EL CACAO, LA HISTORIA DE UN ALIMENTO VIAJERO
África AGRICULTURA EN LA HISTORIA América azúcar cacao CONOCE LOS ALIMENTOS Europa Indonesia México Vainilla
¿Te has parado a pensar que la palabra que designa a la
golosina favorita de medio mundo procede del castellano? que viene a su vez de las lenguas mesoamericanas. Sin embargo, el chocolate
que conocemos hoy en día, en sus múltiples y atractivas presentaciones, sólo ha
existido durante una mínima porción de la historia de este alimento. Historia
llena de curiosidades a la que dedico esta segunda entrada dedicada al cacao.
El chocolate es uno de los pocos ejemplos de alimentos
cuyo pleno potencial se desarrolló cuando comenzó su producción industrial. Resulta
asombroso que de esas semillas, astringentes, amargas e insípidas, la
naturaleza, la química y el ingenio humano sean capaces de transformarla en ese
oscuro objeto de deseo que es el chocolate.
La cuna del cacao
Se origina en la cuenca del Amazonas, y llega hasta América
central transportado por los indígenas, que lo utilizaban como reserva portátil
de energía y agua. Los olmecas fueron los primeros en cultivar los primitivos
arbustos de cacaotal, se lo enseñaron a los mayas y se lo vendían a los aztecas.
Estos tostaban y molían las semillas, haciendo con ellas una bebida amarga que
se servía en las ceremonias religiosas.
Posiblemente de ahí surge el nombre científico que puso
Linneo al cacaotero o árbol del cacao; Theobroma cacao está compuesto por "Theos"
que es Dios y "broma" alimento. Muchísimo tiempo antes, los pueblos
mesoamericanos que lo consumían bautizaron al cacao como kakawa y a la bebida
que se elaboraba a partir del el cacahuaquchtl, palabro que los conquistadores
españoles transformaron en chocolate. La palabra Nauatl xocoatl (literalmente
'agua amarga') se incorpora al castellano como "chocolate".
Los mayas consumían el cacao triturado, con agua fría y aderezado
con especias - vainilla, chile, achiote - y miel silvestre - quedando una
bebida amarga y picante. Los españoles cambiaron la receta, sirviéndolo
caliente, más dulce y con otras especias: canela, clavo, anís y pimienta negra
molida. Y así fue como viajó a España y al resto de Europa.
Escultura azteca de un hombre con un fruto de cacao. |