miércoles, 21 de marzo de 2012

SI NO LLUEVE EN FEBRERO, NI BUEN PRADO NI BUEN CENTENO.

Suelo cuarteado, que ha perdido el agua más superficial.
Foto: Editorial Agrícola.
 
Entramos ya en primavera tras el invierno más seco desde el año 1947. Ya se empieza a hablar de sequía, fenómeno natural y cíclico en el clima mediterráneo propio de gran parte de la Península Ibérica. Que en Galicia o Asturias, clima atlántico por excelencia, estén pasándolo mal por la falta de agua ya mosquea un poco más. De todas maneras la sociedad empieza a verle las orejas al lobo, y cuando alguien habla de cambio climático ya no se le tilda de ecologista catastrofista.

Con cambio climático o sin él, hay que aprender a vivir con poca agua. Está estimado que cada español gasta de media unos 150 litros diarios de agua, más o menos una bañera llena hasta arriba. Es un gasto que reconocemos fácilmente: ducha, lavadoras, lavavajillas, beber, cocinar, tirar de la cadena… y que más o menos sabemos cómo reducir porque llevan contándonoslo desde hace mucho tiempo. El problema es que no supone un ahorro significativo, resulta que la clave está en cambiar nuestros hábitos alimentarios…¡ya lo que nos faltaba!, ¿pero cómo puede ser eso?, se dirá más de uno.

Pues porque no somos conscientes de la cantidad de agua necesaria para producir todos los bienes de consumo que disfrutamos. Afortunadamente, al igual que existe la “huella ecológica”, o la “huella de carbono”, se ha desarrollado la “huella hídrica” para estimar el agua utilizada en todo el proceso productivo de un bien concreto. Ojo, en los cálculos se incluye tanto el agua de riego como el de lluvia y la necesaria para “eliminar” la contaminación. Para llegar a estas conclusiones se han tenido que hacer muchos números y muchas suposiciones, y por tanto los datos no son fiables al 100 %, pero dan mucho que pensar.

Resulta que mis queridas agricultura y ganadería, son las principales responsables del gasto, nada menos que el 92% de la huella hídrica mundial. Según las estimaciones de un sesudo trabajo publicado por la UNESCO, "Water Footprints of Nations", en 2004 producir un kilo de patatas en España tendría una huella hídrica de 53 litros de agua, mientras que un kilo de carne de vacuno 20.157 litros. Y para complicar más las cosas, no es lo mismo producir según que cultivos en según qué países.

Dos ejemplos para ilustrar esto de la huella hídrica. Para seguir con el menú “fast food”, una botella de medio litro de de Coca Cola tendría una huella hídrica, de 169 y 309 litros de agua, dependiendo de si el azúcar – su ingrediente principal – procediera de un cultivo remolacha azucarera en Holanda o de azúcar de caña en Cuba. La fabricación de la botella y del refresco en sí representaría menos del 0.3 % del consumo de agua. 


Cebadero de terneros, ¡qué lomos tienen estos bichos!.  Foto de la autora.

Los 20.157 litros de agua necesarios para obtener un kilo de carne se explican principalmente por la cantidad de pienso necesaria para conseguir un hermoso y musculoso ternero o ternera de un año.  Partimos de un chiquitín de unos cuarenta kilos que se alimenta casi exclusivamente de la leche hasta que cumplen los cuatro meses de edad; obviamente en todo ese tiempo la madre necesita beber y comer – normalmente hierba de los pastos que ha recibido el agua de lluvia –. Cuando el ternero alcanza los doscientos kilos, lo que ocurre entre los tres y seis meses de vida, está listo para ir al cebadero. Aquí el ganadero les proporciona un alimento mucho más energético que la hierba del campo, para que crezca mucho más rápido. El pienso está compuesto por cereales (maíz, avena, cebada y trigo) y  legumbres (soja). Y son estos componentes los que requieren agua a espuertas, por lo menos en nuestro país. Como aquí resulta caro producirlos porque no nos sobra precisamente el agua y los cereales en secano dan más bien poquito, pues toca importar el grano, pero eso es otra historia. Las vacas también necesitan un poco de fibra en su dieta, que puede proceder de paja de cereal, heno o alfalfa, que da más alimento, pero hay que regarla. Hay que contar además el agua que beberá el animal durante toda su vida, la necesaria para limpiar las instalaciones y la que potencialmente se puede contaminar con el estiércol.


¿ Sabías que una vaca adulta bebe entre 35 y 65 litros de agua al día, según el tipo de comida que tome y de la temperatura ambiental?.


Algún iluminado pensará ahora, pues que se ponga riego por goteo, que ahorra mucha agua. Pues sí, pero no. Efectivamente el riego por goteo ha contribuido mucho al ahorro de agua, pero hay cultivos a los que le viene bien -  hortícolas,  vid,  olivar,  frutales - y otros que no como el maíz.

El pívot es un sistema de riego por aspersión que se desplaza por el campo de cultivo. Libera el agua en pequeñas gotitas creando un ambiente húmedo en el suelo y las plantas. Foto: Editorial Agrícola. 









¿Entonces qué hacemos? ¿comer solo patatas?’. Conste que no soy anti fast food (me va más la slow food, desde luego), ni pro vegetarianismo. Tampoco pretendo cambiar hábitos de consumo; o quizás sí. Me daría por satisfecha si en la próxima compra de carne para la barbacoa, en vez de comprar el doble de lo necesario "no vaya a ser que nos quedemos cortos” (y ya sabemos todos qué pasa con la carne fría y seca que sobra en las barbacoas), nos imaginemos puestas en fila todas las bañeras llenas de agua necesarias para producir toda la carne que pensamos llevarnos. Ahí queda.  



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Oleh

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3 comentarios

Tulis comentarios
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23 de agosto de 2012, 0:53

Actualmente con el cambio climático que atravesamos no sabemos realmente en que estación estamos o sí el verano va a ser más caliente de lo normal o el frío más frío. Así que debemos tomar precauciones en cuidar nuestros recursos y ser prudentes al usarlos, los sistemas de riego, por ejemplo a veces malgastan demasiado. Les dejo este enlace http://www.agronet.gov.co/agronetweb1/Clima/CambioClim%C3%A1tico.aspx donde podrán encontrar documentación acerca del cambio climático.

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30 de agosto de 2012, 17:57

Muchas gracias por tu comentario. Completamente de acuerdo en que hay que usar los recursos como si fueran un tesoro, del que no nos damos cuenta de su valor hasta que lo perdemos.

Y ya hablando desde la experiencia, tampoco se puede uno confiar cuando pone riego por goteo doméstico: hay que vigilar que funciona correctamente, que tiene pilas, que las plantas reciben lo que necesitan, que no se pierde agua. ¡¡ no es tan automático como lo venden !! Eso si, una vez funcionando bien es lo mejor.

Un saludo y enhorabuena por su página web.

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5 de febrero de 2014, 11:05 Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.