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martes, 30 de septiembre de 2014

ABECEAGRARIO: INJERTO


El injerto es una técnica que se utiliza para reproducir gran variedad de especies vegetales. 

 


Consiste en unir una parte de una planta a otra, obteniéndose un nuevo individuo formado por los dos anteriores, en el que cada parte se “encarga” de una función:


Una imagen es mejor que mil palabras. Aquí, distintos tipos de injertos. Fuente desconocida.


Para que el injerto funcione, hay que hacerlo con mucho cuidado, juntando los tejidos conductores de manera que puedan ensamblarse con éxito. Esta estupenda foto muestra un injerto “omega” en una vid. Fuente: Epop /Wikimedia Commons. 



El patrón o portainjerto es la planta sobre la que se coloca el injerto. Aporta las raíces y parte del tallo y por tanto ofrece resistencia a suelos pobres, salinos, con hongos o plagas, etc.



El injerto o variedad es el trozo de tallo, o incluso una sola yema, de la planta que nos interesa reproducir por su mayor capacidad para dar flores y frutos.



De esta manera tenemos una especie de planta “Frankestein”, que está formada por (al menos) dos plantas distintas. No todas las especies vegetales toleran bien los injertos, pero estos son mucho más comunes de lo que parece.

En el cultivo de la vid los injertos son la norma. Aunque la foto no es buena, puede verse en primer plano a la izda un patrón (hoja pequeñita, redonda y más clara) en el que no prosperó el injerto y detrás una cepa en la que sí lo hizo (con hojas más grandes y uvas).






En los frutales está prácticamente generalizado. Este cerezo tiene una rama injertada de otra variedad distinta, de ahí el distinto color de las flores. En un solo patrón se pueden injertar incluso unas cuantas variedades distintas. Fuente: 2007 Jina Lee / Wikimedia Commons


Y aunque no lo parezca, en las hortalizas también se utiliza mucho. Por ejemplo, esta plantita de calabaza va a ser utilizada como portainjertos para una plantita de sandía. Las raíces de calabaza aportarán más vigor a la planta de sandía y le permitirán aguantar mejor el frío. Fuente:  Syngenta


En inglés, al injerto se le se llama "grafting".


Otras entradas que te podrían interesar:

- Otro concepto importante que conviene conocer es el de híbrido, ya que es otra manera de aprovecharse de las ventajas de dos especies más o menos emparentadas. Lo explico en ABECEAGRARIO: HÍBRIDO  


- Muchos árboles cultivados utilizan esta técnica, por ejemplo los almendros o los aguacateros. Puedes descubrir más cosas sobre ellos en ALMENDRAS “MADE IN SPAIN” o en TIEMPO DE AGUACATES .



viernes, 13 de septiembre de 2013

DE MELONES Y SANDÍAS


Ya conocéis mi afición por los productos de temporada, y dos clásicos del verano son los melones y las sandías. El problema es que más de una vez se me ha quedado pochos en la nevera porque no hubo narices de comerse dos kilos de fruta insípida o incluso apepinada. Como no me gusta tirar la comida y además soy poco aficionada a estas frutas, lo reconozco, pues tiendo a evitarlas.



Así que cuando vi los ejemplares de la foto en el súper, descubrí que el marketing ha llegado también al mundo de la fruta. Esto me dio que pensar (y para contar) sobre un fenómeno relativamente reciente pero bien instalado en nuestras cabezas. Lo mismo os suenan los melones Bollo o El Abuelo, las Sandías Fashion,  los tomates Kumato, las manzanas Pink Lady o las ensaladas Florette entre muchas otras frutas y verduras con marca.
  
Normalmente asociamos marca con calidad o con status social, algo evidente en ropa y coches. Pero, en alimentos ¿dónde está el límite entre la calidad y la tontería?. Como en alimentos la falta de calidad “canta” enseguida, las marcas alimentarias además de asegurar unos estándares mínimos, a menudo tiran para vender su productos de un marketing vendedor de humo, o que confunde al consumidor en el peor de los casos. En el anterior post hablé de una leche “redesnatada”, y en el blog de Gominolas de petróleo tienes muchos más ejemplos. Así que voy a contaros (casi) todo lo que deberíais saber de melones y sandias y nadie os ha contado.  

Buscando un melón garantizado

¿Dónde está el quid de un buen melón? ¿En la variedad?¿En su origen?¿En su cultivo?. Todo cuenta para conseguir un melón sabroso.

Cómo se cultiva
A la planta del melón le gusta el calor, la luz y la humedad  en el suelo (sin pasarse, que si no salen melones insípidos). Se adapta a distintos tipos de suelo, aunque evidentemente los prefiere fértiles. Con estos requisitos y con los medios actuales, las distintas variedades de melón se pueden producir tanto en invernaderos, en cultivos semiforzados (acolchados o túneles bajos) o directamente al aire libre, en regadío y en secano. De esta manera se puede producir melón durante una larga temporada.

Dónde se cultiva
En España se cosechan melones desde mediados de abril hasta noviembre en las distintas zonas productoras. Almería se ha especializado en surtir, de abril a junio al norte de Europa con variedades tempranas y extratempranas cultivadas en invernadero, como “Galia”, “Amarillo” y “Charentais”. Le sigue Murcia, que recoge de junio a agosto, las variedades “Galia” y “Amarillo” para exportar y la “Piel de sapo”, que se queda en casa.

Antes de terminar en Murcia ya comienza la cosecha en Ciudad Real (concretamente en el triángulo Tomelloso - Argamasilla - Manzanares). Los agricultores de esta provincia son los mayores productores de melón de España, y están especializados en el cultivo de la variedad “Piel de sapo”, la más conocida por el consumidor español, que se cosecha de julio a octubre. Poco a poco van desarrollando un mercado propio y existe una Indicación Geográfica Protegida (IGP), "Melón de la Mancha" que ampara los melones de calidad criados en esta tierra. Para los curiosos, en esta página cuentan cómo se cultiva con más detalle

De todas maneras, ocurre a menudo que los melones tempranos murcianos y almerienses les falta sol para llegar al punto de madurez optimo y así lograr el dulzor necesario. Entonces pasa lo de siempre, que los melones que crecieron al solecito en el centro y sur de América y en Senegal, ocupan ese hueco.

Con las sandías también ocurre lo mismo.


 Pero entonces, ¿qué pasa con los melones de Villaconejos?: pues que por mucho que se afanen los “villaconejeros”, es imposible que en su pequeño término municipal o incluso en los alrededores, cultiven la cantidad ingente de melones que dicen ser de allí. Además, como hay que ir cambiando de cultivos para que descanse el suelo y limitar el desarrollo de plagas, resulta más difícil todavía de creer.

Variedades
Los melones de Villaconejos tienen su justa fama porque sus paisanos llevan desde hace muchísimo tiempo dedicándose al melón tardío cultivado en secano, es decir frutas dulces por haber madurado en verano con poca agua. La familia en pleno se desplazaba allá donde pudiera cultivar melón, permaneciendo allí (incluso en pleno campo, en chozas muy elementales) y cuidando del melonar hasta el momento de la cosecha. Partiendo de variedades antiguas de melón verde - el Piel de sapo de Villaconejos, el Largo negro, el Tendral…- cada familia llevaba a cabo su particular mejora genética y desarrollaba semillas con características propias y adaptadas a las condiciones de clima y suelo donde trabajaban los agricultores. Así por ejemplo surgieron unas subvariedades de melón negro muy apreciadas, el “Mochuelo” y el “Puchero”, llamadas así por el paisano que tenía el “copyright” de esos melones.


Unos melones de Villaconejos muy bien presentados.Fuente: Laura Serrano 

Afortunadamente para los “villaconejeros” las cosas han cambiado mucho. Los abuelos criaron la fama y los nietos en vez de echarse a dormir se han dedicado principalmente a almacenar, etiquetar y distribuir los melones “Piel de sapo”, que les llegan de principalmente de Castilla la Mancha y Extremadura.  En sus tierras siguen cultivando esta variedad en secano y, como no son tontos, para su propio consumo cultivan estas otras sabrosas variedades locales, dificilísimas de encontrar en  el  mercado. ¿Y si estos melones son tan apreciados, por qué no se cultivan más? Pues porque no hay demanda suficiente para unos melones demasiado grandes, que dan pocas pistas de cuándo están maduros.  

Hoy en día, y no solo en cuestión de melones, parece que el sabor ha pasado a segundo plano; para que guste a todos (agricultores, comercializadores y consumidores) ha de ser el melón perfecto: productivo, resistente a enfermedades, que aguante varios meses, con buen aspecto, no demasiado grande, y evidentemente, rico. Las modernas variedades híbridas (que no transgénicas, ojo) lo han conseguido, pero a costa de abandonar variedades autóctonas muy interesantes. Esto lo cuentan en un interesante post de Mercado Calabajío.

Esto no quiere decir que los melones híbridos salgan malos, todo dependerá del esfuerzo de agricultores y comercializadores en conseguir buenas semillas,  en mimar los cultivos y los melones una vez cosechados. Un detalle importantísimo en este mundillo es saber cuando están los melones en su punto justo de maduración, ya que es una de esas frutas que no maduran una vez arrancadas. 


¿Sabías que?
Para conseguir un buen melón son imprescindibles las abejas, y cuanto más se paseen por la flor, mejor.

Para que se forme bien el fruto es necesario que sobre el estilo de las flores femeninas germinen muchos granos de polen; si no, saldrán melones pequeños, deformados y con pocas semillas.


Cuestión de cromosomas
Ahora vamos con la sandía, ya que su cultivo comparte muchas cosas con el melón. Típica fruta de verano, que gracias a la combinación de invernaderos, cultivo al aire libre y la importación, la tenemos en el mercado de febrero a octubre.


¿Sabías que?
En los invernaderos las plantitas jóvenes de sandía se injertan con plantas de calabazas, para que sean más resistentes a enfermedades y sean más resistentes.


A las sandías de toda la vida de corteza verde oscuro (variedades híbridas “Tipo Sugar Baby”) se les unen las de corteza rayada (“Tipo Crimson"). Ambas pueden ser “con semillas” o “sin  semillas”, que parece que es lo que gusta ahora.

¿Y cómo se consigue quitar las semillas a las sandías? Pues de sencillo no tiene nada, y en este post de Gominolas lo explican bastante bien. La sandia es una planta con un par de cromosomas en cada célula, igual que nosotros. La de toda la vida normalmente produce semillitas viables que dan lugar a nuevas plantas de sandía. Las sandias sin pepitas sin embargo tienen tres cromosomas en cada célula, así sus semillas no llegan casi a desarrollarse y por tanto no molestan. Para obtener una planta de sandía con tres cromosomas, las casas de semillas jugando un poco a Harry Potter tratan las semillas de sandía normal con una sustancia llamada colchicina, un poco de abracadabra y zasss,  conseguimos una sandía sin pepitas.

En España han salido dos marcas de sandías que han apostado fuerte para vender la sandía perfecta y sin pepitas. Tenemos a SandiStar que nos ofrece una fruta con “sabor intenso, alto contenido en azúcares y agradable textura”, que como crece en tierra de cine “es la Sandía de las Estrellas y por eso está etiquetada con cinco estrellas rojas”.
Su competencia es la sandia “Fashion” , que ha optado por destacar entre otras sandías menos “chic”. A base de innovación en agricultura (la obtención de semillas y la equipación de invernaderos modernos), de calidad del fruto (con estándares propios muy estrictos que posiblemente implique mucho rechazo de producto), variedad (tienen sandías rojas y amarillas, mini y normales, e incluso ecológicas) y presentación al consumidor. La suma de todos estos factores explican su precio más elevado. ¿Lo pagan los consumidores?. A mí, personalmente, si me explican todo esto, quizás sí, pero solo como sandia “fashion”…  

Me he metido en un buen melonar por intentar ofrecer mis lectores y seguidores toda esta información. Espero que os haya resultado interesante.

Mis agradecimientos a mi compi, Laura, que me ha buscado mucha información de Villaconejos y me ha pasado esta foto de cuando llegaban los carreteros con los melones a Madrid. 






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