HUERTOS URBANOS PARA TIEMPOS COMPLICADOS
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En estos tiempos de economía de guerrilla y rebeldía ciudadana resurgen solares y terrenos baldíos primorosamente cultivados por hortelanos de todo tipo y condición. Cultivar verduras en la ciudad no es novedad, pero parece que se ha convertido en una nueva tendencia. Los huertos en general y los urbanos en particular ya están en Facebook, en blogs e incluso aplicaciones para móviles. Sería imposible seguirlos a todos, sobre todo si también pretendo cultivar mi propio huerto, así que de momento me quedo con "La Huertina de Toni", por la variedad y calidad de sus contenidos.
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| Este es el coqueto mini-huerto de mi amigo Alberto. |
Hay diversas maneras de traer el campo a casa. Quien más quien menos se ha atrevido a plantar una tomatera o hierbas aromáticas en la terraza. Esa planta que tarde o temprano te dará de comer recibirá todos los mimos posibles en cuanto asomen las dos primeras hojillas, como si de una orquídea se tratara. A pesar de la atención exclusiva el éxito no siempre está asegurado y, tras la cosecha surgen las siguientes reflexiones: “¿y para cinco tomatillos birriosos todo este trabajo?” o “si yo puedo cultivar tomates maravillosos y los del súper no saben a nada es que esos son transgénicos o algo así” (craso error). Solo unos apuntes en este sentido; para tener unas tomateras lustrosas hace falta una ventana o balcón con más de seis horas diarias de sol, unas macetas generosas con buen sustrato (ya que son muy exigentes) y regarlas regularmente, sobre todo en pleno verano, justo justo cuando nos vamos de vacaciones.
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Publicidad de unas semillas de tomate que prometía
plantas capaces de dar 20 tomates de dos kilos cada uno. Sin comentarios. |
Los afortunados que disponen de jardín o un terrenillo para cultivar un huerto, por pequeño que sea, tienen más plantas a las que atender y se vuelven un poquito más prácticos. Más abono y agua que gastar, más tiempo que dedicar y el ataque de una voraz avanzadilla de pulgones hastiados de la savia del rosal, que se resisten a abandonar lo que para ellos sería un supermercado rebosante de posibilidades alimenticias. Año a año, cosecha a cosecha, se va aprendiendo el esforzado oficio de hortelano.
Un paso más son los huertos de alquiler. Ante esta nueva demanda hortelana ha surgido una nueva posibilidad de “empleo verde”: ofrecer pequeñas parcelas del terreno a cambio de una cuota fija. Con esta cuota se tiene derecho a servicios básicos: sistema de riego, invernadero, casetas y herramientas, asesoramiento, servicio de tractor, cuidado durante los días que no se pueda acudir, alimentación y limpieza de las gallinas…, vamos, un lujazo. La ventaja de este sistema frente a los huertos comunitarios es que aquí cada uno es el rey: puede cultivar como le de la gana, ecológico o no, puede vender su cosecha e incluso poner animales.


