Cada día están más de moda. Seguro que ya los has visto en el mercado, que algún familiar o amigo te ha hablado de ellos porque los compra hasta para su mascota. Son tan populares que ya hay quien los pone "verdes" (curiosa paradoja del lenguaje). Pero, ¿que son realmente los productos ecológicos? y ¿qué se puede esperar realmente de ellos?.
Sus orígenes
La producción ecológica surgió la década
de los 60-70 del pasado siglo como una filosofía de producción agrícola y
ganadera alternativa a la agricultura intensiva que había nacido gracias a la
"Revolución Verde", desarrollada más o menos en la misma época.
Una de las cosas que más se le achacan a la AE es la incoherencia. ¿Son incoherentes los productores, los consumidores o el sistema entero? Esto da para un largo debate. Fuente. |
Mensajes que confunden
Por si fuera poco han aparecido otros
conceptos que se unen a la moda "eco" - "natural",
"artesano", "tradicional", "slow food", "de
temporada", "Km0" - términos que yo ahora mismo no sabría muy bien
cómo definir ni cuáles son sus límites. Así, a la falta de información del
consumidor se le suma la desinformación que aportan promotores, detractores,
industria alimentaria en general y medios de comunicación. La consecuencia:
tenemos un lío de narices.
La buena noticia es que la producción
ecológica tiene al menos una legislación detrás, que dice lo que es y lo que no
es un producto ecológico y, sobre todo, especifica cómo ha de producirse. Aunque
esta legislación puede ser muy distinta según los países.
Las bases de la producción ecológica en
Europa
En la Unión Europea sólo puede venderse
como producto ecológico aquel obtenido o elaborado según la normativa al
respecto (puedes ver el enlace al final de la entrada). Esta normativa se basa
en una serie de principios que responden a una filosofía de producción agrícola
y ganadera en armonía con la naturaleza.
- No utilización de productos químicos de síntesis: abonos inorgánicos, productos fitosanitarios (insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc.) y antibióticos.
- Producción vegetal basada en el fomento
de la fertilidad del suelo, la elección de especies y variedades adaptadas a
las condiciones locales y la rotación de cultivos, entre otras técnicas
agrícolas.
- Producción ganadera vinculada al suelo y en la que prima la prevención de enfermedades frente a la productividad (ojo, son solo prioridades, no se excluyen entre sí). Se consigue mediante la elección de razas ganaderas autóctonas (aunque no es obligatorio recurrir a ellas), y el control de la carga ganadera entre otras prácticas de manejo de los animales.
- No utilización de organismos genéticamente modificados.
- Procurar un alto grado de bienestar animal en los animales de granja.
- Restricción al mínimo de aditivos alimentarios en los productos transformados.
La carga ganadera nos indica el número de animales que pueden alimentarse en una hectárea de terreno. |
Los alimentos producidos bajo la normativa europea de producción ecológica se identifican por el logo comunitario y el correspondiente al organismo de control de cada país. En España, la tarea recae en los Consejos o Comités de Agricultura Ecológica de cada Comunidad Autónoma. Fuente. |
Leyendo el Reglamento de producción
ecológica da la sensación de que parten de una granja ideal y arquetípica
actualmente en extinción: un amplio territorio que alberga diversas producciones
animales y vegetales y que funciona como un ciclo cerrado (el ganado se
alimenta de lo que produce el terreno y a su vez lo fertiliza aportando el
estiércol como abono). Es como una vuelta al pasado pero no del todo; se trata
de producir alimentos como se hacía hace menos de un siglo, pero con los
recursos, condicionantes y normativa existentes en la actualidad. Conseguir
esto al 100% es francamente complicado, por lo que la propia normativa
contempla excepciones para que los productores no mueran en el intento.
Dicho esto, habrá productores que se
ciñan exclusivamente a la normativa y sus excepciones para conseguir el ansiado
logo que les permita posicionarse en el mercado. Otros con conocimiento,
experiencia, y sobre todo mucha vocación intentan trabajar con la naturaleza hasta
donde la realidad les permite.
Mito nº1. Son productos más sanos y
naturales, porque no tienen "químicos"
Dicho así literalmente es falso, cosas de
la quimiofobia actual, imagino.
En la naturaleza hay productos químicos
por todas partes: desde el agua, el oxigeno y el dióxido de carbono y las sales
minerales que utilizan las plantas para vivir, hasta las moléculas que le dan
ese olor y sabor inconfundible al tomate recién cortado o al pan recién hecho.
Sean ecológicos o no.
Así, aunque me fastidie, vamos a asumir
que "químicos" es una manera corta referirse a los "productos
químicos de síntesis" antes citados. Que sea bueno o malo que existan
estos "químicos" en nuestra comida ya es cuestión de la confianza que
tengamos en la ciencia y en las autoridades de control. Pero dejadme que os
cuente tres cosillas.
La agricultura convencional utiliza
fitosanitarios sintéticos, cuando la situación lo requiere y en la cantidad
mínima imprescindible. De tal manera que, una vez el alimento llega al
consumidor si queda algún residuo de estos productos nunca supera los límites (LMR
o límite máximo de residuos) que se han establecido como inocuos para la salud
humana.
Natural no significa "inocuo". En
la naturaleza existen sustancias tóxicas: ya sean minerales o fabricadas por
plantas (la cafeína o la nicotina por ejemplo), animales o microorganismos principalmente
para defenderse. La agricultura ecológica utiliza algunas, pero ha de respetar
igualmente su LMR aprobado o las limitaciones de uso. Por cierto, a menudo se
menciona a una de estas sustancias, la rotenona, para "atacar" a la
producción ecológica: que sepáis que está prohibida en la Unión Europea pero no
en Estados Unidos.
Por último, en la ganadería convencional NO
está permitido el uso sistemático de antibióticos, sólo por prescripción
veterinaria y cuando resulte necesario. Justo igual que en ganadería ecológica,
que no es cuestión de que el animal sufra o se muera pudiendo evitarlo.
Mito nº2. Son productos que ayudan a proteger el medio
ambiente
En general sí que es cierto.
Considerando que la filosofía de la
agricultura ecológica busca una producción en armonía con la naturaleza (utilizar
recursos renovables, limitar la erosión del suelo y favorecer su fertilidad,
fomentar la biodiversidad tanto cultivada como silvestre, etc...) resulta obvio
que al medio ambiente le viene bien que consumamos productos ecológicos.
Un contraargumento habitual es que, al ser la AE
menos productiva tendría que ocupar más tierras vírgenes para equipararse a la
convencional. Aun estando de acuerdo con lo de la productividad, permitidme dudar
de ello. Si tuviera que buscar a los culpables de la deforestación de
selvas tropicales en la actualidad, apuntaría antes a la producción de soja
para piensos o de aceite de palma que a los productores orgánicos.
Otra certera visión de las contradicciones del mundo actual y del "eco" en particular. Fuente |
Mito nº 3. Son productos libres de transgénicos
Realmente no es un mito. Como hemos visto
es uno de los pilares de la filosofía de producción ecológica.
Mito nº 4. Son alimentos más nutritivos y
más sabrosos
Respecto a la calidad nutricional de los
alimentos ecológicos hay mucha controversia al respecto: existen estudios
científicos que afirman que los alimentos ecológicos no son especialmente más
nutritivos y otros que afirman justo lo contrario. En resumen: no existe
evidencia científica de ello.
Respecto al sabor, es más subjetivo aún y
que yo sepa tampoco hay consenso científico. Como consumidora ocasional de
productos ecológicos a veces noto diferencias y a veces no.
Buscar los alimentos de temporada suele ser el camino más corto para encontrar su sabor propio. Sean ecológicos o convencionales. Fuente |
Una de las consecuencias de producir
plantas y animales de manera ecológica es que crecen más lentamente. Utilizar
abonos orgánicos, recurrir a razas y variedades autóctonas, alimentar en base a
pasto en vez de pienso...son técnicas de manejo que no consiguen crecimientos exprés
pero ayudan a conseguir alimentos como mínimo más sabrosos (es complicado
explicar los porqués).
Pero ojo, todos estos manejos no son
patrimonio exclusivo de la producción ecológica. Realmente es una cuestión de
productores que miman sus productos. Convencionales o ecológicos.
Un buen ejemplo de producto cuidado (que estaba bastante bueno, por cierto) pero que cae en la quimiofobia. |
Mito nº 5. La Agricultura Ecológica no
puede alimentar al mundo
Pues no, ni de coña; pero la convencional
tampoco lo está consiguiendo. Incluso nos permitimos el lujo de despilfarrar
cantidades enormes de comida.
Soy de la opinión de que si realmente se
quiere alimentar a TODO mundo, habrá que trabajar primero en la equidad al
acceso a los alimentos, o a la tierra para producirlos.
Creo que la agricultura ecológica difícilmente
puede competir con la convencional, pero eso no significa que tengan que ser
enemigas. Ambos sistemas de producción pueden ser complementarios, aprender y
beneficiarse el uno del otro.
Las trampas cromáticas para el control de plagas las utilizan la agricultura convencional, la producción integrada y la producción ecológica.Fuente
|
Espero haber aportado una visión imparcial en esta eterna guerra que mantienen los defensores más
acérrimos tanto de la agricultura convencional como de la ecológica.
Para hacer esta entrada he utilizado:
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Oleh
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