Preciosa foto de almendros cultivados en bancales en Alicante. Cortesía de Miguel Llinares |
Hará ya unos cuantos días que asomaba
la primavera, de la mano de almendros, prunos y otros árboles de la familia de
las rosáceas. Belleza efímera que está ahora mismo más que pasada por agua. Es
lo que tiene la primavera.
Aparte de la indudable belleza y
el atractivo paisajístico de los almendros en flor, el clima que tengamos en
esta época es clave para obtener una buena cosecha y que las próximas navidades
no suba demasiado el turrón. Y es que
hay tres factores que explican el éxito de una cosecha de almendras: polinización,
lluvias y heladas.
El cultivo del almendro
Se cree que los fenicios introdujeron el cultivo del
almendro en España hace más de 2.000 años y que posteriormente los romanos lo
propagaron. Al principio se estableció en las zonas costeras, lugares donde sigue
predominando y que se mantienen como los más productores - Andalucía, Región de
Murcia y Valencia. Progresivamente ha ido introduciéndose hacia zonas de interior,
en Aragón, Cataluña y Castilla-La Mancha.
Hasta 1960 la región mediterránea (España, Italia, Francia)
era la principal abastecedora de almendra del mundo, pero los sistemas de
producción tradicionales con variedades locales y técnicas anticuadas le
cedieron el puesto al estado de California en EEUU, actualmente líder en
producción gracias al cultivo intensivo en regadío de variedades seleccionadas.
¿Sabías
que California produce cerca
del 80% de las almendras del mundo? . Fuente: Gerald Holmes, California
Polytechnic State University at San Luis Obispo, Bugwood.org
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El almendro es un frutal de zonas cálidas, al que no le
gusta mucho el frío. De hecho requiere pocas horas-frío para fructificar
(200-400), lo que explica que sean los primeros en florecer; en cuanto asoma un
poco el calorcito, se visten de fiesta. Tradicionalmente ha sido un cultivo de secano,
muy tolerante a la sequía; aunque es capaz de producir almendras con 300 mm de
precipitación anual, para que sea rentable su cultivo hacen falta como mínimo 600 mm (o poner riego por goteo).
Respecto a la calidad del suelo, es poco exigente, pero los que se encharcan con facilidad le sientan fatal.
Es por tanto un cultivo
típicamente mediterráneo, que exige una distribución de las lluvias que
interfiera poco con la floración, polinización y maduración del fruto. El
problema del clima mediterráneo es que es intrínsecamente variable, por lo que,
por si las moscas, hay que buscar soluciones que nos aseguren las almendras para
los dulces de navidad.
La época
de floración
Las plantaciones antiguas de almendros incluían generalmente
una mezcla de variedades, de manera que siempre había árboles cuya floración coincidía
junto con una población silvestre de insectos polinizadores, básicamente
abejas, haciendo su trabajo. Así, aunque hubiera deficiencias en la
polinización, estas no eran muy evidentes y no se solucionaba el problema.
Las plantaciones modernas, utilizan menos variedades, entre
otras razones para lograr cosechas más
homogéneas. Tampoco disponen de poblaciones sanas y abundantes de abejas y
otros insectos polinizadores que
acudan en masa a darse un festín con el néctar de las flores. Así, la
polinización, que antes se daba "gratis" y espontáneamente es otro asunto
más del que se tienen que ocupar agrónomos y agricultores, ya sea
incorporando colmenas o utilizando variedades autocompatibles, cada vez más habituales.
En la polinización
está la clave
Las variedades tradicionales de almendro son autoincompatibles, esto significa que el polen de una planta, aun
siendo viable, es incapaz de fecundar a las flores de la propia planta y, por
tanto, no podrá desarrollar una semilla. Es un mecanismo biológico muy frecuente
que contribuye a la creación de variabilidad genética y que, en el caso de los
almendros cultivados, hace necesaria la
presencia de árboles polinizadores.
La fecha de floración no es algo fijo, varía según el clima
reinante, influyendo sobre todo la temperatura. Cada variedad necesita una
cantidad determinada de horas-frío, y normalmente van floreciendo, una tras
otra, más o menos en la misma secuencia año tras año. Aunque variedades
distintas puedan solapar durante un tiempecillo su floración, este puede no ser
suficiente como para que a las abejas les de tiempo a visitar todas las flores
y depositar el polen ajeno en el lugar correspondiente.
¿Cómo se soluciona el problema?
La primera opción es diseñar la plantación intercalando dos variedades
compatibles entre sí que florezcan a la vez: un 66 % de la variedad elegida y un
33% de una "variedad polinizadora". Se colocan además de 4 a 6 colmenas
por hectárea, cuyos habitantes estarán trabajando a tope el tiempo que dure la
floración.
La segunda opción es plantar de
variedades autógamas, o autocompatibles con flores capaces de ser fecundadas por su propio polen.
Abejas viajeras
¿Sabías que a los cultivos de almendros californianos las abejas llegan
en camión procedentes de todo Estados Unidos? Y es que para polinizar los
almendros en flor, que ocupan unas 324.000 hectáreas, se suelen necesitar 1,6
millones de colonias de abejas domesticas. Se llegó incluso a traerlas desde Australia
en avión, antes de que se prohibiera la importación de abejas por motivos
sanitarios.
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A las abejas no les
gusta el mal tiempo
El clima no solo influye en el
momento de la floración, también en el trabajo de los polinizadores. La
lluvia o un viento superior a 24 km/h impiden el vuelo de las abejas. La temperatura
ambiente ideal para estos bichitos está entre los 15-16ºC; según disminuye van
parando el carro, y si baja de los 10-12ºC directamente se van a la colmena, que
están más calentitas.
Tiene mucho mérito conseguir un primer plano, porque ¡estas obreras no paran!. Cortesía de Miguel Llinares, ¡muchas gracias!. |
Las heladas
tardías, el peor enemigo.
Es un problema más acusado en el interior, aunque los almendros de zonas
costeras tampoco se libran de ello. Con la manía de anticiparse al buen tiempo es
fácil que una helada pille desprevenido al almendro vestido con sus mejores galas. Una
helada justo en el momento de la floración o inmediatamente después se puede
arruinar totalmente la futura cosecha.
Frente a este problema caben dos soluciones, la utilización
de variedades de floración tardía y el cultivo en laderas soleadas. Esto último,
además de esquivar de alguna manera a las heladas, favorece la actividad de las
abejas.
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2 comentarios
Tulis comentariosAsí como se ve en estas bellas imágenes, así también puede ser el clima laboral de nuestra empresa, gracias por la valiosa información, saludos.
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