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miércoles, 25 de marzo de 2015

CLIMA, ABEJAS Y ALMENDROS EN FLOR



Preciosa foto de almendros cultivados en bancales en Alicante. Cortesía de  Miguel Llinares


Hará ya unos cuantos días que asomaba la primavera, de la mano de almendros, prunos y otros árboles de la familia de las rosáceas. Belleza efímera que está ahora mismo más que pasada por agua. Es lo que tiene la primavera.


Aparte de la indudable belleza y el atractivo paisajístico de los almendros en flor, el clima que tengamos en esta época es clave para obtener una buena cosecha y que las próximas navidades no suba demasiado el turrón.  Y es que hay tres factores que explican el éxito de una cosecha de almendras: polinización, lluvias y heladas.




El cultivo del almendro 


Se cree que los fenicios introdujeron el cultivo del almendro en España hace más de 2.000 años y que posteriormente los romanos lo propagaron. Al principio se estableció en las zonas costeras, lugares donde sigue predominando y que se mantienen como los más productores - Andalucía, Región de Murcia y Valencia. Progresivamente ha ido introduciéndose hacia zonas de interior, en Aragón, Cataluña y Castilla-La Mancha.


Hasta 1960 la región mediterránea (España, Italia, Francia) era la principal abastecedora de almendra del mundo, pero los sistemas de producción tradicionales con variedades locales y técnicas anticuadas le cedieron el puesto al estado de California en EEUU, actualmente líder en producción gracias al cultivo intensivo en regadío de variedades seleccionadas.


 ¿Sabías que California produce cerca del 80% de las almendras del mundo? . Fuente: Gerald Holmes, California Polytechnic State University at San Luis Obispo, Bugwood.org

El almendro es un frutal de zonas cálidas, al que no le gusta mucho el frío. De hecho requiere pocas horas-frío para fructificar (200-400), lo que explica que sean los primeros en florecer; en cuanto asoma un poco el calorcito, se visten de fiesta. Tradicionalmente ha sido un cultivo de secano, muy tolerante a la sequía; aunque es capaz de producir almendras con 300 mm de precipitación anual, para que sea rentable su cultivo hacen falta  como mínimo 600 mm (o poner riego por goteo). Respecto a la calidad del suelo, es poco exigente, pero los que se encharcan con facilidad le sientan fatal.


Es por tanto un cultivo típicamente mediterráneo, que exige una distribución de las lluvias que interfiera poco con la floración, polinización y maduración del fruto. El problema del clima mediterráneo es que es intrínsecamente variable, por lo que, por si las moscas, hay que buscar soluciones que nos aseguren las almendras para los dulces de navidad.


La época de floración


Las plantaciones antiguas de almendros incluían generalmente una mezcla de variedades, de manera que siempre había árboles cuya floración coincidía junto con una pobla­ción silvestre de insectos polinizadores, básicamente abejas, haciendo su trabajo.  Así, aunque hubiera deficiencias en la polinización, estas no eran muy evidentes y no se solucionaba el problema.


Las plantaciones modernas, utilizan menos variedades, entre otras razones  para lograr cosechas más homogéneas. Tampoco disponen de poblaciones sanas y abundantes de abejas y otros insectos polinizadores que acudan en masa a darse un festín con el néctar de las flores. Así, la polinización, que antes se daba "gratis" y espontáneamente es otro asunto más del que se tienen que ocupar agrónomos y agricultores, ya sea incorporando colmenas o utilizando variedades autocompatibles, cada vez más habituales.




En la polinización está la clave


Las variedades tradicionales de almendro son autoincompatibles, esto significa que el polen de una planta, aun siendo viable, es incapaz de fecundar a las flores de la propia planta y, por tanto, no podrá desarrollar una semilla. Es un mecanismo biológico muy frecuente que contribuye a la creación de variabilidad genética y que, en el caso de los almendros cultivados, hace necesaria la presencia de árboles polinizadores.



La fecha de floración no es algo fijo, varía según el clima reinante, influyendo sobre todo la temperatura. Cada variedad necesita una cantidad determinada de horas-frío, y normalmente van floreciendo, una tras otra, más o menos en la misma secuencia año tras año. Aunque variedades distintas puedan solapar durante un tiempecillo su floración, este puede no ser suficiente como para que a las abejas les de tiempo a visitar todas las flores y depositar el polen ajeno en el lugar correspondiente.


¿Cómo se soluciona el problema?


La primera opción es diseñar la plantación intercalando dos variedades compatibles entre sí que florezcan a la vez: un 66 % de la variedad elegida y un 33% de una "variedad polinizadora". Se colocan además de 4 a 6 colmenas por hectárea, cuyos habitantes estarán trabajando a tope el tiempo que dure la floración.


La segunda opción es plantar de variedades autógamas, o autocompatibles con flores capaces de ser fecundadas por su propio polen.



Abejas viajeras

¿Sabías que a los cultivos de almendros californianos las abejas llegan en camión procedentes de todo Estados Unidos? Y es que para polinizar los almendros en flor, que ocupan unas 324.000 hectáreas, se suelen necesitar 1,6 millones de colonias de abejas domesticas. Se llegó incluso a traerlas desde Australia en avión, antes de que se prohibiera la importación de abejas por motivos sanitarios.






A las abejas no les gusta el mal tiempo


El clima no solo influye en el momento de la floración, también en el trabajo de los polinizadores. La lluvia o un viento superior a 24 km/h impiden el vuelo de las abejas. La temperatura ambiente ideal para estos bichitos está entre los 15-16ºC; según disminuye van parando el carro, y si baja de los 10-12ºC directamente se van a la colmena, que están más calentitas.


Tiene mucho mérito conseguir un primer plano,  porque ¡estas obreras no paran!. Cortesía de Miguel Llinares, ¡muchas gracias!.



Las heladas tardías,  el peor enemigo.


Es un problema más acusado en el interior, aunque los almendros de zonas costeras tampoco se libran de ello. Con la manía de anticiparse al buen tiempo es fácil que una helada pille desprevenido al almendro vestido con sus mejores galas. Una helada justo en el momento de la floración o inmediatamente después se puede arruinar totalmente la futura cosecha.


Frente a este problema caben dos soluciones, la utilización de variedades de floración tardía y el cultivo en laderas soleadas. Esto último, además de esquivar de alguna manera a las heladas, favorece la actividad de las abejas.



Una vez cuaja el fruto, tarda mucho en madurar. Habrá que esperar hasta septiembre u octubre para recogerlo lo que significa unos nueve meses, justamente como un bebé o un ternero. Fuente:  Robert Vidéki, Doronicum Kft., Bugwood.org





viernes, 24 de octubre de 2014

EL MUNDO MULTICOLOR DE LAS VARIEDADES DE PATATAS

Con la llegada del otoño empiezan a apetecer guisos y cosas calentitas. Y a la hora de buscar ingredientes, ¿qué mejor que unas baratas y versátiles patatas?



Para ser sinceros, llevaba tiempo con ganas de hablar de las patatas; pero hay tanto por contar que tendré que hacerlo por entregas para no aburrir al personal. Y para abrir boca, comenzaré por descubrir la enorme variedad de patatas, desconocida para muchos de nosotros.



Con ustedes, doña Patata. 


Antes que nada unos datillos que revelan su tremenda importancia en la alimentación humana. Y es que, la humilde patata que nosotros vemos como un básico en la lista de la compra aunque "peligrosamente” cargada de carbohidratos, aporta tal cantidad de energía y vitaminas que se considera un elemento fundamental para la seguridad alimentaria de millones de personas en Suramérica, África y Asia.


¿Sabías que la patata es, de lejos, el cultivo no cereal más importante en el mundo?. Incluso incluyendo a los cereales, solo tres especies (maíz, arroz y trigo) se cultivan más que la patata.

Este tubérculo se cultiva en 100 países de todo el mundo (de 198 reconocidos por la ONU). Posiblemente ayude que la planta de la patata puede crecer desde el nivel del mar hasta los 4.700 metros sobre el nivel del mar y desde el extremo sur de Chile hasta Groenlandia.

Según el Centro internacional de la Patata (CIP), una hectárea de patata puede dar de dos a cuatro veces más cantidad de alimento que los cultivos de grano. Las patatas producen más cantidad de alimento por unidad de agua que cualquier otro cultivo importante y son cerca de siete veces más eficientes en su uso que los cereales. Así que si te preocupa la huella hídrica de tu alimentación, ya sabes, come más patata y menos maíz.


Perú y Bolivia poseen la mayor diversidad de variedades cultivadas. Fuente: INIAP/ www.croptrust.org.
 

 
Nuestro mundo patatero, solo en blanco y marrón.



La patata (Solanum tuberosum) pertenece a la familia de las solanáceas, la misma que tomates y berenjenas. Se originó y fue domesticada en la cordillera de los Andes. De allí proceden la mayoría de las 4.000 variedades de patatas nativas, con tamaños, colores y formas de lo más variado.

Las patatas pueden tener la carne blanca, amarilla, rosada, rojo, púrpura o incluso azul. El color amarillo se debe a la presencia de carotenoides y el resto a las antocianinas, ambas sustancias antioxidantes.  La cantidad de vitaminas y minerales también depende del color de la carne. Fuente: International Diversity/www.croptrust.org

Existen también cerca de 180 parientes silvestres de la patata, pero son demasiado amargos para comérselos. Es muy importante conservarlos como reserva de biodiversidad ya que poseen genes que aportan resistencia a enfermedades, ataques de insectos o a condiciones climáticas adversas, necesarios en la mejora genética de las patatas.

Sin embargo, el universo patatero que encontramos en el mercado casi se reduce en patatas para cocer o para freír, de piel marrón o rojiza, carne blanca o amarilla, y con suerte cachelos gallegos. Menos mal que tenemos cerca a las Islas Canarias con su tremenda variedad de papas, directamente emparentadas con aquellas que vinieron de América allá por el siglo XVI.

Estos chips me atraen mucho más que las patatas fritas a los mil sabores que tenemos por aquí. Fuente: www.cipotato.org 


Usos de las patatas: en el almidón está la clave.

En España se cultivan hasta 150 variedades, cada una con distintas características: color y textura de piel y carne, número de “ojos”, forma del tubérculo, aptitudes culinarias, productividad, precocidad de la brotación, resistencia a plagas y enfermedades entre otros.

Estas características determinan su uso posterior, no solo en la cocina sino también en la industria (la patata está presente en alimentos procesados, medicinas, pegamentos, etanol, etc.). La mayoría de esas aptitudes se deben a la proporción de agua y almidón que contiene, su composición química y cómo se almacena dentro de la célula.

Desde el punto de vista culinario hay dos tipos principales de patatas, las harinosas y las céreas. 
Las patatas “céreas”, tienen más proporción de agua y azúcares sueltos que de almidón. Por eso, al cocinarse tienden a compactarse y la patata mantiene su forma con mayor facilidad, lo que las hace más aptas para preparaciones con patata cocida que no queremos que se deshaga, como una ensaladas. No interesan para freír, ya que los azúcares libres son responsables de ese feo color parduzco que aparece a veces.

Las patatas “harinosas” concentran más almidón, empaquetado en gránulos dentro sus células. Cuando se calientan, las células tienden a hincharse y separarse unas de otras, liberando el almidón. Estas patatas son perfectas para freír, asar al horno (tardan menos en hacerse), guisar  (espesan el caldo) o hacer puré.

La patata de la variedad Monalisa (semitemprana) es la más versátil del mercado. Fuente: Wikimedia/Spedona. 


La patata también es un producto de temporada.


Uno de los criterios más empleados para clasificar las patatas es su ciclo de cultivo, es decir, desde que se siembran hasta que están listas para recogerse. Puede ser de noventa a doscientos días y da lugar a cuatro tipos básicos de patata:  

  • Precoces  o extratempranas (90 días). Se cultivan en zonas de clima cálido  y se cosechan entre enero y abril. Pequeñas y delicadas, son ideales para cocer. No conviene comprar muchas porque se conservan mal. Difíciles de encontrar porque su cultivo es limitado y casi todas se exportan.
  • Semitempranas (entre 90 y 120 días). Se cosechan entre abril y junio.
A estos dos primeros tipos, que normalmente se cosechan cuando la planta está verde y el tubérculo aún inmaduro, se les llama “patata nueva”. Se identifican con facilidad, cuando al tocarlas la piel se levanta sin apenas resistencia y al freírlas permanece su color casi blanco. Como no han tenido tiempo de acumular mucho almidón suelen entrar en el grupo de las patatas céreas.

  • De media estación o semitardías (entre 120 y 150 días). Se cosechan entre junio y septiembre.
  • Tardías (entre 150 y 200 días). Se cosechan hasta enero. Son las que mejor se conservan, ya que al cosecharlas cuando la planta prácticamente ya se ha secado el tubérculo está preparado para pasar el invierno bajo tierra.
En España la mayoría de patatas en el mercado pertenecen a estos dos últimos tipos.

Algunos ejemplos de patatas de media estación.

viernes, 13 de junio de 2014

ABECEAGRARIO: GRAMÍNEAS


Son plantas herbáceas que pertenecen a una gran familia botánica, importantísima para la alimentación humana. Gracias a su capacidad de adaptación está presente en la mayoría de los ecosistemas del planeta.

Sus tallos suelen ser cilíndricos y huecos, están interrumpidos cada cierta distancia por nudos. Sus hojas, finas y alargadas, nacen de estos nudos y abrazan el tallo. Las flores son muy sencillas y se agrupan en espigas o panículas. El fruto es seco y está cubierto por las escamas de la flor.

Lámina botánica de una gramínea forrajera, el dactilo (Dactylis glomerata), que me trae tantos recuerdos de las prácticas de ecología. Fuente: Wikimedia/DP




Entre las gramíneas útiles para el hombre destacan dos grupos: los cereales, que se cultivan por su grano (arroz, trigo, cebada, avena, centeno, maíz) y las gramíneas forrajeras o pratenses, que alimentan al ganado cuando pasta o cuando las consume procesadas, en forma de heno o ensilados.



El trigo es una gramínea de importancia económica mundial. Fuente: USDA- ARS



Otras gramíneas de gran importancia para el hombre son la caña de azúcar, el bambú y el esparto.



Realmente no todas las gramíneas son herbáceas, el bambú por ejemplo es una excepción que todos conocemos. Bonita foto de este bosque de bambúes en Japón. Fuente: Wikimedia/Kamakura


De vuelta a casa, otra humilde gramínea, muy utilizada en el pasado, pero que aún permanece dando nombre a un lugar de Madrid muy frecuentado por los viajeros. ¿lo adivináis?.En la foto un atochar de Stipa tenacissima (esparto) en Fuentidueña de Tajo.