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jueves, 1 de septiembre de 2016

QUERIDO CONSUMIDOR...

Veraneando en la costa granadina, una mañana nos encontramos a una gitana vendiendo higos chumbos (que no "chungos"). No sé si los conoceréis, son el fruto de la chumbera, un cactus naturalizado en medio mundo armado de pinchos tanto en las hojas como en los frutos.

Mientras comprábamos unos cuantos se acercó una señora que preguntó que a cuánto estaban. La gitana le contestó — "cuatro a un euro"—, a lo que la señora le contestó — "¡qué caros!". La gitana, sin cortarse un pelo, le contestó —"¡pues vaya usted a cogerlos!".

Ejemplar de chumbera (Opuntia ficus-indica). ¿Quién se anima a coger unos cuantos higos chumbos?.
 
Imagino que a muchos agricultores les gustaría ponerse en el lugar de esta gitana y decirle cuatro cosas a ciertos consumidores demasiado exigentes, quisquillosos o directamente conspiranoicos; pero como no quedaría del todo bien, tienen que conformarse con escribirles cartas.

Y de eso va esta entrada, de cartas que nos escriben los agricultores, hartos de que se cuestione, o en el mejor de los casos se ignore, su trabajo. Voy traeros dos ejemplos de autores, que aunque no son agricultores a pie de campo, están lo suficientemente metidos en este mundo como para transmitir los sentimientos y demandas de agricultores y ganaderos.


Bauer Willi


Tuvimos la ocasión de conocerle en persona gracias al Congreso de Periodistas Agrarios de la IFAJ que tuvo lugar en Bonn. Fuente: IFAJ.
 
Willi Kremer Schilling, más conocido por muchos alemanes como "Bauer Willi" (bauer es granjero en alemán) es un agrónomo de 62 años, que ha ocupado puestos importantes en la industria agraria y en la actualidad está parcialmente retirado. Desde 1983 trabaja en la granja familiar, en la que cultivan remolacha, colza y trigo entre otros productos.

En enero de 2015 escribió la carta "Querido consumidor", que fue publicada en numerosos medios de comunicación. Desde entonces es un invitado frecuente en programas de radio y televisión, ha escrito un libro y publica diariamente en su página www.bauerwilli.com (solo disponible en alemán, una lástima). 




La carta en cuestión la podéis leer aquí, pero está escrita en inglés. Así que os haré una traducción libre y (muy) resumida de los principales puntos que trata.


Lo quieres todo, pero lo quieres barato. Reclamas comida libre de OGMs, sin gluten, sin lactosa, etc, y con la menor cantidad posible de fertilizantes, o si se utilizan deben ser orgánicos, pero no deben oler mal, y nada de aplicarlos cerca de donde vives. Pides la luna, amigo (esto último es cosecha propia).

Quiero tener una vida normal, como el resto de la gente: poder irme de vacaciones o pagar la universidad de mis hijos. No se puede vivir solo del "buen rollo", sobre todo si estás produciendo a pérdidas.

Me ahoga la burocracia. Estoy continuamente rellenando papeles, hasta por las cosas más nimias. Mis productos tienen que ser analizados en busca de contaminantes; por supuesto nunca encuentran nada, pero es la ley. Y al final son los escándalos alimentarios, con los granjeros de nuevo en el punto de mira, los que quedan en la memoria colectiva. En parte porque una vez pasada la tormenta, nadie se preocupa de aclarar las cosas.
 
La comida no tiene valor para tí, si no es así ¿por qué tiras tanta a la basura?.

Dices que quieres comprar local pero compras uvas de Chile, mangos de Brasil o espárragos de Sudáfrica, y las zanahorias ahí se quedan. ¿Has oído hablar de la col blanca o la de Saboya?, no, para qué, lo que tú quieres son corazones de alcachofa.

Quieres calidad, pero al final el precio es el que manda. En propias palabras del autor: "La gente habla continuamente de bienestar animal, pero la cuota de mercado de la carne ecológica en Alemania es del 1%" , "¿Cómo vamos a producirla si al final nadie paga por ella?".


¿En qué te fijas realmente, en las etiquetas o en las promociones?.


Quiero que te hagas una idea de lo que se siente estando en mi situación. Por supuesto que hay granjeros que no hacen las cosas bien, como ocurre con otros profesionales, pero en general procuramos trabajar de una manera sostenible en nuestro propio interés. No necesitamos que políticos, periodistas o burócratas (que cobran todos los meses sin correr riesgos empresariales) nos digan lo que tenemos que hacer.

Y si, somos empresarios, pero no actuamos como langostas (la plaga, se entiende) que acaban con todos los recursos que se encuentran a su paso. Me veo como el custodio de una granja, que pasará a mis hijos. Y mientras tanto trabajaré para mantenerla en buenas condiciones. No voy a irme a producir a Asia, seguiré produciendo aquí mientras pueda, y mientras me dejen.

Quizás porque la carta surgió por el enfado tras comprobar el precio que recibiría por sus patatas, o quizás porque se publicó en el lugar y el momento perfectos, el caso es que tuvo un gran éxito en la población alemana. 

En una entrevista que le hizo un periodista agrario comentó "Necesitamos llegar al corazón de nuestros ciudadanos, no solo al cerebro",  ¿creéis que lo ha conseguido?, ¿qué os parece?. En mi opinión utiliza un tono algo agresivo con el consumidor, que no tiene por qué cómo se producen todos los alimentos que compra ni cuánto cuesta producirlos. Es nuestro trabajo llegar a su cerebro y su corazón, pero con respeto.


Rubén Villanueva

Él realmente no trabaja como agricultor, pero está metido de lleno en este mundo, ya que es responsable de comunicación en la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos ), uno de los tres principales sindicatos agrarios.

En su blog personal, "Me importa un pimiento", ha escrito varias cartas dirigidas a agricultores y ganaderos, de estos a los Reyes Magos...pero de la que quiero hablaros es  "Y sin embargo te quiero. Carta abierta de un agricultor a un consumidor".  


Rubén Villanueva en el viñedo de su padre en tierras manchegas. Según me cuenta "Conozco en primera persona las labores del campo: he sarmentado desde pequeño, he quitado hierba con un “bonito” azadón, y mis espaldas tienen acumuladas 10 vendimias enteritas de un media de 27-28 días cada una". Vamos que sabe de lo que habla. Foto cortesía del propio autor.

El oficio de periodista se nota, y con un estilo mucho más lírico viene a recordarle al consumidor las mismas verdades que Bauer Willi, pero de buen rollo. Que el agricultor está detrás de muchas de las cosas que consumimos y que quizás no valoramos lo suficiente (alimentos, paisaje rural...). Que es la legislación europea la que convierte en exigencias legales las insaciables demandas del consumidor, como garantizar el bienestar animal o proteger del medio ambiente. Demandas que resultan más caras de poner en práctica de lo que a menudo estamos dispuestos a pagar. Y para eso, muchos agricultores y ganaderos pueden recibir ayudas de la propia PAC (hay sectores que no reciben nada), pero los fondos europeos no lo solucionan todo, trabajan para una economía de mercado y vez más en más ocasiones lo hace perdiendo dinero. Por último está el clima, y la incertidumbre de mirar al cielo para ver si este año respetará mi cosecha, algo que no ha cambiado en los miles de años que tiene esta profesión.

Y no os cuento más. Leedla, que no tiene desperdicio y compartidla, porque cuanta más gente la lea mejor se entenderá la labor del agricultor y el ganadero.

Agricultura: el arte de perder dinero y trabajar 400 horas a la semana para alimentar a gente que piensa que estás intentando matarlos.
Algún día tengo que conseguir esta camiseta. Fuente desconocida.

¿Conocéis alguna carta similar?. Si eres agricultor, ¿qué opinas de estas cartas ? ¿les falta o les sobra algo?.. Anímate a dejar tu opinión en los comentarios.




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jueves, 30 de junio de 2016

FORMANDO A DETECTIVES DE LOS ALIMENTOS


Tanto éxito tuvo el primer Tour del "Proyecto Conocer la Agricultura y la Ganadería" en colegios, que hemos tenido que repetir una segunda convocatoria, y ya tenemos hasta lista de espera. Como nos va la marcha, el próximo reto que nos planteamos es salir de la Comunidad de Madrid.

De nuevo ha sido una maravillosa experiencia bajar al patio o al gimnasio del colegio para ver cómo perciben los más pequeños la agricultura, la ganadería y su relación con los alimentos que toman a diario. Muchas de las conclusiones son las mismas a las que llegamos en el Tour anterior, repitiéndose algunas de las anécdotas que conté en las crónicas anteriores. Pero en esta ocasión, por razones que desconozco, tenemos menos anécdotas para compartir con vosotros; aunque alguna que otra sí que hay.

 

Hemos visitado colegios en los que los niños estaban particularmente puestos en estos temas, algunos por su propio interés o porque lo habían trabajado con los profesores en clase. Mi reconocimiento a todos los profesores que se han implicado (la mayoría) y han disfrutado de las actividades como los que más.


Charla inicial: el reino de las verduras

Lo primero que hacemos siempre es reunir a todos los niños para presentarnos y contarles lo que vamos a hacer. 
Hablando de cereales en la charla inicial. No falla, es pedirles que nos nombren cereales que conozcan y salen automáticamente los choco - crispies o cualquier variedad de cereales de desayuno (preferentemente chocolateada).

¿Qué tendrá la zanahoria que sale siempre?. Dibujo de Inés Garrido, del Colegio Santa Ana y San Rafael.


Empezamos preguntándoles qué significa "Agricultura" para ellos y enseguida surgen palabras muy genéricas aunque acertadas: cultivar, recolectar, alimentos... Hemos comprobado que los niños a) al principio están un poco tímidos y b) lo que realmente quieren es ponerse a jugar, así que es normal que no se explayen mucho cuando les preguntamos.

Pero si les pedimos que nos hablen de alimentos, salen enseguida hortalizas o cualquier otro tipo de verduras. Está visto que las más importantes las conocen, otra cosa ya será que se las coman. Como curiosidad los niños del colegio de Quijorna, de un entorno más rural, fueron los que citaron más variedad de verduras.

Uno de los monitores me cuenta que a menudo, hablando sobre alimentos, preguntaba a los chicos por recetas conocidas, y siempre hay uno que dice —Sopa de... —

—¡¡ Tomate !! —. Vale tenemos el gazpacho y otras miles de variedades.

—¡¡ Pimiento !!, ¡¡ berenjena !!—. Lo mismo a alguno le pasan el pisto por la batidora.

De zanahoria también vale, y es que, para ellos se puede hacer sopa con cualquier vegetal.

 

Luego pasamos a la ganadería y ocurre tres cuartos de lo mismo; la definición por excelencia para ellos es "cuidar a los animales". Me hubiera gustado tirarles un poquillo más de la lengua para aclarar qué entienden por cuidar animales, aparte de darles de comer, pero el tiempo apremia y los chicos quieren jugar. Cuando pasamos a repasar los alimentos salían los típicos: carne, leche, huevos...y salchichas y bacon, como no.
 


Los niños del Ángel León eran de primero pero estaban muy puestos. ¿Será porque tienen huerto y criaron pollitos en clase?.

En el Colegio Ángel León, se me ocurrió ir más allá y preguntarles por algo muy habitual en su día a día y que está hecho con un producto de origen animal.

—Es redondo, de cuero, y os gusta jugar con el—

—Un planeta— respondieron. Se ve que estos chicos no se conforman con cualquier juguete.

 

En ese mismo cole, un niño mencionó al conejo como animal de granja, lo cual es sorprendente: porque eran niños más bien pequeños (1º primaria) y porque, sobre todo a estas edades, los conejos suelen ser considerado más como una mascota.




 

Los dos juegos clásicos: el Memory y la Oca
 
El memory es, con diferencia, el juego más agradecido: pocas normas y bastante sencillas, dinámico y basado en imágenes. La oca llama más la atención, pero conforme avanza el juego las ansias por ganar superan a las de aprender.


En el Colegio María Corredentora la cabina del tractor pudo subir de nivel, de cabina de helicóptero ha pasado a avión. 
La mariquita es un insecto conocido por los niños, y muy vistoso. Belén, nuestra monitora preguntó a los niños del Colegio Francisco de Quevedo : "—¿ Sabéis por qué las mariquitas son buenas en la agricultura?— ¡ Porque dan suerte !—contestaron los niños".

Alejandro, el monitor que suele ocuparse del juego de la Oca, tenía impresionadas con su sabiduría a estas chicas del Colegio Príncipe de Asturias.





En el juego de la oca hay una casilla con una sandía dibujada. Debió costarles reconocerlas porque uno de los equipos insistía en que las sandías son rojas con puntitos negros, en vez de verdes. Quizás es porque los niños están acostumbrados a verlas ya abiertas. 





Los más pequeñines también pueden jugar, y siempre se les queda algo. Aquí tenemos a alumnos de Educación Infantil del Colegio Héroes del 2 de Mayo.


Aprendiendo sobre alimentos con el juego "Del campo a la mesa"
 

Para esta ocasión hemos estrenado un nuevo juego dedicado a los alimentos y a su relación con la agricultura y la ganadería, de ahí el título de esta entrada.


La idea inicial era meter también plantitas de hierbas aromáticas que, además de ser ingredientes, decoraran un poco. Pronto me alegré de haberla desechado, no hubieran durado ni dos sesiones.





La idea de este juego, he de reconocerlo, está inspirada en el programa Máster Chef al que muchos niños son muy aficionados. Algunos lo captaban enseguida, pero pronto descubrí que era mejor no mencionar al programita de marras si quería evitar una histeria colectiva de los niños a la hora de "hacer la compra" difícil de controlar. Y es que este tercer juego es sin duda el más complejo: cuando los niños (con o sin profes) colaboran funciona genial y aprenden mucho, pero puede llegar a ser una auténtica tortura locura.
 

 Fase preliminar del juego.1. Juntarnos todos alrededor de una mesa con un bodegón de alimentos, unos de mentira y otros de verdad. 2. Pedirles por favor que dejen de tocar los alimentos, y recordarles que aunque algunos están muy logrados, NO íbamos a cocinar porque con alimentos de plástico, y sin cuchillos ni pila ni cocina difícilmente se puede cocinar nada. Aún así alguno siguió insistiendo, bendita inocencia.


El juego comienza presentando los alimentos como la materia prima de los cocineros, no sólo los "chefs", también los cocineros del comedor del cole y los padres, madres, abuelas, etc. que cocinan en casa. Entonces les lanzo la pregunta del millón.

—¿Os gusta cocinar?—

—¡¡ Siiii !!— es la respuesta más frecuente, acompañada por un entusiasmo general, y unas cuantas manos levantadas.

—"Yo cocino con mi madre", "Yo ayudo a mi padre a hacer la tortilla de patatas", "Yo sé hacer bizcochos" — enseguida añadían los niños, deseosos de demostrar que no se limitan a ver los "gastroprogramas" sino que les gusta trastear en la cocina con los mayores. Ojalá les dure la afición.


Ya metidos en materia les pregunto —¿qué cosas creéis que tiene que saber un buen cocinero?

—Pues saber cocinar—la respuesta es unánime. Pero como aquí si puedo tirarles de la lengua, les pido que concreten más. Y enseguida surgen ideas:

—Saberse las recetas. —Es otra respuesta muy común.

—Qué ingredientes poner y cómo combinarlos—apunta una niña.

—Saber encender los fuegos —añade otro niño.

—Tener cuidado de no cortarse o quemarse— apunta un tercero. Vaaale, que pasa el tiempo y nos alejamos de dónde quiero llegar.

Hasta que una niña apunta tímidamente —saber cómo comprar—. Y ahí es cuando les hablo de la importancia de conocer los alimentos y saber cómo comprarlos; al fin y al cabo, un gazpacho hecho con tomates insípidos nunca estará tan rico como uno hecho con tomates de temporada.


 Algo de chapa les tengo que dar, intentando que ellos participen eso sí. Da gusto cuando tienes una audiencia como los chicos del Colegio Ramón y Cajal.

Cuando les pregunto si saben lo que es un alimento de temporada algunos niños no tienen ni idea y otros, aunque lo saben, no son del todo capaces de expresarlo bien y se hacen un lio. Ocurre lo mismo con los alimentos con denominación de origen. En este caso recurro a un ejemplo muy familiar: plátano de Canarias versus banana.


—Imaginaros que os mandan comprar plátanos de Canarias, ¿cómo los distinguirías en la tienda?—

—Pues por la pegatina—suelen decir los niños.

—Ya, pero no todos los plátanos la llevan, y a veces se cae—les replico.

—¡Pues por el paquete!, o por el cartel en la tienda— suelen responder. Chicos prácticos estos.

—¡ Por el sabor ! —apunta un niño convencido

—Ya, pero si te comes un plátano antes de comprarlo lo más seguro es que te regañe el tendero —sigo pinchándoles un poquito.

—¡Porque son más grandes!, ¡porque son más pequeños!, ¡por el color! (¿ein?) —en este punto cualquier respuesta les parece válida.

—¡Por las pintitas! — ¡¡ por fin salieron !!.



El momento más deseado, hacer la compra.

Pero como lo que realmente están deseando es "hacer la compra" y ponerse manos a la obra, les doy a cada equipo un sobre con las instrucciones necesarias. Es muy divertido ver la seriedad con la que cuentan cómo harían ellos las recetas previstas. Una vez cocinado todo, volvemos a hablar de ingredientes, ya que a cada grupo le tocará ordenar una serie de fotos relativas a un ingrediente concreto. He de decir que en general lo hacían bastante bien.


¿Es así? 
¿O así?. ¿Una isla o una montaña?. Esta foto de de los invernaderos de Almería tomada desde el espacio confundió a más de uno, que no sabía bien cómo orientarla. Fuente: NASA
Otro niño confundió directamente las ubres de esta vaca con su culo, le chocó que fueran tan grandes. Fuente: desconocida.


Los niños y el orden de magnitud en producción animal:

—¿Cuántos huevos pone una gallina al día? — les preguntaba.

— ¡ Cinco !, ¡tres!,¡dos! — contestaba la mayoría conforme les iba haciendo gestos para que bajaran la cifra.

— Y... ¿cuántos litros de leche da una vaca al día? —

— Uno, cinco, diez — respondían.

Es curioso, a las gallinas las sobreexplotan y a las vacas no les sacan partido.



La de cosas que se pueden contar a partir de una foto de una sala de ordeño. Fuente: De Laval

La sala de ordeño o cómo meter un poco de pensamiento lógico:

¿Cuántas vacas puede haber en una granja?, ¿Cuántas veces creéis se ordeña una vaca al día?...si vosotros fuerais granjeros, ¿cómo ordeñaríais, a mano o a máquina?.

Todavía muchos niños tienen dudas, lo cual no es de extrañar porque, realmente, ¿cuántos niños han ordeñado alguna vez en su vida?, ¿cuántos de nosotros lo hemos hecho?.





¿Cómo procesan los niños la información que les llega sobre los alimentos? 


Me gusta hablarles del código de los huevos, es fácil, pueden comprobar en casa lo que les cuento y da pie a introducir el concepto de trazabilidad (sin mencionarlo). Fuente: Base de fotos de la Editorial Agrícola.

Cuando expliqué que el número 0 que aparece en el código de los huevos corresponde a la producción ecológica (simplificando muchiiisimo para audiencia infantil, "cuando las gallinas viven a tutiplén") un niño del Colegio Santa Ana y San Rafael me contestó que sabía perfectamente lo que son los productos ecológicos porque hay una tienda "eco" cerquita de su casa.

¿Y si un niño de 10 años te pregunta en qué consistió la enfermedad de las ‪‎vacas locas?. No es fácil explicarlo de manera simplificada y en poco tiempo. Me ocurrió con unos chicos del Colegio Amorós y al menos salí bien del trance, aunque sospecho que lo que más les interesaba es saber cómo se comporta una vaca loca.


Un ingrediente básico en nuestra alimentación es el trigo, con el que se hace el pan y la pasta.

Cuando les hablo de lo que ocurre en el molino aprovecho para hablarles, de pasada, de la harina integral y la refinada. Por cierto, casi todos los niños prefieren el pan blanco. Comprobé cómo los mitos alimentarios calan hasta en los más pequeños, porque hubo un niño que me preguntó si el pan integral también engordaba.


Terminado el segundo Tour del Proyecto Conocer por los colegios milagrosamente nuestro pollo mantiene sus dos alitas y dos jamoncitos . Hemos perdido una patata, mas de una fresa ha perdido el rabito y el vaso de leche solo nos duró un día. Pero creo que ha merecido la pena, porque los niños han descubierto muchas cosas sobre agricultura y alimentos de una manera diferente.

 

El broche final: la foto y los regalos


Y por fin, tras las actividades, la foto en nuestro nuevo decorado y la entrega de regalitos.

Niños del Colegio Zola
Niñas del Colegio Miguel Hernández







Por cierto, esta vez no vino la tele, pero acompañé a la radio a unos niños del colegio Antonio Fontán , para contar en el programa "En clave rural" de qué iba esta experiencia (min 51.46 al 54).



 

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jueves, 18 de febrero de 2016

TRACTORES PARA DUMMIES



Estos días en Zaragoza se celebra la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA para los entendidos) así que vamos a dedicarle una entrada al tractor, que ya iba siendo hora.



Intentaré hacerlo breve y con muchas fotos, algunas de ellas tomadas en una feria, que aunque no es su medio natural se les puede ver muy de cerca...y limpitos. Mi intención es mostraros al tractor como la obra de ingeniería que es: aportando diseños y soluciones que satisfacen las necesidades del agricultor para poder trabajar mejor, más rápido, cómodo, seguro, sin gastar más de la cuenta, cuidando el suelo e incluso el medio ambiente en general. Vamos allá.




Diseñado para arrastrar pesos



Según la Real Academia de la Lengua, un tractor es un "Vehículo automotor, con gran capacidad de tracción, que se emplea para arrastrar o tirar de aperos agrícolas, remolques, etc." Pero es que un tractor es mucho más.



La palabra "tractor" la tomamos del inglés y ellos a su vez del latín "trahere" que significa tirar de algo, ya que el tractor comenzó siendo una máquina diseñada para arrastrar cosas; trabajo que hasta ese momento realizaban bueyes, caballos y mulas. Como el tractor es más rápido, tiene más fuerza y sobre todo es infatigable y mucho más versátil ha acabado ganándole la partida a los animales de tiro, aunque en algunos lugares antes que en otros.



¿Sabías que el primer tractor que funcionó en España salió de una fábrica de Barcelona en 1955?.





La cantidad de cosas que puede hacer un tractor (que ni te imaginabas).



Un tractor agrícola no deja de ser un vehículo y funciona como tal: la energía producida por la combustión dentro del motor se transforma en energía mecánica. El coche la utiliza solo para correr, o simplemente moverse (según sea el conductor o las circunstancias), mientras que el tractor la necesita para arrastrar y empujar aperos o para levantar objetos pesados.



Para ello está dotado de un poderoso motor diesel que aporta energía no sólo para mover las ruedas sino también para que funcionen la toma de fuerza y el sistema hidráulico. Estos sistemas, que veremos a continuación, transmiten la fuerza del motor a distintos aperos para que puedan realizar su labor.


Un tractor puede empujar, arrastrar y hacer funcionar varios aperos a la vez. Fuente: Cortesía de Fendt.


Una de las tareas habituales en un tractor es tirar de objetos pesados, como un remolque. Estos van unidos al tractor por la barra de tiro; una barra robusta que permite una unión segura pero flexible entre el tractor y el apero que tenga sujeto.



Este remolque está enganchado a una barra de tiro transversal (B) diseñada para acoplar al tractor aperos de poco peso. La barra de tiro normal (A) está justo detrás.


Algunos aperos ejercen su función simplemente al ser arrastrados. Un ejemplo clásico es el arado; que se hinca en la tierra y va formando surcos según es arrastrado por el tractor. Fuente: Cortesía de Fendt.


El enganche tripuntal tiene tres brazos que permite subir y bajar los aperos o cualquier herramienta que tenga acoplada el tractor. Este acople entre apero y tractor es más firme que el de un remolque. Funciona gracias al sistema hidráulico del tractor cuya función es usar la energía mecánica en diferentes lugares y puntos del tractor, sin necesidad de utilizar transmisiones mecánicas (engranajes varios, para entendernos). Esta energía se transmite por medio de un fluido a alta presión.



Tractor con un rotocultor (apero que desmenuza los terrones del suelo) enganchado en el tripuntal. ¿Qué pasa cuando ha terminado su trabajo?, ¿cómo se lleva apero de vuelta a casa?. Obviamente arrastrándolo por la carretera no. Los aperos de tamaño pequeño o mediano se elevan con el enganche tripuntal para que no toquen el suelo y moverlos así con facilidad. Fuente: Archivo de la Editorial Agrícola.




¿Y qué ocurre si el apero es tan ancho que no cabe en la carretera?.Cuando los aperos son demasiado grandes, como este combinado, poseen ruedas para circular y van plegados, como si de un transformer se tratara. Gracias al sistema hidráulico el conductor desde su puesto puede plegarlo, desplegarlo e incluso controlar la profundidad de los surcos que hace en el suelo. Fuente: Cortesía de Fendt


El sistema hidráulico también permite manejar una pala frontal.