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viernes, 20 de octubre de 2017

¿POR QUÉ ALGUNOS VEGANOS NO QUIEREN COMER HIGOS?


Porque si los higos son frutas, ¿qué problema hay?. Pues que hay un pequeño ser que le va a fastidiar el postre a los veganos y las veganas más recalcitrantes y desinformados y desinformadas. Pero para eso está el blog, para desvelar la intrincada vida sexual de algunas especies agrícolas y ganaderas (de hecho estoy pensando dedicarle una sección especial...se admiten sugerencias) y para que la gente, independientemente de la dieta que siga, compre informada y disfrute de los alimentos.
 

 

La avispilla de la higuera
 

Mucho antes de ser domesticadas por el hombre, hace unos 60 millones de años, las higueras silvestres y una familia de avispas diminutas, establecieron una íntima relación de mutua dependencia, en la que la higuera ofrecía un sitio inmejorable a la avispa para sacar adelante a su descendencia a cambio de que le ayudara con la polinización de sus flores. Si, la higuera tiene flores, las tiene metidas en un saco llamado sicono que acabará convirtiéndose en lo que todos conocemos como higo; en esta entrada te lo cuento

Se trata de un caso típico de simbiosis en el que ambas especies se benefician mutuamente, y evolucionan conjuntamente para asegurar el futuro de esa relación.  
¿Sabías que cada una las distintas especies de avispillas que forman la familia Agaonidae está especializada en polinizar una especie de higuera en concreto?
La Blastophaga psenes poliniza al higo común. Fuente: van Noort, S. & Rasplus, JY. 2017. Figweb: figs and fig wasps of the world. www.figweb.org (Accessed on <20-10-2017>).
 La curiosa relación entre higos y avispas 

¿Quieres saber en qué consiste? Pues presta atención porque no resulta fácil de explicar. A ver si lo consigo ayudándome de esta imagen.

Una imagen vale más que mil palabras.Texto traducido a continuación. Tomado de la Enciclopedia Británica.


¿Sabías que las flores de las higueras maduran en momentos diferentes para evitar la autopolinización?


(1). Una avispa hembra cubierta de polen, atraída por el olor que desprenden las flores femeninas, entra en el higo a través del ostiolo. Este es un agujerito muy pequeño, el bicho también lo es y está adaptado a hacerlo, aunque perderá las alas en el proceso.
 

(2). Dentro del higo encontrará flores masculinas cargadas de polen y flores femeninas. La avispa se dirige a las flores femeninas para poner los huevos en su interior utilizando su ovopositor (una especie de aguja que les sale del abdomen) y en el proceso poliniza el resto de flores femeninas con el polen, procedente de otro higo, que lleva pegado a su cuerpo.
 

(3). Las flores que recibieron los huevos de la avispa van desarrollando una estructura tipo agalla que protege a las larvas, mientras que las que recibieron polen formarán las futuras semillas. El futuro higo es generoso y aporta nutrientes para el desarrollo de las larvas y de las semillas.

(4). Llegado el momento las larvas comenzarán a salir de su cunita floral. Primero lo hacen los machos, a los que la naturaleza les ha dado un papel poco atractivo en esta historia. Pequeños, ciegos, sin alas, antenas o bonitos colores, su primera misión será encontrar a las hembras, a las que fecundan justo antes de salir del huevo. La segunda será cavar un agujerillo a través de la pared del higo para que puedan salir las chicas, ellos se quedarán dentro y morirán sin ver la luz (6).
 

(5). Las larvas femeninas, convertidas en avispas salen de su agalla unos días después, justo cuando maduran las flores masculinas. Salen al exterior provistas de antenas, alas y un sentido del olfato que les permitirá buscar nuevos higos receptivos. Van cargadas también con el polen de las flores masculinas que había en el interior de su higo-guardería (7). 


He aquí a una sufrida pareja que bien podria ser la protagonista de esta historia. La avispilla Pleistodontes imperialis asociada a la higuera australiana Ficus rubiginosa Como veis, son realmente pequeños. Tomado de aquí.
Una vez las hembras han polinizado las flores, se desencadena el proceso de maduración del higo: cambia de color y se hace atractivo para infinidad de animales que se alimentarán de el - aves, murciélagos, monos, ser humano - ayudando a la higuera a dispersar las semillas.
 

Todo este proceso, que dura de 3 a 20 semanas, se ha ido perfeccionando durante miles de años en higueras silvestres, muchas de ellas habitantes de la selva. Podéis verlo en este documental de la BBC.
 



¿Sabías que existen cerca de 755 especies de higueras en todo el mundo?

Higueras silvestres y domésticas
Dejemos de lado por un momento a las avispillas para centrarnos en las higueras, concretamente las de nuestro entorno mediterráneo:  Ficus carica y su parientes silvestres, Ficus carica caprificus también llamados cabrahígos, higueras machos o locas, principalmente porque dan frutos no comestibles.

Estas higueras presentan a lo largo del año tres tipos de inflorescencias: las mamas, los prohigos y los mamones. En ellas hay flores masculinas y dos tipos de flores femeninas: unas con de estilo (la parte alargada del órgano femenino) corto y otras de estilo largo. La diferencia de longitud entre los estilos es de un triste milímetro, lo suficiente para que la avispa llegue con su ovopositor al fondo de las flores y pueda dejar su puesta, o que no llegue y se limite a polinizarlas con el polen que lleva encima.
 

Si, ya sé que está en inglés, pero los dibujos ayudan bastante a entender este enredo de flores. style=estilo / male= masculino / female = femenino / caprifig = cabrahigo / edible fig= higo comestible.

Las avispillas pasan el invierno hibernando en el interior de las mamas. De ahí salen dispuestas a reproducirse y buscan los prohigos. En su interior ocurre el proceso que ya hemos descrito, y de él sale la hembra con sus huevos y cargadita de polen. Pueden entonces ocurrir dos cosas: que encuentre un mamón y continúe el ciclo en la higuera silvestre, o que encuentre un higo de higuera doméstica. 

Esta segunda posibilidad es la que menos le interesa a la avispa, ya que las higueras cultivadas hacen trampa, sólo tienen flores femeninas de estilo largo, justo las que serán polinizadas por la avispilla sin que esta obtenga nada a cambio.

Avispa entrando en un higo
Y es que el hombre parece empeñado en romper esta relación de milenios, ya que ha favorecido mediante su cultivo a las higueras "tramposas" y a las que pasan de las avispillas porque no las necesitan para nada. En concreto hay tres tipos de higueras cultivadas según su relación con las sufridas avispillas

 - Las higueras "turcas" o "griegas" (variedad Smirna o Zmir). Para que se desarrollen sus frutos necesitan de la presencia cercana de cabrahigos con su correspondiente legión de avispillas.
 

    Para asegurar la cosecha, el hombre cuelga de la higuera unas ramas de cabrahigo que con sus correspondientes flores. A esta práctica se llama cabrahigar o caprificación, y ya la practicaban los griegos, grandes aficionados a este fruto.

¿Sabías que los higos obtenidos por caprificación son más grandes, tienen una pulpa de color más intenso y están más sabrosos?. Por esta razón es importante conservar especímenes de cabrahigos como recurso fitogenético. 

Siconos de cabrahigo. Fuente: Joan Rallo/ El Mundo

 - Las higueras intermedias o de San Pedro, curiosamente no necesitan la ayuda de  las avispas polinizadoras para desarrollar las brevas, pero sí que la necesitan, al menos en algunas regiones, para obtener los higos.
 

 - Las higueras comunes o autofértiles, que son la inmensa mayoría de las variedades cultivadas. Son capaces de desarrollar el fruto sin necesidad de recurrir a la polinización, recurriendo a un truquillo ciertamente feminista de la naturaleza, la partenocarpia/partenogénesis. Algún día hablaré de él, pero quedaos con que explica por qué los plátanos no tienen semillas o porqué el rosal se te puede infestar de pulgones de un día para otro.

Estas higueras dependen del hombre para reproducirse, y este lo hace utilizando esquejes.

¿Con bicho o sin bicho?  

Los más avispados os habréis preguntado, ¿y qué pasa con la hembra una vez ha realizado su misión dentro del higo?, ¿vuelve a salir o me la estoy comiendo?. Pues ni una cosa ni la otra.  

Higo con avispas dentro. Tomado de esta página, que a su vez lo tomó de aquí.

Para todos aquellos preocupados por el destino de las avispillas, y sus larvas, termino la entrada explicando por qué podéis comer higos tranquilamente.
 

Efectivamente los higos turcos son la "tumba" de nuestras avispillas. Los machos no se libran, y las hembras tampoco. Una vez ha cumplido su misión no volverán a salir del higo porque la naturaleza lo ha previsto así; de hecho la hembra pierde las alas al entrar por el ostiolo porque realmente no volverá a necesitarlas. Pero nosotros no nos la comemos, porque antes lo hace el propio higo, que segrega una enzima proteolítica (que rompe las proteínas), la ficina, capaz de desintegrar a la pobrecilla avispa. Por si acaso, es habitual escaldar los higos de estas variedades para evitar sorpresas desagradables. 

Respecto a los higos autofértiles, en el hipotético caso de que apareciera una avispilla confundida procedente de un cabrahigo silvestre (que con el ritmo destructor de biodiversidad que llevamos resulta cada vez más difícil) y se metiera en el higo, la pobre correría la misma suerte.
 

Una vez aclarado tan fascinante asunto, ¡ buen provecho !.
 

Otras entradas que te podrían interesar:
 

DE HIGOS Y BREVAS (24/08/2017). Indispensable si quieres entender mejor el ciclo de la higuera. Y poder reconocer cuándo un higo está en su punto.

Y si eres de los que te gusta comprar la fruta en su punto, seguro que esta entrada te interesa: ABECEAGRARIO: MADURACION  

Lo he mencionado en el texto, y es un frutal que también tiene una historia interesante. La puedes descubrir en LA VIDA SECRETA DEL PLATANO
 

Esto del ciclo de la avispa y las flores de la higuera es un verdadero galimatías. Si te has quedado con ganas de más, tienes tiempo y sabes inglés, lo mismo esta página te acaba de aclarar el asunto.

jueves, 30 de marzo de 2017

REFUGIADOS VEGETALES

¿Qué pueden tener en común unas islas en el Círculo polar ártico con un país de Oriente Medio que lleva seis años en guerra?. El país lo habréis adivinado, Siria. Respecto a las islas, son territorio noruego y albergan un curioso edificio del que os hablaré más adelante.  

La respuesta: ambos guardan un tesoro muy valioso, un tesoro en forma de semillas. Su valor está en la información que guardan en sus genes tras miles de años de evolución y/ o domesticación, y por el concienzudo trabajo de investigación necesario para sacar provecho a esa información.
 

Una espiga de trigo sirio.
Fuente: Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 La importancia de coleccionar semillas

Acostumbrados como estamos a no comer más que unas cuantas especies distintas, no deja de sorprender que en la primera mitad del siglo XX las tribus indias norteamericanas fueran capaces de usar (para alimentarse, vestirse, curarse, etc.) unas 1.000 especies distintas. A lo largo de este mismo siglo se han perdido en Estados Unidos el 93% de las variedades de frutas y productos hortícolas. En España tampoco nos libramos, según cuentan en este artículo, de las 380 variedades de melón que había en los años setenta, hoy como mucho encontramos en el mercado 10 o 12 (y muchas me parecen). 
¿Sabías que de las 7.000 - 10.000 especies vegetales que ha utilizado el ser humano a lo largo de su historia, hoy sólo se cultivan unas 150 y solamente doce de ellas representan más del 70% del consumo humano?.
¿Por qué se ha perdido toda esta variedad genética? 

Básicamente porque hemos pasado de una agricultura de subsistencia que cultivaba de todo para poder comer a una agricultura industrial que cultiva pocas variedades pero muy productivas, para poder vender

Y es que actualmente a las semillas se les pide "el más difícil todavía": tienen que ser rentables para las casas de semillas, satisfacer las exigencias de agricultores, distribuidores e industria agroalimentaria y, cómo no, ofrecer productos atractivos y económicos al consumidor. Es difícil dar gusto a todos a la vez, y resulta lógico pensar que pocas variedades lo consiguen.


La variedad de productos en un supermercado cualquiera es a menudo engañosa: judías planas o redonditas, patatas para freír o cocer, berenjenas lisas o rayadas, una sola variedad de plátanos...Sólo las variedades más aptas comercialmente son las que se siembran, se recogen y se venden.

Hay que admitir esta pérdida de diversidad genética, no queda otra, sobre todo porque el uso de las variedades actuales también conlleva ciertas ventajas. Eso sí, con el cambio climático ya asomando la patita, es muy importante que seamos capaces de desarrollar unas variedades mínimamente productivas que además sean capaces de sobrevivir a sequías, inundaciones, exceso de calor o frio, a plagas y enfermedades o a suelos con demasiada sal. Estos "superpoderes" los tienen algunas variedades de cultivos antiguos, sus parientes silvestres e incluso especies que tradicionalmente acompañan a los cultivos. A este conjunto de especies es lo que denominamos Biodiversidad agrícola, y constituye un tesoro que puede ayudar a adaptarnos mejor al cambio climático, a mejorar la calidad de vida de muchos agricultores y a garantizar la seguridad alimentaria.
 

El Depósito Mundial de Semillas
 

Antes de viajar a Oriente Medio vamos primero a esas remotas islas situadas en el ártico, el archipiélago de Svalbard.


Desde su construcción en 2008 ha logrado reunir en torno al 40% de la diversidad alimentaria del mundo. Fuente: Global Crop Diversity Trust

Allí se construyó en 2008 el Depósito Mundial de semillas donde se guarda la "copia de seguridad" definitiva de 839.804 variedades de cultivos distintas. Los depositores mantienen la propiedad de las semillas allí guardadas y sólo ellos tienen acceso a ellas, por lo que también podríamos considerarlo una especie de "Banco mundial de las semillas"; aunque sus fines son considerablemente más altruistas y, en principio son los países en vías de desarrollo los más beneficiados.
 

Es posible que lo encontréis traducido como la "Bóveda global": su nombre en inglés es Global Seed Vault; y "vault" significa bóveda o cúpula, pero también cámara acorazada o caja fuerte. Estas instalaciones no tienen cúpulas por ningún lado, pero sí largos pasillos que se adentran en el suelo permanentemente congelado de ese remoto paraje.


Aquí se guardan semillas de casi todos los países del mundo. Mari Tefre/Global Crop Diversity Trust

Se eligió este lugar por varias razones: pertenece a Noruega, que además de ser un país tranquilo, financió la construcción y el mantenimiento de la bóveda. Este no es excesivamente caro, ya que, de momento, el frio que necesitan las semillas para su conservación lo tienen asegurado. Es también un lugar geológicamente estable y bien comunicado. 

El ICARDA de Siria.
 

El depósito de Svalbard está muy bien para guardar semillas de una manera segura y a largo plazo, pero aparte de eso poco más puede hacer. Existen 12 importantes bancos de germoplasma a nivel mundial especializados en distintos cultivos y que aparte de conservar semillas o tejidos, proveen de copias de este material a los mejoradores vegetales o los investigadores que lo soliciten. 
¿Sabías que, según la FAO, existen aproximadamente 1.400 bancos de germoplasma en más de mil países?

Pues bien el ICARDA (International Center for Agricultural Research in Dry Areas) es uno de ellos. Especializado en cereales y leguminosas, posee antiguas variedades de trigo duro y blando que datan de los inicios de la agricultura en "la media luna fértil" y una de las más grandes colecciones de lentejas, garbanzos, cebada y otras variedades de leguminosas, todos ellos cultivos que alimentan a millones de personas en todo el mundo. Podéis imaginaros lo que supondría perder estas semillas, desarrolladas desde hace cientos e incluso miles de años. El problema, su sede estaba situada a unos treinta km al sur de Alepo.

¿Sabías que se han sacado al mercado cerca de 900 variedades de trigo desarrolladas en el ICARDA para su cultivo en todo el mundo?

Como buena institución dedicada a conservar un bien preciado, estaba preparada desde el principio para acciones de emergencia. Así que, en cuanto comenzaron los primeros combates, allá por la primavera de 2011, el centro se puso en marcha para duplicar aproximadamente el 87% de su colección y enviarlo a bancos de semillas cercanos y a Svalbard. Y es que no hacen falta bombas para destruir un banco de germoplasma; sin la corriente eléctrica necesaria para conservar las semillas a la temperatura correcta, estas pueden perder su viabilidad.

Detalle del interior del banco de semillas. Estas se guardan en bolsitas especiales de alumnio o en tubos de vidrio. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt

Un año después la situación había empeorado y, previendo que tarde o temprano la guerra llegaría a Alepo, se optó por sacar lo que quedaba de la colección y descentralizar actividades. En julio todo el personal internacional tuvo que abandonar el país hacia el Líbano, llevándose consigo parte de las semillas que aún no habían podido ser duplicadas.
 

En el centro quedó el personal sirio, que con ayuda de la población local, siguió sacando material del banco. No fue nada fácil conseguirlo: durante los tres años siguientes recorrieron todas las carreteras del norte del país, sufrieron incluso dos secuestros, y tuvieron que tirar de contactos en medio mundo para sacar ese material tan preciado fuera del país y asegurarse que quedaba a buen recaudo. Fueron capaces incluso de enviar dos remesas más de material a Svalvard.
 

Para 2015 ya era imposible mandar nada a ningún lado. Aunque se las apañaron para asegurar la conservación de las semillas que quedaban en el centro, este no podía ejercer las funciones para las que fue creado. Básicamente porque no era seguro acceder al terreno donde se resiembra periódicamente el material genético y tampoco estaban las carreteras como para compartir semillas con nadie. Llegó el momento de buscar otro lugar más seguro donde seguir con la tarea, pero, por si las moscas buscaron dos en vez de uno: la colección activa se iría a Terbol (Líbano) y la investigación se centraría en Marrakech (Marruecos).
 

Instalaciones exteriores del ICARDA en Alepo. Las semillas contenidas en los bancos de germoplasma se siembran periódicamente para suministrar "copias" a quien lo solicite. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 
Ya tenían las sedes, ahora sólo faltaba recuperar las semillas. Así que pidieron a los gestores del Banco de semillas que se las devolvieran. Y así hicieron. De hecho es la primera y única vez que se ha abierto esta especie de Arca de Noé, no para aumentar la colección sino para devolver parte a sus legítimos propietarios.
 

Esas semillas que habían estado pasando frío en Svalvard durante una larga temporada fueron perfectamente capaces de germinar en su nueva casa. De hecho y como curiosidad, comentar que se terminaron las obras de las nuevas instalaciones justo a tiempo para cosechar las nuevas semillas y guardarlas bien fresquitas. Recientemente se ha podido obtener suficiente cantidad de semillas para mandarlas de vuelta a Svalbard, y así tener de nuevo una copia de seguridad.
 

Aquí podéis ver la historia con imágenes (está en inglés). Respecto a la sede de Alepo: al parecer funciona pero no es accesible.
Las semilla como símbolo de esperanza
 

Ojalá los miles de refugiados o las ruinas de Palmira pudieran hacerse pequeñitos, como granos de trigo, para guardarlos en una bolsa y llevarlos a un lugar donde pudieran esperar hasta que todo se arregle, si es que eso es posible.
 

De hecho, según trabajaba en esta entrada me dio por pensar si el personal del centro de Alepo en algún momento no se encontraría ante el dilema ético de intentar paliar el hambre presente de sus vecinos o el hambre futura de gente desconocida. Y no es ninguna tontería; este artículo (muy recomendable) cuenta cómo los responsables de un importante banco de semillas en San Petersburgo, durante el largo asedio al que le sometió el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, no tocaron el material, a pesar de que varios murieran de hambre.

Y es que estas semillas antiguas representan miles de años de evolución y domesticación, algo que no podemos permitirnos el lujo de perder. Representan también una fuente de potenciales soluciones a problemas que posiblemente nos encontremos en el futuro; y si no las conservamos habría que partir de cero.
 

Pero yo quería terminar con un mensaje positivo. Tenemos la capacidad para conservar y mejorar las semillas de las plantas que nos dan de comer. Disponemos también de un mecanismo internacional de colaboración para la conservación de recursos genéticos, del que el Banco de Semillas es la parte más vistosa, que ha demostrado su tremenda utilidad. El mecanismo ha funcionado, ahora solo falta asegurar su mantenimiento.

 Para hacer esta entrada he recurrido a la información que ofrece la ONG Crop Trust, a este artículo que cuenta la historia y algunos capítulos de este interesante libro, editado por la Editorial Agrícola.














Actualización: lamentablemente, parece que el mantenimiento del Depósito mundial va a ser más costoso de lo esperado, debido al rápido avance del cambio climático. En este artículo cuentan como tras un verano excepcionalmente cálido, se inundó el pasadizo de entrada.


Otras entradas que podrían interesarte:

Los recursos fitogenéticos son una herramienta clave para adaptar la agricultura al cambio climático. Si quieres saber cómo este puede afectar tanto a la agricultura como a la ganadería, no te pierdas esta entrada:
CAMBIO CLIMÁTICO: A ESPABILAR TOCA.

 Y a partir de esos recursos fitogenéticos se pueden obtener Híbridos; otra herramienta importantísima en nuestro ámbito. Descubre en qué consisten en la entrada ABECEAGRARIO: HÍBRIDO

Los yeros es un buen ejemplo de una leguminosa que antiguamente se cultivaba mucho y que hoy en día tiene su interés. Lo cuento en: ABECEAGRARIO: YEROS

miércoles, 26 de febrero de 2014

LA VIDA SECRETA DEL PLÁTANO

¡¡ Buen provecho !!. Muchas gracias Biodiversidad Agricola de Tenerife, por la foto y el asesoramiento.


¿ Qué tiene en común un plátano con una mula? ¿y una platanera con la oveja Dolly? ¿tienen los plátanos semillas?, ¿dónde están?, ¿por qué están tan ricos los plátanos de Canarias?.
 
Todas estas preguntas se me ocurrieron al leer una entrada muy interesante en la sección “El huerto evolutivo” del blog “La ciencia y sus demonios”. No se lee en un ratito precisamente, pero es realmente interesante como muestra la evolución de un fruto canijo, lleno de semillas y casi incomestible a la fruta tropical más cultivada en el mundo y una de las cuatro más importantes del mundo, por detrás de la uva, los cítricos y la manzana. Con el permiso de su autor voy resumirla a mi manera.

 
 El fruto grande es la banana cultivada de la variedad ‘Cavendish’, común en nuestros mercados. El pequeñajo es el fruto de la banana silvestre Musa acuminata malaccensis, uno de los ancestros del ‘Cavendish’. Fuente: Science (Angélique D'Hont).

 
El plátano en el mundo
 
De las más de mil variedades de plátanos existentes en el mundo - con distintos colores (rojos, marrones, negros, verdes…) y tamaños – aproximadamente la mitad de la producción mundial y prácticamente todos los que se comercializan, corresponden a los múltiples descendientes de una única variedad, el "Cavendish", el típico plátano de postre o dulce.
 
La otra mitad son las "bananas de cocción", cuyo alto contenido de hidratos de carbono complejos (almidón) hace necesario cocinarlas, como si fueran patatas u hortalizas similares: cocido, frito, asado, al horno, etc.
 
El famoso plátano macho es una banana de cocción. Alargada algo curvada y de piel gruesa. Según madura pasa del amarillo casi liso a tener manchas negras, no pintas. Fuente: Diana Campano
 
En el “primer mundo” el plátano es un fruto muy popular, dadas sus propiedades y su facilidad para su consumo; sin embargo en algunos países son vitales para alimentar a la población.
 
¿Sabías que las regiones tropicales y subtropicales acaparan el 85% del consumo de plátano y que es el alimento básico para, al menos, 400 millones de personas ?
 
Los principales exportadores mundiales de plátano son Ecuador, Colombia, Costa Rica, Guatemala y Filipinas. En Europa, el principal productor son las Islas Canarias que surten principalmente al resto de España e intentan hacerse hueco en otros países, donde la competencia con la banana americana es mayor. 
 

El plátano, la platanera y sus andanzas
 
Aunque no lo parezca, las plataneras no son árboles ni arbustos, ¡son hierbas¡, pero gigantescas. De hecho, sus hojas están entre las más grandes del mundo vegetal. Las plataneras pertenecen a la familia de las musáceas, y entre sus parientes hay especies que se utilizan como fuente de alimento o de fibra vegetal, e incluso como plantas ornamentales.
 
Fibra de abacá (Musa textilis) secándose. Fuente: John Washington/ Wikimedia.

Determinar el origen exacto del plátano que comemos habitualmente no ha sido nada fácil. Sí parece claro que uno de los tataratataratataraabuelos más importantes, la platanera silvestre (Musa acuminata Colla) – es originaria de las islas del sudeste asiático. Aunque, realmente M. acuminata no hay una sola. Al vivir en islas, existían distintas poblaciones de plataneras silvestres dispersas y aisladas entre sí. Cada población fue acumulando cambios genéticos, que al cabo del tiempo dieron lugar a la aparición de “subespecies” o incluso especies diferentes.
 
Según cuenta la entrada que antes mencioné, esta banana silvestre a lo largo de miles de años estuvo haciendo “cochinadas clorofílicas” – me encanta esa expresión – con la (des)interesada colaboración del hombre como celestino, que hace casi 7.000 años comenzó a domesticar la platanera. En esta orgía vegetal, dilatada en el tiempo, las plataneras se liaban unas con otras, cediendo a veces sus cromosomas generosamente, la clonación estaba (y sigue estándolo) a la orden del día y se aderezaba con mutaciones. Voy a explicarme para que no os escandalicéis.
 
Los primeros pobladores de estas islas, al moverse de una a otra en busca de una vida mejor se llevaban sus plantitas de plataneras en el equipaje. Estas plataneras encontraban allí a primos muy lejanos suyos y no podían evitar la tentación de aparearse. Al igual que cuando se cruzan animales parecidos entre sí pero de distintas especies como el caballo y el burro, se obtiene un híbrido, el mulo, que es un nuevo individuo de características intermedias pero estéril. Ya tenéis la primera respuesta: las plataneras híbridas producían semillas inviables o directamente no las producían.
 
Cada platanera produce una sola espiga de plátanos que nace erguida como si fuera la del trigo, según crece su propio peso la dobla hacia abajo. Fuente. Fondo Editorial Agrícola

Una consecuencia curiosa de la hibridación fue la ganancia de cromosomas, apareciendo plataneras con tres juegos de cromosomas (triploides) en vez de dos. En muchas especies (pe. el ser humano) tener cromosomas de más suele suponer un gran inconveniente, pero parece que a las plataneras les vino estupendamente y surgieron plantas más vigorosas con frutos más grandes. Otro fruto bien sabroso con cromosomas de más son las sandías sin pepitas.

Por si fuera poco, se unió la partenocarpia a la orgía vegetal. Este es otro proceso no muy frecuente en la naturaleza que consiste en la formación de frutos sin que se haya producido la fecundación de la flor. Aunque pueda parecer un poco de tontos, lo cierto es que a la platanera le funcionó estupendamente asociarse con el ser humano. Ella le regala un fruto dulce, sin semillas y facilísimo de comer y el se encarga de plantarla por todos los confines tropicales de la tierra.
 
Por último, tenemos la clonaciónel proceso por el que se consiguen, sin necesidad de recurrir al sexo, copias idénticas a un organismo ya desarrollado – es un recurso al que recurren muchos seres vivos para reproducirse y el resultado viene a ser más o menos el mismo que la oveja Dolly, un clon. He aquí otra respuesta más.
 
Las plataneras en concreto producen en la base de sus tallos unos brotes laterales o retoños, versiones clónicas de la planta “madre”, que irán creciendo y creciendo hasta reemplazar a su progenitor. Como los frutos de la platanera son incapaces de dar descendencia porque no tienen semillas (por si no os había quedado claro), los agricultores utilizan tanto los retoños laterales como porciones de la raíz para obtener nuevas plataneras.
 
En esta platanera vemos a la abuela, que se cortó una vez dio los plátanos, a la madre que los dará esta temporada y la hija que se va dejando crecer para sustituir a la madre. Fuente: Fondo Editorial Agrícola
 
En principio, un clon es un individuo idéntico a su progenitor ya que tiene los mismos genes. Sin embargo, no siempre clonado es equivalente a idéntico 100%. A veces se dan las llamadas "mutaciones somáticas", que se producen únicamente en las células encargadas de generar los brotes laterales. Estas células tienen algunos genes alterados debido a la mutación y por tanto desarrollan retoños mutantes, con ligeras diferencias respecto a sus progenitores.
 
Para compensar la esterilidad por hibridación y la partenocarpia, las mutaciones somáticas han sido la única fuente de variación genética para el desarrollo de nuevas variedades de bananas, con distintas propiedades y atributos cada una. El “Cavendish” por ejemplo, mediante mutaciones somáticas ha dado lugar a muchas subvariedades: “Lacatan”, “Robusta”, “Giant Cavendish”, “Dwarf Cavendish”, entre otras.
 
Hongos vs plataneras: una lucha que se repite
 
Nos situamos en la década de los 50 del siglo XX. Por entonces, una única variedad - "Gros Michel"- dominaba gran parte del cotarro platanero mundial. Pero llegó un hongo malvado, Fusarium oxysporum, que invade los vasos que transportan savia y nutrientes y acaba matando a la planta. Esta plaga se denominó el mal de Panamá, y el "Gros-Michel" no tenía defensa frente a ella. Las plataneras de medio mundo, al ser clones, eran todas igual de sensibles a las enfermedades y acabaron cayendo fulminadas por el hongo.
 
Los daños para la industria y comercio de la banana fueron tremendos, agricultores y productores tuvieron que elegir: olvidarse de los plátanos o buscar un “salvador”. Lo lógico hubiera sido cultivar más variedades distintas y no jugárselo todo a una carta, pero las leyes del mercado y la distribución se impusieron. Y es que comercializar una única variedad permite lograr mayor rentabilidad en la cosecha, el empaquetado y el transporte, además de ofrecer un producto más homogéneo.   
 
Los científicos descubrieron que el famoso Cavendish no es inmune al hongo, pero al menos si es capaz de pararle los pies (las hifas, para ser exactos) secretando una especie de gelatina que atrapa al hongo e impide su propagación. Así, a partir de 1960 le quitó el trono a su primo lejano y hoy en día monopoliza el cultivo de plátano.
 
¿Sabías que el 95 % de todos los plátanos vendidos en el mundo son de la variedad Cavendish ?
 
El problema es que la historia se vuelve a repetir. Esta vez con otro hongo protagonista, el Black Sigatoka (Mycosphaerella fijiensis) frente al que el Cavendish no tiene nada que hacer. Y de nuevo el mismo problema: miles y miles de hectáreas de plataneras, idénticas todas, y ninguna de ellas capaz de encontrar una nueva manera de zafarse del nuevo hongo.
 
Adoptar otra variedad de plátano resistente a esta nueva enfermedad supondría tener que reorganizar desde cero toda la infraestructura de procesado del plátano, una medida drástica e impensable por su coste (que no se tomó con la anterior plaga). Así que, hasta que se encuentre una solución, se recurre a fumigaciones cada poco tiempo con productos que, al parecer, afectan a la salud de los trabajadores de las plataneras.
 
En una lucha contra reloj para frenar el avance del hongo y evitar el uso excesivo de fungicidas, los científicos están buscando nuevas variedades que posean genes de resistencia a este nuevo hongo. Para acelerar el proceso la FAO, junto con la IAEA (International Atomic Energy Agency) están tirando de “cochinadas clorofílicas”: inducir mutaciones somáticas a miles de plántulas de plátano y luego buscar si en alguna de ellas aparece el gen salvador.

Cultivo de plántulas in vitro. Fuente: FAO.

Las ventajas de los plátanos de Canarias
 
La última pregunta era obligada y allá va la respuesta. Primero aclarar que conscientemente he utilizado la palabra plátano para referirme indistintamente a plátanos y bananas. La utilización de ambos nombres y las diferencias entre si son tan complejas como el propio origen de la planta. Me quedo con nuestra particular manera de llamarlos: banana tropical a cualquier cosa que no sea plátano de Canarias.
 
En Canarias se cultivan descendientes de la variedad “Cavendish”: “Giant Cavendish”, “Dwarf Cavendish” y una nueva raza nacida en el archipiélago llamada “Gruesa Palmera”, entre otras. Precisamente esta nueva variedad surgió por mutación somática de la “Dwarf Cavendish” y ahora es propia de nuestras islas.
 
El clima de las Islas Canarias es más variable que el de otras zonas tropicales donde se cultiva la platanera. Esto exige que el plátano permanezca más tiempo en la en planta (6 meses) para madurar bien, respecto a la banana (3 meses). Como la inmensa mayoría de plátano viaja a la península, es decir a poquitos días en barco del consumidor final, esto permite que mantenerlo más tiempo madurando en la platanera, lo que le ayuda a alcanzar un mayor grado de madurez, sabor y aroma que la banana.
 
La platanera es un cultivo que requiere mucho agua y unas temperaturas suaves y las islas Canarias occidentales lo pueden encontrar. Fuente
 
Otra ventaja es la escasez de plagas y enfermedades afectan a la platanera en Canarias, comparados con las producciones tropicales.  Están libres del hongo Sigatoka, y apenas les afecta el mal de panamá o un temido nematodo en el mundo platanero. El Picudo (Cosmopolites sordidus) sí hace de las suyas pero se le trata con lucha integrada, ya que el cuidado del medio ambiente es una prioridad. Añadir que las condiciones salariales y sociales de los agricultores canarios son mejores que las del entorno de la banana. Todas estas características le han valido la denominación de IGP (Indicación Geográfica protegida), lo que supone un reconocimiento y una protección a un producto único en la Unión europea. 
¿Sabías que las pintas negras distintivas del Plátano de Canarias se deben a que son especialmente sensibles a los golpes?
Solo son apreciables en el fruto maduro y aparecen durante el transporte, con cualquier mínimo golpe o roce se activan unas enzimas responsables del pardeamiento. Afortunadamente no afectan en absoluto a la calidad del fruto.

Ya he escrito demasiado; si os habéis quedado con ganas de más y queréis ver cómo se produce y cómo se mima este fruto podéis ver estos dos vídeos. 



 

 
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