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viernes, 25 de noviembre de 2016

LAS TRES HERMANAS Y EL ORIGEN AGRÍCOLA DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS.

The First Thanksgiving, painting by Jean Louis Gerome Ferris. La escena es una versión idealizada, históricamente nada rigurosa. Los indios están vestidos como indios de las praderas (que sí llevaban tocados de plumas) y no se hubieran sentado en el suelo. Los peregrinos tampoco vestían así.Fuente: DP. Wikimedia Commons
 
Hacía mucho que no hablaba de curiosidades históricas y creo que hoy es un día estupendo para hacerlo. 

Precisamente un "Black Friday" como hoy, conviene recordar y ser consciente de que todo este jaleo montado alrededor de dos festividades (una de ellas ajena completamente a nosotros), nos hace olvidar el auténtico valor de las buenas personas y el agradecimiento a quienes nos dan de comer.

Como muchos sabréis, el "viernes negro" es el día posterior al día de acción de gracias y abre la temporada de compras navideñas. No creo necesario explicar aquí el origen de esa orgía consumista. A mí lo que me interesa es la festividad original y contaros quienes son esas tres hermanas.

Un día para estar muy agradecido


Esta festividad conmemora los tres días que los primeros peregrinos y los indios de la tribu Pawtuxet se tiraron celebrando la primera cosecha exitosa de los "recién llegados". Y no era para menos. 


Tras llegar a la bahía de Massachussets en 1620, tras un horroroso viaje de 66 días, los 102 Padres Peregrinos (conocidos por cualquier estadounidense que se precie como los "Pilgrim Fathers") tuvieron que pasar su primer invierno a bordo del barco. Muertos de hambre, enfermos de escorbuto, neumonía o tuberculosis, y expuestos a la congelación, cerca de la mitad de los viajeros no superaron aquel invierno. 


Una vez llegó la primavera se atrevieron a mudarse a tierra firme, pero apenas tenían experiencia agrícola, y menos en un lugar tan distinto a su Inglaterra natal. Lo iban a tener difícil para asentar su primera colonia.


Pero a estos señores, muy religiosos ellos, se les "apareció la virgen" en forma de indio, dándoles la bienvenida en inglés, lo cual debió sorprenderles. Unos días después volvió con otro indio, llamado Squanto, que hablaba perfectamente inglés, al que podría perfectamente calificarse como santo. 


Squanto, era un Nativo Americano (como les llaman allí), llamado realmente Tisquantum, que había sido capturado por un capitán de barco inglés y vendido como esclavo en 1614. Aprendió a hablar inglés y se las apañó para volver a América en una expedición exploratoria, para reencontrarse con los suyos. Cuando lo logró cinco años después encontró una tribu diezmada por las enfermedades que habían traído los europeos. Por tanto conocía la cara menos amable de los blancos, y aún así decidió ayudarles.


Squanto enseñó a los colonos cómo cultivar el maíz, extraer la sabia de los arces, pescar en los ríos e identificar las plantas venenosas. También ayudó a los colonos a forjar una alianza con una tribu local, los Wampanoag, que duraría más de cincuenta años y que pasará trágicamente a la historia como el único ejemplo de relación armónica entre los colonos europeos y los nativos Americanos, tal como cuentan en esta página.

 

Las tres hermanas: las ventajas del trabajo en equipo

Antes de que llegara la ayuda indígena, posiblemente los peregrinos intentaron cultivar, con poco o ningún éxito, centeno, cebada, trigo y algunas hortalizas autóctonas inglesas. Pero el suelo poco profundo, arenoso y pedregoso, no se parecía en nada al suelo del sur de Inglaterra, profundo, fértil y fácil de arar. 


Los nativos americanos sabían cómo sacarle el máximo provecho a sus tierras y afortunadamente para los peregrinos, les enseñaron el truco. Cultivaban maíz, calabaza y judías, que juntos forman un equipo estupendo, especialmente en suelos pobres y arenosos, a los que les cuesta retener el agua y los nutrientes. 


La calabaza, el maíz y las judías cuando se cultivan juntas son "las tres hermanas". Fuente: Michael Charron-Plante /CC BY 2.0. En esta página, podéis encontrar consejos para cultivarlas.

Como ya he contado anteriormente, las judías al ser leguminosas, fijan el nitrógeno del aire con la ayuda de los microorganismos del suelo. El maíz proporciona el soporte para que las judías trepen buscando la luz y las hojas de la calabaza cubren el suelo, manteniéndolo húmedo y con las malas hierbas bajo control. Además, al ser pinchudas, disuadían a los mapaches de robar los frutos.

Gracias a esta asociación de cultivos los indios iroqueses tenían asegurado un suministro de nutrientes ciertamente equilibrado: el maíz aporta carbohidratos, las judías proteínas y la calabaza vitaminas, minerales y fibra.
 

Las tres hermanas una vez cosechadas. Ellas, y los indios que conocían sus secretos, permitieron sobrevivir a los peregrinos. El maíz tiene los granos de colores, tal como eran las variedades originales. Fuente: Farm Project . Muy interesante si queréis saber algo más sobre el tema. 

 
Así que, estos indios no solo llevaban utilizando la asociación de cultivos 300 años antes de que llegaran los peregrinos, también utilizaban cenizas de madera y los restos de peces como fuente de minerales y compuestos orgánicos, es decir como fertilizantes, tal como cuentan en esta página (principal fuente de inspiración e información para esta entrada).

Espero que os haya gustado la historia. Y ya sabéis, a ser agradecidos, y aprender un poquito de agricultura...por si acaso.



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