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miércoles, 23 de octubre de 2019

LAS ENSALADAS DE BOLSA, ¿CÓMO SE HACEN?

Para recolectar la verdura de tu sopa minestrone, alguien ha tenido que doblar el espinazo. Fuente: Grupo Citrus


 

La ensalada mixta hace tiempo que fue destronada. La lechuga romana, también llamada "oreja de mulo" esa grandota que dominaba el panorama lechuguil hace no tanto, ahora ocupa una esquinita en los murales refrigerados del supermercado. Y es que todavía permanecen algunos restos de esa ola gastronómica que nos hizo pensar que la típica ensalada de lechuga tomate y cebolla era "demasiado simple". Como ahora la gracia está en mezclar lechugas de distintos colores y formas, han llegado las ensaladas de bolsa para facilitarnos la tarea: listas para coger y consumir, ofreciendo la cantidad necesaria de lechugas y otras hojas siempre tiernas y con muchas combinaciones donde elegir.
 
Pues bien, detrás de algo tan simple como pueda parecer una ensalada de bolsa está el trabajo de profesionales muy distintos: el desarrollador de variedades vegetales, los agricultores y trabajadores del campo que las cultivan, cuidan y recogen, los que diseñan la maquinaria para recoger las lechugas y procesarlas en tiempo record, los que garantizan la calidad e higiene en todo el proceso....como para que una foto de una rana dentro de un paquete arruine todo ese esfuerzo colectivo.
 
Y es que, hace no mucho, Miguel Angel Lurueña (de Gominolas de petróleo) escribió una entrada para Eroski hablando precisamente de esta posibilidad, y de las medidas que existen para evitarlo. Pero como yo también llevaba tiempo queriendo explicar cómo se hacen las ensaladas de bolsa, pues voy a intentar complementar esa información. Que no se diga que en Internet no hay información de la buena.  


La cuarta gama, ¿qué es eso?
 

Si os digo que las ensaladas de bolsa son un típico producto de cuarta gama, ¿a qué pensáis que me refiero? Es más simple de lo que suena y os lo voy a contar para que podáis presumir de culturilla agroalimentaria.
 

Se entiende por "Cuarta gama" el procesado de hortalizas y frutas frescas limpias, troceadas y envasadas para su consumo. El producto mantiene sus propiedades naturales y frescas. Eso sí, tiene una fecha de caducidad alrededor de 7 a 10 días.
 

Los alimentos más frecuentes en la cuarta gama son verduras de hoja (lechugas, espinacas, acelgas), hortalizas para sopa, frutas, etc. La oferta se está abriendo, y de qué manera, al mundo de las hortalizas mini (tomates cherry, zanahorias baby, pepino, rabanitos...) como opciones de aperitivo saludable.
 

Entonces, si hay una cuarta gama, ¿existirá una primera, segunda y tercera?. Efectivamente. La primera gama son los productos hortofrutícolas recolectados y distribuidos en fresco desde su origen. La segunda gama son las conservas, productos sometidos a un proceso de esterilización y envasado hermético que permite conservarlo durante años. La tercera gama son los productos congelados, sometidos a -18ºC y de caducidad media.
 

Como el mundo de la alimentación ha seguido evolucionando hoy tenemos ya una quinta gama : hortalizas frescas que han sufrido un tratamiento térmico menos agresivo que la esterilización y por tanto tienen una vida útil menor, de unos tres meses en condiciones de refrigeración. Las mazorcas de maíz o la remolacha cocida son dos ejemplos conocidos. Se habla incluso de una sexta gama, que correspondería a los productos deshidratados o liofilizados, como las setas secas o los preparados para hacerte un rissoto.
 

Pero volvamos de nuevo a nuestras verduras frescas y envasadas. Aunque realmente hablaremos de lechugas, así en genérico, porque nos centraremos en ellas.
 


El proceso de elaboración de una ensalada de bolsa

Desde su recolección, los distintos tipos de lechuga son tratados de manera rápida y delicada a la vez, para que lleguen en las mejores condiciones posibles a manos del consumidor. Esto se traduce por ejemplo en que las hojas tengan un color, una textura y un sabor atractivos, que la vida útil del producto sea la mayor posible e incluso, que conserven un alto contenido en elementos saludables.
 

¿Sabías que los tres pilares de la calidad en productos de "cuarta gama" son la calidad de la materia prima, el no romper la cadena de frío y la fecha de caducidad del producto?
 

Para asegurar esa calidad se cuidan varios aspectos: la elección de las variedades a cultivar, las condiciones climáticas y el manejo del cultivo, el grado de madurez en la recolección, los métodos y la forma de cosechar las verduras y por último, la manipulación y tratamiento del producto en las plantas de envasado. Vamos a ver por qué es importante cada cosa.
 

En primer lugar hay que seleccionar la materia prima básica, las distintas variedades de hortalizas de hoja. Tenemos lechugas (Lactuca sativa) acogolladas como la clásica romana, los cogollos, la Iceberg o las Batavia y Trocadero, algo más "exclusivas". Las hay también de hojas sueltas, las típicas hoja de roble verde o roja y los Lollo rosso y verde. Para ensaladas no pueden faltar las escarolas (Chicorium endivia), la achicoria o radicchio (Chichorium intybus), los canónigos (Valerianella locusta) y la rúcula (Eruca sativa). Terminamos con las espinacas (Spinacia oleracea), que se han incorporado al mundo de las ensaladas y las humildes acelgas (Beta vulgaris).




 ¿Sabías que la endivia es una variedad de escarola?


Este semillero de lechuguitas iba para el huerto, pero bien podría haberse convertido en una ensalada de esas en plan "gourmet", pero casero.
 
De todas estas especies se suelen seleccionar variedades atractivas al consumidor, pero también que sean capaces de adaptarse a una metodología de cultivo, y sobre todo de cosecha un tanto particular. En este tipo de productos, la recolección es un paso muy importante, que se hará de manera mecánica o manual en función del tipo de cultivo: manual para piezas grandes - lechugas, acelgas, escarolas...- y mecánica para las hojas pequeñas (que en el fondo son los brotes tiernos de algunas variedades). 

Muchas de las verduras de hoja se cultivan en caballones, ¿os acordáis de qué eran?.  Fuente: Florette 

Sin embargo, las verduras destinadas a brote tierno se suelen cultivar en invernaderos cada vez más tecnificados. Fuente: Primaflor
 
Pero, ¿cómo recolectar miles y miles de hojas de una sola vez sin que apenas se dañen?. La recolección de las típicas hojas enteras (espinacas, hoja de roble, lollos, canónigos, también llamadas en la industria "baby leaf") se realiza con una maquinaria especializada que recuerda a una cuchilla de afeitar. En este caso, las variedades utilizadas deben ser resistentes, ya que este tipo de recolección, por muy desarrollada que esté, es inevitable que provoque lesiones en las hojas (que pueden provocar la pérdida de agua y de valor comercial) y se incorporen cuerpos extraños como tierra, piedras, restos de otras plantas, etc.


Para la cosecha mecánica se utilizan artilugios como este. Fuente

Una vez cosechados, lo ideal es transportar las lechugas lo más rápido a la planta de selección y envasado. Para ello, la mejor opción es situar estas plantas cerca de campos de cultivo, y obviamente tener plantas en distintos puntos de la geografía para disminuir el tiempo (y el coste) de transporte. Por tanto, podemos afirmar que las ensaladas de bolsa son productos de cercanía.
 

Aunque se transportan en camiones refrigerados, se puede decir que en cuanto las lechugas entran en la planta, llegan a los dominios del frío. Lo primero que se hace es pre-enfriar el producto utilizando distintas técnicas en función del tipo de verdura, para que llegue a los 5 - 4ºC. A continuación se pesa (es importante saber la cantidad de producto que entra y la que se pierde) y se lleva a cabo un control de calidad inicial. Los lotes de lechugas que pasan dicho examen se almacenan, de manera que la línea de producción esté siempre abastecida de los distintos tipos de lechuga con los que trabaja la planta.
 

Para hacer esa ensalada que te vas a comer, alguien ha pasado mucho frio.

jueves, 28 de septiembre de 2017

ABECEAGRARIO: GRANADA

Toca la letra G, están ahora en plena temporada, en España se nos da muy bien producirlas e incluso hemos celebrado recientemente el IV Congreso Internacional de la Granada.

Así que tenemos motivos de sobra para hablar de ese fruto sabroso y peculiar, tan metido en nuestra cultura que lo mismo da nombre a una ciudad que a una operación policial contra la corrupción: LA GRANADA
Ahí van dos palabros raros que lo mismo te sirven para ganar al Trivial. El fruto de la granada se denomina botánicamente "balausta" y esas dichosas laminillas amarillentas que se pegan a los granos, se llaman "tastanas".
 Una fruta muy simbólica

La granada es la fruta del granado (Punica granatum), un arbolito originario de las regiones áridas de Oriente Próximo y Asia occidental. Se cree que los cartagineses introdujeron el granado en la región mediterránea a raíz de las guerras púnicas, de ahí su nombre. Sin embargo, fueron los árabes los que la introdujeron en España.  
 
La granada es considerada un símbolo del amor y de la fecundidad para muchas culturas. Está presente en el mito griego de Perséfone, que explica el origen de las estaciones. Se considera también uno de los árboles «bíblicos», junto con la vid, el olivo o la palmera, y también se cita en el Talmud y el Corán. 

La granada es un elemento decorativo característico de la cerámica de Fajalauza, de origen morisco.
¿Sabías que hay tres tipos de granado: las variedades silvestres, las de jardinería y las cultivadas ? las silvestres tienden a ser arbustos espinosos, con frutos pequeños y de semillas ácidas. Las de jardinería son también pequeñas y producen muchas flores muy vistosas. Las cultivadas son más grandes, y dan frutos grandes con semillas dulces.
El cultivo del granado

El granado es un árbol relativamente fácil de cultivar. No le gusta mucho el frio, por lo que se desarrolla mejor en zonas con clima tropical o subtropical. En ellas se obtienen los mejores frutos, ya que hace calor justo cuando están madurando, que es lo que necesitan las granadas.
 

No es especialmente exigente en cuanto a suelos, aunque los prefiere húmedos y profundos. De todas maneras, como buen árbol originario de zonas calurosas tolera la sequía y medra bien en suelos difíciles (por salinidad, clorosis férrica o caliza activa) e incluso hace innecesario recurrir a injertos

Al ser poco exigente ha podido viajar a distintas regiones de Europa, Asia y América. Así, tenemos cultivos de granada en Afganistán e Irán, sus lugares de origen, con variedades especialmente perfumadas y sabrosas, y cultivos más modernos e intensivos en Israel, Brasil y California. 

En España se empezó a cultivar la granada en serio en el siglo XIX, y actualmente estamos entre los principales productores del mundo y somos el mayor exportador europeo. Principalmente se produce en Alicante, Murcia y Andalucía.  
Plantación de granados en Albatera (Alicante).
Fuente: Philmarin - Own work, CC BY-SA 3.0.
 La mayor parte de nuestra producción se destina al consumo en fresco y a la exportación (alrededor del 70%). Del 30% restante que nos quedamos, sólo una pequeña parte se destina a hacer zumos.

Granadas para comer y para beber

En el mundo se han descrito más de 500 variedades de granados que se pueden clasificar por diversos criterios; quizás los dos más importantes sean la acidez de los granos y por la dureza de las semillas o "piñones" contenidas en los granos. 

En España tenemos dos importantes variedades de gran calidad para consumo en fresco, las "Mollares" y las "Valencianas". Las "Mollares" se recolectan desde mediados de septiembre hasta primeros de noviembre. Las "Valencianas" son más tempranas, se recolectan desde mediados de agosto hasta finales de septiembre. Aunque son peores que las mollares se pagan mejor por ser las primeras de la temporada, igual que ocurre con las brevas.

La granada mollar de Elche tiene Denominación de origen. Es una variedad propia de la zona, mejorada durante años por los agricultores. El color de la cáscara varía desde el amarillo crema al rojo y sus granos tienen un intenso color rubí debido en parte a la restricción de agua al final de la maduración. Fuente: DOP Granada Mollar de Elche - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0,
 También se cultiva la variedad Wonderful que, aunque minoritaria en España, es una de las más cultivadas en el mundo y se destina a la obtención de zumos, ya que es de granos agrio o agridulde y de piñón duro.

Lo que hay que saber para comer una buena granada

1. Cuándo comprarla
 

Es una fruta típica de temporada, y esta dura poco. Aunque algunas variedades tempranas y tardías se recolectan en agosto y diciembre, la granada está en su mejor momento desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre.

¿Sabías que las granadas no se recolectan todas de una vez? Al ser la floración escalonada, los frutos no maduran todos a la vez, y resulta necesario dar dos o tres pases.

La granada se debe recolectar antes de que madure completamente, si se deja demasiado tiempo en el árbol acaba rajándose y abriéndose. También se pueden abrir antes de tiempo por desequilibrios hídricos. Fuente: dfespi.

2. El aspecto
 

La granada ideal tiene la piel dura y tersa, de color vivo y con matices marrones. La presencia de grietas de crecimiento o grandes manchas oscuras delatan una insolación excesiva, también llamada "albardado", que provoca un sabor agrio de los granos que se sitúan justo debajo. Las arrugas en la piel indican una recolección demasiado temprana o que el fruto es "viejo" y empieza a perder agua.
 

3. Cómo conservarla
 

Su gruesa piel es su mejor envase. Permite que resistan bien durante el transporte y almacenarlas durante bastante tiempo. De todas maneras, si nos hemos hecho con unas buenas granadas no vamos a estropearlas: se pueden mantener a temperatura ambiente durante varios días, pero si no las vamos a consumir inmediatamente, mejor guardarlas en el frigorífico, para alargar su vida útil unas tres semanas. Eso sí, cuidado con el frio, no olvides que son frutas tirando a tropicales y el frio en exceso no les sienta bien.
 

4. Y ¡ A comer !
 

Hay varias maneras de sacar las pepitas de la granada, a mi la que mejor me funciona es esta.
El 'brécol' de las frutas
 

A la granada se le conocen desde muy antiguo diversas propiedades medicinales: para problemas digestivos, para combatir lombrices intestinales y por sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias. La ciencia actual ha identificado y ha aprendido a utilizar todas las sustancias responsable de esas propiedades: taninos, antocianinas y antioxidantes fenólicos que están presentes en la cáscara, los frutos y sus semillas, e incluso en la raíz del árbol.
¿Sabías que la corteza es tan rica en taninos que en otros tiempos se utilizaba para curtir cuero? 
De las flores y la cáscara del fruto se obtiene un tinte rojo. Fuente: Habib M’henni / Wikimedia Commons - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0,

Pero últimamente parece que la granada es la "superfruta" de moda, elevada a los altares de la "supernutrición" junto a un colega de la huerta, el brécol. Hasta tal punto que su sola presencia en batidos, bebidas o menjunjes "detox" varios, justifica que estos te cuesten dos y tres veces más que una sencilla granada.

Si consideramos además que no es necesario atiborrarnos a diario de antioxidantes ni vitaminas, y que la inmensa mayoría de los productos comercializados de este estilo se elaboran a partir de zumos de granada concentrados a granel, producidos a miles de kilómetros, yo casi que te aconsejaría que si te apetece tomar granada, tómatela fresca y aprovecha ahora que están de temporada, tu salud, tu bolsillo y tu paladar te lo agradecerán.

 
Ah, se me olvidaba. En inglés se dice pomegranate

Otras entradas que te podrían interesar:

¿Que que es un injerto y para qué sirve?, aquí te lo explico: ABECEAGRARIO: INJERTO 

La granada es una fruta no climatérica, ¿y eso que es?. Consúltalo en ABECEAGRARIO: MADURACIÓN, que te va a interesar.

Otras frutas y verduras con las que conviene usar la nevera con cuidado son el aguacate, el mango o el tomate. En DESCUBRIENDO EL MANGO , TIEMPO DE AGUACATES y UNA CONVERSACION ENTRE DOS TOMATES podrás saber más sobre ellas.

jueves, 30 de marzo de 2017

REFUGIADOS VEGETALES

¿Qué pueden tener en común unas islas en el Círculo polar ártico con un país de Oriente Medio que lleva seis años en guerra?. El país lo habréis adivinado, Siria. Respecto a las islas, son territorio noruego y albergan un curioso edificio del que os hablaré más adelante.  

La respuesta: ambos guardan un tesoro muy valioso, un tesoro en forma de semillas. Su valor está en la información que guardan en sus genes tras miles de años de evolución y/ o domesticación, y por el concienzudo trabajo de investigación necesario para sacar provecho a esa información.
 

Una espiga de trigo sirio.
Fuente: Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 La importancia de coleccionar semillas

Acostumbrados como estamos a no comer más que unas cuantas especies distintas, no deja de sorprender que en la primera mitad del siglo XX las tribus indias norteamericanas fueran capaces de usar (para alimentarse, vestirse, curarse, etc.) unas 1.000 especies distintas. A lo largo de este mismo siglo se han perdido en Estados Unidos el 93% de las variedades de frutas y productos hortícolas. En España tampoco nos libramos, según cuentan en este artículo, de las 380 variedades de melón que había en los años setenta, hoy como mucho encontramos en el mercado 10 o 12 (y muchas me parecen). 
¿Sabías que de las 7.000 - 10.000 especies vegetales que ha utilizado el ser humano a lo largo de su historia, hoy sólo se cultivan unas 150 y solamente doce de ellas representan más del 70% del consumo humano?.
¿Por qué se ha perdido toda esta variedad genética? 

Básicamente porque hemos pasado de una agricultura de subsistencia que cultivaba de todo para poder comer a una agricultura industrial que cultiva pocas variedades pero muy productivas, para poder vender

Y es que actualmente a las semillas se les pide "el más difícil todavía": tienen que ser rentables para las casas de semillas, satisfacer las exigencias de agricultores, distribuidores e industria agroalimentaria y, cómo no, ofrecer productos atractivos y económicos al consumidor. Es difícil dar gusto a todos a la vez, y resulta lógico pensar que pocas variedades lo consiguen.


La variedad de productos en un supermercado cualquiera es a menudo engañosa: judías planas o redonditas, patatas para freír o cocer, berenjenas lisas o rayadas, una sola variedad de plátanos...Sólo las variedades más aptas comercialmente son las que se siembran, se recogen y se venden.

Hay que admitir esta pérdida de diversidad genética, no queda otra, sobre todo porque el uso de las variedades actuales también conlleva ciertas ventajas. Eso sí, con el cambio climático ya asomando la patita, es muy importante que seamos capaces de desarrollar unas variedades mínimamente productivas que además sean capaces de sobrevivir a sequías, inundaciones, exceso de calor o frio, a plagas y enfermedades o a suelos con demasiada sal. Estos "superpoderes" los tienen algunas variedades de cultivos antiguos, sus parientes silvestres e incluso especies que tradicionalmente acompañan a los cultivos. A este conjunto de especies es lo que denominamos Biodiversidad agrícola, y constituye un tesoro que puede ayudar a adaptarnos mejor al cambio climático, a mejorar la calidad de vida de muchos agricultores y a garantizar la seguridad alimentaria.
 

El Depósito Mundial de Semillas
 

Antes de viajar a Oriente Medio vamos primero a esas remotas islas situadas en el ártico, el archipiélago de Svalbard.


Desde su construcción en 2008 ha logrado reunir en torno al 40% de la diversidad alimentaria del mundo. Fuente: Global Crop Diversity Trust

Allí se construyó en 2008 el Depósito Mundial de semillas donde se guarda la "copia de seguridad" definitiva de 839.804 variedades de cultivos distintas. Los depositores mantienen la propiedad de las semillas allí guardadas y sólo ellos tienen acceso a ellas, por lo que también podríamos considerarlo una especie de "Banco mundial de las semillas"; aunque sus fines son considerablemente más altruistas y, en principio son los países en vías de desarrollo los más beneficiados.
 

Es posible que lo encontréis traducido como la "Bóveda global": su nombre en inglés es Global Seed Vault; y "vault" significa bóveda o cúpula, pero también cámara acorazada o caja fuerte. Estas instalaciones no tienen cúpulas por ningún lado, pero sí largos pasillos que se adentran en el suelo permanentemente congelado de ese remoto paraje.


Aquí se guardan semillas de casi todos los países del mundo. Mari Tefre/Global Crop Diversity Trust

Se eligió este lugar por varias razones: pertenece a Noruega, que además de ser un país tranquilo, financió la construcción y el mantenimiento de la bóveda. Este no es excesivamente caro, ya que, de momento, el frio que necesitan las semillas para su conservación lo tienen asegurado. Es también un lugar geológicamente estable y bien comunicado. 

El ICARDA de Siria.
 

El depósito de Svalbard está muy bien para guardar semillas de una manera segura y a largo plazo, pero aparte de eso poco más puede hacer. Existen 12 importantes bancos de germoplasma a nivel mundial especializados en distintos cultivos y que aparte de conservar semillas o tejidos, proveen de copias de este material a los mejoradores vegetales o los investigadores que lo soliciten. 
¿Sabías que, según la FAO, existen aproximadamente 1.400 bancos de germoplasma en más de mil países?

Pues bien el ICARDA (International Center for Agricultural Research in Dry Areas) es uno de ellos. Especializado en cereales y leguminosas, posee antiguas variedades de trigo duro y blando que datan de los inicios de la agricultura en "la media luna fértil" y una de las más grandes colecciones de lentejas, garbanzos, cebada y otras variedades de leguminosas, todos ellos cultivos que alimentan a millones de personas en todo el mundo. Podéis imaginaros lo que supondría perder estas semillas, desarrolladas desde hace cientos e incluso miles de años. El problema, su sede estaba situada a unos treinta km al sur de Alepo.

¿Sabías que se han sacado al mercado cerca de 900 variedades de trigo desarrolladas en el ICARDA para su cultivo en todo el mundo?

Como buena institución dedicada a conservar un bien preciado, estaba preparada desde el principio para acciones de emergencia. Así que, en cuanto comenzaron los primeros combates, allá por la primavera de 2011, el centro se puso en marcha para duplicar aproximadamente el 87% de su colección y enviarlo a bancos de semillas cercanos y a Svalbard. Y es que no hacen falta bombas para destruir un banco de germoplasma; sin la corriente eléctrica necesaria para conservar las semillas a la temperatura correcta, estas pueden perder su viabilidad.

Detalle del interior del banco de semillas. Estas se guardan en bolsitas especiales de alumnio o en tubos de vidrio. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt

Un año después la situación había empeorado y, previendo que tarde o temprano la guerra llegaría a Alepo, se optó por sacar lo que quedaba de la colección y descentralizar actividades. En julio todo el personal internacional tuvo que abandonar el país hacia el Líbano, llevándose consigo parte de las semillas que aún no habían podido ser duplicadas.
 

En el centro quedó el personal sirio, que con ayuda de la población local, siguió sacando material del banco. No fue nada fácil conseguirlo: durante los tres años siguientes recorrieron todas las carreteras del norte del país, sufrieron incluso dos secuestros, y tuvieron que tirar de contactos en medio mundo para sacar ese material tan preciado fuera del país y asegurarse que quedaba a buen recaudo. Fueron capaces incluso de enviar dos remesas más de material a Svalvard.
 

Para 2015 ya era imposible mandar nada a ningún lado. Aunque se las apañaron para asegurar la conservación de las semillas que quedaban en el centro, este no podía ejercer las funciones para las que fue creado. Básicamente porque no era seguro acceder al terreno donde se resiembra periódicamente el material genético y tampoco estaban las carreteras como para compartir semillas con nadie. Llegó el momento de buscar otro lugar más seguro donde seguir con la tarea, pero, por si las moscas buscaron dos en vez de uno: la colección activa se iría a Terbol (Líbano) y la investigación se centraría en Marrakech (Marruecos).
 

Instalaciones exteriores del ICARDA en Alepo. Las semillas contenidas en los bancos de germoplasma se siembran periódicamente para suministrar "copias" a quien lo solicite. Fuente:  Global Crop Diversity Trust/Britta Skagerfalt
 
Ya tenían las sedes, ahora sólo faltaba recuperar las semillas. Así que pidieron a los gestores del Banco de semillas que se las devolvieran. Y así hicieron. De hecho es la primera y única vez que se ha abierto esta especie de Arca de Noé, no para aumentar la colección sino para devolver parte a sus legítimos propietarios.
 

Esas semillas que habían estado pasando frío en Svalvard durante una larga temporada fueron perfectamente capaces de germinar en su nueva casa. De hecho y como curiosidad, comentar que se terminaron las obras de las nuevas instalaciones justo a tiempo para cosechar las nuevas semillas y guardarlas bien fresquitas. Recientemente se ha podido obtener suficiente cantidad de semillas para mandarlas de vuelta a Svalbard, y así tener de nuevo una copia de seguridad.
 

Aquí podéis ver la historia con imágenes (está en inglés). Respecto a la sede de Alepo: al parecer funciona pero no es accesible.
Las semilla como símbolo de esperanza
 

Ojalá los miles de refugiados o las ruinas de Palmira pudieran hacerse pequeñitos, como granos de trigo, para guardarlos en una bolsa y llevarlos a un lugar donde pudieran esperar hasta que todo se arregle, si es que eso es posible.
 

De hecho, según trabajaba en esta entrada me dio por pensar si el personal del centro de Alepo en algún momento no se encontraría ante el dilema ético de intentar paliar el hambre presente de sus vecinos o el hambre futura de gente desconocida. Y no es ninguna tontería; este artículo (muy recomendable) cuenta cómo los responsables de un importante banco de semillas en San Petersburgo, durante el largo asedio al que le sometió el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, no tocaron el material, a pesar de que varios murieran de hambre.

Y es que estas semillas antiguas representan miles de años de evolución y domesticación, algo que no podemos permitirnos el lujo de perder. Representan también una fuente de potenciales soluciones a problemas que posiblemente nos encontremos en el futuro; y si no las conservamos habría que partir de cero.
 

Pero yo quería terminar con un mensaje positivo. Tenemos la capacidad para conservar y mejorar las semillas de las plantas que nos dan de comer. Disponemos también de un mecanismo internacional de colaboración para la conservación de recursos genéticos, del que el Banco de Semillas es la parte más vistosa, que ha demostrado su tremenda utilidad. El mecanismo ha funcionado, ahora solo falta asegurar su mantenimiento.

 Para hacer esta entrada he recurrido a la información que ofrece la ONG Crop Trust, a este artículo que cuenta la historia y algunos capítulos de este interesante libro, editado por la Editorial Agrícola.














Actualización: lamentablemente, parece que el mantenimiento del Depósito mundial va a ser más costoso de lo esperado, debido al rápido avance del cambio climático. En este artículo cuentan como tras un verano excepcionalmente cálido, se inundó el pasadizo de entrada.


Otras entradas que podrían interesarte:

Los recursos fitogenéticos son una herramienta clave para adaptar la agricultura al cambio climático. Si quieres saber cómo este puede afectar tanto a la agricultura como a la ganadería, no te pierdas esta entrada:
CAMBIO CLIMÁTICO: A ESPABILAR TOCA.

 Y a partir de esos recursos fitogenéticos se pueden obtener Híbridos; otra herramienta importantísima en nuestro ámbito. Descubre en qué consisten en la entrada ABECEAGRARIO: HÍBRIDO

Los yeros es un buen ejemplo de una leguminosa que antiguamente se cultivaba mucho y que hoy en día tiene su interés. Lo cuento en: ABECEAGRARIO: YEROS

viernes, 3 de febrero de 2017

TIEMPO DE AGUACATES

No quisiera yo hacer de menos a los aguacates que vienen de México y sus países de origen, y menos ahora con la que se les viene encima con Donald Trump. Ni mucho menos, de hecho si algún día voy por allí no pienso perder la ocasión de saborearlos. Pero en la vida a menudo conviene ser prácticos y recurrir a lo que tenemos cerca, siempre que ofrezca unos mínimos de calidad.

El aguacate es un cultivo tropical originario de América Central. Los primeros españoles que llegaron a América los bautizaron como «peras de las Indias», ya que les recordaban a las peras españolas.

Y resulta que los aguacates españoles la tienen y ya estamos en plena temporada de producción, tal como aprendí en la visita que hice este verano a la finca de Germán, gracias a nuestro amigo Borja, de Huerta Tropical. Así que voy a hablaros de su otro cultivo estrella, el aguacate.

 ¿Sabías que en España se produce aguacate en Canarias y en la costa tropical granadina y malagueña?

 Trataré de las distintas variedades a nuestro alcance, de cómo comprarlos y cómo conservarlos, que es lo que suele interesar. Pero lo mismo más de uno habéis hecho el típico experimento de germinar la semilla de aguacate, y os habréis planteado qué hacer cuando el arbolito adquiere cierto porte.  Pues bien, también os daré unas cuantas pistas sobre su cultivo para que luego no vengan las lamentaciones: que no me crece, que se le caen los frutos, que ni siquiera salen... 


Al árbol del aguacate no le gusta "pasar fatiguitas"
   
El aguacate es un árbol muy vigoroso, que puede alcanzar hasta 30 m de altura, aunque las variedades cultivadas son más bajas, para facilitar la recolección de los frutos. No soporta bien ni el frio y ni el calor extremo: de día lo ideal son de 25 a 30ºC y de noche entre 15 y 20 ºC. Fuera de esos límites el calor baja el rendimiento y el frio provoca la caída de los frutos que están formándose. Sin embargo, un poco de fresquito en invierno estimula la formación de flores.
 

Para su cultivo necesita agua abundante (entre 600 y 2.000 mm anuales de precipitación) y bien repartida; como esto suele ser menos habitual de lo que se desearía en las plantaciones se suele recurrir al riego. El suelo no debe ser demasiado salino y debe permitir el drenaje del agua, ya que es muy sensible a los hongos que aparecen en condiciones de encharcamiento. El viento también lo lleva mal, por lo que debe cultivarse en lugares abrigados o instalarse barreras cortavientos.
 

Otra particularidad es que tiene una raíz muy superficial, lo cual le hace en general más vulnerable: a la falta de agua, a la erosión, al viento...e implica que hay que tener mucho cuidado al realizar las labores de control de malas hierbas.
 

¿Sabías que el aguacate pertenece a la familia de las Lauráceas, al igual que el laurel, el alcanfor y la canela?.

Es un árbol vecero, como el olivo o la encina. Pero en lo demás, no se parece en nada.
 
Para asegurar la producción de fruto, aparte de encomendarse a todo el santoral relacionado con el tiempo, hay que elegir las variedades adecuadas y mezclarlas entre sí. La explicación está en el curioso comportamiento sexual del aguacate, que ya os contaré en otro momento.
 


Unas cuantas variedades de aguacate donde elegir
 

Existen 3 razas principales de aguacate: la antillana, la mexicana y guatemalteca, cada una con sus características y requerimientos. De ellas se han obtenido por cruzamiento cientos de variedades distintas, aunque son pocas las que dominan el mercado.
 

Antes que nada, decir que los cultivos comerciales de aguacate no se suelen obtener a partir de semilla, sino que se utiliza la técnica del injerto. Esto se hace porque las semillas de aguacate tienen una alta variabilidad genética: dos semillas del mismo árbol pueden convertirse en nuevas plantas que se comporten de manera muy distinta en el campo; y al agricultor no le interesa en absoluto tener árboles pequeños y grandes, unos productivos y otros no, unos que resisten al frio y otros no, etc...En otras palabras, que ese aguacatero que germinaste y cuidaste con tanto mimo, puede que de unos frutos tan sabrosos como el fruto del que procedían (eso si te acuerdas, ya que tardan unos cinco años en formar frutos) o puede que no.
 

Al igual que en otros frutales, las variedades que se utilizan como patrones o portainjertos están más especializadas en aguantar (el frio, el calor, la salinidad, los hongos...) que en producir. 
 

Respecto a la variedad injertada, la encargada de producir los frutos, en España se cultivan unas pocas variedades, que se han ido mejorando con los años para adaptarlas a las condiciones climáticas locales. Voy a hablar un poco de cada una, que seguro es lo que os interesa, y lo haré por orden de maduración.
Comenzamos por Bacon y Zutano, los más precoces, ambos híbridos mexicano-guatemalteco, que maduran a principios o mediados del invierno.
La variedad Bacon tiene frutos grandes, con forma parecida a una pera y la piel lisa, fina y de color verde oscuro. No destacan por su sabor, sino por las ventajas que aportan al agricultor: la precocidad y la resistencia al frío y al viento, de hecho se utiliza como cortavientos.
 

Aguacate de la variedad Bacon. Fuente: Trops


La variedad Zutano es la más precoz y la más resistente al frío, pero su pulpa es de peor calidad.
 

Pasamos a la variedad Fuerte, también híbrido mexicano-guatemalteco, que madura desde finales del invierno a la primavera.
 

Esta variedad es, junto con Hass, la de mejor sabor, y por tanto de las más cultivadas. El fruto, de tamaño más bien grande, tiene forma de pera alargada, de piel suave y de color verde claro. La pulpa tiene un agradable sabor a nuez.
En el campo su nombre no le hace justicia, ya que es más bien delicado: sensible al frío y cuando hace demasiado calor se resienten la floración y el cuajado de los frutos.
 

Aguacate de la variedad Fuerte. Fuente: Trops

Y por fin llegamos a los aguacates de primavera-verano: Pinkerton, el archiconocido Hass y Reed.
 

La Pinkerton es la última variedad híbrida guatemalteco-mexicana de la lista. Su fruto es de tamaño medio, como una pera con el cuello muy alargado, y una piel parecida a la de Hass, algo gruesa, granulosa y de color verde oscuro. La pulpa es de buena calidad, con sabor a nuez.
 

Aguacate de la variedad Pinkerton. Fuente: Trops.
 
La variedad guatemalteca Hass es la más conocida y cultivada a nivel mundial. El fruto pequeño o mediano y de forma ovalada, tiene una piel gruesa y rugosa muy reconocible, de color verde oscuro, que se vuelve casi negra al madurar (es la única que lo hace). Su pulpa es de muy buena calidad: poco fibrosa y con ligero sabor a nuez.
 

No lleva bien el frío, pero en compensación, aparte del sabor, tiene un periodo de recolección muy amplio y un gran aguante una vez maduro, tanto en el árbol como en la fase de post -recolección. Por una vez no se cumple al 100 % eso de que está más rico aquello que es más difícil y costoso de producir.
 

Aguacate de la variedad Hass. Fuente: Trops
 
Nuestra última variedad, la Reed, también es guatemalteca y tiene dos características peculiares: su forma redondeada y que, a veces, la semilla se encuentra suelta dentro del fruto, pudiéndose apreciar cómo se mueve al agitarlo. El fruto es de gran tamaño con una piel tirando a gruesa, granulosa y de color verde oscuro. Su pulpa es de gran calidad, también con ese toque de nuez, y además no ennegrece al cortarla.
 

Se trata de una variedad tardía que madura sus frutos durante el verano. Tiene una gran ventaja y es que produce mucho y de una manera bastante regular (no es vecero, vamos). En contrapartida es poco resistente al frio y es demasiado alto, lo que dificulta la recolección.



Aguacate de la variedad Reed. Fuente: Trops

Así que acabo de descubrir dos cosas: a) ¿cuántos aguacates insípidos debo haberme tomado en mi vida para descubrir a estas alturas que los buenos saben a nuez?; B) ¿será quizás que me empeñaba en comprarlos en invierno, y no en primavera-verano, que es cuando maduran las variedades de mejor sabor?. En fin, ¡ qué "faltica" hace este blog a consumidores despistados como yo !.
 

También existen aguacates enanos o cocktail. Pueden ser de distintas variedades, no tienen semilla y su piel es comestible. Fuente: Trops


El arte de encontrar un aguacate en su punto
 

Haciendo cuentas, podríamos tener aguacates producidos en España durante casi todo el año, aunque es muy frecuente que en el mercado haya sólo aguacates procedentes de América. Y conseguir que llegue en perfectas condiciones de calidad y madurez no siempre es fácil, más si tienen que venir desde tan lejos.  Por eso, aún a riesgo de que me llaméis nacionalista alimentaria, yo personalmente procuro comprarlos españoles.
 

Luego está el grado de madurez en el momento de la cosecha. El aguacate se suele cosechar inmaduro, pero no demasiado, para que pueda almacenarse durante un tiempo, (máximo 28 días). Este almacenaje se hace en unas cámaras de atmósfera controlada en las que se controla la temperatura y la concentración de los gases (oxígeno y dióxido de carbono) de manera que se retarda la maduración.
 

Así madura un aguacate en una situación de atmósfera controlada y distintas concentraciones de etileno. Fuente.


Una vez llega a su destino se le exponen a la acción del etileno, para que el consumidor lo encuentre en el punto justo de maduración.
 

Aunque el aguacate madura fuera del árbol, para que desarrolle gran parte de sus propiedades saludables, especialmente su composición en grasas vegetales, no conviene cosecharlo con demasiada antelación. De hecho algunas variedades, Hass por ejemplo, pueden mantenerse en el árbol cierto tiempo, pero sin pasarse porque pueden llegar a desarrollar sabores desagradables o rancidez por sobremaduración.
 


Una buena opción es comprarlos por internet a pequeños productores de confianza, así sabes que hace pocos días estuvo en el árbol.

Bueno, todo esto que he contado es la práctica habitual, pero a todos nos han colado aguacates duros como piedras o tan pasados que no valen ni para guacamole. Así que os daré dos o tres truquillos para evitarlo.

Para saber en la tienda si un aguacate está en su punto de madurez hay tres maneras: puedes presionar con los dedos para ver si cede ligeramente, puedes quitarle el botón superior para ver el color o puedes agitarlo para ver si suena algo (significa que el hueso se ha separado de la pulpa y por tanto está pasado, salvo en la variedad Reed, recuerda). La pega es que en cualquiera de los casos, al frutero no le va a hacer ninguna gracia que andes maltratando su género. Lo único seguro es que si vemos aguacates de la variedad Hass de color verde, es que no van a estar maduros.


 


Una vez en casa conviene recordar que el aguacate madura y se conserva a temperatura ambiente. Si cometiste el error de comprar demasiados y claramente inmaduros, puedes ir envolviendo en papel uno o dos junto a una manzana o un plátano (ya que estas frutas emiten etileno), para poder madurarlos según los vayas necesitando.
 

En el caso contrario, si lo que quieres es que no se te pasen, puedes guardarlos enteros en la nevera durante varios días. Ojo, cuidado con la temperatura (no te olvides que es una fruta tropical) y sólo si ya están maduros, ya que si se refrigeran inmaduros su maquinaria celular se estropea y nunca llegarán a madurar.
 

Daños por frio en un aguacate, da una rabia cuando te los encuentras así, sobre todo porque no son precisamente baratos. Fuente.



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