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viernes, 5 de julio de 2019

¿CÓMO FUNCIONA UNA COSECHADORA?




 


Con el verano llega el momento de la cosecha, y tras la cosecha normalmente vienen las fiestas patronales, que antiguamente celebraban el fruto de todo el trabajo, francamente duro, que se había realizado durante el año para obtener la cosecha. Hoy en día, las diversas máquinas han liberado al agricultor y al jornalero de la parte dura de los trabajos agrícolas pero las fiestas de los pueblos ahí siguen para todo el que quiera disfrutarlas, así que se puede decir que hemos salido ganando, ¿no?.


La faena de siega era una actividad agotadora que comenzaba entre San Juan (24 de junio) y San Pedro (29 de junio), en la que no había domingos ni jornadas de descanso ya que había que poner el grano a buen recaudo antes de que las tormentas y el granizo echaran la cosecha a perder. Según cuentan en la página de donde procede la foto, hace un siglo, tener una tonelada de trigo en el almacén, costaba 28 jornales, pero no como los de ahora: de sol a sol, 12 horas de trabajo con calor, polvo, sudor y tábanos.

Hoy en día, para esta labor se utilizan las cosechadoras, impresionantes máquinas capaces de llevar a cabo simultáneamente varios pasos de la cosecha de diversos productos agrícolas. Existen distintos tipos de cosechadoras según el producto a recoger, ya que no es lo mismo recoger cereal, patatas, algodón o aceitunas, pero en esta entrada nos vamos a centrar en las cosechadoras diseñadas para cosechar semillas pequeñas como las de los cereales, legumbres o colza. 


En inglés a este tipo de cosechadoras se les denomina "combine" porque combinan en una sola máquina varias operaciones: cortar y recoger la mies, separar el grano de la paja, cribar el grano y esparcir la paja.

 

La cuchilla de afeitar de los campos
 


 

Normalmente es como describimos estas máquinas a los más peques en nuestras actividades en colegios, pero aquí vamos a explicar con algo más de detalle cómo funcionan.
 

En primer lugar, al igual que las maquinillas de afeitar eléctricas, una cosechadora puede cambiar de cabezal para cosechar distintos productos. Los dos más fáciles de distinguir son los de cereales pequeños y los de maíz (recuerda que el maíz es un cereal) o girasol. Desde la cabina, el conductor puede regular la altura de corte en función del tipo de cultivo y del terreno en que se esté trabajando. Si el terreno está en pendiente el cabezal (o incluso la máquina entera) se adaptará al relieve.
 

Las plantas con tallos altos y gruesos necesitan otro tipo de cabezal.  Este es que se utiliza para cosechar maíz.



Cuando la máquina se traslada de una parcela a otra el cabezal va montado en un remolque que arrastra la propia cosechadora. Fuente: Claas
 
Los cabezales están diseñados para cortar la planta y dirigirla al interior de la máquina. La planta entera entra por el alimentador hacia el interior de la máquina, allí se encontrará con un sistema de limpieza que mueve las plantas para eliminar grandes impurezas (piedrecillas por ejemplo) en una primera fase y recoger los granos que se van soltando en una segunda fase. Los granos pasan a varias cribas que van eliminando pequeñas impurezas, hasta que queda el grano prácticamente limpio; esto es muy importante porque determina en parte la calidad de la cosecha. Los granos ya limpios son conducidos a la tolva de almacenamiento situada en la parte superior de la cosechadora, y según suben distintos sensores detectan aspectos como la calidad del grano, el rendimiento de cada zona o directamente el nivel de llenado de la tolva. Toda esta información la ve el conductor en su cabina, de manera que se pueda coordinar con los tractores que recogerán el trigo en remolques. Las cosechadoras más modernas integran toda la información y la asocian a coordenadas GPS de manera que se pueden hacer mapas que ilustran con detalle las zonas con distintos rendimientos dentro de una parcela. 

También pueden coordinarse con los tractores de manera automática para que estos circulen a su lado y así se pueda traspasar el grano desde la tolva al remolque. Esto se hace mediante otro tornillo sinfín cubierto por un largo tubo que se despliega cuando ambas máquinas están en marcha.
 



  
El resto de la planta, es decir la paja, es conducido a la parte trasera de la cosechadora. Allí podrá picarse en trozos pequeños de manera que se disperse por el suelo de la parcela sirviendo de abono y protección del suelo. También puede eliminarse sin picar, dejando montones alineados por los pasarán por encima las empacadoras para formar pacas de paja; pero eso ya lo contaremos en otra entrada si queréis.

Partes de una cosechadora moderna:

viernes, 17 de febrero de 2012

DE TRACTORES Y SATÉLITES


La cosechadora, sin pararse, va vaciando
su depósito en el remolque del tractor.
Foto cortesía de ARS
(Agricultural Research Service. USDA)


Imagina un tractor con remolque en un cultivo de trigo bajo el intenso sol del verano. Allá lejos vemos una cosechadora devorando el cereal ya maduro; hasta aquí es fácil ¿no?. Dentro de la cabina de la cosechadora su conductor observa atentamente una pantalla de ordenador, que le va indicando su posición exacta gracias al receptor GPS que lleva la máquina (eso ya no es ninguna novedad, lo llevamos todos en el bolsillo o dondequiera que guardemos el móvil). Según avanza la cosechadora, unos sensores van registrando la cantidad de grano que entra en el depósito cada segundo. Estos datos irán directamente al ordenador del agricultor y con ellos se elaborará un mapa que muestre los rendimientos de la inmensa zona cultivada, metro a metro.  

Los sensores del depósito de la cosechadora han indicado al conductor que le falta poco para llenarse y el ordenador de a bordo avisa al tractor para que se acerque, que tiene que vaciar el depósito. Otros sensores han detectado que algunos engranajes andan un poco escasos de aceite y que convendría adelantar la revisión en el taller, así que manda otro mensajito al concesionario para pedir cita cuanto antes. Y es que las cosechadoras son maquinas muy caras que no pueden estar paradas en plena campaña de recolección por una simple avería .

Nos montamos en el tractor, pero esta vez a principios de la primavera, cuando las plantitas de trigo comienzan a desarrollar sus primeras hojas. El programa informático de gestión agrícola ha recomendado aplicar una dosis de fertilizante, y allá que va el tractor, con su abonadora. Hay demasiado terreno por cubrir, así que le sigue pocos metros detrás otro tractor… sin conductor. Ambos se comunican constantemente mientras avanzan por la finca, reconociendo las zonas donde el suelo es más fértil o más pobre y ordenando a las abonadoras que regulen la dosis según sea necesario.  Mientras, el conductor va comprobando tranquilamente en la pantalla cómo trabajan sus fieles aliados.

¿Ciencia ficción? No. Es “agricultura de precisión”. Un tipo de agricultura que aprovecha las infinitas posibilidades de las nuevas tecnologías para realizar una gestión de las cosechas mucho más racional y más respetuosa con el medio ambiente, ya que permite ajustar al máximo la cantidad de agua, abonos y productos fitosanitarios que se aportan a los cultivos. Agricultura y tecnología se unen para poder realizar las distintas labores con la intensidad adecuada, en el momento adecuado y en el lugar exacto del cultivo.

Las imágenes obtenidas por satélite
permiten conocer lo que está ocurriendo
en grandes extensiones de terreno cultivado.
Foto cortesía de la NASA. 

Mediante los GPS (Global Positioning System, o Sistema de Posicionamiento Global, para entendernos) se puede localizar en todo momento donde se encuentra una máquina o identificar las coordenadas donde se han tomado muestras (propiedades del suelo, productividad, presencia de malas hierbas o cualquier característica agronómica de interés). Las características del terreno y de los cultivos, cambian de un lugar a otro y con el tiempo, por lo que resulta muy útil elaborar mapas mediante Sistemas de Información Geográfica. Estos incorporan y combinan los datos tomados “in situ”, los datos que proporcionan las máquinas cosechadoras y la valiosa información que ofrecen las imágenes tomadas desde aviones o satélites. Con toda la información recogida, los programas de gestión agrícola indican al agricultor el momento adecuado y la dosis de aplicación de semillas, abonos, agua, productos fitosanitarios, así como el mejor momento para iniciar la recolección.

Todas estas innovaciones no están instaladas en el quehacer diario de los agricultores; hace falta maquinaria con todas estas prestaciones (que poco a poco va saliendo al mercado), mucho dinero para invertir en ella y ciertas dosis de carácter emprendedor y de conocimientos técnicos  para aplicarlas en su propio negocio. La agricultura de precisión está todavía en pañales, pero cada vez más propietarios de grandes extensiones de terreno van incluyendo una o varias de estas herramientas, ya que en estos casos si resultan muy útiles, y por tanto rentables.


Para quien quiera aprender sobre las labores agrícolas y la maquinaria que se utiliza, nada mejor que consultar el libro “Conocer la agricultura y la ganadería”.


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