Con la llegada del otoño empiezan a
apetecer guisos y cosas calentitas. Y a la hora de buscar ingredientes, ¿qué
mejor que unas baratas y versátiles patatas?
Las patatas “harinosas” concentran más almidón, empaquetado en gránulos dentro sus células. Cuando se calientan, las células tienden a hincharse y separarse unas de otras, liberando el almidón. Estas patatas son perfectas para freír, asar al horno (tardan menos en hacerse), guisar (espesan el caldo) o hacer puré.
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Las patatas normalmente se cultivan en caballones, ¿sabes lo que son?, si no tienes ni idea mira esta entrada: ABECEAGRARIO: CABALLÓN
La patata es de los pocos cultivos de consumo humano que tiene una versión transgénica, aunque no se comercializa actualmente. En la entrada ¿CUALES SON LOS PRINCIPALES CULTIVOS TRANSGÉNICOS? te lo cuento.
Existe una historia muy curiosa que tiene que ver con esas patatas que nos vienen del norte de Europa. Te lo cuento en LA COSECHA DE HIERRO.
Para ser sinceros, llevaba tiempo con ganas
de hablar de las patatas; pero hay tanto por contar que tendré que hacerlo por
entregas para no aburrir al personal. Y para abrir boca, comenzaré por descubrir
la enorme variedad de patatas, desconocida para muchos de nosotros.
Con ustedes, doña Patata.
Antes que nada unos datillos que revelan su
tremenda importancia en la alimentación humana. Y es que, la humilde patata que
nosotros vemos como un básico en la lista de la compra aunque "peligrosamente”
cargada de carbohidratos, aporta tal cantidad de energía y vitaminas que se
considera un elemento fundamental para la
seguridad alimentaria de millones de personas en Suramérica, África y Asia.
¿Sabías
que la patata es, de lejos, el cultivo no cereal más importante en el mundo?.
Incluso incluyendo a los cereales, solo tres especies (maíz, arroz y trigo) se
cultivan más que la patata.
Este
tubérculo se cultiva en 100 países de todo el mundo (de 198 reconocidos por la
ONU). Posiblemente ayude que la planta de la patata puede crecer desde el nivel
del mar hasta los 4.700 metros sobre el nivel del mar y desde el extremo sur de
Chile hasta Groenlandia.
Según
el Centro internacional de la Patata (CIP), una hectárea de patata puede dar de dos a cuatro veces más cantidad de
alimento que los cultivos de grano. Las patatas producen más cantidad de
alimento por unidad de agua que cualquier otro cultivo importante y son cerca
de siete veces más eficientes en su uso que los cereales. Así que si te
preocupa la huella hídrica de tu alimentación, ya sabes, come más patata y
menos maíz.
Perú y Bolivia poseen la mayor diversidad de variedades cultivadas. Fuente: INIAP/ www.croptrust.org. |
Nuestro mundo
patatero, solo en blanco y marrón.
La patata (Solanum tuberosum) pertenece a la familia de las solanáceas, la
misma que tomates y berenjenas. Se originó y fue domesticada en la cordillera
de los Andes. De allí proceden la mayoría de las 4.000 variedades de patatas
nativas, con tamaños, colores y formas de lo más variado.
Existen también cerca de 180 parientes
silvestres de la patata, pero son demasiado amargos para comérselos. Es muy
importante conservarlos como reserva de biodiversidad ya que poseen genes que
aportan resistencia a enfermedades, ataques de insectos o a condiciones
climáticas adversas, necesarios en la mejora genética de las patatas.
Sin embargo,
el universo patatero que encontramos en el mercado casi se reduce en patatas
para cocer o para freír, de piel marrón o rojiza, carne blanca o amarilla, y
con suerte cachelos gallegos. Menos mal que tenemos cerca a las Islas Canarias
con su tremenda variedad de papas, directamente emparentadas con aquellas que
vinieron de América allá por el siglo XVI.
Estos chips me atraen mucho más que las patatas fritas a los mil sabores que tenemos por aquí. Fuente: www.cipotato.org |
Usos de las patatas: en el almidón está la clave.
En España se cultivan hasta 150
variedades, cada una con distintas características: color y textura de piel y carne, número de “ojos”, forma del
tubérculo, aptitudes culinarias, productividad, precocidad de la brotación,
resistencia a plagas y enfermedades entre otros.
Estas características
determinan su uso posterior, no solo en la cocina sino también en la industria (la
patata está presente en alimentos procesados, medicinas, pegamentos, etanol,
etc.). La mayoría de esas aptitudes se deben a la proporción de agua y almidón
que contiene, su composición química y cómo se almacena dentro de la célula.
Desde el punto de vista culinario hay dos tipos principales de
patatas, las harinosas y las céreas.
Las patatas “céreas”, tienen más proporción de agua y azúcares sueltos que de almidón. Por eso,
al cocinarse tienden a compactarse y la patata mantiene su forma
con mayor facilidad, lo que las hace más aptas para preparaciones con patata
cocida que no queremos que se deshaga, como una ensaladas.
No interesan para freír, ya que los azúcares libres son responsables de ese feo
color parduzco que aparece a veces.
Las patatas “harinosas” concentran más almidón, empaquetado en gránulos dentro sus células. Cuando se calientan, las células tienden a hincharse y separarse unas de otras, liberando el almidón. Estas patatas son perfectas para freír, asar al horno (tardan menos en hacerse), guisar (espesan el caldo) o hacer puré.
La patata de la variedad Monalisa (semitemprana) es la más versátil del mercado. Fuente: Wikimedia/Spedona. |
La patata también es un producto de temporada.
Uno de los
criterios más empleados para clasificar las patatas es su ciclo de cultivo, es
decir, desde que se siembran hasta que están listas para recogerse. Puede ser de
noventa a doscientos días y da lugar a cuatro tipos básicos de patata:
- Precoces o extratempranas (90 días). Se cultivan en zonas de clima cálido y se cosechan entre enero y abril. Pequeñas y delicadas, son ideales para cocer. No conviene comprar muchas porque se conservan mal. Difíciles de encontrar porque su cultivo es limitado y casi todas se exportan.
- Semitempranas (entre 90 y 120 días). Se cosechan entre abril y junio.
A estos dos primeros tipos, que
normalmente se cosechan cuando la planta está verde y el tubérculo aún
inmaduro, se les llama “patata nueva”.
Se identifican con facilidad, cuando al tocarlas la piel se levanta sin apenas
resistencia y al freírlas permanece su color casi blanco. Como no han tenido
tiempo de acumular mucho almidón suelen entrar en el grupo de las patatas
céreas.
- De media estación o semitardías (entre 120 y 150 días). Se cosechan entre junio y septiembre.
- Tardías (entre 150 y 200 días). Se cosechan hasta enero. Son las que mejor se conservan, ya que al cosecharlas cuando la planta prácticamente ya se ha secado el tubérculo está preparado para pasar el invierno bajo tierra.
En España la mayoría de patatas en el mercado
pertenecen a estos dos últimos tipos.
Algunos ejemplos de patatas de
media estación. Fuente: MAGRAMA/www.alimentación.es |
Así, España, aunque no es un gran productor
de patatas en UE, si puede presumir de hacerlo prácticamente durante todo el
año. Sin embargo, el cultivo de la patata no pasa precisamente por un buen
momento. La superficie sembrada a nivel nacional ha caído de 257.000 a 70.000
hectáreas en 20 años, a pesar de que hemos ido aumentando la productividad hasta
alcanzar las 30 toneladas por hectárea (países mas patateros como Alemania,
Polonia, Holanda o Francia tienen medias de 40 t/ha).
Patatas de ida y vuelta
Lo lógico sería que, en España, el cultivo de la
patata fuera rentable y estuviera
asentado; tiene los climas necesarios para ofrecer al consumidor una patata
buena y de temporada durante prácticamente todo el año, y esta no deja de ser
un alimento básico. Pues resulta que no ocurre así.
En primer
lugar porque se trata de un cultivo delicado y poco rentable, que los
agricultores venden a bajo precio (0,126 – 0,198 €/Kg), a veces por
debajo de los costes de
producción, que de por sí son elevados (0,122 – 0,192 €/kg) (Datos tomados del Estudio de la cadena de valor y formación de precios del MAGRAMA). Las patatas extratempranas
y las tempranas se suelen exportar, porque aparte de su gran calidad, no tienen
competidores en esa época del año en el norte de Europa. Es además un mercado
no regulado, en el que los precios oscilan de un año para otro y en el que
intervienen numerosos intermediarios. Si se encadenan varios años con márgenes
de beneficio tan escasos, la respuesta del agricultor es esperable: apaga y vámonos.
Lo gracioso, o triste, según se mire, es
que esas mismas
patatas españolas que no acabaron de comerse nuestros vecinos europeos, se almacenan
durante unos meses en cámaras junto con otras de calidad inferior y diversa
procedencia. Durante el almacenado,
aun en las mejores condiciones la patata va perdiendo calidad. No olvidemos
que, en el fondo es un trozo de una planta que se mantiene vivo, latente, pero
vivo. Y como consecuencia de ello, su interior va perdiendo agua y el almidón
va transformándose en azúcares simples, factores que conducen al desastre a la
hora de freírlas. En otras palabras, lo que era una patata estupenda nada más
cosecharla se ha convertido en un producto de segunda.
Y, cosas de la vida y de los negocios, esa
patata de segunda vuelve de nuevo a su tierra justo cuando aquí ya
prácticamente ha acabado la campaña de recolección de las patatas de estación y
las tardías. Como se trata de un producto básico en la cesta de la compra, se
ofrece a precios a precios muy bajos o incluso se utiliza como producto reclamo
(ya lo vimos con el pollo). Aún así, los beneficios que se obtienen compensan
los costes del viaje de ida y vuelta y del almacenaje.
¿Y los consumidores
españoles no nos damos cuenta? Pues al parecer no. Vale que no somos precisamente expertos en patatas, pero es que nos la cuelan
muy bien. Son patatas con aspecto limpio,
ya que se lavan y se venden como “patata lavada”, y acostumbrados
como estamos a juzgar por el aspecto exterior, caemos como chinos al comprar unas
patatas viejas, con viajecito por Europa y alojamiento en cámara frigorífica
incluidos, creyendo que estamos ante una ganga.
Para terminar, un consejo,
buscad la información en el envase: variedad, zona de producción, fecha de
caducidad, fecha de envasado, y sobre todo, fecha de la cosecha. En las patatas
a granel, ¡cuidado!, sobre todo en lugares donde la única información
disponible la proporciona un escueto cartel a menudo hasta engañoso.
Seamos sinceros, ante una patata barata y con aspecto limpio y perfecto, ¿quién no caería?. |
No podemos olvidarnos de las
patatas con distintivo de calidad, que aunque no creo que estén las economías
para comprarlas a menudo. Tenemos dos Indicaciones Geográficas Protegidas, la “Patata de Galicia” y la “Patata
de Prades” y una Denominación de Origen Protegida,
las "Papas antiguas de Canarias". Ambas IGP comercializan la variedad Kennebeck que es una
patata de estación también todo-terreno. Para hablar de las papas canarias,
casi haría falta otra entrada entera.
Nota: después de haber
intentado documentarme sobre variedades de patata, cuales son buenas para una
cosa u otra, apenas he conseguido aclararme un poco, ya que la información de
distintas fuentes a menudo se contradice. Por esta razón he evitado mencionar
variedades. Sin embargo, puestos a recomendar, quizás sea la página de Mercado Calabajío la que más
me ha convencido, por completa y coherente. En esta entrada de El Comidista también puedes encontrar un buen resumen, hecho desde un punto de vista más gastronómico.
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La patata es de los pocos cultivos de consumo humano que tiene una versión transgénica, aunque no se comercializa actualmente. En la entrada ¿CUALES SON LOS PRINCIPALES CULTIVOS TRANSGÉNICOS? te lo cuento.
Existe una historia muy curiosa que tiene que ver con esas patatas que nos vienen del norte de Europa. Te lo cuento en LA COSECHA DE HIERRO.
EL MUNDO MULTICOLOR DE LAS VARIEDADES DE PATATAS
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Oleh
conocer la agricultura
2 comentarios
Tulis comentariosBuenas! he llegado a tu entrada a través de la del comidista, me ha parecido muy interesante, pero tengo una duda, de las variedades que más se ven por aquí, como pueden ser la Monalisa, la Red Pontiac, la Kennebec y la Spunta (por ejemplo). Cuáles son de recolección temprana, semitardía y de conservación? supongo que podrán recogerse en distintos momentos, pero habrá una tendencia no?
ReplyMuchas gracias espero tu respuesta!!
¡¡ Perdon por no contestar antes !! No he visto el aviso hasta ahora.
ReplyBueno, vamos al grano. Como comento en la entrada, me volví un poco loca respecto a los usos de cada variedad porque en cada lado dicen una cosa, y por lo que veo ocurre lo mismo con las fechas de siembra y recolección.
Para contestarte, lo ideal sería buscarlo en un libro técnico sobre el cultivo de la patata, pero no tengo ninguno a mano. Asi que he buscado en varios sitios y en resumen te puedo decir que Kennebec y Mona lisa pueden ser de media estación o tardias, mientras que Red Pontiac y Spunta son tardías. No soy experta en el tema, pero sospecho que la variación en cuanto a la fecha de siembra/recolección está muy relacionada con la geografía, probablemente para una misma variedad las fechas varien según si se cultivan en Andalucia o Castilla León.
Aquí te dejo las páginas consultadas por si encuentras info adicional.
http://www.infoagro.com/hortalizas/patata.htm
http://www.redagrotec.eu/sites/default/files/SIEMBRA%20DE%20LA%20PATATA.pdf
http://www.itacyl.es/opencms_wf/opencms/system/modules/es.jcyl.ita.extranet/elements/galleries/galeria_downloads/ENSAYOS_PATATA_2005_WEB.pdf
Un saludo y gracias por tu participación.