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lunes, 21 de febrero de 2022

GANADERÍA INTENSIVA. LA OTRA GUÍA DEFINITIVA

En una entrada anterior explicamos en qué consistía la ganadería extensiva, y cómo en nuestro país muchas granjas realmente se encuentran en un punto medio entre ambas, y por eso reciben el nombre de semiextensivas o semiintensivas.
 

Aspecto exterior de una típica granja intensiva (posiblemente de cerdos o pollos) de tamaño mediano en nuestro país. Fuente: Editorial Agrícola.

 

Sin embargo cuando hablamos de ganadería intensiva, es más sencillo porque no suele haber puntos intermedios, digamos que para prácticamente cualquier especie animal tenemos un formato estándar de granja intensiva.
 

¿Qué caracteriza a la ganadería intensiva?
 

Este tipo de ganadería concentra a los animales en un espacio delimitado; aunque hay granjas que tienen corrales exteriores son quizás más características las instalaciones cerradas a cal y canto. Por tanto, el hombre tiene que suministrar a sus animales todo el alimento (en unas proporciones muy estudiadas, que permanecen constantes a lo largo del año) y el agua necesarios para vivir. Tiene también que ocuparse de eliminar periódicamente todos los excrementos y que el ambiente en el que vivan los animales (temperatura, humedad y calidad del aire) sea el adecuado.
 

Como los animales se mueven mucho menos y el alimento que reciben es más energético y rico en proteínas, es evidente que van a crecer más rápido. Si a eso le añadimos que a menudo pertenecen a razas mejoradas para aprovechar al máximo estas ventajosas* condiciones, el resultado es una mayor producción de carne, leche o huevos por animal, por unidad de superficie o incluso por horas de trabajo dedicado. Y son precisamente estos factores los que permiten que estos productos resulten mucho más baratos para el consumidor.
(*ventajosas desde el punto de vista que le dan a los animales todo hecho; es importante matizar esto)
 

 Y es que al concentrar a los animales en un espacio delimitado muchas tareas son menos pesadas o directamente se pueden automatizar: la alimentación, el ordeño o la limpieza.

 

En esta foto se ve un carro unifeed, una especie de robot de cocina gigante que hasta sirve la comida a las vacas.


¿Sabías que entre un 80 y un 90% de los productos que consumimos proceden de ganadería y agricultura intensiva?


Si la cabra encuentra en su pesebre, todos los días, sin necesidad de ir al campo a buscarlo, su ración de heno o de cereales, ya sean estos ecológicos o convencionales, estaremos hablando de ganadería intensiva.

 

Los animales que viven en este tipo de granjas están muy protegidos frente a las amenazas de la fauna silvestre; aquí el problema está en los virus y bacterias que se transmiten con mayor facilidad entre animales que viven juntos en un menor espacio. En cualquier caso, dado que la entrada de cualquier agente patógeno puede tener consecuencias desastrosas, a este tipo de granjas se les exige un plan de bioseguridad.
 

Este tipo de suelo llamado "slat" es muy característico de las granjas intensivas de porcino y vacuno. Las rejillas permiten evacuar los excrementos a unas fosas para que no estén en contacto directo con los animales. y el material utilizado permite una mejor limpieza una vez los animales han abandoado el corral. No todo el suelo es así, como veis hay zonas de descanso cubiertas de paja u otro material confortable para los animales. Fuente: ANPROGAPOR

 

 

Galería de la ganadería intensiva en España.
 

Una vez vistas las principales características, vayamos especie por especie. Por cierto, muchas de las imágenes que muestro lo mismo podrían ser de España o de cualquier país europeo, ya que este tipo de producción es prácticamente igual en cualquier lugar, como una franquicia de comida rápida.
 

Gallina de puesta
 

Aunque todavía hay granjas que tienen a las gallinas viviendo en jaulas, ahora se lleva más la gallina en suelo. Eso quiere decir que las gallinas tienen libertad de movimientos, eso sí siempre dentro de una nave. El aseladero para dormir, el bebedero y el comedero, el "nido" para poner el huevo que antes tenían al alcance del ala, ahora lo tienen recolocado en la nave, por lo que tienen que moverse un poco más. El suministro de pienso y agua e incluso la recogida de huevos está completamente automatizado.
 

Gallinas criadas en suelo. Fuente: Shutterstock

 

Pollo (o pavo) de carne
 

El concepto es muy parecido al de las gallinas en suelo. Un montón de animales viviendo dentro de una nave en la que se pueden mover con cierta libertad, en la que la alimentación, el agua de bebida y la climatización están totalmente automatizadas. En este tipo de granjas el pollo "broiler" es el rey, una raza muy mejorada para alcanzar los dos kilos y pico de animal (sobre todo pechuga) en poco más de un mes. Puedes saber más en esta entrada.

 

Nave de crecimiento de pollos broiler. Fuente: Shutterstock

 

Conejo
 

Que yo sepa, el conejo se ha criado siempre en intensivo. Antiguamente, la gente los tenía en una jaula en el patio o la bodega y les daba de comer las sobras e incluso pienso. Ahora siguen viviendo en jaulas, pero en granjas especialmente adaptadas a la cría de este animal. Puedes ver cómo es una granja de conejos por dentro en esta entrada.
 

Sistema de alimentación automática en una granja de conejo. Fuente: Asescu


Cerdo

La inmensa mayoría de los productos de cerdo que consumimos proceden de este tipo de granjas. Algunas se dedican solo a criar los lechones hasta cierta edad y otras los engordan hasta el sacrificio; aunque también hay granjas grandes que llevan a cabo las dos fases de la producción de carne de cerdo. Las instalaciones cambian un poco según el caso, pero tienen características comunes: suelen estar cerradas al exterior aunque disponen de luz natural, la alimentación y el suministro de agua están automatizada y disponen de un complejo sistema de gestión de los residuos y climatización interna para que los cerdos no pasen frio ni calor. 

Como ya contamos en esta entrada, lograr la climatización adecuada en una granja de cerdos es un arte, sobre todo en verano y en nuestras latitudes. En la foto, se ven pequeños aspersores, para refrescar a los animales, si, justo como los que ponen en las terrazas de los bares.Fuente: Big Dutchman

 

Vacuno de carne
 

Los cebaderos de vacas reciben sobre todo terneros procedentes de la ganadería extensiva y los alojan en corrales, agrupándolos según su edad. Estos corrales pueden estar más o menos cubiertos y hay comederos y bebederos comunes y suficientes para que los animales coman tranquilos. Al igual que en el patio del colegio, los terneros jóvenes establecen sus jerarquías y el ganadero tiene que vigilar que estén todos bien.
 

Los terneros de 6 a 8 meses se alimentarán principalmente de pienso (elaborado con cereales y leguminosas) y paja. Esto les permitirá crecer y engordar más rápidamente y dará a la carne un sabor más suave. Fuente: Editorial Agrícola.

 

Vacuno de leche
 

Hoy en día la tendencia es que las granjas de leche funcionen como sistemas intensivos. A partir de un número determinado de animales (pongamos 100) el sistema es siempre el mismo: las vacas permanecen en corrales de descanso con acceso libre a zonas de alimentación, poseen una sala de ordeño bastante tecnificada, las vacas jóvenes o que están en su mes de "vacaciones" están en corrales distintos y casetas para terneros (Hemos hablado mucho de granjas de leche en este blog, si quieres ver cómo funcionan con más detalle)
 

Las vacas de leche pasan el día en los parques, comiendo o descansando. En las granjas intensivas es más sencillo llevar un control exhaustivo de los animales mediante las nuevas tecnologías como collares o pulseras. Fuente: Editorial Agrícola.

 

En España hay cada vez más granjas completamente intensivas de ovino y caprino de leche, que funcionan de una manera similar a las de las vacas, pero adaptadas a las características de estos animales. Por ejemplo en sala de ordeño y los comederos obviamente están adaptados a su tamaño. Fuente: Editorial Agrícola




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viernes, 23 de mayo de 2014

“PESADILLA EN LA GRANJA”


De nuevo las granjas vuelven a los periódicos y telediarios; y de nuevo por nada bueno: la asociación Igualdad Animal denuncia ilegalidades sanitarias y maltrato en granjas de conejos. Así que, como no podía ser de otra manera, voy a intentar comentar el asunto desde una perspectiva lo más crítica y neutral posible, aunque sé que es un tema delicado y a menudo espinoso. Para poder hablar con conocimiento de causa me he pasado por su web, he visto el vídeo, bastantes fotos y he aquí mi análisis personal.



 Después de ver esto, creo que la expresión “más mierda que en el palo de un gallinero” se queda muy corta. La falta de higiene es fatal para los conejos (como para cualquiera, realmente) y por tanto para el negocio. Fuente: Igualdad Animal.

El primer lugar, la selección de las fotos: publican un buen número de fotos de las 74 granjas que dicen que han visitado, escogiéndolas al azar en todo el territorio nacional. No me he entretenido en mirarlas todas, porque efectivamente hay bastantes muy desagradables, que muestran dejadez, suciedad, enfermedades, daños por canibalismo, etc. Pero también hay una buena proporción de escenas más o menos normales (exteriores e interiores de granjas, conejos sanos en sus jaulas o fuera de ellas), por cierto ninguna de ellas escogida para su galería de Flikr (os ahorro el trauma de verlas, pero si queréis están, aquí). Por cierto, considerando que en 2012 había censadas más de 4500 granjas de conejos en España*, 74 es una muestra bastante pequeña. También echo de menos explicaciones en algunas de las fotos en el apartado de los comentarios. Eso nos permitiría saber si algunas fotos muestran los síntomas de enfermedades típicas de las granjas de conejos (diarreas, sarnas, y un largo etcétera que podéis consultar por ejemplo aquí), contra las que un buen propietario luchará principalmente mediante la prevención, aunque a veces, como se ve en dichas fotos, no resulta suficiente.


Me cuenta un ganadero que, si alguien busca mierda en una granja, la encuentra seguro; de la misma manera que si quieres arruinar la imagen de una modelo solo tienes que currártelo para conseguir unas cuantas fotos “comprometedoras”. Porque vigilar continuamente que cientos o miles de animales estén perfectísimamente bien es tarea imposible; y menos en una granja, donde el riesgo que se contagien de enfermedades o muestren patologías por estrés es bastante alto, precisamente porque hay tal cantidad de animales juntos.






Para limitar la aparición de enfermedades en una granja, la prevención es fundamental. Una granja bien llevada sigue unas normas de bioseguridad que implican limitar al máximo la entrada de posibles agentes infecciosos del exterior. Dejar entrar a un perro a olisquear las jaulas no es nada sensato: puede meter pulgas en el interior y asustar a los conejos. 




Esto nos lleva al segundo punto; mal que les pese a los propietarios de mascotas conejiles, se trata de un animal que se ha comido desde siempre. Si queréis ver cómo se produce, ya lo conté hará un año. Un pollo broiler de carne posiblemente también sufra los últimos días antes de salir para el matadero, cuando sus patas ya no le permiten mover con una mínima soltura esa masa musculada de pechugas y muslos en la que se ha convertido, y tampoco le sobra espacio como para que le compense hacer el esfuerzo. Pero el conejo tiene pelo en vez de plumas, y también tiene parientes pequeñitos y adorables viviendo la vidorra padre en casa de los humanos. Así que, por las razones que sean, nos sentimos tan cercanos a determinados animales que tendemos a asumir que nuestras necesidades son las suyas, fenómeno que se denomina “antropomorfización”.



Entiendo y respeto a la gente que no quiera contribuir de ninguna manera al mantenimiento de las producciones ganaderas actuales; estas personas lo tienen muy sencillo para ser coherentes con su pensamiento, hacerse vegetariano o vegano, y todos contentos (salvo que te de por concursar en Master Chef y se empeñen en convertirte de nuevo al carnivorismo). Los que prefieran seguir comiendo carne, tendrán que asumir que una cosa son los animales silvestres (que también las pasan canutas en la naturaleza), otra las mascotas y otra los animales de granja, que por cierto son los que nos alimentan a diario.



Dicho lo cual, vamos al tercer y último punto. El hecho de que un animal de granja no tenga las mismas necesidades que un humano no le quita su derecho a vivir en unas condiciones dignas para cualquier ser vivo en las que se evite en lo posible su sufrimiento. La sociedad ha avanzado mucho y el concepto de bienestar animal poco a poco va formando parte de nuestra cultura y, cómo no, del Modelo Europeo de Producción. Y tenemos normas de bienestar animal y de sanidad que tienen que cumplir la mayoría de los productores, aunque efectivamente el sector cunícula está poco regulado para todos los avances que ha experimentado. Y desde luego, si se han incumplido normas, la administración del ramo y la de justicia tendrían que tomar medidas. Además, creo que lo he dicho bastantes veces ya, pero lo repito: los animales enfermos y estresados no son productivos; incluso al ganadero más desalmado del mundo no le interesan porque ni crecen, ni ponen huevos ni dan leche como para que les salga el negocio rentable. 



¿Qué problema tiene esta nave de conejos? Está limpia,  ventilada y hay luz natural. Será que tiene jaulas, supongo (espero me perdonéis la ironía). Fuente: Igualdad animal.



Hay muchos profesionales esforzándose por hacer las cosas bien aunque se les apriete por todos los lados, pero ellos no son noticia y se ven claramente afectados por toda esta historia. Como bien explica Tony Martin, en un comentario de Facebook en el perfil de Igualdad animal (imposible volver a encontrar el enlace entre los miles de comentarios recibidos). Si os interesa la situación de los ganaderos de conejo, lo explicaban el año pasado en este reportaje de Comando Actualidad.


Para explicar todo este revuelo se me ocurre que algunas de estas granjas han caído en lo que yo llamaría “Efecto Pesadilla en la cocina”. A saber: cocinero/ganadero que, por motivos diversos, tiene su negocio sumido en el caos y la dejadez absoluta, lo que supone: a) una cantidad de basura y riesgos sanitarios que te hacen preguntar cómo demonios no le han cerrado ya el chiringuito, y b) unas cuantas imágenes insoportables de ver…que son las que inmediatamente captarán las cámaras, olvidándose del resto. Lamentablemente, nadie se ofrece después de haber enseñado todas las miserias, a redecorarle y reequiparle la granja, como sí ocurre en el conocido programa (quien sabe, a lo mejor podría surgir de aquí una idea televisiva).



Y digo yo que si seguimos comiendo fuera de casa a pesar de ver tales imágenes semana tras semana es que confiamos en que la mayoría de los restaurantes no serán como esos; aplicándolo a nuestro tema  ¿es lógico asumir que si en una granja se maltrata es que se hace en todas?. Por otra parte, uno va aprendiendo a observar detalles para identificar este tipo de negocios y poder evitarlos, pero en el caso del bienestar animal, a priori, resulta más difícil. Lástima que no tengamos en España, el "SuperIndicador", interesante invento para poder estar más informados a la hora de comprar, y poder seleccionar a los ganaderos que tratan con respeto a los animales, que por cierto a él también le dan de comer. Al final es simplemente una cuestión de principios y actitudes.





He aquí la herramienta para poder comprar con información y conciencia. Disponible solo en Holanda. Fuente: http://www.varkensinnood.nl/wat-wij-doen/superwijzer-app/



* Actualización ( 30/05/2019): el número de granjas ha ido disminuyendo hasta las 3826. Poco a poco se va haciendo una concentración en granjas más grandes y profesionalizadas. Datostomados del MAPAMA





Otras entradas del blog que podrían interesarte:
 

En la entrada CARNE DE CONEJO PARA LA OPERACIÓN BIKINI cuento cómo funcionan las granjas de conejo.
 

Que los animales se encuentren a gusto y sin estrés es fundamental, lo obloga el sentido común y la normativa. En SUDAR COMO UN CERDO cuento cómo se consigue esto en las granjas de cerdos.

 


jueves, 21 de marzo de 2013

CARNE DE CONEJO PARA LA “OPERACIÓN BIKINI”

Coneja de raza neozelandesa con su prole.
Fuente: Asescu


Hace poco el Ministro de Agricultura publicaba los “Datos de Consumo alimentario en el hogar y fuera del hogar en España 2012”, según los cuales hemos disminuido el consumo de alimentos en general y hemos reducido las comidas fuera de casa. Parece que nos hemos reencontrado con el delantal, la olla express y los tupper.


Parece que vuelven los guisos de antes, o eso hace pensar el hecho de que se compren más zanahorias, patatas, cebollas, arroz, pastas y legumbres. ¡Qué casualidad!, justo lo que llevaban aconsejando médicos y nutricionistas desde hace siglos, y justo las fuentes de energía y proteínas protagonistas en una época en la que nuestra economía no era tan boyante y la carne se reservaba para los días festivos.



Y hablando de guisos y de hábitos saludables voy a aprovechar para hablar de la carne de conejo : ingrediente por derecho propio de la dieta mediterránea y de los guisos de nuestros abuelos, pero casi olvidado por el público

Supongo que le pasa lo mismo que al caballo, que da cosica comérselo, quizás por cuestiones culturales, por falta de información, o de costumbre. De hecho, en España los que más carne de conejo consumen son las personas mayores residentes en poblaciones pequeñas. Precisamente los que conservan un estilo de vida menos urbano, con más tiempo y ganas de cocinar y menos remilgos a la hora de comerse una carne con mucho hueso pequeño o a un animalillo que para otros es una mascota. Suelen comprar el conejo entero o troceado para paellas, que es cuando trae cuenta. Sacar chuletillas, solomillos y otras piezas nobles en un animal tan chico (1.13 kg una vez preparado para el consumo) no cunde mucho y requiere disponer de mano de obra habilidosa. Esto supone un coste que hace a las nuevas presentaciones de conejo menos competitivas frente a las clásicas pechugas o jamoncitos de pollo que compramos casi por sistema, sobre todo los que tenemos niños chicos. Así, aunque en 2012 nos resistíamos a comer menos carne – su consumo total en el hogar, aumentó un 0,8% – han aumentado el consumo de pollo (+1,8%) y pavo (+22,7%) frente al conejo (-3.3 %). ¿Y que tienen el pavo y el pollo que no tenga el conejo?. Pues, aparte de más chicha, poca cosa, la verdad. Vamos a verlo.


Antes que nada aclarar que el conejo de monte y el doméstico, son animales muy distintos. El conejo de monte es más pequeño y su carne es más roja y fibrosa, con un sabor más acentuado, consecuencia lógica de tener que buscarse el solito sus “lentejas” por el campo. Una vez cazado, puede venderse, siempre bajo unas normas higiénico-sanitarias tan específicas que cuesta encontrarlo.



El conejo - Oryctolagus cuniculus-  es una especie originaria de la Península Ibérica que se separó en dos razas. A muy grandes rasgos el Oryctolagus cuniculus algirus se quedó como conejo silvestre y del Oryctolagus cuniculus cuniculus derivan las razas mejoradas para carne y piel. Fuente: Parques Nacionales.



Aquí vamos a hablar del conejo “de granja” criado para obtener carne. También se crían por su piel (Raza Rex) y incluso por su pelo (Raza Angora). Actualmente la mayoría de las granjas comerciales utilizan híbridos (cruces) de las razas neozelandesa y californiana, especializados en la producción de carne.



Otra raza de conejo muy utilizada es la californiana.Fuente Asescu.


Aunque todavía quedan pequeñas granjas o gente que cría sus propios conejos, esta producción ganadera se ha intensificado, aunque con retraso. Las granjas intensivas de conejo podrían verse como una mezcla de las de cerdo, ya que son mamíferos, y las de aves, por su tamaño. 

Aunque en general las hembras de las granjas intensivas se caracterizan por una alta capacidad reproductora, lo de las conejas viene ya de fábrica. Pueden estar embarazadas, preñadas o gestantes (como el lector prefiera) y dar de mamar a la vez, a los hermanos mayores, se entiende. De esta manera pueden completar ocho gestaciones en un año, con nueve gazapos por camada. Evidentemente a ese ritmo solo “aguantan” un año como mucho. Aunque reciben alimento específico para cubrir sus necesidades, el desgaste de tanto embarazo disminuye su fertilidad y dejan de ser rentables. Dura vida la de la coneja de granja intensiva.


Un nido con los gazapillos recién nacidos. Es vital que la coneja fabrique un nido bien calentito porque sus pequeñuelos no son capaces de controlar su temperatura.Fuente Asescu.

Así es el interior de una granja de conejos típica.