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viernes, 3 de junio de 2022

ABECEAGRARIO: COMPOST

A grandes rasgos podemos decir que el compost es abono para las plantas. Pero realmente es mucho más; podemos verlo incluso como un probiótico capaz de mejorar la vida del suelo.  

 

Siendo más específicos, el compost o mantillo se puede definir como el resultado de un proceso de descomposición de la materia orgánica, bajo condiciones controladas y en ausencia de suelo. Se obtiene un material estable que además de suministrar nutrientes a las plantas mejora las condiciones del suelo donde crecen. 

 

Realmente no existe un solo tipo de compost. Puede elaborarse a partir de una gran variedad de "ingredientes", siempre de origen biológico, a gran escala o en un pequeño jardín. 

 

Fuente: Imagen de Joke vander Leij/Pixabay

¿Sabías que el compostaje es una técnica milenaria? Hay evidencias griegas, romanas y de las tribus de Israel. 
 

¿Qué materiales se utilizan?
 

Para elaborar compost se puede utilizar cualquier materia orgánica, con la condición de que no esté contaminada. Es habitual combinar varias fuentes para equilibrar, sobre todo, la relación entre carbono y nitrógeno y el contenido de humedad; estas variables, junto con la temperatura y la aireación son fundamentales para que el proceso de compostaje se desarrolle correctamente. 


Para hacer compost a gran escala, y que luego se pueda aplicar en grandes superficies, normalmente se recurre a:

  • Restos de cultivos y cosechas. Los troncos y ramas procedentes de la poda de árboles, ricos en carbono, se trituran previamente para acelerar la descomposición. También se aprovechan los restos de cosechas: las propias plantas, hojas, frutos desechados, tubérculos, etc. que son ricos en humedad y nitrógeno.
  • Residuos procedentes de las industrias alimentarias. Tenemos por ejemplo el orujo procedente de la elaboración del vino o el aceite, la cáscara del cacao o los restos de los racimos de plátanos entre muchos otros residuos. Estos tienen dos cualidades interesantes de cara a fabricar compost a gran escala: son productos con características homogéneas que se producen en grandes cantidades. La utilización de estos residuos como de materia prima es un buen ejemplo de economía circular.


Los excrementos de vaca mezclados con paja reúnen las características esenciales para el compostaje: alta humedad, relación carbono/nitrógeno adecuada, buena estructura física y alto contenido de microorganismos.

  • Estiércol de animales de granja. Es decir, las deyecciones mezcladas con el material que les sirve de cama (paja, serrín o virutas de madera principalmente), si es que se utiliza. Sus características varían según la especie que lo produce: la gallinaza y los purines de cerdo son los más ricos en nitrógeno, mientras que el estiércol de vaca, caballo u oveja, al incluir más cantidad de restos vegetales son hacen más ricos en carbono.


Para hacer compostaje doméstico o en pequeñas cantidades normalmente los ingredientes cambian. En el ámbito urbano o doméstico siempre habrá materia orgánica degradable al alcance de la mano, lo único importante es mezclar los distintos elementos en la proporción adecuada, y sobre todo, no incorporar algunos "prohibidos" (restos de comida cocinada, de carne o pescado, excrementos de perros y gatos o revistas entre otros). Puedes consultarlos aquí.

 

Restos típicos para realizar compostaje doméstico. Imagen de Ben Kerckx en Pixabay
 

  • Restos urbanos procedentes de las cocinas o las casas. La lista puede ser inmensa, algunos habituales son los restos de frutas y hortalizas frescas, bolsas de infusiones y posos de café, cáscaras de huevo y de frutos secos, etc. También valdrían los lechos de pequeños herbívoros domésticos (hámster o conejos).
  • Restos de jardines. Principalmente siegas de césped, hojas frescas y secas o restos de malezas y podas.

 

 

Mucho más que una pila de basura...¿Qué ocurre durante el compostaje?
 

El proceso de compostaje imita de una manera controlada todo el ciclo de reciclaje de la materia orgánica que ocurre espontáneamente en la naturaleza. 

Es por tanto un proceso biológico en el que los microorganismos (bacterias y hongos principalmente) presentes en los residuos descomponen la materia orgánica. Si se dan las condiciones adecuadas, dura entre cinco y seis meses; durante los cuales va atravesando distintas fases. 

 

En una primera fase, llamada de latencia y crecimiento, los microorganismos se van aclimatando al nuevo medio. Comienzan a multiplicarse y poco a poco van colonizando los elementos más biodegradables; al alimentarse los microorganismos de estos comienzan procesos de fermentación. Como consecuencia, la pila comienza a calentarse y a perder agua por evaporación. La temperatura sigue subiendo y entramos en la fase termófila, en la que entran a escena otros microorganismos más aficionados aún al calor y que degradan la materia orgánica más rápidamente. La temperatura que llega a alcanzarse en esta fase (entre 60 y 70º C) mata todos los gérmenes patógenos, larvas y semillas, algo importante de cara a obtener un compost de buena calidad. Cuando ya solo quedan por degradar los elementos más resistentes entramos en el período de fermentación lenta, que puede llegar a durar tres meses. La actividad de las bacterias, y por tanto la temperatura de la pila, irán disminuyendo lentamente y esto permitirá que sea nuevamente colonizada por toda una legión de pequeños invertebrados y microorganismos, que serán claves en la mejora del suelo donde vaya a aplicarse el compost.

Esta imagen tomada de la web Compostando Ciencia muestra estupendamente cómo van cambiando diversos factores durante el compostaje y : A, temperatura de las pilas ; B, cambios de pH (se pasa de ácido a básico, lo cual favorece la fertilidad); C, proliferación de microorganismos; D, relación entre carbono y nitrógeno de los materiales (celulosa vs proteínas, para entendernos); E, humificación de la materia orgánica (es decir, formación de compuestos químicos orgánicos que aportan fertilidad al suelo);  F, reducción de la fitotoxicidad (es importante porque nos indicará la calidad del compost obtenido).

 

Dos tipos de compost según las necesidades (o las prisas)
 

Si se te hace muy larga la espera para poder aplicarlo, siempre puedes utilizarlo como compost fresco en tu huerto o jardín. Tras 2-3 meses compostando, la pila alcanza un escaso grado de madurez y se aprecia aún material sin descomponer. Pero el material obtenido puede resultar útil para proteger el suelo frente ante los cambios de temperatura y de humedad, para mejorar sus características y evita la aparición de determinadas malas hierbas. Se puede utilizar para abonar cultivos que soportan bien un compost rico en nitrógeno (patata, maíz, tomate, pepino o calabaza).

 

Pero si aguantas hasta el final (5-6 meses aprox.), obtendrás un compost maduro en el que apenas quedan materiales sin descomponer (restos de madera o cáscaras de huevo por ejemplo) y se caracteriza por su textura terrosa, color oscuro y olor a bosque. Se emplea como fertilizante en cultivos que no soportan un exceso de nitrógeno y como mejorador de las características del suelo. Esto último es posible porque en el compost maduro todos los elementos originales se han transformando en una mezcla diversa capaz de aportar y fijar nutrientes, aumentar la capacidad de retención de agua, de aireación del suelo y de albergar microorganismos que producirán sustancias bioestimulantes para el crecimiento vegetal. En definitiva, como dijimos al principio, un probiótico bajo tus pies que ayudará a conseguir ese tomate grande y sabroso o un rosal lleno de hermosas flores que dé gusto olerlas.

 

¿Cómo saber si he conseguido un buen compost maduro? Haz la "prueba del berro". Si todas o casi todas las semillas germinan regularmente en unos 2 o 4 días, ¡Buen trabajo, has conseguido un compost equilibrado!


 

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martes, 23 de julio de 2019

ABECEAGRARIO: ORUJO

Con la O no hay mucho donde elegir, pero me propusieron esta palabra y me pareció fenomenal. Tres significados para un solo término, y la excusa para descubrir otras palabras, incluso en otros idiomas, ¿quién da más?.
 

Aspecto del orujo de una uva tinta.  Fuente:


Según la RAE, esta palabra procede de borujo, que a su vez viene del latin involūcrum que significa 'envoltura', y tiene tres acepciones.
 


El orujo de uva, residuo y bebida a la vez.
 

Con esta palabra podemos referirnos a los residuos que se generan en la primera fase de la elaboración del vino. Es decir el hollejo (la piel, vamos), las semillas o pepitas e incluso los raspones (las ramillas que unen las uvas al racimo) una vez exprimidas las uvas para obtener el mosto. También recibe el nombre de oruja, casca, bagazo o bullo en distintas regiones de nuestro país.

En este dibujo tan estupendo podéis ver qué aporta cada parte de la uva al vino. Encontrado aquí.

Estos residuos sólidos todavía conservan jugos, azúcar y sabor, que pueden aprovecharse mediante destilación para sacar el máximo partido a la uva. A grandes rasgos, es un proceso por el que se extraen de manera selectiva los componentes aromáticos que contiene el orujo, eliminando la astringencia y el amargor característicos de algunas partes del racimo y de la uva.
 

De esta manera, la palabra orujo también hace referencia a una bebida, el aguardiente, elaborada a partir de la destilación de dichos residuos. Estos pueden sufrir o no un proceso de fermentación previo a la destilación y según cómo se hayan elaborado, se distinguen distintos tipos: jóvenes los que se envasan en botella, añejados los que pasan por toneles de manera, aromáticos cuando mantienen el aroma procedente de variedades de uva particularmente aromáticas como la moscatel o la malvasía y aromatizados, cuando se incorporan hierbas y el orujo adquiere el color de los pigmentos contenidos en ellas. Es el famoso licor de hierbas que ofrecen en el restaurante después de una comilona.

Con la destilación casera, y en concreto con la parte del orujo más rica en componentes similares a la madera, hay que tener mucho cuidado ya que se puede obtener involuntariamente alcohol metílico, una sustancia toxica que puede causar la muerte o ceguera permanente. Por esta razón, la elaboración de orujo es una actividad regulada ya que es peligrosa si se hace por aficionados. 
¿Sabías que con el aguardiente de orujo se realiza Galicia el conocidísimo ritual de la queimada? 


Aceite de orujo de oliva
 

La segunda definición de la RAE para nuestro protagonista del Abeceagrario es el "residuo de la aceituna molida y prensada, del cual se saca aceite de calidad inferior".
 

Cuando en las almazaras modernas se procesan las aceitunas para obtener aceite de oliva virgen se obtiene un residuo llamado alperujo o alpeorujo (los técnicos le llaman Orujo Graso Húmedo) que está compuesto por restos de agua, huesos, pulpa y piel de aceituna.
 

¿Sabías que de las aceituna se aprovecha el 20% como aceite virgen y el 80% restante da lugar al alperujo?.
 

Más que un residuo, deberíamos hablar de un subproducto, ya que el alperujo se transforma en varios compuestos en las industrias extractoras. Mediante procesos químicos se aprovechan los restos de aceite que todavía quedan en el alperujo, para obtener aceite de orujo de oliva crudo. Apenas se saca un 2%, pero una vez tratado adecuadamente es perfectamente utilizable en la cocina como aceite para frituras. 



En este video podéis ver cómo se obtiene el aceite de orujo de oliva.Fuente. 
Una vez eliminada el agua, tenemos el orujillo y el hueso de aceituna, que se utilizan principalmente como fuente de energía, ya sea como biomasa o mediante cogeneración con gas natural. De estos restos también se obtienen fertilizantes químicos y compost, así como grasas y pastas que se utilizaran en alimentación animal y en la industria farmacéutica y cosmética.


 

Balsa de alperujo de Troil Vegas Altas S.C. en Valdetorres (Badajoz). Foto: www.blogdelagua.com. Tomada del blog de AEMO  (Asoc. Española de Municipios del Olivo)

Es posible que muchos lectores os estéis preguntando si me he olvidado del alpechín. Una bonita palabra para referirse a un residuo tremendamente contaminante que se generaba hace no mucho en las almazaras, pero que afortunadamente los sistemas actuales de extracción de aceite en dos fases -mayoritarios en España- ya no lo generan. Era un líquido oscuro, mayoritariamente formado por agua y restos orgánicos, procedente de las aguas de lavado de la aceituna y del aceite, que debido a su alto contenido en materia orgánica y grasa era poco biodegradable.
 

Gracias a la tecnología y la investigación, actualmente se puede aprovechar el 100% de la aceituna; un ejemplo perfecto de que en España también sabemos hacer economía circular.

 


Su nombre en otros países
 

El equivalente de nuestro aguardiente en Italia es la grappa, y en Francia el marc.
 

En inglés al residuo en general se le llama pomace; posiblemente venga de pomme (manzana en francés) ya que los ingleses se dedicaron más a exprimir esta fruta que tenían más a mano, para obtener sidra. Como esta gente no se complican la vida, tomaron las dos palabras de sus vecinos y así llaman olive/grape pomace o olive/grape marc a los residuos de la aceituna y uva respectivamente; al aguardiente sin embargo lo denominan grape liquour.
 

En inglés, no se sí técnico o estadounidense, al orujo de aceituna lo llaman olive cake.

 

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lunes, 8 de octubre de 2018

LA ECONOMÍA CIRCULAR YA GIRA EN HOLANDA


Esta gallina que posó para mi, vive en una granja muy particular y se alimenta de un pienso también muy especial. Yo la veo contenta y con buen tipito, ¿y vosotros?.
 
La primera vez que deposité una botella vacía de refresco en un lugar distinto del cubo de basura fue en Holanda. Comprobé incluso cómo te devolvían una parte del dinero si la entregabas en el supermercado. Dinero que podía servirte para comprar una bolsa reutilizable, grande y resistente, si se te había olvidado la tuya en casa y no tenías dónde meter la compra. De esto hará unos 30 años.
 

Por aquel entonces yo era una adolescente muy "ecologista", por lo que le tomé un gran aprecio a este país, al que he vuelto varias veces. La última ha sido este verano, con motivo del Congreso Internacional de Periodistas Agrarios y gracias al cual he podido comprobar que además de en reciclaje, en el tema agroalimentario se encuentran muchos pasos por delante.

Cuatro días dan para lo que dan y me quedé con ganas de ver muchas de las posibilidades que ofrecía el Congreso: el hospital "Gelderse Vallei" que permite a sus pacientes elegir entre varios menús pensados para ellos, recién cocinados, a los que incluso se pueden unir los acompañantes (temblad de envidia, nutricionistas); la subasta de flores de Aalsmer, la granja cooperativa Herenboeren de 20 ha que surte de alimento a 200 familias, cultivos en una azotea en pleno centro de Rotterdam, su Market Hall o los primeros pasos de la construcción de una granja de vacas diseñada para navegar por los canales de esta ciudad

De todas maneras volví con tal cantidad de ideas e impresiones, que no podría contarlas en una sola entrada sin aburrir mortalmente al personal. Así que me he quedado con las que considero más importantes.

 

Wageningen y el Food Valley

Todo el mundo ha oído hablar de Silicon Valley como centro de la innovación tecnológica, pero ¿sabías que existe una versión agroalimentaria en pleno corazón de Holanda?.
 
La región denominada "Food Valley" está formada por ocho municipios que cooperan para mantener el liderazgo en el ámbito agroalimentario. En su territorio se han instalado institutos científicos, centros de investigación y empresas enfocadas principalmente en la producción de alimentos y con un fuerte carácter internacional. Todos estos centros necesitan de personas con talento, y esta región también se preocupa de atraerlos ofreciendo excelentes infraestructuras e instalaciones que facilitan la vida, el trabajo y el ocio.
 

El centro vital de esta región es la Universidad de Wageningen, un centro puntero de investigación y formación especializado en ciencias de la vida (alimentación y producción de alimentos, medio ambiente y salud) que ocupa los primeros puestos en diversas listas de clasificación mundiales.

Temblad de envidia estudiantes de agronomía: Wageningen tiene en su campus desde una granjita ecológica (con tienda y todo) a las instalaciones de I+D de "Friesland Campina" (una cooperativa láctea de alcance internacional). Eso sí, dominar el inglés es requisito imprescindible, como pude comprobar en un corto paseo por este campus.

La Wageningen University & Research (WUR) es muy distinta a lo que conocemos por Universidad en España. Para empezar, su nombre ya nos indica la importancia que se le da a la investigación, tanto básica como aplicada, ya que reúne a investigadores, expertos y empresarios de todo el mundo. Y si no, dime tu qué rector o rectora abre el curso académico vestido de pies a cabeza con ropa de economía 100% circular, diseñada y obtenida por el propio personal.
 

De vocación claramente internacional, sus cerca de 12.000 estudiantes proceden de 103 países distintos, sobre todo asiáticos. Se consideran como una "universidad para el mundo" ya que aparte de trabajar buscando soluciones innovadoras a problemas de ámbito global, recluta y forma a alumnos de diversos países en desarrollo; alumnos que volverán a sus países de origen cargados con una mochila de conocimientos, tecnologías y contactos..."made in Holland". Una manera inteligente, práctica y políticamente correcta de estar presentes en todo el mundo.

¿Sabías que los robots de ordeño son un invento holandés?
 
"Food for feed": es decir, comida para piensos
 

Sin duda, lo que más me impresionó del viaje fue la visita a la fábrica de piensos de Nijsen/Granico. Quizás por el intenso olor a bollos y dulces o por la visión de la cantidad de residuos que se genera continuamente sin que nos demos cuenta; o quizás también por tener la ocasión de comprobar in situ cómo la innovación permite adelantarse al resto y ser más competitivos.
 

Esta empresa en concreto ha decidido apostar por innovar para convertir masas de donuts, obleas de helado, galletas, gofres, tortitas de arroz, bombones, caramelos... en pienso para cerdos y gallinas. Un ejemplo bestial de economía circular aplicada a la ganadería.

 

Toda esta cantidad de comida (y mucha más) es sólo lo que se rechaza en la fábrica de origen, a menudo por razones absurdas.
 
Si lo pensáis, tiene su lógica. Se trata de aprovechar una materia prima - cereales y grasas - de alta calidad, ya que en origen estaban destinadas a consumo humano (lo explico aquí con algo más de detalle): apenas tienen micotoxinas (toxinas producidas por hongos que atacan los granos de cereal), son más digestibles y apetecibles para los animales.
 

Las gallinas de la granja Kipster se alimentan con este pienso. Es realmente curiosa, presume de ser la granja más respetuosa con el medio ambiente y el bienestar animal del mundo. Sus gallinas tienen acceso al aire libre pero no son "camperas", duermen en pisos pero tampoco son "criadas en suelo". El caso es que sus huevos se venden en los supermercados Lidl de allí, en paquetes de cuatro a "un precio razonable" y está aprobada con nota por una ONG que vela por el bienestar animal. Hay muy pocas gallinas fuera porque dentro estaban bastante más fresquitas.

Contaba el guía que los visitantes suelen preguntar, con toda la razón del mundo, si contenido de azúcar en estos piensos no sería perjudicial para los animales. Su respuesta también estaba cargada de razón: los animales tienen una dieta controlada a base de piensos formulados con dosis de azúcares que no conduzcan a situaciones peligrosas para su salud; nosotros sin embargo estamos continuamente expuestos a alimentos azucarados en nuestro día a día, y vivimos bastante más tiempo que la mayoría del ganado del que nos alimentamos. De todas maneras, ese argumento de la menor esperanza de vida de los animales de granja, y el hecho de que estos coman más de este tipo de piensos, me hace dudar un poco si no son más dulces de lo que debieran, pero como no soy experta en el tema, lo dejaremos ahí.
 

Suelo (muy) azucarado. Los caramelos, sean cuales sean, son una fuente de azúcares con un 90% de pureza en mono y disacáridos. Están investigando su uso como jarabe de ayuda en colonias de abejas y abejorros. Los alrededores del almacén de caramelos estaban cubiertos de esta capa negra y pegajosa de azúcar.
 
Pero el exceso de azúcar no es el único reto al que se han enfrentado en esta fábrica. Esta materia prima tan peculiar plantea innumerables retos: ¿cómo manejar masas liquidas, pegajosas y fácilmente fermentables?, ¿cómo separar el chocolate o los frutos rojos de unas "cookies"?, ¿cómo separar galletitas, crackers o bombones de sus múltiples envoltorios? (de una manera automática, claro).
 

Este último caso pudimos verlo en directo, pero sin poder hacer fotos, por razones de secreto industrial. Y os explico por qué. Cuando llegan a la fábrica uno de estos productos en cómodos (para el consumidor) paquetitos de cinco unidades envueltos en un film de plástico, colocados sobre una bandeja de papel o plástico, vueltos a envolver en otro film plástico algo más grueso y de colorines, que a su vez se empaqueta en cajas de cartón con otros tantos paquetes similares... poner personas que se dediquen a liberar toda esa materia prima de sus embalajes no resulta nada rentable, así que se machaca todo con unas potentes cizallas para luego separar el contenido aprovechable por métodos físicos. Estos métodos no son perfectos, por lo que es imposible obtener un 100 de pureza: con la celulosa del papel o cartón no hay problema, ya que es fácilmente degradable pero ciertos plásticos sí que dan problemas, algunos films plásticos son tan ligeros que flotan en el aire y acaban mezclándose con el contenido. 
 

Así que el reto está en diseñar una maquinaria que separe mejor esos plásticos para llegar a niveles mínimos de presencia, y por tanto seguros, en la materia prima obtenida. En esta fábrica han desarrollado maquinaria específica para solucionar este y otros problemas que nadie más ha conseguido, lo cual les permite ofrecer otro servicio: registrar la patente o vender esa maquinaria a aquellos que no están interesados en innovar por su cuenta. En definitiva, la innovación a veces genera valor por sí misma, permite a la empresa ser más competitiva y resulta vital para la economía circular.
 

"Poo for energy": caca (y más cosas) para producir energía.
 

Al día siguiente visitamos una granja de cerdos del Grupo Van Asten en la que se recurre a la economía circular, pero de otra manera.

El negocio principal está en la producción de lechones, hembras jóvenes y cerdos terminados para carne. Para alimentarlos han recurrido a un sistema innovador, la alimentación liquida con materia prima convencional (trigo, cebada, soja y girasol) pero fermentada, que presenta varias ventajas en cuanto a productividad, reducción del uso de antibióticos y ambientales (reducción de fosfatos en los purines).

Esto - los tanques de biogás - no es lo primero que espera ver alguien en una granja de cerdos. De hecho, a los animales sólo los pudimos ver por una ventana, ya se sabe, por bioseguridad.

Todo esto está muy bien, sobre todo desde el punto de vista de la sostenibilidad económica de la propia granja, pero ¿dónde está la circularidad?. En este caso se parte de un residuo, los purines (los excrementos, vamos) y se juntan con subproductos agroindustriales (cáscara de cacao o de almendra, comida de perro) en un digestor, donde se obtendrá biogás, y a partir de este, energía. La suficiente para suministrar a la propia granja y a 5.000 casas de su entorno, lo cual no está nada mal, y por la que cobran un subsidio estatal (temblad de envidia, ganaderos) y que en Alemania incluso pueden verter a la red. Los lodos resultantes se esterilizan y desecan (lamentablemente es un proceso que requiere energía) para poder utilizarlos como fertilizante.

Comida de perro rechazada en fábrica por no cumplir con el diámetro adecuado, que se utiliza en la producción de biogás.

En resumen

Al poco tiempo de volver a España, vi una charla de Angélica Sátiro (pedagoga experta en creatividad) en la que explica que, "crear es generar más, nuevas y mejores ideas con valor". Inmediatamente me acordé de todo lo que había visto y me di cuenta que los holandeses, aparte de Rembrandt, Vermeer y Van Gogh, son gente realmente creativa.

¿Y por qué no cultivar soja en Holanda aunque el clima no acompañe?  Pues aquí la tenéis. Da que pensar la imagen, de la mentalidad  holandesa y/o del cambio climático. Porque, en este viaje, calor hemos pasado un rato.

El tener y fomentar una manera de pensar que va más allá de lo que se hace normalmente, que afronta los problemas desde otros puntos de vista (el famoso pensamiento lateral) y se plantea por costumbre el "¿y por qué no?"; el ser conscientes que el conocimiento es el bien más valioso; el reunir a la gente con buenas ideas en el lugar adecuado con los medios necesarios...son los mejores ingredientes para mantener un nivel de innovación que impulsa la rueda de la economía circular y que les permite ir siempre por delante.

Volviendo de nuevo al reciclaje, y ya en el aeropuerto, un último recordatorio de que estas cosas de la economía circular y la sostenibilidad se las siguen tomando bastante en serio.


 

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