700 ha), Cataluña (20.500 ha), Aragón (6000 ha) y Murcia/Albacete (327 ha) donde predomina la variedad japónica y la estructura de producción es escasa dados los costes del cultivo (fincas más pequeñas, menos maquinaria e instalaciones para la gestionar la postcosecha, etc.). Por otro lado, hay dos "nuevas" áreas productoras, Andalucía (40.000 ha) y Extremadura (18.800 ha), donde se cultiva sobre todo la variedad índica pero que dispone de una estructura productiva bastante mayor.  

Dos datos del Ministerio de Agricultura para que os hagáis una idea: el 81% de la superficie total de arroz se concentra en explotaciones de menos de 100 ha y las 4 explotaciones que superan las 500 ha se encuentran en Andalucía. En cuanto a variedades cultivadas, ambas variedades están casi a la par: 55% de Japónica frente a un 45% Índica. En todos los casos es un cultivo de regadío, y de las 105.422 ha. que ocupa actualmente (Esryce 2019), 66.424 ha se cultivan en sistemas de producción integrada, lo que supone un nada desdeñable 60% de la superficie total. Sin embargo y en general, la producción de arroz lleva tiempo bajando debido a que cada vez se siembra menos y que el rendimiento es cada vez menor.
 

Campos de arroz en el Delta del Ebro. Fuente: Imagen de geertwillemarck en Pixabay

Esto puede ser sólo el principio...
 

Con esta entrada pretendía mostrar una primera visión general de un cultivo tan importante para el ser humano como es el arroz. Espero que os haya resultado interesante. Según me documentaba iban saliendo cosas que se pueden contar, algunas posiblemente mucho más interesantes: su origen e historia, cómo se cultiva, las distintas variedades y sus características gastronómicas, el asunto del arsénico o cómo quedó lo del arroz dorado transgénico, etc. Podemos incluso hacer un viaje por las zonas arroceras de nuestro país...Si os interesa algún tema en concreto, o queréis proponer alguno nuevo no tenéis mas que hacérnoslo saber en los comentarios o en RRSS.

jueves, 30 de marzo de 2017

REFUGIADOS VEGETALES

¿Qué pueden tener en común unas islas en el Círculo polar ártico con un país de Oriente Medio que lleva seis años en guerra?. El país lo habréis adivinado, Siria. Respecto a las islas, son territorio noruego y albergan un curioso edificio del que os hablaré más adelante.  

La respuesta: ambos guardan un tesoro muy valioso, un tesoro en forma de semillas. Su valor está en la información que guardan en sus genes tras miles de años de evolución y/ o domesticación, y por el concienzudo trabajo de investigación necesario para sacar provecho a esa información.
 

Una espiga de trigo sirio.
Fuente: Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 La importancia de coleccionar semillas

Acostumbrados como estamos a no comer más que unas cuantas especies distintas, no deja de sorprender que en la primera mitad del siglo XX las tribus indias norteamericanas fueran capaces de usar (para alimentarse, vestirse, curarse, etc.) unas 1.000 especies distintas. A lo largo de este mismo siglo se han perdido en Estados Unidos el 93% de las variedades de frutas y productos hortícolas. En España tampoco nos libramos, según cuentan en este artículo, de las 380 variedades de melón que había en los años setenta, hoy como mucho encontramos en el mercado 10 o 12 (y muchas me parecen). 
¿Sabías que de las 7.000 - 10.000 especies vegetales que ha utilizado el ser humano a lo largo de su historia, hoy sólo se cultivan unas 150 y solamente doce de ellas representan más del 70% del consumo humano?.
¿Por qué se ha perdido toda esta variedad genética? 

Básicamente porque hemos pasado de una agricultura de subsistencia que cultivaba de todo para poder comer a una agricultura industrial que cultiva pocas variedades pero muy productivas, para poder vender

Y es que actualmente a las semillas se les pide "el más difícil todavía": tienen que ser rentables para las casas de semillas, satisfacer las exigencias de agricultores, distribuidores e industria agroalimentaria y, cómo no, ofrecer productos atractivos y económicos al consumidor. Es difícil dar gusto a todos a la vez, y resulta lógico pensar que pocas variedades lo consiguen.


La variedad de productos en un supermercado cualquiera es a menudo engañosa: judías planas o redonditas, patatas para freír o cocer, berenjenas lisas o rayadas, una sola variedad de plátanos...Sólo las variedades más aptas comercialmente son las que se siembran, se recogen y se venden.

Hay que admitir esta pérdida de diversidad genética, no queda otra, sobre todo porque el uso de las variedades actuales también conlleva ciertas ventajas. Eso sí, con el cambio climático ya asomando la patita, es muy importante que seamos capaces de desarrollar unas variedades mínimamente productivas que además sean capaces de sobrevivir a sequías, inundaciones, exceso de calor o frio, a plagas y enfermedades o a suelos con demasiada sal. Estos "superpoderes" los tienen algunas variedades de cultivos antiguos, sus parientes silvestres e incluso especies que tradicionalmente acompañan a los cultivos. A este conjunto de especies es lo que denominamos Biodiversidad agrícola, y constituye un tesoro que puede ayudar a adaptarnos mejor al cambio climático, a mejorar la calidad de vida de muchos agricultores y a garantizar la seguridad alimentaria.
 

El Depósito Mundial de Semillas
 

Antes de viajar a Oriente Medio vamos primero a esas remotas islas situadas en el ártico, el archipiélago de Svalbard.


Desde su construcción en 2008 ha logrado reunir en torno al 40% de la diversidad alimentaria del mundo. Fuente: Global Crop Diversity Trust

Allí se construyó en 2008 el Depósito Mundial de semillas donde se guarda la "copia de seguridad" definitiva de 839.804 variedades de cultivos distintas. Los depositores mantienen la propiedad de las semillas allí guardadas y sólo ellos tienen acceso a ellas, por lo que también podríamos considerarlo una especie de "Banco mundial de las semillas"; aunque sus fines son considerablemente más altruistas y, en principio son los países en vías de desarrollo los más beneficiados.
 

Es posible que lo encontréis traducido como la "Bóveda global": su nombre en inglés es Global Seed Vault; y "vault" significa bóveda o cúpula, pero también cámara acorazada o caja fuerte. Estas instalaciones no tienen cúpulas por ningún lado, pero sí largos pasillos que se adentran en el suelo permanentemente congelado de ese remoto paraje.


Aquí se guardan semillas de casi todos los países del mundo. Mari Tefre/Global Crop Diversity Trust

Se eligió este lugar por varias razones: pertenece a Noruega, que además de ser un país tranquilo, financió la construcción y el mantenimiento de la bóveda. Este no es excesivamente caro, ya que, de momento, el frio que necesitan las semillas para su conservación lo tienen asegurado. Es también un lugar geológicamente estable y bien comunicado. 

El ICARDA de Siria.
 

El depósito de Svalbard está muy bien para guardar semillas de una manera segura y a largo plazo, pero aparte de eso poco más puede hacer. Existen 12 importantes bancos de germoplasma a nivel mundial especializados en distintos cultivos y que aparte de conservar semillas o tejidos, proveen de copias de este material a los mejoradores vegetales o los investigadores que lo soliciten. 
¿Sabías que, según la FAO, existen aproximadamente 1.400 bancos de germoplasma en más de mil países?

Pues bien el ICARDA (International Center for Agricultural Research in Dry Areas) es uno de ellos. Especializado en cereales y leguminosas, posee antiguas variedades de trigo duro y blando que datan de los inicios de la agricultura en "la media luna fértil" y una de las más grandes colecciones de lentejas, garbanzos, cebada y otras variedades de leguminosas, todos ellos cultivos que alimentan a millones de personas en todo el mundo. Podéis imaginaros lo que supondría perder estas semillas, desarrolladas desde hace cientos e incluso miles de años. El problema, su sede estaba situada a unos treinta km al sur de Alepo.

¿Sabías que se han sacado al mercado cerca de 900 variedades de trigo desarrolladas en el ICARDA para su cultivo en todo el mundo?

Como buena institución dedicada a conservar un bien preciado, estaba preparada desde el principio para acciones de emergencia. Así que, en cuanto comenzaron los primeros combates, allá por la primavera de 2011, el centro se puso en marcha para duplicar aproximadamente el 87% de su colección y enviarlo a bancos de semillas cercanos y a Svalbard. Y es que no hacen falta bombas para destruir un banco de germoplasma; sin la corriente eléctrica necesaria para conservar las semillas a la temperatura correcta, estas pueden perder su viabilidad.

Detalle del interior del banco de semillas. Estas se guardan en bolsitas especiales de alumnio o en tubos de vidrio. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt

Un año después la situación había empeorado y, previendo que tarde o temprano la guerra llegaría a Alepo, se optó por sacar lo que quedaba de la colección y descentralizar actividades. En julio todo el personal internacional tuvo que abandonar el país hacia el Líbano, llevándose consigo parte de las semillas que aún no habían podido ser duplicadas.
 

En el centro quedó el personal sirio, que con ayuda de la población local, siguió sacando material del banco. No fue nada fácil conseguirlo: durante los tres años siguientes recorrieron todas las carreteras del norte del país, sufrieron incluso dos secuestros, y tuvieron que tirar de contactos en medio mundo para sacar ese material tan preciado fuera del país y asegurarse que quedaba a buen recaudo. Fueron capaces incluso de enviar dos remesas más de material a Svalvard.
 

Para 2015 ya era imposible mandar nada a ningún lado. Aunque se las apañaron para asegurar la conservación de las semillas que quedaban en el centro, este no podía ejercer las funciones para las que fue creado. Básicamente porque no era seguro acceder al terreno donde se resiembra periódicamente el material genético y tampoco estaban las carreteras como para compartir semillas con nadie. Llegó el momento de buscar otro lugar más seguro donde seguir con la tarea, pero, por si las moscas buscaron dos en vez de uno: la colección activa se iría a Terbol (Líbano) y la investigación se centraría en Marrakech (Marruecos).
 

Instalaciones exteriores del ICARDA en Alepo. Las semillas contenidas en los bancos de germoplasma se siembran periódicamente para suministrar "copias" a quien lo solicite. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 
Ya tenían las sedes, ahora sólo faltaba recuperar las semillas. Así que pidieron a los gestores del Banco de semillas que se las devolvieran. Y así hicieron. De hecho es la primera y única vez que se ha abierto esta especie de Arca de Noé, no para aumentar la colección sino para devolver parte a sus legítimos propietarios.
 

Esas semillas que habían estado pasando frío en Svalvard durante una larga temporada fueron perfectamente capaces de germinar en su nueva casa. De hecho y como curiosidad, comentar que se terminaron las obras de las nuevas instalaciones justo a tiempo para cosechar las nuevas semillas y guardarlas bien fresquitas. Recientemente se ha podido obtener suficiente cantidad de semillas para mandarlas de vuelta a Svalbard, y así tener de nuevo una copia de seguridad.
 

Aquí podéis ver la historia con imágenes (está en inglés). Respecto a la sede de Alepo: al parecer funciona pero no es accesible.
Las semilla como símbolo de esperanza
 

Ojalá los miles de refugiados o las ruinas de Palmira pudieran hacerse pequeñitos, como granos de trigo, para guardarlos en una bolsa y llevarlos a un lugar donde pudieran esperar hasta que todo se arregle, si es que eso es posible.
 

De hecho, según trabajaba en esta entrada me dio por pensar si el personal del centro de Alepo en algún momento no se encontraría ante el dilema ético de intentar paliar el hambre presente de sus vecinos o el hambre futura de gente desconocida. Y no es ninguna tontería; este artículo (muy recomendable) cuenta cómo los responsables de un importante banco de semillas en San Petersburgo, durante el largo asedio al que le sometió el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, no tocaron el material, a pesar de que varios murieran de hambre.

Y es que estas semillas antiguas representan miles de años de evolución y domesticación, algo que no podemos permitirnos el lujo de perder. Representan también una fuente de potenciales soluciones a problemas que posiblemente nos encontremos en el futuro; y si no las conservamos habría que partir de cero.
 

Pero yo quería terminar con un mensaje positivo. Tenemos la capacidad para conservar y mejorar las semillas de las plantas que nos dan de comer. Disponemos también de un mecanismo internacional de colaboración para la conservación de recursos genéticos, del que el Banco de Semillas es la parte más vistosa, que ha demostrado su tremenda utilidad. El mecanismo ha funcionado, ahora solo falta asegurar su mantenimiento.

 Para hacer esta entrada he recurrido a la información que ofrece la ONG Crop Trust, a este artículo que cuenta la historia y algunos capítulos de este interesante libro, editado por la Editorial Agrícola.














Actualización: lamentablemente, parece que el mantenimiento del Depósito mundial va a ser más costoso de lo esperado, debido al rápido avance del cambio climático. En este artículo cuentan como tras un verano excepcionalmente cálido, se inundó el pasadizo de entrada.


Otras entradas que podrían interesarte:

Los recursos fitogenéticos son una herramienta clave para adaptar la agricultura al cambio climático. Si quieres saber cómo este puede afectar tanto a la agricultura como a la ganadería, no te pierdas esta entrada:
CAMBIO CLIMÁTICO: A ESPABILAR TOCA.

 Y a partir de esos recursos fitogenéticos se pueden obtener Híbridos; otra herramienta importantísima en nuestro ámbito. Descubre en qué consisten en la entrada ABECEAGRARIO: HÍBRIDO

Los yeros es un buen ejemplo de una leguminosa que antiguamente se cultivaba mucho y que hoy en día tiene su interés. Lo cuento en: ABECEAGRARIO: YEROS

lunes, 27 de abril de 2015

ABECEAGRARIO: ÑAME



Toca la Ñ en el abeceagrario, ¿y de qué escribo?, pues sobre lo primero que se me pasa por la cabeza. Y es que el mundo no se alimenta solo de trigo, maíz o arroz.



La planta


Ñame es el nombre que recibe un grupo de plantas con tubérculos comestibles pertenecientes al género Dioscorea. Se trata de una planta trepadora, procedente de zonas cálidas y húmedas, cultivada desde hace miles de años para aprovechar su tubérculo.


Existen alrededor de 600 especies, algunas de ellas de gran importancia socioeconómica, especialmente en los países tropicales en desarrollo: África (particularmente en el oeste), Caribe, Asia y Oceanía.


El ñame blanco (D. rotundata) y el amarillo (D.cayenensis), son los más importantes en África. Fuente: Charles Averre, North Carolina State University, Bugwood.org


Su cultivo


Se trata de un cultivo muy valorado por la población africana, a pesar de su alto coste de producción ( sobre todo en mano de obra). Los pequeños granjeros siembran el ñame intercalado entre cosechas de cereales y hortalizas.


La siembra se hace con tubérculos pequeños enteros o con fragmentos de tubérculos grandes reservados de la temporada anterior. Una vez en la tierra, el tubérculo crece durante seis a diez meses y permanece dormido de dos a cuatro. dependiendo de la especie y el hábitat donde viva. Su recolección debe hacerse con mucho cuidado para no dañarlo, ya que se pudre y pierde valor comercial. Una vez recolectado se puede almacenar en estado de hibernación de uno a seis meses.


El ñame de agua o alado (D.alata) es oriundo de Asia y es el más distribuido alrededor del mundo. Contiene pigmentos que dan a la comida un interesante color púrpura o violáceo. Fuente: «Ube Cake» .Original uploader was Powella at en.wikipedia


Su importancia como alimento


Estas variedades ñame mencionadas producen un único tubérculo por año, que puede pesar de cinco a diez kilos. Es rico en almidón y se come normalmente cocinado, porque algunas especies contienen sustancias tóxicas en crudo.


El ñame es un alimento básico en el oeste de África, fuente de energía y proteínas equiparable a la patata. Fuente: International Institute of Tropical Agriculture.


Se cree que el ñame fue muy utilizado como alimento en los viajes largos en barco (tanto por los pueblos autóctonos que viajaban por el Índico y el Pacífico, como por los portugueses y españoles), ya que se podía conservar durante varios meses y su contenido en vitamina C lo convertía en un valioso alimento anti-escorbuto.



Otros usos


El ñame no solo tiene interés alimentario, también se utiliza como fuente de almidón y sobre todo en la industria farmacéutica. Del ñame medicinal D. floribunda se obtiene la diosgenina, sustancia empleada en la síntesis industrial de esteroides y hormonas sexuales femeninas.


En inglés, al ñame se le llama yam



En algunos lugares se comporta incluso como especie invasiva. Es el caso de D . bulbifera, llamada "la patata aérea". Estos bulbillos aéreos son comestibles, pero algunos requieren tratarlos previamente para eliminar los tóxicos. Fuente: Rebekah D. Wallace, University of Georgia, Bugwood.org