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miércoles, 1 de julio de 2020

RAF, EL TOMATE QUE NO ES DE VERANO

Este año decidí volver a poner huerto y tuve que comprar planta porque mis semilleros no funcionaron todo lo bien que hubiera querido (con semillas del año de la tos era de esperar). Fui a un puesto del mercadillo donde todos los años por esas fechas, aparte de frutas y verduras, venden plantones de lo más variado.

No creo que sean distribuidores de material vegetal certificado, pero bueno, yo tampoco soy agricultora profesional y mis ingresos no dependen de lo que produzcan esas plantas. Pero bueno, la ultima vez anterior compré unos plantones de pimiento que dieron muy buen resultado (hasta el cobaya se acuerda), y sobre todo, era el único lugar donde comprar plantones en plena fase 0.5 de la pandemia de Covid19.

El caso es que, mientras esperaba mi turno, alguien compró plantones de tomatera Raf y tuve que contenerme para no advertir a esa persona que estaba haciendo el tonto y que le traía más a cuenta comprar tomateras normales y ahorrarse el sobreprecio. ¿Que por qué? Pues aquí os lo voy a contar.

 Tomate Raf todavía en la mata. Fuente.


¿ Y qué significa eso de Raf ?

Por si alguien a estas alturas no lo sabe, RAF nos indica que es Resistente A Fusarium. Y en concreto, el "Tomate Raf " es una variedad obtenida a finales de los sesenta (y registrada con ese nombre) mediante genética tradicional de cruces entre tomates: la variedad de tomate Marmande Clause 27 y un tomate americano autóctono resistente al ataque del hongo Fusarium.
 
¿Sabías que el tomate Raf es una de las pocas variedades sin hibridar que aún perduran en el mercado? por tanto sus semillas son fértiles, aunque solo las procedentes de Clause - la empresa francesa que desarrolló esta variedad - poseen la certificación de calidad.

El Fusarium, como hongo que es, da problemas en cuanto hay exceso de humedad, como suele ocurrir por ejemplo en terrenos arcillosos o en el interior de un invernadero. Este hongo era, por tanto, una de las principales preocupaciones de los agricultores almerienses de aquellos años, que no lograban adaptar las variedades tradicionales a la agricultura de invernadero que estaba desarrollándose en ese momento.

Este es el aspecto de una variedad de tomate tipo marmande, en concreto "Dumas" de Syngenta.

Así que si,

El Raf es un tomate de invernadero

Lo mismo le he fastidiado a alguien el mito de que los tomates de invernadero no saben a nada, pero bueno, es lo que tiene la divulgación agrícola, que está llena de sorpresas. Y, por si no fuera suficiente, además afirmo que los verdaderos tomates Raf son un producto artesano. Lo cual explica su calidad y su precio. ¿Y cómo puede ser esto? Sigue leyendo que te lo explico.

Viajemos con la imaginación a Almería, tierra agraciada con muchas horas de sol, pero con unos suelos más bien reguleros para cultivar. Los invernaderos ha permitido también sortear ese problema, ya sea con la técnica del enarenado o recurriendo al cultivo en bolsas rellenas de sustrato que obtienen los nutrientes gracias a la fertiirigación (el agua de riego mezclada con nutrientes, para entendernos).

Los agricultores de la zona vieron en ese Raf original  un tomate capaz de soportar las altas condiciones de humedad de los invernaderos. Hasta ahí genial, pero es que en la zona comprendida entre la ciudad de Almería y el Cabo de Gata (La Cañada de San Urbano, El Alquián y Cabo de Gata) el clima y el suelo iban a ser corresponsables involuntarios de la fama de un tomate "gourmet".

Estamos hablando de terrenos arcillosos, aguas salinas y unos agricultores muy experimentados capaces de regar sus tomateras con un agua cargada de nutrientes y sales (con conductividades 3 a 4 veces más altas de lo normal); no solo no matan a la planta sino que consiguen tomates particularmente dulces. Esto se debe a que la planta, para protegerse produce una mayor cantidad de azúcares que almacena en el fruto. Ese nivel de sales estropearía cualquier fruto de tomate, cosa que curiosamente no ocurre con el tomate Raf .Paradójicamente y en contrapartida, es una planta con unas raíces débiles y sensibles, que sólo es cultivada con éxito por agricultores muy expertos.

Semillas de tomate Marmande RAF. En las instrucciones de cultivo no dice nada de plantar en verano, regar con agua salina y recoger en invierno.


El otro detalle a tener en cuenta, para terminar de descolocaros, es la temporada de producción. Mientras que la temporada natural del tomate es el verano, nuestro protagonista tiene su campaña de enero a mayo, es decir, es un tomate de invierno-primavera. Se planta en verano y en pleno invierno la planta ya está produciendo frutos. Ojo, en el invierno almeriense, no en el de la cornisa cantábrica.

Una tomatera normal, plantada en primavera al aire libre, crece rápido y produce generosamente tomates gracias a la luz y el calor del verano. Sin embargo, al Raf le gusta el fresquito; esto supone que el crecimiento y la maduración de los tomates será bastante más lenta, dándoles más tiempo a acumular azúcares y otros elementos que le darán su sabor particular.

¿Sabías que el aumento en el contenido de proteínas, aminoácidos, lípidos y minerales en el fruto está condicionado en parte por la fertilización y por las condiciones ambientales en las que se haya desarrollado la planta del tomate?

En definitiva, las características especiales de cultivo necesarias para obtener un Raf de los buenos, forzosamente hacen que su producción sea considerablemente menor:  invierno, riego escaso y de agua salada y sin apenas abono. No es casualidad que el tomate raf original rinda unos 4 - 5 Kg de fruto por metro cuadrado y las nuevas variedades híbridas estén en 10 Kg/m2, mientras que una tomatera convencional pueda producir entre 20 y 22 kilos de media.


y esto explica que no sea oro todo lo que reluce

Hasta el momento he hablado de la variedad original de "Tomate Raf", que todavía se cultiva pero de manera puntual. Para que os hagáis una idea, cuentan en esta página que de las 30.000 hectáreas de invernaderos que hay en Almería, sólo en 12.000 se cultiva tomate. De estas,500 son de Raf, lo que supone un 1,7% del total y un 4% del tomate.

La aparición de distintas enfermedades víricas tiempo después ha favorecido el desarrollo de nuevas variedades que, además de ser resistentes a esos nuevos virus conserven las propiedades del raf. Así surgió la variedad Delizia, muy utilizada actualmente y que a diferencia de su antecesor es un híbrido. Otra ventaja es que el Delizia necesita menos frío para que cuajen los frutos, por lo que está dos meses más produciendo tomates (de noviembre a mayo). La calidad y la apariencia es tan similar que influye más en el resultado final la habilidad y el trabajo del agricultor que la genética.

Existen variedades con aspecto exterior muy similar - asurcadas y con tonos verdes - que se confunden fácilmente con el Raf y el Delizia (por ejemplo "Conquista", "Marmandino", "Adora", "Rebelión", "Tigre" o "Dumas"). No es que sean peores tomates, es que su sabor no tiene nada que ver con el Raf original; y los costes de producción tampoco.

El problema viene porque siempre hay espabilados que intentan hacerlos pasar por Raf. También hay quien vende ejemplares de Raf que se saldan en las subastas por falta de calidad o por estar demasiado maduros. Por cierto, ¿sabías que a diferencia de otros tomates, el Raf madura de dentro a fuera?, lo hace en poco tiempo y en el proceso pierde la textura crujiente, que es parte de su atractivo.

Y entonces, ¿cómo distinguirlos?

Este es un tomate tipo marmande, de la variedad Bravante desarrollado por Syngenta.


Y este es un tomate Raf. ¿ serías capaz de identificarlo sin dudar en la frutería?. Se caracteriza por un sabor bastante dulce de 8 a 9 grados Brix (un tomate bola tiene 3-5 y una sandía 10-13 ºBrix) y una alta acidez (cítrico y málico) que equilibra el dulzor. Fuente 

Pues resulta francamente difícil. Como las diferencias están sobre todo en el sabor, no queda otra que catarlos: las variedades alternativas no tienen ni el sabor ni la textura crujiente de nuestro “pata negra” almeriense. Afortunadamente hay dos pistas que nos pueden chivar que los tomates que intentan vendernos no son verdaderos Raf: la temporada - una vez te quites el sayo, ya no hay Raf que valga- y el precio - sospecha si están a menos de 8-10 euros el kilo,  y de ahí para arriba-.

Los tomates de esta foto, tomada a finales de junio, dudo muchísimo que sean Raf, por el aspecto y porque ninguna marca se arriesgaría a ponerle su pegatina a un tomate de baja calidad. He estado mirando a qué viene lo del color azul, y al parecer existen variedades que han heredado, mediante genética convencional, los genes de un tomate azul transgénico.



Recapitulando

Lo que entendemos en España por tomate Raf, es un tomate cultivado en unas características muy concretas que le dan su sabor particular.

Esas características de cultivo digamos que consisten en hacerle pasar "fatiguitas" a la tomatera (que ya viene de serie con raíces sensibles). Eso significa dos cosas: que el agricultor tiene que ser muy bueno para no cargársela y que la producción es forzosamente, escasa.


En el mercado se venden semillas y plantones de tomates Raf, que serán una opción muy interesante si tu huerto es muy arcilloso o vives en un lugar lluvioso. Tendrás una tomatera más sana, dará tomates sabrosos pero que no tendrán nada que ver con un Raf almeriense de 10 euros el kilo.

Si eres un poco friki de las tomateras y para ti cultivar Raf supone un reto, con un suculento premio, pues adelante. Pero si estas cultivando tu primer huerto o quieres resultado seguro, hay muchas otras variedades esperando tus mimos que, seguro, no te fallarán.




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martes, 2 de junio de 2020

LAS MUCHAS MANOS QUE NOS DAN DE COMER

Esta pandemia de COVID-19 nos ha puesto la vida patas arriba. Lo de hacernos mejores personas está por ver, pero espero que nos mueva a reflexionar y replantearnos qué cosas y qué personas son realmente importantes para nosotros y en nuestra vida.

Por un lado están la familia y los amigos, a los que estamos deseando abrazar. Y por otro, todos los profesionales necesarios para que funcione un país bajo mínimos, en esta especie de hibernación que ha supuesto el confinamiento. Al tratarse de una enfermedad el primer colectivo que nos viene a la cabeza es, lógicamente, el personal sanitario. Pero en la primera etapa, cuando teníamos la sensación de estar viviendo en una película de catástrofes, también nos dimos cuenta de lo imprescindible que resulta el trabajo de transportistas, cajeros y reponedores de supermercados, limpiadores, etc. Y cómo no, de los responsables últimos de tener alimentos a nuestra disposición en cantidad y calidad suficientes: los agricultores y ganaderos.

Fuente: Imagen de Deirdre Weedon en Pixabay

Pero a veces se nos olvida que "los agricultores que nos dan de comer" no son solo unos señores arando o sembrando con un tractor. Hay cultivos que necesitan muchas manos para ser cuidados y recogidos; las explotaciones son cada vez más grandes y es imposible que una sola persona pueda encargarse de todo. Hacen falta muchas manos, muchos brazos y muchas espaldas dobladas.

Con la ganadería ocurre algo similar, ya que los animales también dan mucho trabajo. El esquileo, por ejemplo, es una dura tarea que requiere técnica y aprendizaje. Actualmente suelen realizarlo cuadrillas de esquiladores venidos de Europa del Este, aunque este año han tenido que traerlos "in extremis" de Uruguay. Fuente: Oviespaña

¿Y de quién son las manos que hacen ese duro trabajo, menos reconocido aún que el del propio agricultor?. Porque a él le ponemos nombre y nos hacemos una idea de su aspecto; pero los temporeros que trabajan "doblando el lomo", helados de frio durante la recogida de aceituna, asfixiados de calor dentro del invernadero, recogiendo la fresa o cargando, una tras otra, pesadas cajas de fruta, son prácticamente invisibles. Otro colectivo que se suma a los profesionales habitualmente mal (o muy mal) pagados pero imprescindibles en nuestro día a día.


Temporeros recogiendo fresa en un vivero en Huelva. Fuente: Efeagro/J.J.Ríos


Una mano de obra que, en parte, viene de otros países.

Los datos no mienten: el sector agrario español da empleo a aproximadamente 300.000 trabajadores temporales, de los que en torno a la mitad son extranjeros. Los países de origen son variados: Marruecos, África Subsahariana y Europa del Este (principalmente Rumanía y Bulgaria).

La Covid 19 ha supuesto el cierre de fronteras y restricciones a los desplazamientos de trabajadores. Esto ha complicado, o directamente impedido, a los temporeros venir a realizar unas tareas agrícolas que los propios del lugar, seamos honestos, o no están preparados o no tienen especial intención de hacerlas.

Esta situación no es nueva y suele suponer un baño de realidad frente a las políticas anti-migración de determinados gobernantes. En Gran Bretaña, por ejemplo, han hecho el llamamiento "Alimenta al país", con el objetivo de reclutar a estudiantes y parados para hacer el trabajo que normalmente realizan 90.000 temporeros procedentes de Europa del Este. Se han apuntado unas 30.000 personas, la mayoría no aptas ya que, para recoger por ejemplo espárragos o fresas es necesaria mano de obra especializada. Así que, al final las grandes cadenas agroalimentarias se han organizado para conseguir mano de obra y fletar varios aviones procedentes de Rumanía.

Según cuenta la periodista agraria Jane Craigie, uno de los problemas es que los trabajadores procedentes de otros sectores no tienen la destreza y rapidez manual de los temporeros habituales. Esto supone un lastre económico, ya que encarece la labor de recogida hasta hacerla incluso poco competitiva...al menos el problema es común en muchos países.



Algunas labores agrícolas requieren de mano de obra humana, ya que por sus características resultan muy difíciles (y caras) de mecanizar. Un ejemplo es la recolección de fruta de hueso. Fuente: Revista Mercados.


La respuesta del Gobierno y la tozuda realidad

En España se estimó que para la campaña de 2020 serán necesarios entre 100.000 y 150.000 trabajadores. Dadas las restricciones al movimiento de trabajadores extranjeros que impone la pandemia, el gobierno aprobó a principios de abril un Real Decreto Ley con medidas urgentes de flexibilización en materia de empleo agrario que busca favorecer la contratación temporal de trabajadores dentro del país. De esta manera se podrían asegurar las campañas agrícolas, evitar pérdidas económicas, complicaciones en la cadena alimentaria o que la reducción de la oferta encarezca el producto.

Estas medidas no se dirigen a las personas que han quedado en paro como consecuencia de la Covid-19, sino a los parados de diversos sectores previos a la pandemia que podrán, de forma extraordinaria, trabajar en el campo mientras están cobrando el paro. Esta posibilidad también se abre a migrantes: a los jóvenes de entre 18 y 21 años en situación regular y a aquellos cuyo permiso de trabajo termine el 30 de septiembre (se ha tenido que prorrogar el plazo). Eso sí, todos los beneficiarios tienen que vivir cerca del lugar de trabajo, para limitar los desplazamientos que favorecen la dispersión del virus. Para agilizar el reclutamiento, varias organizaciones agrarias han creado bolsas de trabajo en coordinación con los servicios los servicios autonómicos de empleo y del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

La norma fue bien recibida por los distintos agentes del medio agrario, relativamente tranquilos porque al comienzo de las restricciones no había problemas de mano de obra, gracias por una parte a los trabajadores locales y a los parados de otros sectores y por otra parte a la menor producción en determinadas campañas agrícolas. Pero advirtieron que a partir de mayo podría haber problemas, con el pico de producción de los frutales de hueso, la campaña del ajo y de melones y sandías por delante. Porque, por muy buenas intenciones que tenga la normativa, a menudo la realidad pone las cosas en su sitio. Hay dos inconvenientes principales a la puesta en práctica de estas medidas que van solventándose poco a poco, en parte por la entrada de muchas regiones fases avanzadas de la "desescalada".

El primero es la disposición o la capacidad de las personas que se presentan a estas bolsas de trabajo:¿son conscientes los aspirantes a trabajos agrarios lo que supone trabajar en el campo?, ¿están preparados para ello?, ¿cuánto tardarán en adaptarse y rendir como un temporero habitual? La Unió de Pagesos, por ejemplo, ha calculado que Cataluña necesitará unos 30.000 temporeros y prevén que puedan contratar a la mitad de las 12.000 personas que se han apuntado a la bolsa de empleo. La otra mitad o no cumple los requisitos o no se les puede dar alojamiento debido al cierre de hoteles.

El trabajo en el campo es realmente duro. Fuente. La Vanguardia.


Y ahí va el segundo problema: la limitación de movimientos de estas personas. Con los parados locales no habría problema, pero teóricamente están todos fichados. Los parados de otros sectores y zonas tendrán que desplazarse desde otras localidades, provincias o incluso comunidades autónomas. Suma las restricciones a la hora de transportar los temporeros al tajo (que afortunadamente se han ido relajando) al jaleo de provincias, regiones y ciudades en distintas fases de la desescalada y ya tienes otro quebradero de cabeza más. Si además hablamos de temporadas de recolección que duren, por ejemplo, un mes, a la que acuden trabajadores de ciudades más o menos lejanas, ¿los transportas todos los días o los alojas en algún lugar cercano?, ¿dónde, si todavía hay hoteles y hostales cerrados?, ¿en qué condiciones higiénico sanitarias se alojarán estas personas?, ¿y si se contagian durante la campaña?. Muchas preguntas para una situación demasiado incierta.

Surgió entonces una posibilidad, ¿por qué no comenzar por personas en situación irregular?. Se estima que en España puede haber unas 800.000 y, al fin y al cabo, muchos de ellos ya (mal)viven cerca de donde pueden trabajar, están más que acostumbrados al trabajo duro e incluso es muy posible que tengan experiencia en estas labores. Por no hablar de que podría suponerles una mayor protección sanitaria y la posibilidad de cierto arraigo. En este sentido los sindicatos generalistas UGT y CCOO y algunos representantes de sindicatos agrarios y empresas en zonas fruteras ha lamentado la oportunidad perdida para regularizar -aún temporalmente- a los miles de “sin papeles”, como han hecho Portugal e Italia de manera excepcional. Otro reto sería lograr que estas personas reciban el mismo trato y atención que los temporeros locales.

Casi dos meses después de la aprobación del decreto, han sido contratadas 2.090 personas en el sector agrario. La mayoría (73%) parados españoles y el resto (casi 600 personas) son temporeros inmigrantes a los que se les han prorrogado sus contratos y los jóvenes en situación regular.

A pesar de que esta cifra supone una pequeñísima fracción del total de empleados que el propio Ministerio de agricultura calculaba al inicio de la pandemia (hasta 80.000 temporeros) - y mucho más pequeña aún que lo que calculaban algunas asociaciones agrarias (150.000) desde el Gobierno parece que están tranquilos. Algunos empresarios catalanes, al igual que sus homólogos británicos, previendo el pico del verano en fruta de hueso y aprovechando que se ha flexibilizado la entrada de temporeros extranjeros, han decidido gestionar por su cuenta la llegada de trabajadores rumanos para esta campaña, y no a cualquiera, sino a personas con experiencia y antigüedad en sus empresas.


Unas inoportunas declaraciones políticas

Por si no tuvieran suficiente preocupación los agricultores, desde el Ministerio de Trabajo se anunció un refuerzo en las inspecciones laborales en empresas agrarias para acabar con situaciones de esclavitud. Que hay inmigrantes en situación irregular  trabajando en el campo español no es ninguna novedad, que haya desalmados que los traten de manera inhumana desgraciadamente también ocurre. Pero acusar públicamente a todo un colectivo, generalizando con un tema tan delicado, no es de recibo. Casi nadie discute que es necesario tomar medidas serias y efectivas para controlar a los que no cumplen con la legislación porque, entre otras cosas, ejercen una competencia desleal, pero claramente han errado en el momento y en las formas.

Estamos hablando de un sector que hace poco más de dos meses sacó los tractores a las ciudades, que con la pandemia volvió al campo para asegurar el suministro y que según esta va amainando vuelve a denunciar la situación que les hizo manifestarse. Estamos hablando también de un sector importante en la economía española, por sus exportaciones a la Unión Europea y más allá. Que el propio Estado insinúe o directamente afirme que existe esclavitud en la producción de alimentos es un regalo caído del cielo a las entidades y medios de comunicación de otros países que (legítimamente e igual que hacemos nosotros) buscan proteger sus producciones patrias.


Muchos agricultores saltaron a las noticias por acudir con sus tractores y equipos de fumigación para desinfectar las calles de los pueblos con lejía. Fuente.


En resumen

Una de las paradojas que ha puesto sobre la mesa esta pandemia de Covid-19 es que nuestra seguridad y nuestro bienestar dependen de que mucha gente normal, tan normal que acaba volviéndose invisible, siga saliendo a trabajar aunque nadie les asegure nada.

En el mundo agroalimentario esto se traduce en todos esos temporeros experimentados cuyo incesante trabajo contribuye en parte al funcionamiento la cadena de abastecimiento. Un ejemplo similar lo tenemos en los trabajadores de mataderos, industrias con unas particularidades de funcionamiento, tanto técnicas como laborales, que han propiciado la aparición de brotes de covid-19 en diversos países hasta el punto de suponer una amenaza al suministro de productos cárnicos en supermercados estadounidenses. No es solo cuestión de justicia es que además, si la cadena alimentaria se mantiene en movimiento gracias al trabajo de mucha gente capaz de trabajar muy duro pero a la vez tremendamente vulnerable (por malas condiciones de trabajo, sueldos bajos y fronteras cerradas) todo el sistema alimentario es vulnerable. Frente a problemas como este, como dicen los sabios, no hay que preocuparse, hay que ocuparse. Pero usando la cabeza a ser posible.




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miércoles, 23 de octubre de 2019

LAS ENSALADAS DE BOLSA, ¿CÓMO SE HACEN?

Para recolectar la verdura de tu sopa minestrone, alguien ha tenido que doblar el espinazo. Fuente: Grupo Citrus


 

La ensalada mixta hace tiempo que fue destronada. La lechuga romana, también llamada "oreja de mulo" esa grandota que dominaba el panorama lechuguil hace no tanto, ahora ocupa una esquinita en los murales refrigerados del supermercado. Y es que todavía permanecen algunos restos de esa ola gastronómica que nos hizo pensar que la típica ensalada de lechuga tomate y cebolla era "demasiado simple". Como ahora la gracia está en mezclar lechugas de distintos colores y formas, han llegado las ensaladas de bolsa para facilitarnos la tarea: listas para coger y consumir, ofreciendo la cantidad necesaria de lechugas y otras hojas siempre tiernas y con muchas combinaciones donde elegir.
 
Pues bien, detrás de algo tan simple como pueda parecer una ensalada de bolsa está el trabajo de profesionales muy distintos: el desarrollador de variedades vegetales, los agricultores y trabajadores del campo que las cultivan, cuidan y recogen, los que diseñan la maquinaria para recoger las lechugas y procesarlas en tiempo record, los que garantizan la calidad e higiene en todo el proceso....como para que una foto de una rana dentro de un paquete arruine todo ese esfuerzo colectivo.
 
Y es que, hace no mucho, Miguel Angel Lurueña (de Gominolas de petróleo) escribió una entrada para Eroski hablando precisamente de esta posibilidad, y de las medidas que existen para evitarlo. Pero como yo también llevaba tiempo queriendo explicar cómo se hacen las ensaladas de bolsa, pues voy a intentar complementar esa información. Que no se diga que en Internet no hay información de la buena.  


La cuarta gama, ¿qué es eso?
 

Si os digo que las ensaladas de bolsa son un típico producto de cuarta gama, ¿a qué pensáis que me refiero? Es más simple de lo que suena y os lo voy a contar para que podáis presumir de culturilla agroalimentaria.
 

Se entiende por "Cuarta gama" el procesado de hortalizas y frutas frescas limpias, troceadas y envasadas para su consumo. El producto mantiene sus propiedades naturales y frescas. Eso sí, tiene una fecha de caducidad alrededor de 7 a 10 días.
 

Los alimentos más frecuentes en la cuarta gama son verduras de hoja (lechugas, espinacas, acelgas), hortalizas para sopa, frutas, etc. La oferta se está abriendo, y de qué manera, al mundo de las hortalizas mini (tomates cherry, zanahorias baby, pepino, rabanitos...) como opciones de aperitivo saludable.
 

Entonces, si hay una cuarta gama, ¿existirá una primera, segunda y tercera?. Efectivamente. La primera gama son los productos hortofrutícolas recolectados y distribuidos en fresco desde su origen. La segunda gama son las conservas, productos sometidos a un proceso de esterilización y envasado hermético que permite conservarlo durante años. La tercera gama son los productos congelados, sometidos a -18ºC y de caducidad media.
 

Como el mundo de la alimentación ha seguido evolucionando hoy tenemos ya una quinta gama : hortalizas frescas que han sufrido un tratamiento térmico menos agresivo que la esterilización y por tanto tienen una vida útil menor, de unos tres meses en condiciones de refrigeración. Las mazorcas de maíz o la remolacha cocida son dos ejemplos conocidos. Se habla incluso de una sexta gama, que correspondería a los productos deshidratados o liofilizados, como las setas secas o los preparados para hacerte un rissoto.
 

Pero volvamos de nuevo a nuestras verduras frescas y envasadas. Aunque realmente hablaremos de lechugas, así en genérico, porque nos centraremos en ellas.
 


El proceso de elaboración de una ensalada de bolsa

Desde su recolección, los distintos tipos de lechuga son tratados de manera rápida y delicada a la vez, para que lleguen en las mejores condiciones posibles a manos del consumidor. Esto se traduce por ejemplo en que las hojas tengan un color, una textura y un sabor atractivos, que la vida útil del producto sea la mayor posible e incluso, que conserven un alto contenido en elementos saludables.
 

¿Sabías que los tres pilares de la calidad en productos de "cuarta gama" son la calidad de la materia prima, el no romper la cadena de frío y la fecha de caducidad del producto?
 

Para asegurar esa calidad se cuidan varios aspectos: la elección de las variedades a cultivar, las condiciones climáticas y el manejo del cultivo, el grado de madurez en la recolección, los métodos y la forma de cosechar las verduras y por último, la manipulación y tratamiento del producto en las plantas de envasado. Vamos a ver por qué es importante cada cosa.
 

En primer lugar hay que seleccionar la materia prima básica, las distintas variedades de hortalizas de hoja. Tenemos lechugas (Lactuca sativa) acogolladas como la clásica romana, los cogollos, la Iceberg o las Batavia y Trocadero, algo más "exclusivas". Las hay también de hojas sueltas, las típicas hoja de roble verde o roja y los Lollo rosso y verde. Para ensaladas no pueden faltar las escarolas (Chicorium endivia), la achicoria o radicchio (Chichorium intybus), los canónigos (Valerianella locusta) y la rúcula (Eruca sativa). Terminamos con las espinacas (Spinacia oleracea), que se han incorporado al mundo de las ensaladas y las humildes acelgas (Beta vulgaris).




 ¿Sabías que la endivia es una variedad de escarola?


Este semillero de lechuguitas iba para el huerto, pero bien podría haberse convertido en una ensalada de esas en plan "gourmet", pero casero.
 
De todas estas especies se suelen seleccionar variedades atractivas al consumidor, pero también que sean capaces de adaptarse a una metodología de cultivo, y sobre todo de cosecha un tanto particular. En este tipo de productos, la recolección es un paso muy importante, que se hará de manera mecánica o manual en función del tipo de cultivo: manual para piezas grandes - lechugas, acelgas, escarolas...- y mecánica para las hojas pequeñas (que en el fondo son los brotes tiernos de algunas variedades). 

Muchas de las verduras de hoja se cultivan en caballones, ¿os acordáis de qué eran?.  Fuente: Florette 

Sin embargo, las verduras destinadas a brote tierno se suelen cultivar en invernaderos cada vez más tecnificados. Fuente: Primaflor
 
Pero, ¿cómo recolectar miles y miles de hojas de una sola vez sin que apenas se dañen?. La recolección de las típicas hojas enteras (espinacas, hoja de roble, lollos, canónigos, también llamadas en la industria "baby leaf") se realiza con una maquinaria especializada que recuerda a una cuchilla de afeitar. En este caso, las variedades utilizadas deben ser resistentes, ya que este tipo de recolección, por muy desarrollada que esté, es inevitable que provoque lesiones en las hojas (que pueden provocar la pérdida de agua y de valor comercial) y se incorporen cuerpos extraños como tierra, piedras, restos de otras plantas, etc.


Para la cosecha mecánica se utilizan artilugios como este. Fuente

Una vez cosechados, lo ideal es transportar las lechugas lo más rápido a la planta de selección y envasado. Para ello, la mejor opción es situar estas plantas cerca de campos de cultivo, y obviamente tener plantas en distintos puntos de la geografía para disminuir el tiempo (y el coste) de transporte. Por tanto, podemos afirmar que las ensaladas de bolsa son productos de cercanía.
 

Aunque se transportan en camiones refrigerados, se puede decir que en cuanto las lechugas entran en la planta, llegan a los dominios del frío. Lo primero que se hace es pre-enfriar el producto utilizando distintas técnicas en función del tipo de verdura, para que llegue a los 5 - 4ºC. A continuación se pesa (es importante saber la cantidad de producto que entra y la que se pierde) y se lleva a cabo un control de calidad inicial. Los lotes de lechugas que pasan dicho examen se almacenan, de manera que la línea de producción esté siempre abastecida de los distintos tipos de lechuga con los que trabaja la planta.
 

Para hacer esa ensalada que te vas a comer, alguien ha pasado mucho frio.

jueves, 19 de julio de 2018

LA AGRICULTURA VISTA CON OJOS DE NIÑO

De nuevo volvemos a recopilar las anécdotas y genialidades de peques y no tan peques recogidas durante el tour que realizamos todos los años por colegios de la Comunidad de Madrid.
 

Como ya hemos comentado en otras entradas los juegos y la dinámica general de las actividades, y no quiero repetirme demasiado, esta vez he probado a grabar videos, con el móvil, porque creo que dan una mejor idea de lo que hacemos y del ambiente que se crea.
 



 

Hablando sobre agricultura
 

Apenas hay respuestas nuevas cuando preguntamos a los niños sobre lo que entienden ellos que es la agricultura, pero hay una tendencia bastante clara: para las nuevas generaciones la agricultura está muy vinculada con la naturaleza, — "es un trabajo que se hace cerca de la naturaleza" nos dijo un niño del colegio Enrique Tierno Galván  —, o con conceptos digamos "buenrollistas" como la artesanía —"agricultura son las cosas hechas a mano" — o el hecho de  "tener un huerto y cuidarlo", como nos respondieron niños del colegio Miguel de Unamuno en pleno barrio de Legazpi (Madrid). Aunque de vez en cuando hay niños que se salen del guión para añadir perfumes y plantas medicinales a la lista de bienes que proporciona la agricultura.   



El agricultor es alguien que trabaja, que se "esfuerza para recoger los frutos" según nos dijo un niño del Colegio Miguel de Cervantes de Tres Cantos, y al parecer se tiene que esforzar mucho, porque las innovaciones no pegan mucho con "las cosas del campo", al menos para un niño del colegio Francisco Carrillo de San Sebastián de los Reyes: 

"El agricultor tiene una herramienta muy potente para hacer su trabajo", explica Belén, la monitora encargada de la charla principal, " ¿cuál puede ser? ".


" ¡ La pala ! ", contestó un niño completamente convencido.
 

Está visto que hay que trabajar más aún por demostrar que la tecnología no está reñida con la agricultura, sino más bien todo lo contrario. Por cierto, la respuesta que esperaba Belén era "el tractor".
 

Tenemos una caja de muestras de "cosas del campo"  que normalmente llama mucho la atención de los chicos. Cuando en el juego de la oca caen en la casilla de las pipas, les enseñamos dos cabezas de girasol distintas, de pipas para aperitivo y para obtener aceite. En el colegio Miguel de Unamuno alguien preguntó si eran picantes, como las "Tijuana", pero los compañeros le aclararon que a esas se les pone el picante después.

Nuestro amigo, del Colegio de Educación Especial Miguel Hernández en Colmenar Viejo, tenía clarísimo que esa tarjeta del memory la iba a levantar el y solo el. Siempre es un gustazo jugar con ellos. 
 
Sobre los peligros que acechan a las plantas y cómo protegerlas
 

Como en ocasiones anteriores, comprobamos que, las amenazas que primero le vienen a la cabeza a los niños son las que tienen que ver con el clima: a las plantas hay que protegerlas del invierno, de las tormentas, de que se no ahoguen...Si les tiras un poco de la lengua ya van saliendo los seres vivos: los caracoles, los pulgones, las chinches, los pájaros...o incluso de los propios niños, como nos dijo un alumno del Colegio Ntra. Sra. de la Merced en Chamartín.
 

A la pregunta de Nuria, la monitora encargada del memory sobre esta foto  — "¿Qué creéis que está haciendo el tractor?" — esos mismos niños contestaron — "Salir volando".
 
Frente a las amenazas del clima poco se puede hacer, salvo construir invernaderos "para que las plantas pasen el invierno". Me hubiera gustado preguntarles si esos invernaderos se montaban justo donde crecen las plantas, como si se les pusiera un abrigo, o se las traslada todas invernaderos ya construidos cuando llega el fresquito, pero, como siempre, el tiempo apremia. El modelo actual de producción hortícola casi mejor lo dejamos para los chicos de la ESO.


¿Y qué ocurre cuando llegan las plagas? pues que —"las plantas se protegen con un espray especial que tiene veneno"—. Y ahí es cuando Belén les habla de los productos fitosanitarios. Por cierto, es curioso cómo los niños tienen perfectamente asumido que la mariquita se come los pulgones. En los tiempos que corren, da gusto cuando un mensaje verídico está tan ampliamente asumido.





 

Resulta sorprendente que los niños reconozcan al escarabajo de la patata en el juego del memory. Estos niños del Miguel de Unamuno lo hicieron.
 
Hablando de ganadería
 

Al igual que en tours anteriores, en cuanto preguntamos en qué consiste la ganadería, tarde o temprano algún niño nos contesta que tiene que ver con ganar algo, normalmente dinero.
 

Otros, algo más enterados apuntan que "es tener vacas o ganados (así en general)", o incluso  "echar de comer a los animales y luego venderlos para ganar dinero", para lo cual a veces hay que  "reproducir a los animales (o hacer que se reproduzcan)" tal como nos respondió una niña de 6º de primaria del Colegio Tierno Galván en San Fernando de Henares.
 

Un niño del Colegio Fuentesanta en Colmenar Viejo, al parecer hijo de ganadero. comentó que su padre tiene vacas y toros blancos, a lo que un compañero, haciéndose el listillo, replicó —" ¿Desde cuándo hay toros blancos? ". Pues sí, contesté, los hay desde hace mucho, pertenecen a una raza francesa llamada Charolesa y si paseas por el campo es fácil verlas.
 

Parecerá una tontería, pero cuando preguntamos cómo se llama la cría de la oveja - esos animalitos que está sujetando Mari Lanas y que NO son perritos - nos contestan de todo: son terneros, cabras u ovejillas.

 

¿Animales de granja o mascotas?
 

Cada vez se hace más evidente la importancia que dan los niños al bienestar animal, hasta el punto de hacernos dudar si realmente ven a los animales de granja como lo que son o más bien como mascotas.
 

Para los niños del Colegio de la Merced, cuidar a los animales es vigilar que no se escapen, darles de comer, de beber, asegurarse de que no tengan frio, lavarlos y, por supuesto, darles cariño.
 

Tampoco hay que olvidar la alimentación de los animales. A la pregunta de Belén — "A cada animal hay que darle el alimento adecuado, ¿no? "— una niña respondió convencida — "Claro, no se les puede dar chuches a las vacas" —.
 


Aquí vemos a Belén enseñando a los niños lo que es un crotal y para qué sirve. A algunos les preocupaba que a los animales les doliera al ponérselo.


Personajes famosos

 
En su momento comenté que la figura del veterinario la tienen muy clara, e incluso tiran de personaje más o menos famoso de televisión - el Dr. Pol - cuando sale el tarjetón de la veterinaria en el memory. También es muy habitual que salga Lady Bug cuando aparece la mariquita.
 

"The Incredible Dr. Pol" es un reality que muestra el trabajo de un veterinario rural en Michigan. Se emite en Nat Geo Wild. No apto para personas que se impresionen con facilidad, ayuda a entender algunos problemas a los que se enfrenta un ganadero.


"Prodigiosa: Las aventuras de Ladybug" es una serie de animación, en la que dos adolescentes se convierten en superhéroes para salvar a los ciudadanos de Paris de las garras del mal, y la chica escoge un vistoso traje de mariquita. Se emite en Cartoon Network.


 

Las abejas y los niños
 

Dada la preocupación actual por la salud de las abejas y su relación con la agricultura, siempre nos gusta tantear a ver qué conocen los peques de este insecto tan fascinante.
 

La mitad de las veces dicen que "son malas porque pican" o "porque tienen veneno". Una niña del colegio Soledad Sainz añadió —"yo soy alérgica a las abejas, así que para mí son malas"— ya puedes tu decir misa, le faltó añadir.
 

Hablando sobre abejas con los niños del colegio Soledad Sainz, también en Colmenar Viejo (si, este año hemos hecho triplete en este pueblo).
 
Para equilibrar esa mala imagen muchos niños creen que son buenas, pero porque producen miel. Cuando insistimos un poco más acaba saliendo la polinización, pero no parece que lo tengan del todo claro, salvo estos niños del colegio Fuentesanta.
 




Nos estrenamos con chicos de la ESO
 

Adaptar las actividades del Proyecto Conocer a centros educativos educación secundaria era una posibilidad que no descartábamos, pero que siempre se quedaba en el cajón; hasta que surgió la oportunidad de llevar nuestras actividades a los más mayores del Colegio Ntra. Sra. del Pilar (muy cerquita de Plaza de Castilla, para los madrileños), muy majos ellos y ellas. 
 

Hay fotos que dicen mucho. Cogiendo los tarjetones como si fueran carpetas.
 
Teníamos nuestras dudas de que les pudiera gustar y de que los juegos no les parecieran "cosa de niños", pero creo que al final los chicos salieron contentos y nosotras con ganas de repetir.
 

Es verdad que cuesta más hacerles participar y sus respuestas ya no tienen la espontaneidad de los más pequeños, pero también se agradece ir un poco más allá en las explicaciones sabiendo que te van a entender. Y si no lo hacen, ya se buscan ellos la manera de acertar las preguntas que les hacía Sofía en el juego del Campo a la mesa, como dijo uno de ellos —"el truco es decir que son falsas todas las que suenen verdaderas"—.
 

En el juego de la oca se dieron cuenta de que las tareas y preocupaciones de un granjero tienen bastante poco que ver con las que salen en los juegos de granja para el móvil.
 

Les sorprendió descubrir que los pollos que nos comemos viven menos de dos meses.




Y cerramos con un Colegio muy particular, el de Agrónomos.
 




 

En esta ocasión como fin de fiesta, y ya en plenas vacaciones escolares, contamos con la participación del Colegio de Agrónomos de Centro y Canarias para hacer una actividad algo distinta. Acudieron hijos, nietos y sobrinos de colegiados, de gente del sector e incluso de nuestros compañeros de la Editorial Agrícola, que no quisieron perderse la ocasión.
 


 

Llevamos el juego de la Oca, el Memory y mi nueva apuesta para innovar con los juegos: unas cajas sorpresa con elementos en su interior que proceden de explotaciones agrícolas o ganaderas. La gracia es meter la mano, tocarlas, e incluso oler el interior para adivinar qué pueden contener. La propuesta en sí no es  innovadora, al menos en el mundo de la educación ambiental, pero creo que a los peques de hoy en día, a estos "nativos digitales" que estamos criando, al final acaba llamándoles más la atención objetos reales y tangibles que no han visto en su vida - lana recién esquilada, paja o heno, granos de trigo o maíz, pienso para animales, semillas de algodón, un crotal...- que el enésimo juego educativo digital o la ultima aplicación de realidad virtual. Supongo que me gusta ir contracorriente.

O quizás no tanto. Ahora que está tan de moda en bodas y festejos eso de hacer un photocall para que la gente se disfrace y haga el ganso, pues nosotros también, pero en plan "agro", por supuesto.


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