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lunes, 15 de febrero de 2021

LA LECHUGA ICEBERG, ¿POR QUÉ SE LLAMA ASÍ?

 En nuestras actividades en colegios, tenemos un juego sobre alimentos en el que los niños tienen que acertar preguntas de verdadero o falso para conseguir los ingredientes para montar un menú. Cuando escogían una lechuga, a veces se enfrentaban al siguiente dilema:

 

La lechuga iceberg se llama así porque se cultiva en el círculo polar ártico. ¿Verdadero o falso?
 

Como ya he dicho muchas veces, los niños suelen ser muy listos y como eso de cultivar lechugas en el ártico les suena a trola aciertan siempre. Entonces, ¿a qué debe su nombre la lechuga "Iceberg"?.
 

Fuente: Gerald Holmes, Strawberry Center, Cal Poly San Luis Obispo, Bugwood.org

 

La hipótesis más aceptada

 

Lo cierto es que no se sabe con seguridad. La teoría más extendida apunta a que, tanto esta variedad como sus antecesoras (llamadas de "cabeza crujiente") eran las únicas capaces de sobrevivir el largo viaje que suponía atravesar de punta a punta de los EEUU. En concreto, lo de iceberg se debe a que, como todavía no existían sistemas de refrigeración, las lechugas iban enterradas en hielo. Es triste pensarlo pero, en ese país durante mucho tiempo, la iceberg era prácticamente sinónimo de lechuga; a no ser que uno cultivara su propias verduras o tuviera el dinero para ir a restaurantes de lujo.



Allá por los años veinte del pasado siglo gracias a esta variedad todos los habitantes de EEUU podían tomar durante todo el año la lechuga producida en el valle de Salinas en California. La imagen muestra la cosecha y transporte de lechuga sobre 1900. Gerald Holmes, Strawberry Center, Cal Poly San Luis Obispo, Bugwood.org 

 

Realmente, la lechuga Iceberg que conocemos hoy en día nació algo más tarde, sobre los años 50. Una lechuga barata de producir y capaz de aguantar bien el transporte y conservarse en buenas condiciones durante bastante tiempo se convertía en la "lechuga ideal" para los productores y distribuidores. Al parecer también triunfó entre los consumidores por su textura húmeda y crujiente, debida a la gran cantidad de agua que contiene. De hecho, algunos piensan que de ahí viene el nombre de iceberg.
 

Cartel comercial de lechuga Iceberg de los años 50 (butt es culo, nalgas, pompi)


¿Sabías que las lechugas que forman un cogollo apretado o cabeza respiran más despacio y por ese motivo se conservan mejor que las de hojas sueltas? 

 

El caso es que desde los años 50 hasta los 70 fue la reina de las lechugas, prácticamente la única que se producía y consumía en grandes cantidades. De hecho en 1974 las variedades de hoja apenas alcanzaban un 5% de toda la superficie de lechuga cultivada en California. A partir de esa época las cosas empezaron a cambiar. Algo tuvo que ver la mayor huelga de trabajadores agrarios en la historia de Estados Unidos; durante la "Salad Bowl Strike" el precio de la lechuga se triplicó de la noche a la mañana y los organizadores pidieron el boicot a los productores que explotaban a sus trabajadores. Una ocasión como otra cualquiera para investigar otras posibilidades en el variado mundo de las lechugas.

 

 

No es raro que la lechuga Iceberg se envase directamente en el campo de cultivo. Hay muchas maneras de hacerlo, a veces a lo grande. Fuente: Gerald Holmes, Strawberry Center, Cal Poly San Luis Obispo, Bugwood.org

Si añadimos por una parte que ya iban apareciendo mejores sistemas de transporte y conservación aplicables a otras variedades de lechuga, y por otra que la gente viajaba más y podía descubrir lo que se comía en otros países, el panorama fue cambiando para nuestra lechuga cabezona. Poco a poco fue perdiendo adeptos en su país de origen y ganándolos en el resto del mundo (básicamente por sus cualidades agronómicas).

 

La lechuga Iceberg hoy

 

Una vez fuera del trono, a nuestra pobre lechuga se le empezaron a ver las costuras.
 

No puede presumir de valores nutricionales, salvo que un plato de esta lechuga cuente dentro de los dos litros de agua que algunos recomiendan beber a diario. Fibra tiene, desde luego, pero apenas llega a la veinteava parte de las vitaminas que tienen las espinacas u otras lechugas más oscuras. Tomado de aquí.

 

Sobre su sabor, la mayoría la equipara al plástico (nunca he comido plástico y desconozco su sabor, pero como metáfora nos vale), el Comidista la considera más aburrida que comerse un cuaderno y lo más amable que he leído es que “está en la base de la cadena trófica de las ensaladas”.

 

Sin embargo, la lechuga Iceberg ha conseguido resistir. Sigue siendo popular en Estados Unidos, y todavía supone el 70 % de las lechugas que se cultivan en California. Sigue compartiendo espacio en el supermercado con sus hermanas más verdes, sigue siendo el componente mayoritario de muchas ensaladas mixtas e incluso existen restaurantes que la consideran un plato “vintage”.

 

Y en Europa, ¿ somos también de lechuga Iceberg?
 

Igual que Halloween, el Black friday y tantas otras cosas, esta lechuga llegó a Europa para quedarse. Y si en Estados Unidos es California el estado que surte de esta verdura al resto del país...¿adivináis quien ocupa ese lugar en la Unión Europea?. 

Pues sí, España. ¿Sabías que nuestro país es el cuarto productor mundial de lechugas? Justo detrás de China (¿cómo no?), EE. UU e India.  

 

Dejo varios datos para que os hagáis una idea: la lechuga, así en general, es la tercera hortaliza más exportada por España, aproximadamente la mitad de la superficie cultivada se encuentra en Murcia, donde en 2019 el 82 % se dedicó a lechuga iceberg y el 80 % de la lechuga exportada se consume en la Unión Europea, (principalmente Alemania, Reino Unido, Francia, Países Bajos e Italia). En definitiva, a pesar de su mala imagen, no parece que le vaya nada mal. Incluso diria mejor que en su país de origen.

Las principales zonas de producción en España son el este de Almería, la Región de Murcia y sur de Alicante. Fuente.

 

No sé si con esta entrada habréis reafirmado vuestra opinión o simplemente habréis sentido ternura por una lechuga caída en desgracia. En cualquier caso, os dejo este vídeo para que probéis el truco si, por las razones que sean, esta insípida cabezona entra en vuestra casa.


 

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miércoles, 5 de septiembre de 2018

ABECEAGRARIO EL KIWI

Esta vez toca la K, de Kiwi. Una fruta habitual en nuestras casas y con varias cosas curiosas que contar.

 

¿Por qué se llama así?
 

Casi todos asociamos, con razón, el kiwi con Nueva Zelanda, pero quizás os sorprenderá saber que ni son originarios de nuestras antípodas, ni este país es el primer y único productor mundial. 

La planta del kiwi (Actinida deliciosa) es una liana trepadora que crece en los bosques chinos de regiones con clima subtropical. Su nombre original es "yang tao" y los chinos desde hacía siglos la cultivaban o recolectaban sólo por su valor medicinal. En 1904, el kiwi llegó a Nueva Zelanda, de manos de una maestra que trajo unas cuantas semillas de kiwi de uno de sus viajes. Un horticultor las sembró, y durante bastantes años se conocieron como "grosellas chinas". Pero en 1928, otro horticultor a la par que científico, Hayward Wright, consiguió desarrollar una variedad de esta grosella china, que destacó por su forma ovalada, su sabor delicioso y su gran capacidad de conservación.

¿Os suena de algo ese nombre?.

Se convirtió en una fruta popular entre los militares británicos y estadounidenses destinados en las islas durante la II Guerra Mundial, y estos ayudaron a su exportación a Inglaterra y California allá por los años 50. Como ese nombre de "grosella china" es más bien largo y poco específico, en 1959 esta fruta, se rebautizó con fines totalmente comerciales, con el nombre de kiwi en homenaje al pájaro nacional de Nueva Zelanda.
El kiwi es un icono de Nueva Zelanda, y al igual que la fruta, es  pequeño, marrón y "peludo" .Foto de Alina Thiebes tomada de la web www.kiwisforkiwi.org, donde por cierto, podéis descubrir por qué muchos angloparlantes también llaman kiwis a los habitantes de este país.
¿Dónde se cultiva?

No vamos a quitarle el mérito a Nueva Zelanda, ya que al convertirse en un cultivo básico en ese país, desarrollaron la mayoría de las variedades comerciales así como las mejores prácticas agrícolas para su producción, almacenamiento, transporte y marketing.
 

Sin embargo, hoy en día según datos de la FAO el principal país productor de kiwis es China, seguido de  Italia y quedando Nueva Zelanda en tercer lugar. España es la undécima de la lista, siendo Galicia y Asturias las principales áreas productoras y las que antes comenzaron con su cultivo, allá por 1969, atraídas por los altos precios de una fruta que entonces era bastante más escasa.
 

De esta manera podemos tener kiwi a lo largo de todo el año. Los frutos producidos en el hemisferio sur (Chile y N. Zelanda) llegan a Europa en junio y se quedan hasta diciembre. Por el contrario, los producidos en el hemisferio norte abastecen los mercados europeos desde diciembre hasta junio.
 

Breve manual para quien quiera tener uno en casa
 

Según nos cuentan en la Huertina de Toni, el kiwi es una planta muy vigorosa, por lo que necesitamos bastante espacio entre plantas (3-4 metros) para que se desarrollen correctamente. Como es una planta trepadora hay que conducirla sobre una estructura robusta que aguante el peso de la planta y de los frutos. Por tanto, no es especialmente recomendable en una terraza. 

El suelo ideal para el kiwi es profundo, bien drenado, rico en materia orgánica y ligeramente ácido. Son plantas ligeramente sensibles a la luz directa del sol y al viento, por lo que les va bien una zona abrigada.
 

Para su cultivo se suelen utilizar estructuras de emparrado.
El kiwi es una planta dioica, por lo que, si queremos frutos necesitaremos al menos una planta hembra y otra macho, y que tengan una floración sincronizada, para que puedan polinizarse. En las plantaciones comerciales, para obtener buenos rendimientos, se planta un macho por cada 6 y 8 plantas hembras. Existen variedades autopolinizantes pero su rendimiento es menor.

Flores femeninas del kiwi. A pesar de su vistoso aspecto, son poco atractivas para las abejas, por lo que en esta especie es  complicada la polinización. Se soluciona poniendo más colmenas de las que normalmente son necesarias en otros frutales. Fuente: A.J.Morris - Own work, CC BY-SA 3.0.
 Para aquellos que os planteáis utilizar las semillas del fruto para criarlo en casa, sabed que no merece mucho la pena. En los cultivos comerciales se utilizan distintas variedades como portainjertos, como machos polinizadores y hembras productoras de fruto, por lo que las semillas de los frutos obtenidos son cruces, que no garantizan que de ellas se vaya a obtener frutos de la misma calidad. Además, las plantitas obtenidas a partir de semilla tardan unos siete años en florecer, por lo que descubrir si tu planta va a dar fruto o simplemente polinizar quizás lleve demasiado tiempo.

¿Sabías que un kiwi tiene hasta 1.500 semillas en su interior?

Variedades
 

Al igual que ocurre con el plátano, el mercado del kiwi está casi dominado por una sola variedad: Hayward. Del tamaño de un huevo, peludos y con una pulpa algo translúcida de color verde esmeralda, es la variedad más conocida y producida mundialmente, ya que además del buen sabor de sus frutos, estos toleran bien la manipulación, el transporte y la conservación en cámaras.
 

Pero el mundo del kiwi, sin ser especialmente diverso, da algo más de sí.  Existe otra especie, la Actinidia chinensis cuyas variedades tienen la carne amarilla (y la palabra Gold en su denominación comercial). Son menos ácidos y su sabor recuerda más a frutas tropicales, algo más caros también posiblemente porque algunas variedades son bastante sensibles a enfermedades bacterianas.
 

En esta familia también tenemos el formato "mini". Se trata de las especies Actinida arguta y A. kolomikta , cuyos frutos pueden comerse de una sola vez y sin pelar y tienen un sabor más dulce. Estos se conocen mundialmente como “Kiwi-berry”, pero ¿sabías que en Galicia también tenemos una variedad enana ? . Se desarrolló en el  Centro Fitopatologico de Areeiro (Pontevedra), donde se les bautizó como “kiwiños”.
 

Variedades de kiwi. A = A. arguta; C = A. chinensis; D = A. deliciosa; E = A. eriantha; P = A. polygama; S = A. setosa. Fuente: Crowhurst et al. - BMC Genomics 2008 9: 351, CC BY-SA 3.0
 El kiwi en casa

El kiwi es una especie climatérica, es decir que madura rápidamente y puede hacerlo fuera del árbol donde nació. El kiwi es extremadamente sensible al etileno, la hormona que induce la maduración en la fruta, por lo que dependiendo de si queremos que maduren en casa o no, convendrá ponerlos cerca de otras frutas que emiten esta sustancia (como manzanas, naranjas, plátanos o peras), o alejarlos de ellas.
 

Un kiwi maduro aguanta perfectamente una semana  a temperatura ambiente antes de comenzar a estropearse. Si los guardamos en el frigorífico se mantendrán en perfectas condiciones durante un mes e incluso pueden congelarse sin problemas.
 

El kiwi es una fruta interesante desde el punto de vista nutricional, pero es una de las frutas que más alergia da tras las rosáceas (melocotón, albaricoque, etc). Afortunadamente los síntomas suelen ser leves.
¿Sabías que los kiwis contienen tres veces más vitamina C que las naranjas, y tienen tanto potasio como los plátanos?

Por último, quizás a los cocinillas os interese saber que los kiwis contienen una potente enzima, la actinidina, capaz de degradar las proteínas. Esto hace que no se pueda utilizar con gelatinas, ya que estas no solidifican, y sea poco recomendable en recetas con lácteos.
 

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