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viernes, 30 de octubre de 2015

DE CARNE, AGUA Y HORMONAS.




Menuda se ha liado con la declaración de la OMS sobre las carnes rojas y procesadas y su relación con el cáncer. La verdad es que no tenía pensado escribir sobre el tema, que ya bastante coba se le ha dado, no me gusta ser oportunista y además es un tema del que pueden hablar mucho mejor los profesionales de la nutrición. Por cierto, os aconsejo la entrada de Juan Revenga en el blog del Comidista, por si no la habéis leído todavía.



Precisamente estos profesionales llevan recordándonos desde hace bastante tiempo (más bien predicando en el desierto, por lo que veo) que es necesario reducir el consumo de carne roja y evitar las carnes procesadas si de verdad quieres llevar una dieta saludable. La OMS simplemente ha difundido (no muy bien, la verdad) las conclusiones de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer; no prohíbe y ni siquiera aconseja, simplemente al meter la carne procesada en la categoría 1 (causa cáncer) y la carne roja en la 2A (probablemente cause cáncer) nos dice que existe suficiente evidencia científica para meter a estos alimentos en esas categorías.



¿Qué significa exactamente comer carne con moderación? He aquí una propuesta que no se si convencerá a más de uno. Fuente: tomado de la web "El nutricionista de la general".




A pesar de ello, tras el anuncio se ha montado el revuelo clásico, con todos sus ingredientes: 1º titulares en los medios de comunicación totalmente descontextualizados y alarmistas; 2º alarma injustificada de los ciudadanos seguida inmediatamente por un choteo generalizado en forma de memes, 3º declaraciones de ministros e industria apelando al sentido común, a un consumo razonable y a las estupendas y necesarias propiedades de la carne, no vaya a ser que se desmande la cosa y 4º tras unos días aquí no ha pasado nada, volvemos a nuestra dieta habitual.



 Haciendo memes los españoles somos únicos, y si nos quitan el jamón ibérico sacamos más mala leche todavía.



A lo que vamos, que no tenía yo intención de escribir nada, pero cuando empecé a toparme con comentarios entre amigos o en internet en los que se repetían como un mantra las alusiones a la comida de antes, a cómo se crían los animales y, cómo no, a la palabra mágica HORMONAS, ahí ya vi que tenía que intervenir. Al principio creía que iba a ser un paseo, pero investigando y rascando, me he dado cuenta que el asunto no se explica con cuatro consignas sencillas y ya está, o al menos esa no es la intención del blog. De todas maneras voy a intentar no aburriros.



1. ¿Por qué se recomienda un menor consumo de estos alimentos?.



Me ha costado bastante encontrar una explicación, y la verdad es que la sección de preguntas y respuestas de la OMS no ha resultado de gran ayuda. Mucho mejor nos lo explica Aitor Sánchez en el programa de RNE "Esto me suena", información que he completado con lo que nos cuentan en una página divulgativa muy apañada, Cancer Research UK. Conviene aclarar que en la actualidad se desconocen con exactitud los mecanismos que desencadenan el cancer colorectal y si hay más protagonistas.



Al parecer, en la carne roja, los problemas surgen cuando un compuesto químico propio de la carne, el hierro " hemo ", se degrada en el intestino para formar diversos compuestos llamados N-nitroso. Estos parecen dañar a las células que recubren el intestino, por lo que se tienen que replicarse con mayor rapidez para reparar el daño. Esta necesidad de replicarse una y otra vez aumenta la posibilidad de que haya errores al copiar el ADN de las futuras células, y este es el primer paso en el camino hacia el cáncer. Es como si las células del intestino, ante una sobrecarga de trabajo, se les fuera la cabeza y decidieran hacer una huelga a la japonesa, "¿queréis que nos repliquemos?, dirían, pues os vais a enterar.



El problema de la carne roja procesada es que contiene además otros compuestos químicos que también generan los compuestos N-nitroso en el sistema digestivo, por ejemplo los conservantes basados en nitritos presentes en los embutidos como conservantes.



Cocinar la carne a altas temperaturas, como un grill o una barbacoa, también pueden dar lugar a la formación de más compuestos todavía que podrían aumentar el riesgo. Estos compuestos no son exclusivos de la carne roja, pero se producen en mayor cantidad en estas carnes y sus derivados que en otras carnes.





2. La relación de estos alimentos con la probabilidad de contraer cáncer NO tiene que ver con el modo en que se críen los animales o dónde compras la carne.



Por lo explicado en el punto anterior, sería igual de peligroso alimentarse a base de filetes churruscados de ternera ecológica alimentada a base de pastos, que de una pobre ternera de un cebadero cualquiera. O que zamparse a diario bocatas de un embutido con denominación de origen que compraste en la tienda gourmet comparado con uno de marca blanca.



Aunque es verdad que han metido en el mismo saco a alimentos tan distintos como el nuestro jamón serrano/ibérico (¡lo que nos ha dolido, eh!) con cecinas, embutidos o salchichas industriales, hay que recalcar que según la evidencia de la que se dispone hasta el momento, es el tipo de procesado de la carne y los compuestos utilizados los que explicarían el aumento en el riesgo de cáncer.







3. ¿ Por qué los filetes sueltan tanta agua?



¿Y que tendrán que ver los N-nitrosos con esto? Pues visto lo visto, nada, pero el hecho es que el tema acaba saliendo en las conversaciones.



El hecho de que el filete en la sartén se jibarice y ponga la encimera perdida de salpicaduras actualmente tiene poco que ver con "los químicos y porquerías que le echan ahora a la carne", o con los pollos u otros animalicos hormonados (este mantra es el equivalente ganadero de los tomates insípidos). Más adelante me centraré en las hormonas, ahora vamos con el agua de los filetes.



Hay muchos factores que influyen en que una pieza de carne (que es fibra muscular) suelte más o menos agua durante su cocción. Gominolas de Petróleo lo explica estupendamente no en una sino en dos entradas, que intentaré resumir en lo posible.



- Tratamientos veterinarios fraudulentos. Aunque son los primeros que suelen citar los consumidores como culpables, paradójicamente es la causa menos probable. Basándonos en los datos ofrecidos en 2010 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), es muy poco probable que la pérdida excesiva de agua en la carne se deba a tratamientos con sustancias prohibidas. Solo se encontraron antitiroideos en un 0,47% de los casos analizados, hormona del crecimiento en un 0,15%; esteroides, en un 0,19% y clembuterol, en un 0,01%.



- Otros fraudes; como añadir agua o salmuera a la carne son también muy poco frecuentes, en parte porque se detectan con demasiada facilidad.



- Lo más probable es que las pérdidas de agua se deban a varias causas que actúan a la vez. Unas están ligadas a los propios animales: la especie (la carne de cerdo es más propensa a perder agua que la de ovejas o vacas), la raza (las de músculos muy desarrollados, que suelen ser mayoría actualmente, son más propensas a perder agua), la edad del animal (los animales jóvenes tienen más agua en sus músculos, pero la retienen mejor que los adultos ), o el tipo de músculo (las distintas calidades de los distintos cortes se definen en parte por la capacidad para retener agua) y su composición (la relación agua/proteínas de la pieza). Otras causas se encuentran en el manejo de los animales y de la propia carne: si el animal ha sufrido estrés antes del sacrificio, un manejo inadecuado de la canal (del animal ya sacrificado y preparado para su almacenamiento), la maduración de la carne, si se corta mucho o poco, las condiciones de refrigeración y/o congelación, el proceso de cocinado (método utilizado, temperatura, adición de sal, tamaño de la pieza)...Como veis resulta un poco injusto echar la culpa a las hormonas cuando hay miles de factores que lo explican.



No quiero ni pensar la que podría liarse con un filete de un ternero Blanco Azul Belga.


¿ Sabías que el componente mayoritario de la carne es el agua, que se encuentra en una proporción aproximada del 75%?. Visto así, no debería resultar extraño que la carne pierda agua. 




4.¿La carne tiene hormonas sí o no?.



Antes que nada voy a dejar las cosas claras: hoy en día la normativa de la Unión Europea prohíbe su uso en la cría y engorde de ganado. Pero digo hoy en día porque no siempre ha sido así. Su uso permitido pero irresponsable en la segunda mitad del siglo XX dio lugar a ciertos problemas de salud que parece que han quedado grabados en el subconsciente colectivo. 

Dentro del grupo de las sustancias promotoras del crecimiento se pueden identificar varios tipos según su naturaleza:



Tenemos por una parte a los tireostáticos o antitiroideos, sustancias que inhiben la síntesis de la hormona tiroidea. Su administración hacía que los animales acumularan más grasa y más agua, en vez de formar músculo por lo que se consideró un fraude. También conocidos como "finalizadores cárnicos", se administraban mezclados con el pienso durante los 40 días previos al sacrificio, sobre todo a los animales de desvieje (vacas que ya han terminado su vida útil) para mejorar su peso y su aspecto. Vulgarmente conocidos como finalizadores cárnicos, están prohibidos en la UE desde 1981, aunque no suponen un riesgo para la salud.



Por otra parte tenemos a los anabolizantes. Y dentro de este grupo se distinguen las hormonas del crecimiento o somatotropinas y las hormonas sexuales. Cuando ambas se aplican en animales, entre otros efectos disminuye la acumulación de grasa (que es lo que demanda una parte importante de los consumidores) a la vez que aumenta la masa muscular y el músculo esquelético, vamos que los bichos crecen de verdad. La hormona del crecimiento no presenta problemas para la salud porque, al ser una proteína, se inactivan durante la digestión.



El caso más peligroso de uso de hormonas se dio con el dietil estilbestrol (DES). Se trata de una sustancia capaz de producir tumores en los tejidos que responden al estrógeno  (mamas, útero y ovario). Lo triste del asunto es que se siguió utilizando cuando ya existían sospechas de sus efectos, en parte debido a que tras la segunda guerra mundial, cualquier cosa que permitiera incrementar la producción animal (y por tanto de alimentos) era bienvenida. En España se utilizó incluso hasta principios de los años ochenta. Al parecer, esta sustancia es la responsable del crecimiento anormal de las mamas en niños y niñas italianos que consumieron carne con niveles muy altos de este compuesto, cuando ya estaba prohibido su uso. De esta historia verídica procede el mito de los pollos hormonados.



Respecto a las hormonas sexuales que se utilizan actualmente, en principio no han de suponer ningún problema ya que la cantidad de residuos que se pueden ingerir al consumir carne de animales tratados es muy pequeña como para suponer un riesgo de salud.



No existe la carne sin hormonas. El ganado produce hormonas y estas aparecerán en la carne en una pequeña cantidad, independientemente de cómo se haya criado el animal. En esta página canadiense nos cuentan que una pieza de carne ecológica pueden encontrarse 1.5 nanogramos de estrógeno, y en una convencional 2.2 nanogramos. Una minucia comparado con los 192.000 – 1.192.000 nanogramos producidos por el cuerpo de una mujer. Fuente:  J.M Mulet




Para el engorde de ganado se utilizan hormonas sexuales sintéticas que imitan a sus equivalentes producidas por el propio animal. Como dije antes, se utilizan porque promueve la formación de músculo y dificulta el almacenamiento de grasas. Como hace falta más pienso para producir la misma cantidad de grasa que de músculo, si el animal tiende a formar más musculo que grasa necesitará menos pienso para alcanzar el peso de sacrificio. Por tanto la utilización de estas hormonas digamos que ayuda a consumir menos pienso, que es el gasto principal del ganadero y por tanto a obtener una mayor productividad.



¿Sabías que se ha estimado que una persona tendría que consumir 3 millones de hamburgesas cada día de carne de vacuno al que le han administrado hormonas para llegar a estar expuesto a la misma cantidad de estrógeno que produce una mujer?.



A los terneros se les inserta en la parte de atrás de la oreja unos pequeños comprimidos que van liberando poco a poco la hormona durante varios meses. Fuente.

Entonces, si el uso de hormonas sexuales para estimular el crecimiento del ganado es inocuo , según afirman organizaciones como la OMS y la FAO, ¿por qué en Europa no se permiten desde 1994?. Pues posiblemente por razones parecidas a la oposición a los organismos transgénicos: un poco de oposición social y una legislación de fondo que respaldan al motivo principal, crear una barrera comercial que evite la entrada en la Unión Europea de carnes procedentes de otros países, como Estados Unidos o Canadá, donde sí está permitido el uso de hormonas. Bueno, eso hasta ahora. Habrá que estar atentos a cómo queda la cosa si sale adelante el TTIP (Tratado de Comercio e Inversiones entre Estados Unidos y la Unión europea). .



Y por último tenemos a los beta-agonistas o beta adrenérgicos, que os sonarían a chino si no fuera por el clembuterol, que pertenece a este grupo. Se comenzaron a utilizar a raíz de la prohibición de las hormonas sexuales y los antitiroideos como promotores del crecimiento. Su efecto en la canal era completo: aumento de la masa muscular, disminución del tejido graso y retención de agua. El problema es que esta sustancia se acumula en el hígado, los ojos y otras glándulas, llegando a provocar intoxicaciones leves o incluso alteraciones del tiroides en casos graves en aquellos que consumían la carne de los animales tratados con cantidades muy altas. Para rematarlo, eran en parte responsables de que la carne sea más dura y fibrosa.



Actualmente está permitido su uso sólo como medicamento veterinario, y respetando un periodo de retirada. Del tema del uso del clembuterol para el engorde, prohibido desde 1996, ya hablé en esta entrada.




Bueno, pues ya está todo. Espero que esta entrada os haya servido para orientaros en este mundo de las carnes y "toda la porquería que les echan".





Aparte de los enlaces citados, he utilizado información de:


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martes, 2 de diciembre de 2014

¿SABÍAS QUE LA LECHE NO ES UN VENENO?



Seguro que de una manera u otra os ha llegado la típica historia de Internet, que no tiene ni padre ni madre pero que circula de maravilla porque tiene los ingredientes básicos para hacerlo: información sobre alimentos + morbo +  cierta conspiranoia + solución milagrosa. Se trata de “los cinco venenos blancos”.


Uno de ellos es la leche. Y en Cosmopolitan tv le dedican un artículo que "sí que es la leche", concretamente una sarta de locuras aderezada con verdades pelín dramatizadas, artículo que lógicamente tenía que rebatir. Así que voy a explicaros por qué la leche no es un veneno, desmontando uno a uno los hilarantes argumentos:

¿Venenosas nosotras?


Comencemos por la primera afirmación: “Somos el único animal que sigue tomando leche de adultos y encima ¡¡¡DE OTRA ESPECIE!! A nivel biológico es una aberración. Este manido argumento, al que le ha faltado añadir algo así como que “los chinos no toman leche y les va estupendamente”, puede que tenga algo de verdad, pero dicho así suena muy fuerte. 


En temas de nutrición prefiero recomendaros dos estupendas entradas del Nutricionista de la General: una sobre mantener el consumo de leche toda la vida  y otra sobre la intolerancia a la lactosa, trastorno genético que consiste en la pérdida a la edad adulta de la capacidad de fabricar una enzima, la lactasa, encargada de romper el azúcar de la leche (la lactosa),  y por tanto de digerir bien la leche. Y que, mucho me temo, está generando una moda anti-lactosa similar a la del gluten.


El hábito de tomar leche y la capacidad para digerirla tiene una explicación evolutiva.  En muchas partes del mundo la población posee algún grado de intolerancia a la lactosa, lo cual no les suele suponer mucho problema porque habitualmente no consumen leche (y no les pasa nada). Sin embargo, en el norte y centro de Europa, zonas donde la ganadería ha tenido una importancia crucial en la alimentación de la población, el porcentaje de personas que pueden tomarse su "relaxing cup of café con leche" sin problemas digestivos es significativamente menor. De todas maneras un 54 % en España me parece demasiada gente, ¿qué opináis? Fuente: www.lactosa.org




Ahora vamos con “los procesos actuales de extracción de la leche de vaca; que son para tomarlos con pinzas. Así, sin más, afirman que se las estresa médicamente  con clembuterol y diversos medicamentos”. 


  • ¿Pero no estamos hablando de vacas lecheras? El CLEMBUTEROL U OTRAS HORMONAS DEL CRECIMIENTO, se utilizarían para el engorde de terneros, peeero ESTÁN PROHIBIDAS en la Unión Europea, salvo por prescripción veterinaria, como ya conté en esta entrada
  •  ¿Podrían especificar a que “diversos medicamentos” se refieren?  A lo mejor se han documentado y estaban pensando en la oxitocina. Esta hormona a veces se utiliza para favorecer la bajada de la leche, por ejemplo cuando la vaca está nerviosa. Esto no suele ser necesario con un buen manejo de los animales y por tanto no es la norma, ya que no resulta práctico pinchar todos los días dos veces pongamos a 20, 100 o 500 vacas. Además, administrar oxitocina si que es una práctica corriente, que además causa un estrés importante, en los paritorios humanos y eso parece que lo tenemos asumido
No contentos con esto también afirman que se las estresa mecánicamente. Ya me imaginaba yo a la pobre vaca en un potro de torturas medieval, cuando aclaran simplemente que se trata de “fogonazos de luz artificial cada 4  horas para que se pongan a producir”, entre otras ideas que ahora comento.

  • En España, los cubículos de las vacas suelen estar en establos grandes, normalmente abiertos y al aire. Lógicamente en zonas donde los inviernos son de aupa si que están cerrados. Así que vosotros me diréis como diantres se les pueden dar fogonazos de luz, ¿quizá en la cámara secreta de las torturas de la vaquería?. Ni siquiera a las gallinas, animales en los que sí se utilizan ciclos de luz-oscuridad (para simular el día y la noche), se les dan fogonazos, porque directamente también ESTÁ PROHIBIDO
Por fogonazo sólo me viene esto.
  •  ¿Qué entienden exactamente por “hacinamiento”?. Cada vaca tiene su cubículo, relleno con arena o incluso una especie de colchoneta, que se mantiene siempre limpio; yo a esto no lo veo hacinamiento. Para hacinamiento tenemos el metro en hora punta o las calles comerciales en plena euforia consumista navideña. 

Estos son los cubículos en una granja moderna estándar. Vale que no son "king size" pero tampoco están mal, ¿no?.


Y a falta de árbol para rascarse, buenos son estos cepillos.


  • ¿Y por “estabulación”?  A lo mejor alguien todavía piensa que “lo natural” es que la vaquera vaya alegremente por el prado en busca de la vaca, con su banquetita y su cubo, la ordeña a mano, lleva la leche a la vaquería y vuelta al prado a ordeñar la siguiente. Algo poco práctico. Es cierto que las granjas no tienen por qué tener necesariamente acceso a prados, pero lo habitual es que tengan amplios corrales en los que moverse con libertad.

En las salas de ordeño se pueden ordeñar varias vacas a la vez de una manera cómoda, rápida e higiénica. Al fondo se ve cómo las que faltan por ordeñar esperan su turno pacientemente.


  •  La separación de sus crías”, esto sí que es cierto en la producción de leche actual, pero como estrés mecánico no lo veo. Las vacas de leche se crían para que nos den leche a nosotros y las de carne para que alimenten a sus terneros, que también nos los comeremos nosotros. Ningún ganadero va a tener a sus vacas dando de mamar a los terneros durante – ¿1, 2, 3 meses? de los diez que dura el ciclo de lactación– cuando de lo que viven es, precisamente, de vender leche. De todas maneras sí que se les da a los terneros recién nacidos el calostro de sus madres para aportarles inmunidad.

No están con su mamá pero tampoco están solitos


  • Miedo me da pensar en los “métodos forzosos de procreación” ,¿será que todo establo cuenta con un malvado toro acosador?, ¿se referirán quizás a esa manía del veterinario o ganadero en meterle mano a las vacas sin consultarlas siquiera o sin hacerles unos mimitos previos?. Aunque no es raro que se tenga un toro en la granja, efectivamente en la actualidad se suele recurrir a la inseminación artificial por varios motivos que no voy a entretenerme en explicar para no aburriros (pero estaría encantada de explicarlo en los comentarios si queréis).

Todo este supuesto estrés mecánico “les produce unas mastitis horribles que luego hay que curar con antibióticos”. Esto ya es de traca. Entre las variadas causas de mastitis (inflamación del tejido mamario) la primera es, evidentemente, estar dando de mamar o produciendo leche; como muchas madres lactantes saben, el riesgo está ahí, y evitarlo forma parte del catecismo del ganadero responsable de cuidar de 20, 50 o 500 vacas lactantes. Entre las numerosas causas que la provocan tenemos lesiones en las ubres, suciedad, exceso de ordeños o un mal funcionamiento del sistema de ordeño (este último sí que puede considerarse estrés mecánico).


Aún en el caso de que el ganadero fuera un desalmado al que le importa un pito el bienestar de sus vacas, sería un perfecto inútil, ya que tratar con antibióticos implica que toda la leche que se produzca, no solo durante el tratamiento sino también tras unos días de periodo de retirada del medicamento del cuerpo del animal, ha de tirarse, caput, no vale, ya que es completamente ilegal venderla. Eso sin contar con las mastitis subclínicas, que no molestan a la vaca pero afectan ligeramente a la calidad de la leche, la cual se paga menos al ganadero. Por tanto, si las mastitis fueran la norma en el establo, el ganadero estaría tirando leche, dinero y trabajo por el desagüe.

Pezones con solución desinfectante. Aunque es inevitable que aparezcan, las mastitis se previenen con mucha higiene, por ejemplo con solución desinfectante que evita la entrada en los pezones de organismos patógenos.


No contentos con considerar a los ganaderos inútiles y/o malvados, ignoran o incluso trivializan los aspectos más elementales del procesado de la leche. Efectivamente toda esta porquería química” (justo la misma que no tenemos reparo en utilizar en cuanto estamos malitos)  va a parar a la leche”. Pero cuando un camión cisterna cargado de leche con restos de antibióticos llega a la industria,  esta lo devuelve a su propietario para que, hablando mal, “se lo meta donde le quepa”. La leche que sí cumple con los requisitos sanitarios y de calidad, establecidos por legislación y por la propia empresa, será  “pasteurizada”  si se va a vender como leche fresca (no se matan todos los gérmenes)  o sufrirá el proceso UHT (mata más gérmenes que la otra), si va para envase de larga duración.


La leche es un producto vivo, que naturalmente tiene microorganismos procedentes del entorno de la ubre, algunos potencialmente más peligrosos que otros, pero afirmar que se pasteuriza “para que no nos muramos en el acto” es, coherentemente con el título del artículo, elevar a la leche cruda a la categoría del cianuro.


¡¡¡  cuidado con lo que haces Heidi !!!


Para terminar nos cuenta que “El resultado (…) es un líquido blanco con mayor o menor nivel de grasa pero con 0 valor nutricional, al que hay que añadir posteriormente todas las vitaminas, calcio, omegas… para que alimente algo” , y las proteínas, el calcio y demás nutrientes, ¿podrían explicarme exactamente en qué momento desaparecen ?. Francamente, me parece que en estos temas el autor tiene un lio fenomenal, y le animaría a meterse en el Blog de Gominolas de Petróleo o en el del Nutricionista (o cualquier otro blog de nutrición y alimentación mínimamente serio), busque por “leche” y se ponga a documentarse un rato. 


Y, cómo no, la propuesta (sospechosamente vegetariana), cambiarse a leches vegetales, como si en la producción vegetal no se utilizaran pesticidas o fungicidas y fuera todo maravilloso, como muestra la ilustración que acompaña al artículo. Es curioso y sintomático que a la soja le pongan pegas por “todo el tema de transgénicos” y por las flatulencias más que por la posible influencia en determinados consumidores de sus abundantes fitoestrógenos (sustancias de origen vegetal muy similares a hormonas femeninas) .


Leche de vaca, caca, y "leche" de almendra , buena.