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martes, 5 de diciembre de 2017

ABECEAGRARIO: HERBICIDA

Entiendo que, para muchos, los herbicidas se consideran "esas porquerías químicas que se echan en los cultivos". No voy a negarlo, efectivamente son sustancias químicas que pueden resultar tóxicas para las plantas u otros seres vivos si no se toman las adecuadas precauciones de uso; de la misma manera que tenemos cuidado en casa de no juntar lejía con amoniaco, utilizamos el aguarrás en lugares ventilados y, espero, no tiramos el aceite usado por el desagüe.
¿ Sabías que la mayoría de los herbicidas son muy poco tóxicos para los mamíferos? Muchos de los compuestos son incluso mucho menos tóxicos que productos de consumo habitual como la aspirina, la cafeína o incluso la sal común.

Aplicación de herbicida en un campo de maíz. Fuente: Syngenta.

Pero, aprovechando que ahora se habla tanto del famoso glifosato, pretendo ofreceros una perspectiva más amplia (sin pasarme, claro) de los herbicidas en general, para que entendáis cuándo, cómo y por qué se utilizan. Lógicamente hablaré del glifosato, porque es muy utilizado y porque seguro que querréis saber más de él. 

La difícil lucha contra las malas hierbas

Antes que nada, recordar que los agricultores no recurren a los herbicidas por capricho. Una infestación fuerte de malas hierbas en un cultivo no solo reduce sensiblemente su crecimiento y productividad al competir por el agua y los nutrientes, también interfiere con la recolección de la cosecha, reduce la calidad de la producción y transmite enfermedades. 

¿Sabías que una infestación fuerte de correhuela puede reducir a la mitad el rendimiento en un viñedo?

Los herbicidas se utilizan para eliminar o interrumpir el desarrollo de plantas indeseadas en terrenos de cultivo. Es también muy habitual su uso en lugares que se han de mantener libres de vegetación, como las cunetas de las carreteras o las vías de los trenes.
 

También es importante decir que los herbicidas son solo una herramienta más para el control de las malas hierbas, y que lo ideal es utilizarlos conjuntamente con medidas de prevención y de lucha física, como el laboreo del suelo. Al final cada agricultor recurrirá a estas distintas herramientas en mayor o menor medida tras considerar muchos factores: el tipo de cultivo y de malas hierbas, el tipo de suelo, la climatología y la economía (el umbral de daños aceptables y el coste de las distintas medidas).
 


Tipos de herbicidas


Todavía no se ha inventado el "herbicida inteligente" capaz de atacar sólo a la mala hierba que molesta. De momento, los agricultores tienen una gran variedad de productos para eliminar las mala hierbas, que elegirán en función del cultivo a tratar, la maleza a eliminar y las características del suelo (textura, pH, contenido en materia orgánica...), ya que estas determinan cómo se comportarán en el los distintos herbicidas. Como, potencialmente, un herbicida puede afectar a las plantas cultivadas o a la vegetación silvestre cercana, este ha de de aplicarse con cuidado.
¿Sabías que hacia finales del siglo 19 se utilizaban sales inorgánicas, como sulfato de cobre, para el control de malezas de hoja ancha en cereales, pero el primer herbicida orgánico  (DNOC - dinitro-ortocresol), no fue introducido hasta 1932?.

Los herbicidas se pueden clasificar de distintas maneras, aquí veremos las más habituales:

Según el modo de acción: total vs selectivo


Un herbicida total afecta a todo tipo de plantas, mientras que uno selectivo sólo eliminan un tipo concreto.
  • Los herbicidas totales se utilizan habitualmente para la limpieza de terrenos, ya que con una sola aplicación son capaces de eliminar todo tipo de malas hierbas. Si se aplican en terrenos cultivados o por cultivar, se hace de tal manera que no afecten al cultivo en cuestión: si es anual como el girasol o algunos cereales se aplicará cuando no hay nada sembrado, y si es leñoso, se aplicará con mucho cuidado entre los árboles.
  • La mayoría de estos herbicidas tienen como materia activa al famoso y controvertido glifosato. Al final de la entrada os cuento varias cosillas sobre él.

Los herbicidas son productos fitosanitarios, y para utilizarlos es necesario disponer del carné de manipulador de estos productos. Sin embargo, dado su amplio uso en jardinería, existen varias preparaciones autorizadas para jardinería exterior doméstica para las que no hace falta el carnet y que pueden adquirirse en grandes superficies. El que puso el cartel de soluciones ecológicas se lució pero bien: el uso de herbicidas no esta permitido, ni justificado, en AE.
 
Los herbicidas selectivos eliminan un tipo concreto de mala hierba, sin afectar a las plantas del cultivo sobre el que se aplica. Por ejemplo, existen herbicidas para hierbas de hoja ancha como la correhuela o de hoja estrecha como la grama.
 


Según donde se aplica: de suelo vs de hojas.


  • Los herbicidas de suelo, también llamados residuales, se emplean habitualmente en cultivos leñosos para eliminar las malas hierbas del pie de los árboles. Se aplican directamente sobre el suelo, donde crean una capa muy fina que provoca la muerte a las plantitas que están germinando. De alguna manera también son selectivos, ya que solo afectan a las malas hierbas anuales, aquellas que nacen todos los años de semilla como la amapola. Su efecto en el suelo dura por un tiempo limitado, por lo que se suele aplicar más de una vez. Un ejemplo de este tipo de herbicidas es la terbutilazina.
 En algunos olivares se aplica herbicida al pie de los árboles y se dejan las "calles" cubiertas de vegetación para que protejan el suelo. Fuente: Syngenta España

  • Los herbicidas foliares se aplican sobre hojas y tallos. Hay dos tipos según el alcance del daño que provocan: Los herbicida foliares de contacto sólo actúan sobre las hojas y tallos donde se ha aplicado, mientras que los herbicidas foliares sistémicos se absorben por hojas y tallos y se desplazan por toda la planta a través de los vasos conductores, provocándole la muerte.  
Como ejemplos de herbicidas de contacto tenemos al paraquat (para gramíneas) o el diquat (para hoja ancha) ambos considerados de alta toxicidad, mucho mayor que el famoso glifosato. El cual, por cierto es un herbicida sistémico, que al ser capaz de alcanzar las raíces, es muy eficaz con las malas hierbas perennes, que suelen ser más complicadas de eliminar.


Según cuando se aplica: presiembra, preemergencia y postemergencia.


  • Los herbicidas de presiembra se utilizan para eliminar las malas hierbas cierto tiempo antes de sembrar. Se pueden aplicar sobre el terreno desnudo o sobre los restos del cultivo anterior, en caso de que se realice agricultura de conservación, una interesante práctica agronómica a la que debería dedicarle una entrada.
  • Los herbicidas de preemergencia se aplican antes de que nazcan las malas hierbas, con el cultivo ya sembrado.
  • Los herbicidas de postemergencia se aplican cuando ya ha nacido la mala hierba. Se suele recurrir a ellos para controlar las malas hierbas recién germinadas que han escapado a las aplicaciones de presiembra o preemergencia.  


Un buen esquema de los tipos de herbicidas. Tomado de Agroterra.


Toda esta clasificación que os he contado, no es tan drástica, y se da el caso de que un mismo herbicida puede ser total o selectivo en función de la dosis en que se aplique, o que haya herbicidas que pueden ser aplicados en preemergencia o en postemergencia en función del tipo de cultivo, del terreno o la climatología entre otros factores.

 La metribuzina es un herbicida selectivo de toxicidad moderada que se utiliza para luchar contra malas hierbas anuales en diferentes cultivos, como este de patata y en situaciones de preemergencia o postemergencia precoz. Fuente: Syngenta Canada.

Cosas que deberías saber sobre el glifosato 
  • El glifosato es el herbicida más empleado en todo el mundo. En España, se utiliza este producto en 4 de los 17 millones de hectáreas cultivadas. Se ha estimado que su prohibición supondría una pérdida del 10 % de la producción agrícola. 
  • Fue creado por la empresa Monsanto, que en 1974 lo comercializó con el nombre de Roundup. Su ultima patente terminó en el 2.000, por lo que actualmente es un producto genérico; hay 55 empresas que tienen registrados herbicidas con este principio activo. 
  • Es un herbicida no selectivo, de aplicación foliar y efecto sistémico. Principalmente se utiliza para la eliminación de malas hierbas en presiembra. 
  • De baja toxicidad para mamíferos. Afecta a una serie de reacciones bioquímicas exclusivas de las plantas, por lo que apenas tiene toxicidad en animales. 
  • Respecto a la salud humana, la opinión de la comunidad científica no es unánime. En 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificaba el glifosato como "probable carcinogénico", evaluación que no comparten la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ni la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA). Para complicar el asunto, existe un importante debate sobre la validez científica de las conclusiones publicadas por las dos primeras entidades. 
  • Juega un papel vital en la Agricultura de Conservación. También está íntimamente asociado al uso de ciertos cultivos transgénicos
  • Es por tanto una sustancia de baja toxicidad, no residual y con un precio asequible. Hoy por hoy no existe una sustancia alternativa con similar eficacia y características, de ahí la importante oposición en medios agrícolas a que se prohíba su uso. 


Otras entradas que te podrían interesar
 

En la entrada DICHOSAS HIERBAS, hablo sobre algunas malas hierbas comunes y los problemas que crean al hortelano. 


En la entrada ME IMPORTA UN BLEDO cuento los problemas que ocasiona esta planta y el mal uso de herbicidas al otro lado del charco. 


Sobre el glifosato y su relación con los cultivos transgénicos, hablo aquí:  ¿CUALES SON LOS PRINCIPALES CULTIVOS TRANSGÉNICOS?

En la entrada NO, LOS AGRICULTORES NO PRETENDEN ENVENENARTE hablo de los mitos más comunes en torno al uso de productos fitosanitarios por parte de los agricultores, tanto convencionales como ecológicos.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

ABECEAGRARIO: SUELO




El pasado 5 de diciembre fue el Día Internacional del suelo. Como no podía ser de otra manera y aunque sea con unos días de retraso, me uno a la celebración de este día, compartiendo el magnífico material que ha creado la FAO. Lo hago en forma de abeceagrario, ya que precisamente tocaba la letra S de suelo.



Los suelos son como la piel de la tierra: de la misma manera que una capa de piel protege nuestro cuerpo, el suelo cubre  la Tierra. Hay suelos de diferentes colores, y como nuestra piel, va cambiando de aspecto al envejecer. Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola/ Ana de las Heras.



¿Qué es el suelo?


Es la capa más externa de la corteza terrestre, formado a partir de la alteración de las rocas superficiales. Estas se alteran debido a la acción del clima (erosión por el agua, el hielo o el viento), por la disolución de los elementos químicos presentes en las rocas y por la acción de seres vivos (plantas y microorganismos).


La formación de un suelo es un proceso tremendamente lento, máxime si se trata de un buen suelo agrícola profundo y fértil. Por ello se considera que es recurso no renovable, ya que su pérdida y degradación no son reversibles en el transcurso de una vida humana.


¿Sabías que son necesarios unos mil años para formar un centímetro de suelo ?


El suelo fértil es un recurso escaso.


¿De qué está hecho el suelo? 


Una muestra media de suelo contiene en torno a un 45% de minerales, un 25 % de agua, un 25 % de aire y un 5% de materia orgánica. Todos los componentes influyen en la calidad del suelo.


La fracción mineral del suelo procede de la alteración de las rocas del suelo. Dependiendo del tipo de roca del que procedan, las diferentes partículas minerales darán al suelo una textura característica: fina, gruesa, migajosa, rugosa o pegajosa dependiendo de la cantidad de limo, arcilla o arena que tenga. Esa parte mineral también es en gran medida responsable del pH, es decir su carácter ácido o básico.



La materia orgánica del suelo, también llamada humus, está formada principalmente por materia orgánica en descomposición. Es un componente clave en la fertilidad del suelo.


Todas estas partículas se pueden unir de distintas maneras según sea su composición, dando lugar a la "estructura del suelo". Un suelo tiene una buena estructura cuando esas partículas se unen de tal manera que permiten la circulación del aire, pero a la vez son capaces de retener el agua (pero no demasiado) y a los nutrientes.


El agua está en contacto con el suelo en un momento u otro a lo largo de su ciclo. Puede circular a través del suelo, por debajo de el o por encima. Los suelos ayudan a filtrar y limpiar el agua que bebemos personas y animales.


El suelo es una pieza clave en la naturaleza


Los suelos juegan un papel crucial en el medio ambiente: acumulan y filtran el agua, reciclan los nutrientes, secuestran el CO2 de la atmósfera y ayudan a regular las inundaciones. 

Es el soporte sobre el que se desarrollan la mayoría de las especies vegetales terrestres y da cobijo y alimento a numerosas especies animales. 


¿Sabías que una cucharilla de suelo tiene más microorganismos que toda la población humana en la Tierra?



Los suelos son clave en el ciclo del carbono, nos ayudan a mitigar y adaptarnos al cambio climático.
Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola/Fernando Martín Cros.


El suelo es la base de la producción agrícola y ganadera.


Un suelo sano no solo nos presta servicios como la regulación del clima y la producción de oxígeno, también bien nos proporciona bienes: alimento, fibras, madera, combustibles y productos medicinales. 


Los suelos y la vegetación se ayudan mutuamente. Un suelo fértil ayuda a las plantas a crecer al proporcionarles nutrientes, retener el agua suficiente para crecer y ofrecer el substrato para que se extiendan sus raíces. Las plantas por su parte, silvestres o cultivadas, hierbas, arbustos o arboles protegen y estabilizan al suelo frente a la erosión y le devuelven parte de la materia orgánica.


¿Sabías que el 95% de los alimentos está producido directa o indirectamente en nuestros suelos?.


En los últimos 50 años los avances en la tecnología agrícola han permitido aumentar la producción de alimentos, pero en ocasiones con un impacto negativo sobre los suelos y el medio ambiente. Afortunadamente también se han desarrollado enfoques agrícolas que favorecen el desarrollo sostenible de los suelos como la agricultura de conservación y la agricultura ecológica.


Gracias a los aperos combinados son necesarios menos pasadas de tractor, de lo que se beneficia el suelo y el medio ambiente en general. Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola/ Cortesía de Kuhn.

¿Sabías que la gestión sostenible de los suelos podría aumentar hasta un 58% la producción de alimentos?.



El suelo, un recurso amenazado.


Los suelos están sometidos a una sufren presión cada vez mayor: la intensificación y la de su uso para la agricultura, la silvicultura, el pastoreo y la urbanización compiten por su uso, pero sin contribuir a su sostenibilidad. Si a esta presión excesiva le añadimos los fenómenos climáticos extremos y la contaminación por diversas causas, la consecuencia es preocupante, cada vez tenemos más suelos degradados. Afortunadamente existen herramientas para darle la vuelta a la situación, como se muestra en esta estupenda infografía.



¿Sabías que aproximadamente una tercera parte del suelo en el mundo está moderada o sumamente degradado debido a la erosión, el agotamiento de los nutrientes, la acidificación, la salinización, la compactación y la contaminación química?.





Y, después de haceros leer la entrada  os dejo un estupendo resumen animado de la misma FAO.





En inglés el suelo es soil.

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