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jueves, 6 de enero de 2022

OTRA VEZ GARZÓN Y LA CARNE. "MACROGRANJAS" VERSUS GANADERÍA EXTENSIVA

 Jolines el trabajito que me está dando el ministro de consumo. Realmente no se merece que abra el año con una ocurrencia suya, pero en el mundo actual en el que vivimos o se reacciona al momento o ya no hay nada que hacer. De nuevo sus declaraciones han provocado el enfado del sector ganadero y el consiguiente jaleo mediático y en las redes sociales.
 


Voy a analizar despacio lo que ha salido publicado para aportar contexto y criticar basándome en lo que ha sido publicado. Y ya os digo que mi primera impresión se resume en "Manolete, Manolete, si no sabes, ¿"pa" qué te metes?".

 

La fuente
 

Lo que ha levantado tanto revuelo es la entrevista dada a un periodista del periódico británico "The Guardian" para su edición internacional on-line

 

Aquí está el tuit que conduce al famoso artículo. Que, antes de que empecéis a pensar mal, he cotejado con la transcripción que ha difundido posteriormente el propio ministro, por eso de los bulos y las tergiversaciones. Y que por cierto, cambia muy poco el desaguisado.


Según indican en sus páginas, este conocido medio de comunicación se ha abierto a la fórmula de la suscripción popular para asegurarse el aporte financiero, que le permitiría ser independiente de los "grandes" poderes. Esto en principio les permite poner el foco en temas como el expolio ambiental, los paraísos fiscales o el acoso sexual entre otros. Dicen también que así pueden llevar a cabo un "periodismo diligente, verificado y acreditado" en la era de falsedad, los despliegues publicitarios y la desinformación.
 

A priori suena bien. Alguien que se encarga de contar no lo que los anunciantes quieren que se hable (o calle) sino lo que las personas de a pie consideran interesante. Luego ya que el resultado de esa ardua investigación sea lo que sus lectores esperan (y pagan) por encontrar es otra historia. Y leyendo esta entrevista hay cosas que no me cuadran.
 

La entrevista
 

Una vez leído el texto, compruebo varios puntos que me huelen a chamusquina.
 

a) El titular expresa la opinión de un alto cargo de un país, lo cual ya me chirría un poco: "Los españoles deberían comer menos carne para limitar la crisis climática". El subtítulo aclara que nuestro ministro de consumo "quiere que el público reconozca el impacto de las macrogranjas en el medio ambiente y cambie sus hábitos alimentarios". Es decir, actualiza su mantra añadiendo las macrogranjas como nuevo enemigo chungo.
 

b) Trata temas que no son competencia del Ministerio de Consumo, del que es responsable. Si al menos el periodista hubiera preguntado a alguien más para contrastar las ideas planteadas, ofrecer otros puntos de vista o siquiera completar un poco la pieza... Es lo que caracteriza a un periodismo serio de investigación, ¿no?.
 

c) Asumo entonces que es una entrevista, aunque no se presente como tal. Pero según llego a la mitad y comienza a presentarse al entrevistado como víctima de burlas - "sus llamadas (a la reducción de consumo de carne) fueron rotundamente burladas y descartadas" o como un héroe que lucha solo por una buena causa, el cual "siempre supo que enfrentarse a la industria de la carne industrial (sic) provocaría una furiosa respuesta". Por si fuera poco aparece el sexismo en escena, "la mayoría de las críticas públicas provienen de hombres que aparentemente sentían que su masculinidad se vería afectada (...)", otro fregado más que contribuye a enrarecer el debate. Ya el remate aparece cuando, al final el periodista acaba mencionando otras iniciativas políticas del susodicho ministro y cómo una archienemiga política ridiculizó su última propuesta.
 

En definitiva y en mi opinión estamos ante es una entrevista concebida para que este ministro se haga autobombo. ¿Por qué?, ¿para qué? De eso ya no tengo ni idea.
 

¿Tienen las macrogranjas la culpa de todo?
 

El problema surge cuando, además leo cosas que consiguen que me revuelva en la silla. Y eso que soy una persona tranquila.
 

Vamos a centrarnos en varias ideas que al parecer le preocupan a nuestro ministro de consumo.
 

a) Las macrogranjas son malas y la ganadería extensiva es buena. Esto es tan absurdo como comparar una amplia gama de grises claros con un solo tono de gris oscuro casi negro. Y lo más gracioso, es que en posteriores declaraciones en Twitter sigue aferrándose a que él está con los ganaderos de extensivo.
 

En este párrafo hay varias perlitas que ilustran muy bien todo lo que el ministro Garzón (se supone que) ignora:

“Lo que no es en absoluto sostenible son las llamadas mega-granjas ... Encuentran un pueblo en un pedacito despoblado de España y ponen 4.000, o 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esta carne de mala(pobre) calidad de estos animales maltratados ”.
 

Lo primero que hay que ver es a partir de qué número de animales tenemos una "macrogranja". Dudo que esté contemplado este término en alguna norma e ignoro lo que será habitual en países por ejemplo de Norteamérica, pero en España ni de lejos se llegan a ese número de cabezas alojadas en granjas de vacuno (que, por lo que sea, son las que preocupan al ministro).
 

Aunque es cierto que poco a poco va habiendo menos granjas pero las que quedan son más grandes, las explotaciones que albergan más de mil cabezas apenas suponen el 3% del total en España. ¿A ver si va a resultar que para Garzón todo lo que no es ganadería extensiva es una macrogranja?.
 

 

Esto SÍ es una macrogranja, esta concreto es de Alberta (Canadá). Fuente: Shutterstock

 

Esto NO es una macro granja. Es un cebadero como los hay a montones en nuestro país. En esta instalación se alimenta al ternero a base de cereales y paja durante unos meses, hasta que alcanza la edad de sacrificio.

 

b) La ganadería extensiva es ambientalmente sostenible, y todos deberíamos optar por ella. Toma, ojalá.


Yo también soy "fan"
de este tipo de ganadería y estoy totalmente de acuerdo en que es muy sostenible, eso sí siempre que se haga siguiendo ciertas normas (la más evidente, evitar el sobrepastoreo). Pero hay un pequeño detalle que se le ha pasado a nuestro amigo: en el caso del vacuno de carne ambos tipos de producción están totalmente unidos. La ganadería extensiva es la responsable de criar los terneros que se luego cebarán en granjas industriales intensivas, grandes o pequeñas, para que nosotros tengamos filetes de ternera a un precio accesible. ¿De dónde si no salen los terneros de los cebaderos?


 

Foto cortesía de Adoración Luna

Efectivamente "la ganadería extensiva (...) tiene mucho peso en partes de España como Asturias, partes de Castilla y León, Andalucía y Extremadura", ya que es donde crecen mayoritariamente los pastos de los que se alimentan las vacas de cría. Pero apenas existen explotaciones extensivas que ceben a los terneros nacidos en ellas; "cebar" terneros en base a pasto es normalmente una actividad ruinosa. Requiere mucho más tiempo y más superficie para obtener una carne que no compraría la inmensa mayoría de los consumidores, por su fuerte sabor y por tener un precio prohibitivo.
 

Si realmente quiere favorecer este tipo de protección ligada al territorio y a esos "pedacitos despoblados de España", animo al ministro a reunirse con sus colegas políticos que sí tienen competencias por ejemplo para explorar nuevas vías de comercialización o reducir una burocracia que a menudo asfixia a esos pequeños productores.
 

Los cebaderos están dispuestos por todo el territorio, aunque su importancia y tamaño es variable. Mientras que en las zonas donde destaca la ganadería en base a pastos (dehesas o pasto atlántico) hay mucho cebadero pequeño, en la mitad oriental (Aragón, Cataluña, Castilla la Mancha y Murcia) destacan los cebaderos más grandes. La media de animales por granja está en torno a los 100, ascendiendo a los 200 y pico en algunas provincias.  Fuente: Estudio del sector español de cebo de vacuno.


c) Las macrogranjas contaminan y la ganadería extensiva no. Si y no.
 

Respeto a la contribución de estas concreto al cambio climático, Garzón dice que es "la primera vez en España que alguien en el gobierno decía lo que los científicos han estado diciendo durante mucho tiempo".Para el carro, amigo. Es cierto es que llevan mucho tiempo advirtiendo de la que se nos viene encima (la primera teoría data de los años 50), y de que España por su situación geográfica tiene mucho que perder. Pero las cifras y los gráficos de la propia IPPC apuntan una y otra vez hacia los automóviles y el transporte como principales emisores de gases de efecto invernadero.  


Como ya conté en esta entrada, es innegable que las vacas y demás rumiantes (vivan donde vivan) emiten metano en sus eructos, que hoy en día se cría mucho más ganado, lo cual implica más contaminación y deforestación para alimentarlos y que todo esto tiene un claro impacto en el clima global. Pero las distintas instituciones internacionales calculan que la contribución del ganado, así en general, a las emisiones de GEI a nivel mundial representa entre el 7 y el 18 %. Cargar la culpa a las macrogranjas del cambio climático es generalizar demasiado, creo yo.

Por otra parte, también es innegable que mantener a un montón de animales juntos, que orinan y defecan en un punto muy localizado del territorio supone un riesgo muy serio de contaminación, particularmente por nitratos en aguas subterráneas y superficiales.
 


Para limitar los problemas de carácter ambiental que puede generar una granja intensiva existe una herramienta legal prevista en las normativas europeas, estatales y autonómicas: la Evaluación de Impacto Ambiental. Si el ministro tiene dudas o sospechas de que no se está aplicando con la seriedad necesaria dado el gran alcance del problema, quizás debería hablar con sus colegas en el ministerio y en las consejerías de medio ambiente para apretar las tuercas a quien no cumpla con todas las medidas preventivas (que posiblemente cuesten un buen pico y lo mismo hacen inviable o difícilmente aprobable más de un proyecto de macrogranja).
 

Y ya que estamos, tampoco estaría de más que ayudara por ejemplo con fondos europeos a pequeños ganaderos a instalar o compartir medidas que les permitieran reducir la contaminación puntual de pequeñas explotaciones. Ah, espera, que eso tampoco entra dentro de sus competencias.
 

¿Sabías que los cebaderos de alta capacidad, con más de 1.000 animales, son los menos abundantes en España? En 2017 había censadas 483 explotaciones, que suponen el 3% del total.
 

c) España exporta carne de mala calidad y de animales maltratados. Tracatrá. Esto es quizás lo que más ha dolido.
 

Parto de que el ministro no especifica qué entiende él - como titular de Consumo o a título personal - por calidad de la carne. ¿Está afirmando que el país, de cuyo gobierno forma parte, exporta carne que no cumple con una normativa sanitaria básica? Es tan demencial pensar eso que asumo que se refiere a la calidad nutricional y organoléptica.

En ese caso yo, sin ser experta me atrevería a decir que la carne en extensivo es más interesante nutricionalmente, aunque la diferencia final no creo que sea muy significativa. Dependiendo de la edad del animal, esa carne será más o menos tierna, y con más o menos cantidad de grasa infiltrada, pero lo más probable es que el sabor sea más intenso debido a las múltiples sustancias químicas (sí, químicas) procedentes de las plantas del pasto, que han sido transformadas por las bacterias del rumen y el organismo del propio animal. Así que en comparación podría afirmarse que la carne de intensivo es algo peor, pero ¡por Dios! no decir que es de mala calidad.

 

Al parecer, el texto enviado por el ministro o su agencia de prensa, no decía "mala calidad", sino "peor calidad". Vale, menos mal, me parece estupendo; el problema es que en el enlace actual de la entrevista (a 5 de enero de 2021) leemos "carne de pobre calidad"; ¿nadie revisó la entrevista antes de ser publicada?, ¿nadie ha sido capaz de solicitar el cambio de una palabra (less por poor)?. Ya puede decir el ministro lo que quiera, que el daño sigue ahí.


¿Y qué entiende el señor ministro por maltrato animal? ¿Sabrá que TODOS los ganaderos están sujetos a unas normas de bienestar tremendamente exigentes? Vale que las vacas nodrizas y sus terneros, al vivir al aire libre, llevan una vida más acorde a su naturaleza de herbívoro. Pero ni todos los ganaderos en extensivo tienen a sus animales entre algodones y les adoran cual vacas sagradas, ni el maltrato está generalizado en los cebaderos, como si de una sucursal de Guantánamo se tratara.
 

 

Mi reflexión personal
 

Al parecer el señor Garzón, como le pasa a muchos conciudadanos, desconoce cómo se produce la carne en nuestro país. Pero a diferencia del ministro, el ciudadano medio no cobra el mismo sueldo, no tiene asesores a su servicio, ni medios a su disposición para soltar sus ocurrencias. 

 

Ignoro la repercusión que puede tener esta entrevista en los consumidores españoles, a los que aparentemente se dirige, pero ¿por qué lo hace a través de un periódico británico de difusión online? ¿qué necesidad había?. Como miembro del gobierno debería ser consciente de que estas declaraciones pueden tener efectos negativos indirectos. ¿Qué ocurre si leen esas declaraciones los responsables de compra de supermercados británicos o cualquier otro agente de un país extranjero que importa carne española? Unas declaraciones como estas pueden ser una excusa estupenda para presionar y bajar precios. Y esto causa al final un estropicio más en las ya precarias cuentas de resultados de todos los productores de carne, incluidos esos productores de extensivo a los que dice proteger, que ya hemos visto que son el primer eslabón de la cadena.
 

¿Sabías que el sector de vacuno de carne es el cuarto en importancia económica entre las producciones ganaderas de nuestro país? En 2020 representa aproximadamente el 15,3% de la Producción Final Ganadera.
 

Imaginad que un alto cargo de Amazon, encargado de la oferta audiovisual, se dedicara a airear sus dudas en público acerca de las condiciones laborales de los repartidores que trabajan para la empresa. O que el segundo de un capo de una mafia aireara sus dudas acerca de los métodos que utilizan sus colegas a la hora de ajustar cuentas. ¿Qué ocurriría? Dicen que los trapos sucios se lavan en casa. Si uno es ministro y tiene la posibilidad y las ganas de hablar con sus colegas en otras instituciones para intentar solucionar esos problemas que tanto le preocupan, ¿qué espera a hacerlo?. Pero me temo que este no es el caso.



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viernes, 9 de julio de 2021

EL MINISTRO GARZÓN Y LA CARNE, UN ELEFANTE EN LA CACHARRERIA

 Los elefantes son unos animales imponentes, que normalmente despiertan simpatía y buen rollo. Las cacharrerías suelen ser locales antiguos y pequeños, que según lo mires pueden estar llenos de trastos o de tesoros por descubrir. Pero si, por lo que sea, el elefante con toda su buena voluntad decide entrar en la cacharrería a cotillear un rato, lo más seguro es que la visita acabe convirtiéndose en un desastre.


Me ha venido esta imagen al pensar en nuestro panorama político actual. Como, al parecer, no están los ánimos suficientemente crispados ha tenido que venir un político a echar más leña al fuego, o a la barbacoa si me permitís el chiste fácil.
 

Qué tendrá la carne que cada vez que nos piden reducir su consumo se monta la de dios, y que en cuanto a los países empiezan a despegar económicamente empiezan a darle al filete.Fuente:Imagen de Devon Breen en Pixabay 

Y es que resulta que el actual ministro de consumo, Alberto Garzón, ha publicado un vídeo en el que no me queda claro si pide a los ciudadanos que comamos menos carne, si quiere mostrarse como heroico defensor de la salud y el medio ambiente y luchador sin igual contra las villanas macroempresas o ambas cosas a la vez. El caso es que el ministro se ha metido en un buen berenjenal, él solito y (aparentemente) sin necesidad alguna.
 


Se está hablando muchísimo del tema. Como era de esperar ya se ha polarizado el asunto entre los dicen que ya iba siendo hora de que un político se mojara con el exceso de consumo de carne, los que se niegan a que nadie les diga lo que deben o no comer y obviamente el sector productor de carne que se ha sentido profundamente agraviado. 


Este blog dedicado a divulgar sobre alimentos y sus productores no iba a quedarse al margen, por lo que aportaré mi visión siguiendo como guión el certero resumen del asunto que ha hecho Jesús Soria en Twitter.

 

Hay que proteger al sector ganadero? Si
 

O, al menos, no machacarlo gratuitamente. Ni es el momento, ni son las formas. La gente del campo se merece más rigor y respeto y cualquier organismo de gobierno, de la administración que sea, tiene que gobernar para todos, o al menos intentarlo.

 

El problema del exceso de consumo de carne es innegable y aunque la motivación del video es acertada y necesaria se ha desperdiciado la ocasión de promover un debate serio y productivo. Aunque quizás eso sea mucho pedir hoy en día en este país.

 

El caso es que no se puede plantear un tema tan complejo con medias verdades. No así, no en estos tiempos en los que estamos ya un poco hartos de luchar continuamente contra la desinformación. No desde un puesto de ministro.

 

Y me temo que no ha sido una simple ocurrencia, ya que a pesar del chaparrón que le ha caído, insiste en la misma visión simplista en entrevistas y en una columna de opinión. De opinión, un ministro, que para colmo ni siquiera representa a ninguno de los dos sectores a los que pretende defender: sanitario o medio ambiente.


 

¿Consumimos mucha carne? Si
 

Comienza el video diciendo que nos estamos cargando el planeta en parte porque consumimos carne en exceso y que la acción de cambiar nuestra dieta tiene incidencia directa y puede contribuir a mejorar el estado del planeta. 


Es importante recordar que como consumidores tenemos un enorme poder, a menudo incluso político, pero creo la carne no lo es todo, me atrevería a decir incluso que tampoco la dieta. Quizás el problema esté en nuestra manera de consumir, mucho de todo, devorando recursos de todo tipo para producir ropa, aparatos electrónicos, plásticos, alimentos, etc. que acabamos devolviendo al planeta en forma de residuos que apenas somos capaces de recuperar.

Solo un dato, según la ONU si el desperdicio alimentario fuera un país, sería la tercera nación con más emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Que comemos mucha más carne de la que necesitamos para nuestras necesidades vitales no es ninguna novedad a estas alturas, pero ¿vamos a echarle toda la culpa a este alimento?.
 

¿Hay que comer menos carne? Si
 

Según el Informe Anual del consumo editado por el Ministerio de Agricultura (pg168), en 2020 los hogares españoles aumentó el consumo de carne en un 10,5 % alcanzándose los 2.305,25 millones de kilos.
 

El consumo se acerca a los 50 kilos de carne por persona y año: unos 136 gramos diarios o casi un kilo a la semana (entre carne fresca, procesada y congelada). Si nos fijamos en la recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria que propone un consumo entre 200 y 500 gramos semanales, o el consejo de OMS de no superar los 500 g. de media, los españoles estamos comiendo más del doble de lo máximo necesario.

 

El caso es que si restamos a los 7.6 millones de toneladas de carne que dicen que producimos en España , los 2.3 mt que efectivamente nos zampamos, nos quedan nada menos que 5.3 mt para exportar. Esta viaja a países como China donde los que empiezan a tener dinero ni se plantean prescindir de la carne, un alimento que por cierto perciben de alta calidad precisamente porque seguimos el Modelo Europeo de Producción. Cuando estos países decidan que están comiendo demasiada carne vamos a tener un problema importante, pero eso ya es otra historia.
 

Mientras en el video se dice que España es el país que más carne consume de toda la Unión Europea aparece este mapa de la FAO (a ver si para la próxima especifican un poco mejor las fuentes) que muestra la "cantidad de suministro de carne". Ignoro el contexto original del mapa ni por qué se ha utilizado, pero una cosa es suministrar carne a todos los habitantes de un país y otra muy distinta es que dichos habitantes efectivamente la consuman.

 

¿Este exceso afecta a nuestra salud? Si

 
Casi al final del video (minuto 4.40) pronuncia la frase "detrás de cada filete de carne que tenemos encima del plato hay muchas cosas que probablemente no nos habían contado", que me recuerda una barbaridad a esas típicas de los videos chungos de Youtube, que vienen a decir "mira lo majo que soy que te estoy contando lo que nadie quiere que sepas".
 

Pues va a ser que no. Acerca del impacto negativo del consumo excesivo de carne sobre la salud y el medio ambiente se lleva hablando, y advirtiendo, desde hace ya bastante tiempo, en este artículo puedes ver varios ejemplos, e incluso yo toqué el tema en 2015 nada menos. Y desde luego de una manera bastante más seria que esta especie de documental, hilado con cuatro datos buscados en Google, las típicas imágenes de banco y musiquita apocalíptica como apunta Rubén Villanueva. Y que para colmo constantemente mezcla churras y merinas, esto lo añado yo por eso de reivindicar nuestra cabaña ganadera.

 

Cuando hablando de salud dos cosas me han llamado la atención. Primero, cuando Alberto Garzón dice que "las dietas ricas en grasas, sodio y azúcares provocan más muertes en su conjunto que el alcohol, el tabaco y las drogas". ¿Está asumiendo automáticamente que esa dieta, típica de países superdesarrollados, lleva carne? precisamente es en estos países donde es más fácil encontrar productos ultraprocesados destinados a veganos que se pasan tres pueblos en cualquiera de esos tres elementos. O lo que es peor aún, ¿está insinuando que comer carne es peor que consumir tabaco, alcohol o drogas?. A mí un buen chuletón bien preparado me parece una delicia, y está visto que al presidente del gobierno también, pero al menos que yo sepa es menos peligroso y sobre todo no provoca adicción.

 

Me ha chocado bastante eso de que si haces barbacoas de vez en cuando al menos "compensa los días siguientes" con una dieta rica en vegetales, fibra, blablabla, ¿y el resto de días?. Si algo he aprendido de todo el tiempo que llevo oyendo y leyendo a nutricionistas es que lo de darse un atracón y luego compensar no suele ser buena idea. Y mira que se estrujan la cabeza para darnos ideas con las que "aligerar" las barbacoas.
 

¿Es un problema medioambiental? Si
 

Aunque en este punto habría que matizar bastante lo que se dice en el video. Bien en grande aparece el dato de que la ganadería a nivel mundial representa el 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), ni idea de dónde lo han sacado. Por si acaso os dejo esta entrada donde ya traté el tema y esta página de la FAO que explica estupendamente el problema

 

Las distintas instituciones (IPCC, FAO, EPA entre otras) calculan que la contribución del ganado, así en general, a las emisiones de GEI a nivel mundial representan entre el 7 y el 18 % (según el enfoque utilizado para la cuantificación y el tipo de emisiones estudiadas). Aquí se incluyen los gases emitidos por la fermentación del rumen, los que libera el estiércol, los debidos a la producción de pienso y a los cambios en los usos del suelo. Y para que nos hagamos una idea, según datos del Miteco (es decir, los "colegas" de gobierno que se dedican a las cositas del medio ambiente) las cifras de emisión de GEI en España son las siguientes: el transporte supone un 27,7%, la industria un 21,4% y la generación de electricidad un 10,3%. Por su parte, la agricultura supone el 14,1% de las cuales la ganadería aporta el 9,1% y los cultivos el 4,9%. Ojo, que además cuando hablamos de ganadería no podemos olvidarnos de la producción de leche y huevos, que no son poca cosa.
 

Y si miramos este grafico, veo muy arriesgado equiparar lo que contamina las "flatulencias de las vacas, los cerdos y el pienso (sic)" (ganado + sus deyecciones= 5.8%) con lo que contamina un coche (transporte por carretera =11,9 %). Imagen tomada de un hilo muy recomendable.  


Respecto al gasto de agua en la actividad ganadera utiliza el concepto de huella hídrica “tradicional”. Este método contempla el uso de los tres tipos de agua: verde (de lluvia), azul (la utilizada para regar) y gris (para diluir la contaminación) sin entrar apenas en detalle, lo cual puede dar lugar a interpretaciones erróneas: no es lo mismo criar un ternero en los pastos gallegos que en el norte de Córdoba. Actualmente se utiliza la “huella de la escasez hídrica”, que además de considerar solo el agua azul y gris (de la que hay reservas) incorpora un índice de estrés hídrico que da una idea bastante más ajustada de lo que realmente cuesta producir un kilo de carne en distintos lugares.

 

Esta imagen me impacta tanto como la panorámica de invernaderos de Almería o unos rascacielos en mitad del desierto. Los macrocebaderos existen, pero no caracterizan a la ganadería española, que es mas de pequeños productores.

 

Una vez grabado el discurso del ministro en el jardín, o se dieron cuenta que lo mismo el sector ganadero se les iba a echar encima o alguien con un poco de criterio advirtió que no todos los tipos de ganadería son iguales. Así que decidieron meterle un parche al video para aclarar que "la ganadería extensiva es mucho más sostenible que las macrogranjas; ayuda a enriquecer los suelos y prevenir incendios y crear puestos de trabajos que protegen la economía local". No seré yo quien lo niegue, desde luego, pero quiero aclarar una cosita.
 

Aunque depende mucho del tipo de ganadería y la especie, los animales que viven en extensivo representan la mitad del proceso productivo de la carne: la vaca o la oveja paren a la cría en el campo y allí la cuidan y alimentan hasta que alcanza el tamaño o edad adecuada para cebarlo, ya sea en la propia explotación o en un cebadero. En estas instalaciones serán alimentados sobre todo a base de pienso para que vayan desarrollando musculo hasta la edad del sacrificio, por tanto esta fase ya se puede considerar ganadería intensiva . En otras palabras, la cosa no es tan simple y en nuestro medio rural existen muchos puntos intermedios entre la macrogranja y la "ganadería extensiva, familiar y ecológica". Y francamente, hacer caso al ministro y consumir carne producida en estas últimas, por mucho que me gusten, es francamente difícil y más aún en el contexto actual de crisis económica. 
 

¿Hay que buscar soluciones? Si 
 

Se puede, se debe y se está haciendo. Desde muchos ámbitos. Tal como cuento en la entrada acerca de vacas y cambio climático, se está investigando en dos puntos clave: disminuir el metano que producen los rumiantes al eructar (no al liberar sus "ventosidades") o en la manera de gestionar los estiércoles para que emitan la menor cantidad posible de este gas.

 

Cada vez se estudia más cómo reducir la emisión de GEI mediante innovación en alimentación animal.
 

Respecto al consumo de carne sería deseable que el propio ministerio, a ser posible coordinándose con Sanidad y Agricultura, informara sobre las alternativas al consumo de carne, excesivo o no. Qué fuentes de proteínas existen, cómo y quién las produce y que impacto global pueden tener, tanto positivo como negativo.

Al fin y al cabo, en el Real Decreto 495/2020, que desarrolla la estructura orgánica del Ministerio de Consumo establece en su artículo 2 que corresponde a la Secretaría General de Consumo y Juego "el impulso y coordinación de políticas públicas de consumo y alimentación saludable, ofreciendo garantías de seguridad alimentaria e información de calidad a las personas consumidoras y agentes económicos del sector agroalimentario español". ¡Tracatrá!, sospecho que alguien no tiene muy claro para qué sirve el propio ministerio que dirige.
 

Otra función es "la realización de campañas institucionales dirigidas a aumentar la información y formación de la ciudadanía en relación con las materias objeto de su competencia". He oído hablar de una campaña ministerial, pero no tengo yo claro que lo sea. Hay un hashtag bien clarito que se repite hasta la saciedad, pero no aparecen logos oficiales por ningún lado. Y si algo diferencia a una campaña institucional es que tiene logos hasta en la sopa.
 

Al final del video, Garzón, pide la opinión a la ciudadanía. Aparte de todo lo dicho, le recordaría la vieja expresión de "zapatero a tus zapatos". Como ministro de consumo también tiene encomendado "la garantía e impulso de los derechos de las personas consumidoras, en especial, de aquellas que puedan encontrarse en situación de vulnerabilidad". Se me ocurren unas cuantas tareas en las que entretenerse que SÍ son de su competencia: la proliferación de casas de juego en zonas económicamente deprimidas, el dichoso Nutriscore, la publicidad de alimentos destinados a la población infantil o, ya puestos, intentar al menos que el ciudadano medio llegue a entender algún día el recibo de la luz.

 

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sábado, 5 de octubre de 2019

¿QUÉ HEMOS HECHO NOSOTRAS PARA MERECER ESTO?


El Cambio Climático, que ya está alcanzando el nivel de Emergencia Climática, está en boca de todos. E incluso en hocicos, a juzgar por esta sorprendente carta, con material gráfico y todo, que apareció en nuestro buzón de correo. Aquí os la reproduzco para que veáis el asunto desde otro punto de vista.

 

 


Estimados humanos de las ciudades,
 


Estamos un poco cansadas ya de ser las protagonistas de muchas noticias e informaciones sobre cambio climático y emisiones de gases de efecto invernadero. Así, sin comerlo ni beberlo, las vacas estamos en mitad de una lucha entre detractores y promotores del consumo de carne. Pero, ¿cuánta carne de ternera consumís a la semana?, ¿y de cordero?, ¿ y de pollo o de cerdo?. Por si no lleváis la cuenta, os diré que en 2018 se consumieron 62.358 toneladas de carne ovino y caprino juntos, 224.305 t. de vacuno, 575.313 t. de pollo y más de un millón de carne de cerdo, entre fresca ( 457.176 t.) y transformada ( 531.547t). Esto en España, en el resto de Europa y del mundo la cosa cambia.

En esta imagen se puede comprobar cómo ganadería es algo más que vacas. Fuente: FAO.

Creemos que es injusto que seamos nosotras las que cargamos siempre con el sambenito del impacto en el cambio climático. Vale que es cierto que eructamos metano, no es nuestra culpa haber nacido rumiantes, y que a día de hoy no se haya inventado ningún filtro que atrape a este peliagudo gas y ya de paso nos mejore el aliento. Pero vamos a poner un poco las cosas en contexto y veréis como la "culpa" hay que repartirla un poquito más.
 

Fuentes emisoras de GEI. AFOLU son las siglas en inglés para el sector "agro". Fuente. Miteco
 
En el quinto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climáticoel IPCC, un grupo de sabelotodos que se ha dedicado a recopilar toda la información disponible sobre el tema - el sector primario o "agro" (agricultura, silvicultura y otros usos del suelo ) es responsable de algo menos de una cuarta parte de las emisiones antropogénicas de Gases de Efecto invernadero (GEI). Estas emisiones se deben principalmente a la deforestación y la liberación de estos gases por parte del ganado y un uso inadecuado del suelo y los abonos y la quema de biomasa (bosques, pastos o restos de cosechas). Las distintas instituciones (IPCC, FAO, EPA entre otras) calculan que la contribución del ganado, así en general, a las emisiones de GEI a nivel mundial representan entre el 7 y el 18 % (según el enfoque utilizado para la cuantificación y el tipo de emisiones estudiadas). Pongámonos en la cifra mayor, que a su vez se tiene que repartir en los gases emitidos por la fermentación del rumen, los que libera el estiércol, los debidos a la producción de pienso y a los cambios en los usos del suelo. 

Me pasa esto mi amiga Margarita, una vaca frisona muy despierta. Resulta que una marca de bebidas vegetales quiere promocionar su producto a base de avena como alternativa a la leche, y utiliza esto del cambio climático como excusa. Lo gracioso del asunto es que contiene ingredientes de lugares más bien alejados entre sí...considerando que el transporte, a nivel global, aporta en torno a un 15% a las emisiones de GEI pues que queréis que os diga, como mínimo estamos igualados.

Vale que la fermentación entérica es prácticamente cosa nuestra y de nuestras primas rumiantes, las cabras y ovejas, ya que en uno de nuestros estómagos tenemos un reactor biológico llenito de bacterias que nos permite aprovechar recursos vegetales vosotros no podéis utilizar como alimento. Al menos, yo no he visto a ningún humano comerse un plato de paja o heno sin rechistar, lo más parecido, el kale. El problema es que esas bacterias, al alimentarse de vegetales ricos en celulosa, pues por cosas de la bioquímica además de nutrientes, también producen metano. Metano que tenemos que liberar mediante discretos eructos y, reconozcámoslo, en cantidades importantes (representa nada menos que el 30% de las emisiones de GEI). Vale que dos tercios de ese metano es responsabilidad vacuna (es lo que tiene ser grande y tener un rumen de unos 100-150 litros de capacidad), pero dejadme recordaros que no somos las únicas especies ganaderas que necesitan ser alimentadas y que producen estiércol (por cierto, el de los cerdos es particularmente complicado de manejar).
 

¿Sabías que según los datos de 2016 del Inventario Español de Emisiones, la agricultura es responsable directa del 11 % de las emisiones de GEI, del cual más de la mitad (un 6 % del total) corresponde a la cría de animales y la gestión de sus deyecciones?
 

Dado que nuestra contribución es importante, no vamos a negar que disminuir parte del metano que emitimos ayudaría y mucho a llegar a los objetivos de emisión que se marcan los países. La buena noticia es que ya se está intentando, y en cierta manera consiguiendo, paradójicamente gracias a la ganadería intensiva, al aumentar el uso de concentrados, es decir pienso basado en cereales, el uso de urea, de probióticos o incluso seleccionando a las bacterias más eficientes. Así que si alguna vez escucháis que una vaca u oveja en extensivo contamina más que una en intensivo...pues lo mismo a más de uno le rompe un mito, pero es cierto. Y es que no es lo mismo una dieta a base de hierba (especialmente si está seca), y brotes que otra de pienso, maíz ensilado y alfalfa. La primera contiene proporcionalmente más celulosa, lo que favorecerá a determinadas bacterias y que estas, por cosas de la bioquímica, produzcan más metano y menos ácidos grasos volátiles que son las moleculillas que realmente nos alimentan.
 

¿ Sabías que un rumiante pierde entre un 2 y 12% de la energía que consume debido al proceso de fermentación que tiene lugar en su rumen?
 

¿Eso quiere decir que habría que quitar todas las vacas de los prados y montes porque contaminan más? Noooooo, de ninguna manera, ya que las vacas (y ovejas y cabras) que vivimos en extensivo contribuimos de otra manera a prevenir y mitigar la acumulación de GEI. Se habla mucho de bosques cuando hablamos de cambio climático, pero olvidamos que los pastos, con esa hierbas que continuamente dejamos al ras, también juegan un papel importante en el secuestro de dióxido de carbono. Eso por no hablar de nuestro importantísimo papel en la prevención de incendios, que si se tomara más en serio evitaría generar una barbaridad de GEI y mantendría a los bosques funcionando.
 

¿Sabías que se ha estimado que los pastos contienen a nivel global 343.000 millones de toneladas de carbono, casi un 50% de lo almacenado en los bosques?
 

Además, las vacas, ovejas y cabras que nos criamos en extensivo ayudamos a conservar no solo la biodiversidad y los paisajes - si, esa bucólica imagen de los verdes prados de montaña no sería igual si no existiéramos - y somos un sustento importante para la población rural. Sin ganaderos y pastores, que cuidan de nosotras y nos llevan de un prado a otro para que los aprovechemos en su mejor momento, nada sería lo mismo. Eso sin olvidar que, en muchas partes del mundo somos casi la única opción posible de tener alimento y cierto patrimonio, ya se sabe "quien tiene una cabra, tiene un tesoro". Cuando se pierde ese medio de vida - y creedme que está en peligro, entre otras cosas por el propio cambio climático - a nuestros humanos no le queda más remedio que irse a la ciudad. Yo no estado nunca en una, pero por lo que cuentan, no deben ser muy sostenibles.
 


El ganado y los ganaderos, con su trabajo y saber hacer, han modelado el paisaje.

 

Últimamente se habla mucho acerca de si los humanos de por aquí coméis mucha carne. Prefiero no hablar de ello porque, aunque asumo que es mi destino y el de mi descendencia, imaginarme convertida en chuletas no me resulta precisamente agradable la verdad. Ese tema se lo dejo a nutricionistas, que os asesoren, yo con esta carta simplemente he intentado daros mi visión, para que tengáis una imagen más completa antes de formaros vuestra propia opinión sobre tan peliagudo asunto.

 

Un afectuoso saludo de ES 09 07 0285 6925 (Lucera para los amigos)
 


Otras entradas que te podrían interesar:
 

No es del blog, pero ESTA ENTRADA resulta muy recomendable y aporta más información sobre el tema.

Desde la Cátedra de Agroecología de la Universidad de Vic han hecho un resumen estupendo de todo lo que aporta la ganadería extensiva.

Para entender mejor como funcionamos los rumiantes te recomiendo que leas esta entrada: LOS CUATRO ESTÓMAGOS DE LA VACA
 

Y para complementar, también puedes leerte estas entradas:
FRENTE A LOS INCENDIOS, GANADO
AGRICULTURA Y CAMBIO CLIMÁTICO, A ESPABILAR TOCA

martes, 14 de mayo de 2019

ANTIBIÓTICOS EN GANADERÍA, ¿TENEMOS QUE PREOCUPARNOS?


Fuente: Pixabay

¿Quién no ha oído decir que la carne, o la leche, está repleta de antibióticos? ¿o que se atiborra a los animales con estas sustancias? Si hasta un político lo dijo en prime time en la televisión hace ya algún tiempo (en aquel programa dedicado a las condiciones de vida de los cerdos, ¿te acuerdas?).

El caso es que el uso de antibióticos es la típica cuestión que provoca alarma entre los consumidores y que forma parte del argumentario básico de vegetarianos y veganos militantes para convencer al resto de lo horripilante que es la producción ganadera industrial.

Pero, ¿realmente es algo de lo que haya que preocuparse?. Pues no y si. Para los que quieran una respuesta rápida os hago un "spoiler": no tiene sentido preocuparse por la presencia de antibióticos en los alimentos (porque no los hay), pero sí que es verdaderamente preocupante el creciente fenómeno de resistencia a los antibióticos. Para los que os interesen las razones, las cuento en esta entrada.

Comencemos pues con varios datos que ilustran la magnitud del problema.

Según un informe del gobierno británico, solo en Europa unos 25.000 pacientes al año mueren por infecciones de bacterias resistentes, y se apunta a que en el año 2050 puedan ser 10 millones en todo el mundo.

La resistencia a antibióticos es lo suficientemente importante como para que la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) se haya puesto seria a la hora de pedir medidas efectivas a los países, para evitar que nos encontremos con situación similar a la era pre-antibióticos.

Y es que la pérdida de eficacia de los antibióticos supone una amenaza importante para la salud pública global, la seguridad alimentaria, la producción animal y en definitiva nuestro modo de vida actual. ¿Te imaginas no poder operarte de las rodillas o tener que pagar el kilo de pollo a precio de oro?. Pues eso.

El fenómeno de la resistencia a antibióticos

Los antibióticos no son una invención humana, estaban presentes cientos de millones de años antes de que el ser humano siquiera asomara las narices por el planeta. Los microorganismos - bacterias, virus, parásitos y hongos - llevan toda su existencia enfrentándose a sustancias que pretenden matarles o frenar su crecimiento. Por tanto, la resistencia a antibióticos es un fenómeno natural que permite a los microorganismos ser menos vulnerables a sustancias producidas por sus "enemigos".

En esta entrada vamos a centrarnos sólo en las bacterias, unos seres fascinantes que no se iban a quedar de cilios cruzados (chiste de biólogo) cuando Alexander Fleming descubrió un arma letal contra ellas. 



Aquí tenemos a Escherichia coli (la causante de muchos dolores de tripa y cistitis) nadando grácilmente, según esta recreación por ordenador en una imagen tomada con microscopio electrónico . Fuente:

Aunque los antibióticos se descubrieron a finales del siglo XIX, no se utilizaron para tratar enfermedades de forma habitual hasta mediados del XX. Pronto descubrió Staphilococcus aureus, la muy cuca, cómo resistir a la penicilina y desde entonces humanos y bacterias comenzamos una carrera interminable en la que nosotros desarrollamos antibióticos y las bacterias encuentran maneras de inutilizarlos.

¿Sabías que ya en 1945 Alexander Fleming advirtió que el uso excesivo de la penicilina ocasionaría la selección de bacterias resistentes?. En 1946 el 14% de las cepas de S. aureus fueron resistentes, en 1950 la resistencia creció al 59%, y en 2014 era del 99%.

Conforme se iban descubriendo nuevas maneras de controlar a más tipos de bacterias el ser humano se creía invencible - imagina el subidón que tiene que dar saber cómo curar enfermedades que hasta ese momento eran letales -. Pero las bacterias tenían, tienen y seguirán teniendo, unos cuantos ases en su genoma que les convierten en "superbacterias" capaces de resistir a los antibióticos que se le pongan por delante.

En este canal de Youtube, la Hiperactina cuenta estupendamente bien los cómo hacen estos bichos para salir inmunes, por si tenéis curiosidad. 



Aquí tienen que quedar claras dos ideas. La primera es que cualquier uso, por mínimo que sea puede dar lugar al desarrollo de resistencias, pero es evidente que si los antibióticos se usan en exceso o de manera incorrecta (dosis o frecuencias inadecuadas, duración excesiva o insuficiente) el proceso se acelera. Justo lo que está ocurriendo.

La segunda idea es que las bacterias no sólo se buscan la manera de resistir sino que son capaces de compartir esos genes con sus colegas, o apropiarse de los de otras bacterias muertas, como el forajido que le quita el revólver a su víctima. Si a esa capacidad de transmitir estos genes de resistencia le sumamos el incremento del comercio y de los viajes por todo el mundo, no resulta raro encontrar bacterias en una isla del ártico con genes de resistencia que desarrollaron unas bacterias en Nueva Delhi.


El uso de antibióticos en medicina humana

Se podría hablar largo y tendido sobre el desconocimiento de la población de sobre uso correcto de los antibióticos, de las campañas de concienciación cada vez más frecuentes o del kit de detección para S. aureus que utilizó el pediatra cuando llevé a mi hijo por dolor de garganta (hace un tiempo me hubieran recetado el antibiótico, por si acaso). También podría hablar de las tristemente habituales infecciones nosocomiales, esas que se contraen en hospitales, lugares que se convierten en una especie de isla de Fortnite donde las bacterias acaparan recursos en forma de genes para sobrevivir.

 

Aquí os presento a Streptococcus aureus, habitante de nuestro organismo capaz de liarla bien parda cuando nos pilla con las defensas bajas.Fuente.
 
Pero como esto es un blog de cosas de campo y de alimentos, voy a centrarme en algo que preocupa bastante a los consumidores actuales:

El uso de antibióticos en ganadería

Vayamos por partes. Al igual que pasó con el mito de los pollos hormonados, el hecho en sí de que se utilicen antibióticos en ganadería es completamente cierto. Eso sí, voy a daros unas cuantas explicaciones para vuestra tranquilidad y mayor criterio a la hora de comprar.

Comencemos por los antecedentes. En las primeras décadas del siglo XX, cuando comienza a generalizarse el uso de antibióticos en medicina humana, ocurre lo mismo en ganadería. En seguida se advirtieron dos efectos inesperados de su uso: administrados en dosis subterapéuticas (sin intención ni efectos curativos), favorecían el crecimiento de los animales y prevenían infecciones, lo cual era especialmente útil para satisfacer la creciente demanda de carne de aquella época. De esta manera surgieron los promotores del crecimiento, que se han estado utilizando de forma generalizada desde entonces.

Las consecuencias no se hicieron esperar y se comenzó a tomar medidas. Entre 1997 y 1999 la Unión Europea prohibió cinco sustancias que se habían utilizado durante años como promotores. Pero no fue hasta 2006 cuando la UE prohíbe definitivamente el uso de antibióticos como promotores del crecimiento.
 

Eso significa que, en la actualidad no se pueden utilizar antibióticos para el engorde de los animales. Su uso está restringido al tratamiento de enfermedades y se hará siempre bajo prescripción veterinaria. Cuando se utilizan es obligatorio respetar un tiempo de espera antes del sacrificio para que los animales metabolicen esos medicamentos, y de esta manera no queden residuos en los alimentos en cantidades que pudieran afectar a la salud. Para comprobar que se cumple la legislación, en los mataderos se realizan controles rutinarios, y si hubiera un animal que de positivo se retira del proceso. En el caso de las gallinas ponedoras o las vacas lecheras ocurre algo similar: la producción de los animales tratados se separa y elimina para que no entre en la cadena de suministro.

Esto es algo que ocurre muy pocas veces, tal como muestran los informes que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publica cada año acerca de los residuos de medicamentos en alimentos de origen animal. En 2016, tras analizar unas 106.121 muestras de multitud de diversos tipos de alimentos de origen animal en busca de antibióticos, tan sólo 180 (0.17%) no cumplían los requisitos legales.

Entonces no se pueden utilizar antibióticos para hacer crecer a los bichos...pero habrá que curarlos si se ponen malos. Así, cuando se observan síntomas clínicos de la enfermedad, se recurre al uso terapéutico del antibiótico solo en el animal o en un grupo de animales que muestran dichos síntomas.

Pero, queramos o no, en una granja, con tanto animal conviviendo en el mismo espacio, las probabilidades de que las bacterias hagan de las suyas son bastante altas. Y así es como llegamos a los usos profiláctico y metafiláctico de antibióticos, que es donde actualmente está la madre del cordero.
 

El uso profiláctico se hace en un animal o grupo de animales sanos con el objetivo de prevenir una infección. Como hay que respetar obligatoriamente el periodo de retirada, esto supone retener a los animales varios días de más o tirar a la basura miles de huevos o una cisterna entera de leche, en cualquier caso una importante pérdida de dinero para el productor. Un buen ganadero normalmente sólo recurre al uso profiláctico en momentos muy concretos; por ejemplo durante el destete de los lechones, cuando son más propensos a contraer enfermedades bacterianas. De todas maneras la mayor parte del consumo de antimicrobianos se debe a este uso profiláctico, que muy posiblemente tenga los días contados. El Parlamento Europeo quiere limitarlo a casos plenamente justificados por un veterinario, cuando exista un alto riesgo de infección con graves consecuencias.

Pero todos sabemos (o deberíamos saber) que los tratamientos con antibióticos hay que tomárselos en serio, respetando las tomas, sin terminarlos antes de tiempo y esas cosas. Imagina ahora que eres ganadero y se te ponen malos dos cerdos de un grupo de 10 que viven en una nave con 90 congéneres. Y seguro que por experiencia sabes que, al igual que ocurre con los críos en la guardería, en cuanto cae uno van los demás detrás. ¿Cómo evitar semejante catástrofe?, pues recurriendo al uso metafiláctico, es decir tratando a todos los que conviven con el enfermo, aun asumiendo que habrá algunos individuos que realmente no necesiten ese tratamiento.



Los animales grandes  se pueden apartar en un corral o atender individualmente.Fuente: Editorial Agrícola.
 
...que a todos estos pollos si estuvieran potencialmente infectados. La manera más eficiente es mezclar los medicamentos en el agua de bebida o en el pienso, pero ¿y si el/los pollos enfermos no tienen sed o pierden el apetito y no ingieren la cantidad necesaria de antibiótico?. Fuente: Editorial Agrícola.

Depende del tipo, y del tamaño, de la granja será más fácil acotar el tratamiento a los animales infectados y a los que conviven con ellos: no es lo mismo un cebadero de terneros o una granja de leche que una granja de pollos, gallinas de puesta o conejos. Existe además el concepto de "presión infecciosa", que no se puede rebajar con tratamientos individuales - ya que los diferentes individuos normalmente se encuentran en diferentes estadios de la propia enfermedad (el "efecto guardería" de antes)- y sólo se consigue controlar mediante tratamientos generales "en sábana".

Como veis, es un tema complejo, cada vez más regulado y en el que se lleva estudiando y buscando soluciones desde hace ya tiempo. Por esta razón, titulares como este  "España atiborra al ganado con antibióticos" daña mucho al sector y confunde al personal. Cierto es que España es, justo después de Chipre, el país de la EU que más antibióticos usa en ganadería, pero ese "atiborra" sugiere una imagen de animales tomando antibióticos a patas, picos y hocicos llenos; dando una sensación de descontrol que no se ajusta a la realidad. Ahora veremos por qué.



No hemos hablado de cría de peces, pero en este sector también recurre a estas sustancias. Según la FAO, el 70-80 % de los antibióticos que se administran a los peces son excretados al agua y se difunden con rapidez en los sistemas acuáticos. Fuente imagen.


 

¿Cómo se controla su uso desde las administraciones?

Para combatir el desarrollo de resistencias es imprescindible que todos los países trabajen juntos, algo que desgraciadamente todavía no ocurre. Por ejemplo, según un informe de la propia agencia estadounidense de Administración de Alimentos y Medicamentos, en este país el 80% de todos los antibióticos se utilizan en ganadería, a pesar de las voces de alerta en ese país.

La UE se lo está tomando más en serio, aunque cada país lo hace a su manera. Para disponer de la información necesaria que permita tomar medidas concretas se puso en marcha en 2009 el proyecto Esvac (European Surveillance of Veterinary Antimicrobial Consumption), que consiste en la recogida y evaluación de datos sobre la venta y el consumo de medicamentos veterinarios que contengan en su composición antibióticos como principio activo.



En esta página interactiva puedes ver cómo está el tema de las resistencias en la UE.

Aunque España se sitúe en el furgón de cola no significa que se haya cruzado de brazos. Nos incorporamos a ESVAC en 2011, y en 2014 comenzó el Plan nacional de lucha frente a resistencias a los antibióticos (PRAN) que ha conseguido un 14% de reducción en su consumo. Recientemente se ha dado un paso fundamental que permitirá tomar medidas más eficaces, la Receta electrónica.

Mediante este sistema, el veterinario (es el único profesional sanitario que puede prescribir medicamentos en una ganadería) tiene que comunicar los datos de las recetas que contengan antibióticos o piensos medicamentosos a la base de datos creada por el Ministerio de Agricultura denominada PresVet. Al enviar datos importantes como la explotación o el tipo de antibiótico que se prescribió, se podrá tener una mejor imagen de los medicamentos se consumen en cada zona de España, a dónde se mueven y en qué tipo de explotaciones se utilizan. Y es que hasta ahora solo se disponía de los datos que daban las empresas farmacéuticas en base a sus ventas.

Gracias a los datos que aporte este sistema será más sencillo evaluar las resistencias que puedan ir surgiendo vinculadas al consumo de antibióticos. Pero además supone una herramienta más de control para las autoridades sanitarias competentes, que podrán vigilar la entrada de animales o sus productos en la cadena de alimentación (periodo de supresión y uso de productos autorizados para cada especie).

 

A veces el veterinario necesita saber con exactitud qué bacteria está causando la infección, e incluso si ya es resistente a antibióticos. Esto es un test sensibilidad frente a antibióticos de un cultivo de Staphylococcus. Los puntos son pequeños discos impregnados de distintos antibióticos, cuanto más grande es el círculo de alrededor, más sensible es la bacteria a esa sustancia en concreto. Uno de los retos es ser capaz de desarrollar test rápidos que puedan hacerse en la misma granja. Fuente.


El caso de la colistina. Una razón para el optimismo.

La colistina se utiliza en humanos como último recurso frente a enterobacterias (como las conocidas Salmonella o E. coli) que se muestran resistentes frente a otros antibióticos. Si perdemos este arma, tenemos un grave problema ya que hay patologías para las que no existe otra alternativa terapéutica.

Hasta hace poco tiempo el veterinario podía utilizar este producto cuando sospechaba que eran estas bacterias las estuvieran dando problemas en la granja, particularmente en granjas de pollo de carne y de porcino. Pero se descubrió que algunas enterobacterias ya disponen de un gen, el mcr-1, que les protege frente a la colistina y que lo han ido compartiendo entre colegas de medio mundo, ya que se ha aislado en China, varios países de la UE (entre ellos España y Portugal) y en EE.UU.

Este descubrimiento ha sido un importante toque de atención al sector, que se está poniendo las pilas para llegar a las cifras que pide la UE:  5mg/PCU - partimos de 37mg/ PCU y el objetivo final es llegar a 1mg. (Holanda y Dinamarca ya lo han conseguido). Para ello, obviamente este medicamento ya no se puede utilizar como profiláctico, y en caso de recurrir al tratamiento, hay que confirmar primero que efectivamente es E. coli la causante de la infección, y que no es resistente a este antibiótico. También se ha desarrollado el Programa REDUCE Colistina al que se han unido de manera voluntaria la propia industria farmacéutica, asociaciones de veterinarios, productores de piensos y empresas ganaderas para llegar a esos 5 mg en la cría de cerdos. Los sectores avícola, cunícola y bovino están dando los primeros pasos para tener también su propio programa Reduce.



Cartel divulgativo del PRAN dirigido a los ganaderos de porcino. Fuente.

¿Y cómo se puede disminuir su uso en las granjas?

Después de todo lo contado, no resulta descabellado pensar que en un futuro quizás más próximo de lo deseable no se pueda recurrir al uso de muchos antibióticos en ganadería. Bien porque lo acabe prohibiendo la Unión Europea o porque directamente a las bacterias ya no les hagan ni cosquillas. La buena noticia es que actualmente hay diversas alternativas y medidas para retrasar o incluso evitar ese apocalíptico escenario.

Lo primero y lo más lógico es reforzar aún más las medidas de prevención en la propia granja (bioseguridad, mayor higiene, mejora en la alimentación, densidad apropiada de animales, control de la temperatura, la humedad y la calidad del aire interior, etc.).


Las granjas intensivas más modernas permiten al visitante ver cómo viven los animales....eso sí a través de un cristal. La bioseguridad es lo primero y dentro sólo pueden pasar los trabajadores, el dueño y el veterinario.


Lo segundo es reforzar la resistencia de los propios animales, mediante el uso de autovacunas o incluso recurriendo a programas de mejora genética que sean capaces de identificar a los animales con mayor inmunidad natural

Por último, se está investigando en otras sustancias que ayuden a los animales en la lucha contra las bacterias patógenas. Tenemos probióticos (preparaciones de microorganismos que contribuyen al equilibrio de la flora intestinal,  potencian el sistema inmunológico e inhiben el crecimiento de bacterias patógenas), prebióticos (fibras vegetales específicas que sirven de alimento y por tanto estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino) , ácidos orgánicos para el destete de los lechones (al acidificar el alimento se evita el crecimiento bacteriano y mejorar su digestibilidad) e incluso extractos de plantas seleccionadas entre otras cosas por sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas.


Epílogo

Si habéis llegado hasta aquí, enhorabuena y gracias por vuestra paciencia. Espero que esta entrada haya servido para entender que lo único que tiene que preocuparnos es la pérdida de efectividad de los antibióticos (que no es poca cosa), ya que su presencia en alimentos es anecdótica gracias a que están muy controlados.

¿Que qué podemos hacer como consumidores? Por lo pronto podemos estar razonablemente tranquilos de saber que se está trabajando en la reducción del uso y que existen alternativas. Como sé que a más de uno no le parecerá suficiente, siempre se puede investigar sobre las marcas de productos que apuestan por reducir el uso de antibióticos, optar por productos procedentes de ganadería extensiva que a priori requiere menos uso de antibióticos o directamente de ganadería ecológica cuya norma de producción solo permite su uso terapéutico.

Por cierto, muchas gracias a Alejandro Giménez Iranzo, por la valiosa información que me aportó sobre el uso de antibióticos en granjas hace ya mucho tiempo.


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