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viernes, 3 de febrero de 2017

TIEMPO DE AGUACATES

No quisiera yo hacer de menos a los aguacates que vienen de México y sus países de origen, y menos ahora con la que se les viene encima con Donald Trump. Ni mucho menos, de hecho si algún día voy por allí no pienso perder la ocasión de saborearlos. Pero en la vida a menudo conviene ser prácticos y recurrir a lo que tenemos cerca, siempre que ofrezca unos mínimos de calidad.

El aguacate es un cultivo tropical originario de América Central. Los primeros españoles que llegaron a América los bautizaron como «peras de las Indias», ya que les recordaban a las peras españolas.

Y resulta que los aguacates españoles la tienen y ya estamos en plena temporada de producción, tal como aprendí en la visita que hice este verano a la finca de Germán, gracias a nuestro amigo Borja, de Huerta Tropical. Así que voy a hablaros de su otro cultivo estrella, el aguacate.

 ¿Sabías que en España se produce aguacate en Canarias y en la costa tropical granadina y malagueña?

 Trataré de las distintas variedades a nuestro alcance, de cómo comprarlos y cómo conservarlos, que es lo que suele interesar. Pero lo mismo más de uno habéis hecho el típico experimento de germinar la semilla de aguacate, y os habréis planteado qué hacer cuando el arbolito adquiere cierto porte.  Pues bien, también os daré unas cuantas pistas sobre su cultivo para que luego no vengan las lamentaciones: que no me crece, que se le caen los frutos, que ni siquiera salen... 


Al árbol del aguacate no le gusta "pasar fatiguitas"
   
El aguacate es un árbol muy vigoroso, que puede alcanzar hasta 30 m de altura, aunque las variedades cultivadas son más bajas, para facilitar la recolección de los frutos. No soporta bien ni el frio y ni el calor extremo: de día lo ideal son de 25 a 30ºC y de noche entre 15 y 20 ºC. Fuera de esos límites el calor baja el rendimiento y el frio provoca la caída de los frutos que están formándose. Sin embargo, un poco de fresquito en invierno estimula la formación de flores.
 

Para su cultivo necesita agua abundante (entre 600 y 2.000 mm anuales de precipitación) y bien repartida; como esto suele ser menos habitual de lo que se desearía en las plantaciones se suele recurrir al riego. El suelo no debe ser demasiado salino y debe permitir el drenaje del agua, ya que es muy sensible a los hongos que aparecen en condiciones de encharcamiento. El viento también lo lleva mal, por lo que debe cultivarse en lugares abrigados o instalarse barreras cortavientos.
 

Otra particularidad es que tiene una raíz muy superficial, lo cual le hace en general más vulnerable: a la falta de agua, a la erosión, al viento...e implica que hay que tener mucho cuidado al realizar las labores de control de malas hierbas.
 

¿Sabías que el aguacate pertenece a la familia de las Lauráceas, al igual que el laurel, el alcanfor y la canela?.

Es un árbol vecero, como el olivo o la encina. Pero en lo demás, no se parece en nada.
 
Para asegurar la producción de fruto, aparte de encomendarse a todo el santoral relacionado con el tiempo, hay que elegir las variedades adecuadas y mezclarlas entre sí. La explicación está en el curioso comportamiento sexual del aguacate, que ya os contaré en otro momento.
 


Unas cuantas variedades de aguacate donde elegir
 

Existen 3 razas principales de aguacate: la antillana, la mexicana y guatemalteca, cada una con sus características y requerimientos. De ellas se han obtenido por cruzamiento cientos de variedades distintas, aunque son pocas las que dominan el mercado.
 

Antes que nada, decir que los cultivos comerciales de aguacate no se suelen obtener a partir de semilla, sino que se utiliza la técnica del injerto. Esto se hace porque las semillas de aguacate tienen una alta variabilidad genética: dos semillas del mismo árbol pueden convertirse en nuevas plantas que se comporten de manera muy distinta en el campo; y al agricultor no le interesa en absoluto tener árboles pequeños y grandes, unos productivos y otros no, unos que resisten al frio y otros no, etc...En otras palabras, que ese aguacatero que germinaste y cuidaste con tanto mimo, puede que de unos frutos tan sabrosos como el fruto del que procedían (eso si te acuerdas, ya que tardan unos cinco años en formar frutos) o puede que no.
 

Al igual que en otros frutales, las variedades que se utilizan como patrones o portainjertos están más especializadas en aguantar (el frio, el calor, la salinidad, los hongos...) que en producir. 
 

Respecto a la variedad injertada, la encargada de producir los frutos, en España se cultivan unas pocas variedades, que se han ido mejorando con los años para adaptarlas a las condiciones climáticas locales. Voy a hablar un poco de cada una, que seguro es lo que os interesa, y lo haré por orden de maduración.
Comenzamos por Bacon y Zutano, los más precoces, ambos híbridos mexicano-guatemalteco, que maduran a principios o mediados del invierno.
La variedad Bacon tiene frutos grandes, con forma parecida a una pera y la piel lisa, fina y de color verde oscuro. No destacan por su sabor, sino por las ventajas que aportan al agricultor: la precocidad y la resistencia al frío y al viento, de hecho se utiliza como cortavientos.
 

Aguacate de la variedad Bacon. Fuente: Trops


La variedad Zutano es la más precoz y la más resistente al frío, pero su pulpa es de peor calidad.
 

Pasamos a la variedad Fuerte, también híbrido mexicano-guatemalteco, que madura desde finales del invierno a la primavera.
 

Esta variedad es, junto con Hass, la de mejor sabor, y por tanto de las más cultivadas. El fruto, de tamaño más bien grande, tiene forma de pera alargada, de piel suave y de color verde claro. La pulpa tiene un agradable sabor a nuez.
En el campo su nombre no le hace justicia, ya que es más bien delicado: sensible al frío y cuando hace demasiado calor se resienten la floración y el cuajado de los frutos.
 

Aguacate de la variedad Fuerte. Fuente: Trops

Y por fin llegamos a los aguacates de primavera-verano: Pinkerton, el archiconocido Hass y Reed.
 

La Pinkerton es la última variedad híbrida guatemalteco-mexicana de la lista. Su fruto es de tamaño medio, como una pera con el cuello muy alargado, y una piel parecida a la de Hass, algo gruesa, granulosa y de color verde oscuro. La pulpa es de buena calidad, con sabor a nuez.
 

Aguacate de la variedad Pinkerton. Fuente: Trops.
 
La variedad guatemalteca Hass es la más conocida y cultivada a nivel mundial. El fruto pequeño o mediano y de forma ovalada, tiene una piel gruesa y rugosa muy reconocible, de color verde oscuro, que se vuelve casi negra al madurar (es la única que lo hace). Su pulpa es de muy buena calidad: poco fibrosa y con ligero sabor a nuez.
 

No lleva bien el frío, pero en compensación, aparte del sabor, tiene un periodo de recolección muy amplio y un gran aguante una vez maduro, tanto en el árbol como en la fase de post -recolección. Por una vez no se cumple al 100 % eso de que está más rico aquello que es más difícil y costoso de producir.
 

Aguacate de la variedad Hass. Fuente: Trops
 
Nuestra última variedad, la Reed, también es guatemalteca y tiene dos características peculiares: su forma redondeada y que, a veces, la semilla se encuentra suelta dentro del fruto, pudiéndose apreciar cómo se mueve al agitarlo. El fruto es de gran tamaño con una piel tirando a gruesa, granulosa y de color verde oscuro. Su pulpa es de gran calidad, también con ese toque de nuez, y además no ennegrece al cortarla.
 

Se trata de una variedad tardía que madura sus frutos durante el verano. Tiene una gran ventaja y es que produce mucho y de una manera bastante regular (no es vecero, vamos). En contrapartida es poco resistente al frio y es demasiado alto, lo que dificulta la recolección.



Aguacate de la variedad Reed. Fuente: Trops

Así que acabo de descubrir dos cosas: a) ¿cuántos aguacates insípidos debo haberme tomado en mi vida para descubrir a estas alturas que los buenos saben a nuez?; B) ¿será quizás que me empeñaba en comprarlos en invierno, y no en primavera-verano, que es cuando maduran las variedades de mejor sabor?. En fin, ¡ qué "faltica" hace este blog a consumidores despistados como yo !.
 

También existen aguacates enanos o cocktail. Pueden ser de distintas variedades, no tienen semilla y su piel es comestible. Fuente: Trops


El arte de encontrar un aguacate en su punto
 

Haciendo cuentas, podríamos tener aguacates producidos en España durante casi todo el año, aunque es muy frecuente que en el mercado haya sólo aguacates procedentes de América. Y conseguir que llegue en perfectas condiciones de calidad y madurez no siempre es fácil, más si tienen que venir desde tan lejos.  Por eso, aún a riesgo de que me llaméis nacionalista alimentaria, yo personalmente procuro comprarlos españoles.
 

Luego está el grado de madurez en el momento de la cosecha. El aguacate se suele cosechar inmaduro, pero no demasiado, para que pueda almacenarse durante un tiempo, (máximo 28 días). Este almacenaje se hace en unas cámaras de atmósfera controlada en las que se controla la temperatura y la concentración de los gases (oxígeno y dióxido de carbono) de manera que se retarda la maduración.
 

Así madura un aguacate en una situación de atmósfera controlada y distintas concentraciones de etileno. Fuente.


Una vez llega a su destino se le exponen a la acción del etileno, para que el consumidor lo encuentre en el punto justo de maduración.
 

Aunque el aguacate madura fuera del árbol, para que desarrolle gran parte de sus propiedades saludables, especialmente su composición en grasas vegetales, no conviene cosecharlo con demasiada antelación. De hecho algunas variedades, Hass por ejemplo, pueden mantenerse en el árbol cierto tiempo, pero sin pasarse porque pueden llegar a desarrollar sabores desagradables o rancidez por sobremaduración.
 


Una buena opción es comprarlos por internet a pequeños productores de confianza, así sabes que hace pocos días estuvo en el árbol.

Bueno, todo esto que he contado es la práctica habitual, pero a todos nos han colado aguacates duros como piedras o tan pasados que no valen ni para guacamole. Así que os daré dos o tres truquillos para evitarlo.

Para saber en la tienda si un aguacate está en su punto de madurez hay tres maneras: puedes presionar con los dedos para ver si cede ligeramente, puedes quitarle el botón superior para ver el color o puedes agitarlo para ver si suena algo (significa que el hueso se ha separado de la pulpa y por tanto está pasado, salvo en la variedad Reed, recuerda). La pega es que en cualquiera de los casos, al frutero no le va a hacer ninguna gracia que andes maltratando su género. Lo único seguro es que si vemos aguacates de la variedad Hass de color verde, es que no van a estar maduros.


 


Una vez en casa conviene recordar que el aguacate madura y se conserva a temperatura ambiente. Si cometiste el error de comprar demasiados y claramente inmaduros, puedes ir envolviendo en papel uno o dos junto a una manzana o un plátano (ya que estas frutas emiten etileno), para poder madurarlos según los vayas necesitando.
 

En el caso contrario, si lo que quieres es que no se te pasen, puedes guardarlos enteros en la nevera durante varios días. Ojo, cuidado con la temperatura (no te olvides que es una fruta tropical) y sólo si ya están maduros, ya que si se refrigeran inmaduros su maquinaria celular se estropea y nunca llegarán a madurar.
 

Daños por frio en un aguacate, da una rabia cuando te los encuentras así, sobre todo porque no son precisamente baratos. Fuente.



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viernes, 24 de octubre de 2014

EL MUNDO MULTICOLOR DE LAS VARIEDADES DE PATATAS

Con la llegada del otoño empiezan a apetecer guisos y cosas calentitas. Y a la hora de buscar ingredientes, ¿qué mejor que unas baratas y versátiles patatas?



Para ser sinceros, llevaba tiempo con ganas de hablar de las patatas; pero hay tanto por contar que tendré que hacerlo por entregas para no aburrir al personal. Y para abrir boca, comenzaré por descubrir la enorme variedad de patatas, desconocida para muchos de nosotros.



Con ustedes, doña Patata. 


Antes que nada unos datillos que revelan su tremenda importancia en la alimentación humana. Y es que, la humilde patata que nosotros vemos como un básico en la lista de la compra aunque "peligrosamente” cargada de carbohidratos, aporta tal cantidad de energía y vitaminas que se considera un elemento fundamental para la seguridad alimentaria de millones de personas en Suramérica, África y Asia.


¿Sabías que la patata es, de lejos, el cultivo no cereal más importante en el mundo?. Incluso incluyendo a los cereales, solo tres especies (maíz, arroz y trigo) se cultivan más que la patata.

Este tubérculo se cultiva en 100 países de todo el mundo (de 198 reconocidos por la ONU). Posiblemente ayude que la planta de la patata puede crecer desde el nivel del mar hasta los 4.700 metros sobre el nivel del mar y desde el extremo sur de Chile hasta Groenlandia.

Según el Centro internacional de la Patata (CIP), una hectárea de patata puede dar de dos a cuatro veces más cantidad de alimento que los cultivos de grano. Las patatas producen más cantidad de alimento por unidad de agua que cualquier otro cultivo importante y son cerca de siete veces más eficientes en su uso que los cereales. Así que si te preocupa la huella hídrica de tu alimentación, ya sabes, come más patata y menos maíz.


Perú y Bolivia poseen la mayor diversidad de variedades cultivadas. Fuente: INIAP/ www.croptrust.org.
 

 
Nuestro mundo patatero, solo en blanco y marrón.



La patata (Solanum tuberosum) pertenece a la familia de las solanáceas, la misma que tomates y berenjenas. Se originó y fue domesticada en la cordillera de los Andes. De allí proceden la mayoría de las 4.000 variedades de patatas nativas, con tamaños, colores y formas de lo más variado.

Las patatas pueden tener la carne blanca, amarilla, rosada, rojo, púrpura o incluso azul. El color amarillo se debe a la presencia de carotenoides y el resto a las antocianinas, ambas sustancias antioxidantes.  La cantidad de vitaminas y minerales también depende del color de la carne. Fuente: International Diversity/www.croptrust.org

Existen también cerca de 180 parientes silvestres de la patata, pero son demasiado amargos para comérselos. Es muy importante conservarlos como reserva de biodiversidad ya que poseen genes que aportan resistencia a enfermedades, ataques de insectos o a condiciones climáticas adversas, necesarios en la mejora genética de las patatas.

Sin embargo, el universo patatero que encontramos en el mercado casi se reduce en patatas para cocer o para freír, de piel marrón o rojiza, carne blanca o amarilla, y con suerte cachelos gallegos. Menos mal que tenemos cerca a las Islas Canarias con su tremenda variedad de papas, directamente emparentadas con aquellas que vinieron de América allá por el siglo XVI.

Estos chips me atraen mucho más que las patatas fritas a los mil sabores que tenemos por aquí. Fuente: www.cipotato.org 


Usos de las patatas: en el almidón está la clave.

En España se cultivan hasta 150 variedades, cada una con distintas características: color y textura de piel y carne, número de “ojos”, forma del tubérculo, aptitudes culinarias, productividad, precocidad de la brotación, resistencia a plagas y enfermedades entre otros.

Estas características determinan su uso posterior, no solo en la cocina sino también en la industria (la patata está presente en alimentos procesados, medicinas, pegamentos, etanol, etc.). La mayoría de esas aptitudes se deben a la proporción de agua y almidón que contiene, su composición química y cómo se almacena dentro de la célula.

Desde el punto de vista culinario hay dos tipos principales de patatas, las harinosas y las céreas. 
Las patatas “céreas”, tienen más proporción de agua y azúcares sueltos que de almidón. Por eso, al cocinarse tienden a compactarse y la patata mantiene su forma con mayor facilidad, lo que las hace más aptas para preparaciones con patata cocida que no queremos que se deshaga, como una ensaladas. No interesan para freír, ya que los azúcares libres son responsables de ese feo color parduzco que aparece a veces.

Las patatas “harinosas” concentran más almidón, empaquetado en gránulos dentro sus células. Cuando se calientan, las células tienden a hincharse y separarse unas de otras, liberando el almidón. Estas patatas son perfectas para freír, asar al horno (tardan menos en hacerse), guisar  (espesan el caldo) o hacer puré.

La patata de la variedad Monalisa (semitemprana) es la más versátil del mercado. Fuente: Wikimedia/Spedona. 


La patata también es un producto de temporada.


Uno de los criterios más empleados para clasificar las patatas es su ciclo de cultivo, es decir, desde que se siembran hasta que están listas para recogerse. Puede ser de noventa a doscientos días y da lugar a cuatro tipos básicos de patata:  

  • Precoces  o extratempranas (90 días). Se cultivan en zonas de clima cálido  y se cosechan entre enero y abril. Pequeñas y delicadas, son ideales para cocer. No conviene comprar muchas porque se conservan mal. Difíciles de encontrar porque su cultivo es limitado y casi todas se exportan.
  • Semitempranas (entre 90 y 120 días). Se cosechan entre abril y junio.
A estos dos primeros tipos, que normalmente se cosechan cuando la planta está verde y el tubérculo aún inmaduro, se les llama “patata nueva”. Se identifican con facilidad, cuando al tocarlas la piel se levanta sin apenas resistencia y al freírlas permanece su color casi blanco. Como no han tenido tiempo de acumular mucho almidón suelen entrar en el grupo de las patatas céreas.

  • De media estación o semitardías (entre 120 y 150 días). Se cosechan entre junio y septiembre.
  • Tardías (entre 150 y 200 días). Se cosechan hasta enero. Son las que mejor se conservan, ya que al cosecharlas cuando la planta prácticamente ya se ha secado el tubérculo está preparado para pasar el invierno bajo tierra.
En España la mayoría de patatas en el mercado pertenecen a estos dos últimos tipos.

Algunos ejemplos de patatas de media estación.

miércoles, 26 de febrero de 2014

LA VIDA SECRETA DEL PLÁTANO

¡¡ Buen provecho !!. Muchas gracias Biodiversidad Agricola de Tenerife, por la foto y el asesoramiento.


¿ Qué tiene en común un plátano con una mula? ¿y una platanera con la oveja Dolly? ¿tienen los plátanos semillas?, ¿dónde están?, ¿por qué están tan ricos los plátanos de Canarias?.
 
Todas estas preguntas se me ocurrieron al leer una entrada muy interesante en la sección “El huerto evolutivo” del blog “La ciencia y sus demonios”. No se lee en un ratito precisamente, pero es realmente interesante como muestra la evolución de un fruto canijo, lleno de semillas y casi incomestible a la fruta tropical más cultivada en el mundo y una de las cuatro más importantes del mundo, por detrás de la uva, los cítricos y la manzana. Con el permiso de su autor voy resumirla a mi manera.

 
 El fruto grande es la banana cultivada de la variedad ‘Cavendish’, común en nuestros mercados. El pequeñajo es el fruto de la banana silvestre Musa acuminata malaccensis, uno de los ancestros del ‘Cavendish’. Fuente: Science (Angélique D'Hont).

 
El plátano en el mundo
 
De las más de mil variedades de plátanos existentes en el mundo - con distintos colores (rojos, marrones, negros, verdes…) y tamaños – aproximadamente la mitad de la producción mundial y prácticamente todos los que se comercializan, corresponden a los múltiples descendientes de una única variedad, el "Cavendish", el típico plátano de postre o dulce.
 
La otra mitad son las "bananas de cocción", cuyo alto contenido de hidratos de carbono complejos (almidón) hace necesario cocinarlas, como si fueran patatas u hortalizas similares: cocido, frito, asado, al horno, etc.
 
El famoso plátano macho es una banana de cocción. Alargada algo curvada y de piel gruesa. Según madura pasa del amarillo casi liso a tener manchas negras, no pintas. Fuente: Diana Campano
 
En el “primer mundo” el plátano es un fruto muy popular, dadas sus propiedades y su facilidad para su consumo; sin embargo en algunos países son vitales para alimentar a la población.
 
¿Sabías que las regiones tropicales y subtropicales acaparan el 85% del consumo de plátano y que es el alimento básico para, al menos, 400 millones de personas ?
 
Los principales exportadores mundiales de plátano son Ecuador, Colombia, Costa Rica, Guatemala y Filipinas. En Europa, el principal productor son las Islas Canarias que surten principalmente al resto de España e intentan hacerse hueco en otros países, donde la competencia con la banana americana es mayor. 
 

El plátano, la platanera y sus andanzas
 
Aunque no lo parezca, las plataneras no son árboles ni arbustos, ¡son hierbas¡, pero gigantescas. De hecho, sus hojas están entre las más grandes del mundo vegetal. Las plataneras pertenecen a la familia de las musáceas, y entre sus parientes hay especies que se utilizan como fuente de alimento o de fibra vegetal, e incluso como plantas ornamentales.
 
Fibra de abacá (Musa textilis) secándose. Fuente: John Washington/ Wikimedia.

Determinar el origen exacto del plátano que comemos habitualmente no ha sido nada fácil. Sí parece claro que uno de los tataratataratataraabuelos más importantes, la platanera silvestre (Musa acuminata Colla) – es originaria de las islas del sudeste asiático. Aunque, realmente M. acuminata no hay una sola. Al vivir en islas, existían distintas poblaciones de plataneras silvestres dispersas y aisladas entre sí. Cada población fue acumulando cambios genéticos, que al cabo del tiempo dieron lugar a la aparición de “subespecies” o incluso especies diferentes.
 
Según cuenta la entrada que antes mencioné, esta banana silvestre a lo largo de miles de años estuvo haciendo “cochinadas clorofílicas” – me encanta esa expresión – con la (des)interesada colaboración del hombre como celestino, que hace casi 7.000 años comenzó a domesticar la platanera. En esta orgía vegetal, dilatada en el tiempo, las plataneras se liaban unas con otras, cediendo a veces sus cromosomas generosamente, la clonación estaba (y sigue estándolo) a la orden del día y se aderezaba con mutaciones. Voy a explicarme para que no os escandalicéis.
 
Los primeros pobladores de estas islas, al moverse de una a otra en busca de una vida mejor se llevaban sus plantitas de plataneras en el equipaje. Estas plataneras encontraban allí a primos muy lejanos suyos y no podían evitar la tentación de aparearse. Al igual que cuando se cruzan animales parecidos entre sí pero de distintas especies como el caballo y el burro, se obtiene un híbrido, el mulo, que es un nuevo individuo de características intermedias pero estéril. Ya tenéis la primera respuesta: las plataneras híbridas producían semillas inviables o directamente no las producían.
 
Cada platanera produce una sola espiga de plátanos que nace erguida como si fuera la del trigo, según crece su propio peso la dobla hacia abajo. Fuente. Fondo Editorial Agrícola

Una consecuencia curiosa de la hibridación fue la ganancia de cromosomas, apareciendo plataneras con tres juegos de cromosomas (triploides) en vez de dos. En muchas especies (pe. el ser humano) tener cromosomas de más suele suponer un gran inconveniente, pero parece que a las plataneras les vino estupendamente y surgieron plantas más vigorosas con frutos más grandes. Otro fruto bien sabroso con cromosomas de más son las sandías sin pepitas.

Por si fuera poco, se unió la partenocarpia a la orgía vegetal. Este es otro proceso no muy frecuente en la naturaleza que consiste en la formación de frutos sin que se haya producido la fecundación de la flor. Aunque pueda parecer un poco de tontos, lo cierto es que a la platanera le funcionó estupendamente asociarse con el ser humano. Ella le regala un fruto dulce, sin semillas y facilísimo de comer y el se encarga de plantarla por todos los confines tropicales de la tierra.
 
Por último, tenemos la clonaciónel proceso por el que se consiguen, sin necesidad de recurrir al sexo, copias idénticas a un organismo ya desarrollado – es un recurso al que recurren muchos seres vivos para reproducirse y el resultado viene a ser más o menos el mismo que la oveja Dolly, un clon. He aquí otra respuesta más.
 
Las plataneras en concreto producen en la base de sus tallos unos brotes laterales o retoños, versiones clónicas de la planta “madre”, que irán creciendo y creciendo hasta reemplazar a su progenitor. Como los frutos de la platanera son incapaces de dar descendencia porque no tienen semillas (por si no os había quedado claro), los agricultores utilizan tanto los retoños laterales como porciones de la raíz para obtener nuevas plataneras.
 
En esta platanera vemos a la abuela, que se cortó una vez dio los plátanos, a la madre que los dará esta temporada y la hija que se va dejando crecer para sustituir a la madre. Fuente: Fondo Editorial Agrícola
 
En principio, un clon es un individuo idéntico a su progenitor ya que tiene los mismos genes. Sin embargo, no siempre clonado es equivalente a idéntico 100%. A veces se dan las llamadas "mutaciones somáticas", que se producen únicamente en las células encargadas de generar los brotes laterales. Estas células tienen algunos genes alterados debido a la mutación y por tanto desarrollan retoños mutantes, con ligeras diferencias respecto a sus progenitores.
 
Para compensar la esterilidad por hibridación y la partenocarpia, las mutaciones somáticas han sido la única fuente de variación genética para el desarrollo de nuevas variedades de bananas, con distintas propiedades y atributos cada una. El “Cavendish” por ejemplo, mediante mutaciones somáticas ha dado lugar a muchas subvariedades: “Lacatan”, “Robusta”, “Giant Cavendish”, “Dwarf Cavendish”, entre otras.
 
Hongos vs plataneras: una lucha que se repite
 
Nos situamos en la década de los 50 del siglo XX. Por entonces, una única variedad - "Gros Michel"- dominaba gran parte del cotarro platanero mundial. Pero llegó un hongo malvado, Fusarium oxysporum, que invade los vasos que transportan savia y nutrientes y acaba matando a la planta. Esta plaga se denominó el mal de Panamá, y el "Gros-Michel" no tenía defensa frente a ella. Las plataneras de medio mundo, al ser clones, eran todas igual de sensibles a las enfermedades y acabaron cayendo fulminadas por el hongo.
 
Los daños para la industria y comercio de la banana fueron tremendos, agricultores y productores tuvieron que elegir: olvidarse de los plátanos o buscar un “salvador”. Lo lógico hubiera sido cultivar más variedades distintas y no jugárselo todo a una carta, pero las leyes del mercado y la distribución se impusieron. Y es que comercializar una única variedad permite lograr mayor rentabilidad en la cosecha, el empaquetado y el transporte, además de ofrecer un producto más homogéneo.   
 
Los científicos descubrieron que el famoso Cavendish no es inmune al hongo, pero al menos si es capaz de pararle los pies (las hifas, para ser exactos) secretando una especie de gelatina que atrapa al hongo e impide su propagación. Así, a partir de 1960 le quitó el trono a su primo lejano y hoy en día monopoliza el cultivo de plátano.
 
¿Sabías que el 95 % de todos los plátanos vendidos en el mundo son de la variedad Cavendish ?
 
El problema es que la historia se vuelve a repetir. Esta vez con otro hongo protagonista, el Black Sigatoka (Mycosphaerella fijiensis) frente al que el Cavendish no tiene nada que hacer. Y de nuevo el mismo problema: miles y miles de hectáreas de plataneras, idénticas todas, y ninguna de ellas capaz de encontrar una nueva manera de zafarse del nuevo hongo.
 
Adoptar otra variedad de plátano resistente a esta nueva enfermedad supondría tener que reorganizar desde cero toda la infraestructura de procesado del plátano, una medida drástica e impensable por su coste (que no se tomó con la anterior plaga). Así que, hasta que se encuentre una solución, se recurre a fumigaciones cada poco tiempo con productos que, al parecer, afectan a la salud de los trabajadores de las plataneras.
 
En una lucha contra reloj para frenar el avance del hongo y evitar el uso excesivo de fungicidas, los científicos están buscando nuevas variedades que posean genes de resistencia a este nuevo hongo. Para acelerar el proceso la FAO, junto con la IAEA (International Atomic Energy Agency) están tirando de “cochinadas clorofílicas”: inducir mutaciones somáticas a miles de plántulas de plátano y luego buscar si en alguna de ellas aparece el gen salvador.

Cultivo de plántulas in vitro. Fuente: FAO.

Las ventajas de los plátanos de Canarias
 
La última pregunta era obligada y allá va la respuesta. Primero aclarar que conscientemente he utilizado la palabra plátano para referirme indistintamente a plátanos y bananas. La utilización de ambos nombres y las diferencias entre si son tan complejas como el propio origen de la planta. Me quedo con nuestra particular manera de llamarlos: banana tropical a cualquier cosa que no sea plátano de Canarias.
 
En Canarias se cultivan descendientes de la variedad “Cavendish”: “Giant Cavendish”, “Dwarf Cavendish” y una nueva raza nacida en el archipiélago llamada “Gruesa Palmera”, entre otras. Precisamente esta nueva variedad surgió por mutación somática de la “Dwarf Cavendish” y ahora es propia de nuestras islas.
 
El clima de las Islas Canarias es más variable que el de otras zonas tropicales donde se cultiva la platanera. Esto exige que el plátano permanezca más tiempo en la en planta (6 meses) para madurar bien, respecto a la banana (3 meses). Como la inmensa mayoría de plátano viaja a la península, es decir a poquitos días en barco del consumidor final, esto permite que mantenerlo más tiempo madurando en la platanera, lo que le ayuda a alcanzar un mayor grado de madurez, sabor y aroma que la banana.
 
La platanera es un cultivo que requiere mucho agua y unas temperaturas suaves y las islas Canarias occidentales lo pueden encontrar. Fuente
 
Otra ventaja es la escasez de plagas y enfermedades afectan a la platanera en Canarias, comparados con las producciones tropicales.  Están libres del hongo Sigatoka, y apenas les afecta el mal de panamá o un temido nematodo en el mundo platanero. El Picudo (Cosmopolites sordidus) sí hace de las suyas pero se le trata con lucha integrada, ya que el cuidado del medio ambiente es una prioridad. Añadir que las condiciones salariales y sociales de los agricultores canarios son mejores que las del entorno de la banana. Todas estas características le han valido la denominación de IGP (Indicación Geográfica protegida), lo que supone un reconocimiento y una protección a un producto único en la Unión europea. 
¿Sabías que las pintas negras distintivas del Plátano de Canarias se deben a que son especialmente sensibles a los golpes?
Solo son apreciables en el fruto maduro y aparecen durante el transporte, con cualquier mínimo golpe o roce se activan unas enzimas responsables del pardeamiento. Afortunadamente no afectan en absoluto a la calidad del fruto.

Ya he escrito demasiado; si os habéis quedado con ganas de más y queréis ver cómo se produce y cómo se mima este fruto podéis ver estos dos vídeos. 



 

 
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