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domingo, 23 de octubre de 2016

¿SON LOS ORGANISMOS TRANSGÉNICOS PELIGROSOS PARA LA SALUD?

Hasta ahora he tratado los aspectos básicos, de una manera más o menos descriptiva, de los organismos transgénicos, pero ya tocaba meterse con los temas espinosos, y quizás el que más preocupa a la gente es el hipotético daño que podrían causar a la salud, al medio ambiente o a ambos.

Consciente de que me meto en un berenjenal, porque es un tema tremendamente polarizado, a esta entrada y varias de las que siguen les he dedicado un tiempo extra. Tiempo para investigar, preguntar y leer de aquí y de allá, buscando ideas y aproximaciones distintas que aporten algo más que los manidos argumentos tanto en favor como en contra de los transgénicos.

Así, aunque comience desmontando los típicos argumentos anti-transgénicos (algunos copiados literalmente), no esperéis las respuestas estereotipadas de los pro-transgénicos. De hecho, lo mismo ni siquiera encontráis respuestas, sino motivos para reflexionar.

Y como no quiero agobiaros con una entrada interminable (y eso que esta es larga, lo reconozco), voy a comenzar con las posibles afecciones a la salud, al medio ambiente ya le dedicaremos la próxima. En ambos casos, se pueden distinguir dos posibilidades: que sea el propio organismo transgénico el que cause el problema, o que el perjuicio venga por un mal uso del paquete "cultivo transgénico + herbicida", como sería el caso del famoso glifosato.

Los alimentos tienen un significado especial, nos asusta más lo que comemos que lo que respiramos, bebemos o tocamos.


¿Pueden provocar alergias?

EL MITO: Cada vez hay más gente con alergias, ¿qué es lo que ha cambiado durante todos estos años? la alimentación. Ummm, casualmente los OGM llevan unos 20 años con nosotros, ya está, ellos tienen la culpa.

Nuevos genes en nuestra dieta.

Cuando un nuevo gen se introduce en el genoma de una planta, como resultado final se produce una nueva proteína. Proteína que puede resultar completamente nueva en la dieta de un colectivo humano.

¿Eso significa que los transgénicos pueden causar alergias? Pues podría ser, pero la cosa no es tan simple y de momento no hay casos registrados por comer alimentos transgénicos destinados al consumo humano. Tampoco hay datos que relacionen la prevalencia de alergias con los OGMs.

En teoría cualquier proteína posee el potencial de desencadenar una reacción alérgica, pero afortunadamente solo ocurre cuando se dan una serie de circunstancias: que la superficie de la proteína presente una zona donde se pueden unir los anticuerpos IgE, que el sistema inmune de un individuo susceptible a ese alérgeno fabrique el anticuerpo, y que el individuo especialmente susceptible entre en contacto con el alérgeno en cuestión.

Resulta lógico pensar que, cuantas más alimentos transgénicos haya en el mercado, más gente habrá consumiendo proteínas nuevas en su dieta. Por tanto la posibilidad de que haya más casos aislados de reacciones alérgicas sería mayor. Sin embargo, asumir automáticamente que los alimentos genéticamente modificados causan alergias, así en general, no está justificado. 

Conviene no olvidar que existen alimentos genéticamente modificados a los que no se les añaden genes extraños a su genoma, sino que se anulan los genes que no interesan: es el caso del tomate Flavr Savor, la patata Innate o la manzana Arctic. Estos no tienen por qué causar problemas de alergia.


La patata Innate estaba modificada para aguantar mejor los golpes y no producir acrilamida al freírse. Lo cuento en esta entrada.


Los alimentos genéticamente modificados son los más vigilados


Para que un producto transgénico obtenga la autorización para su comercialización, debe superar estrictos controles, entre ellas las pruebas de alergenicidad. Estas prueban intentan valorar la capacidad para desencadenar una respuesta alérgica que puede tener alimento transgénico destinado al consumo humano.

Si se descubre que tiene un alérgeno potencial, sus probabilidades de ser aprobado son prácticamente nulas; esto ocurrió por ejemplo con una soja con genes de nueces del Brasil. Sólo las plantas transgénicas con una probabilidad muy baja de causar alergias pueden conseguir la aprobación de un comité científico.

¿Y que pruebas son esas? te preguntarás. En esta página las describen (en inglés) y aquí voy a citarlas simplemente: grado de similaridad con otros alérgenos, estabilidad de la proteína durante la digestión, test con muestras de sangre de individuos sensibles a las alergias y test en animales.

De todas maneras, las reacciones alérgicas resultan de complejas interacciones entre las sustancias y los sistemas inmunes individuales, por lo que no se pueden hacer evaluaciones del potencial alergénico de una sustancia con un 100 % de certeza. De momento, la única certeza es que acabe dándose tal reacción alérgica.

De todas maneras, no conviene olvidarnos que si se aplicara la misma preocupación frente a las alergias a los alimentos convencionales, en el supermercado no tendríamos ni apio, ni cacahuetes, ni huevos, ni marisco, ni un larguísimo etcétera de alimentos. De hecho, la propia OMS reconoce la diferencia "de trato" entre unos alimentos y otros: mientras que los OGMs y los alimentos obtenidos a partir de ellos son objeto de una evaluación muy rigurosa, no se llevan a cabo evaluaciones similares para los alimentos convencionales, aun considerando que las técnicas de mejora clásica para obtener nuevas variedades o los nuevos mecanismos de procesado de alimentos ya han dado algún susto que otro. Y es que la capacidad de desarrollar nuevos alérgenos no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de los OGMs.

Imagino que esta desconfianza se debe a la novedad de una tecnología que trabaja con las bases mismas de la vida, los genes, y al miedo de que estos genes se compartan de la manera más inesperada al insertarlos en otros organismos.

Lo que nos enseñó el maíz Star Link: quizás hay que buscar en otro lado.

Un buen ejemplo que nos muestra la paradoja de esto de las alergias y los OGM es la historia del maíz StarLink. A finales de los 90 se aprobó para la venta en los Estados Unidos esta variedad de maíz transgénico, pero sólo para usos no alimentarios, ya que contenía una proteína potencialmente alergénica. Pero resultó que aparecieron en la comida (concretamente en unos tacos de maíz) trazas de esta proteína y varias personas reclamaron que habían sufrido reacciones alérgicas a ella (ya sabéis cómo son los estadounidenses para estas cosas de las demandas). Aunque no se encontraron evidencias médicas, hubo que contemplar la posibilidad de que genes que codifiquen proteínas potencialmente alergénicas "escapen" de los cultivos transgénicos y aparezcan en alimentos convencionales.


Campo de maíz en Ontario. Fuente: Syngenta Canada

Está demostrado que algunos cultivos GM son potencialmente alergénicos, y por tanto no se han aprobado para consumo humano. Ahora bien, ¿cómo asegurarnos que esos genes no van a aparecer donde no son deseados? se me ocurre que redoblando esfuerzos para evitar la contaminación genética (ya hablaré de ello en otra entrada ) y aumentando las pruebas que se hacen a los alimentos convencionales. Y no se a vosotros, pero me da que ambas medidas deben costar un dinerito.


Recopilando

Razones por las que no tienes que preocuparte en exceso; salvo que tengas la desgracia de ser especialmente sensible a todos los alérgenos habidos y por haber, y la preocupación la lleves ya de serie:

1. Apenas se han comercializado frutas y verduras transgénicas, más que nada por razones de mercado. ¿cuánta gente compraría un tomate transgénico a sabiendas de que lo es?. Si hasta McDonalds rechazó la patata Innate por razones de imagen.

2. Ya hemos visto que los OGMs siguen un proceso de evaluación de alergias bastante exhaustivo, que no se limita a los alérgenos más comunes. Y debe funcionar porque según las OMS, no se han encontrado efectos alérgicos relacionados con los alimentos GM disponibles actualmente en el mercado.

3. Prácticamente ninguno de los productos transgénicos que se utilizan te lo vas a comer : la soja y el maíz van para piensos; la colza para aceite o biodiesel y el algodón va para ropa o billetes (y creo que ya nos habríamos enterado si hubieran provocado alergias por contacto).

4. Y además si vives en la Unión Europea las probabilidades de encontrártelos son muy pequeñas; porque apenas se cultivan (ya vimos que en zonas puntuales), porque para comercializarlo es necesario que la EFSA de su visto bueno (y suele tardar en hacerlo) y porque es obligatorio advertirlo en el etiquetado, y entonces volvemos al punto nº1 (yo todavía no he encontrado un solo producto que me advierta que puede contener OGM). 


Lo normal es encontrar productos que dicen que NO tienen transgénicos, incluso aunque jamás pudieran tenerlos, como la sal. Fuente



¿Y si fuera al revés?

De la misma manera que se está trabajando en un trigo apto para celiacos, ¿nunca te has parado a pensar que la biotecnología podría conseguir alimentos no alergénicos ?.


Unos cacahuetes o cualquier otro fruto seco no alérgeno gracias a la biotecnología le harían más fácil la vida a más de una madre de niño alérgico. Fuente



¿Son tóxicos? ¿Dañan los órganos?

MITO: "Los transgénicos dañan el hígado" o "afectan a la fertilidad de los mamíferos" son argumentos frecuentes. Pero el que mejor demuestra los amplios conocimientos del autor sobre el tema (modo ironía ON) es el siguiente "la transferencia genética de ciertos seres, da lugar a otros seres tóxicos. Es decir, para hacer que un alimento sea resistente a X bacteria, se la altera para genere X toxina que la mantenga a salvo de los perjuicios de la bacteria".

En este punto entramos en el debate infinito: los promotores dicen que no hay estudios que prueben que los transgénicos sean dañinos, mientras que los detractores afirman que no hay suficientes estudios que prueben de una manera convincente que estos productos son seguros. Si realmente es esto lo que os interesa, podéis ir directamente al último apartado de esta entrada donde expongo mi opinión.

Lo que dice la OMS

Según este organismo internacional, en principio imparcial, "los alimentos modificados genéticamente actualmente disponibles en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo y no es probable que presenten riesgos para la salud humana. Además, no se han demostrado efectos sobre la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos por la población general en los países donde fueron aprobados".

También dice que como cada alimento genéticamente modificado es muy distinto al resto, se debe evaluar su inocuidad individualmente, y por tanto no se puede generalizar. Recomienda el uso de las guías del Codex Alimentarius para la evaluación de la seguridad de los OGM, ya que constituyen las normas internacionales armonizadas para garantizar la salubridad de los alimentos.

¿Y en qué consisten esas evaluaciones de riesgo?. Aparte de ser bastante exhaustivas  tienen en cuenta los siguientes aspectos: efectos directos en la salud (toxicidad), potencial para provocar reacciones alérgicas, existencia de componentes específicos que pudieran tener propiedades tóxicas o nutricionales, la estabilidad del gen insertado, los efectos nutricionales asociados con la modificación genética y cualquier efecto no intencionado que pudiera resultar de la inserción del gen.

 

Pensando a largo plazo

Asi que podemos estar seguros de que los OGMs han pasado unos exámenes muy duros para salir al mercado. Pero, ¿y si luego aparece algún problema que no se supo o no se pudo detectar en su momento?. 

La propia OMS recuerda que "la base para evaluar su inocuidad debe ser el uso continuo de evaluaciones de riesgo después de la comercialización" y la propia normativa europea prevé la obligatoriedad de hacer estas evaluaciones por parte de la entidad que solicita la autorización para comercializar el OGM en cuestión. ¿Se cumple?, ni idea. Aquí se puede acceder a los estudios post-comercialización de los efectos ambientales, elaborados por las casas de semillas.


La dieta de un consumidor medio no se parece en nada a la de un ratón de laboratorio.


¿Crea bacterias resistentes a los antibióticos? 

Otra de las causas de preocupación es que el consumo de vegetales GM pueda dar lugar al desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos.

¿Cómo podría ocurrir esto? Tal como explicaba en mi primera entrada sobre transgénicos, aparte de meterles el gen que nos interesa se les incorporan genes de resistencia a antibióticos que sirven como marcadores, para poder comprobar que la transferencia de genes ha funcionado. Por tanto, podría existir la posibilidad de que esos genes acabaran en las bacterias del tracto intestinal mediante un proceso de "Transferencia Horizontal de Genes" (THG).

En otras palabras, que si te comieras un tomate transgénico, el gen de resistencia a los antibióticos que lleva incorporado pudiera transferirse a las bacterias que viven en tu intestino. Se sabe que la THG ocurre muy frecuentemente entre distintas bacterias, sin embargo la THG de plantas a bacterias u organismos pluricelulares (plantas, animales u hongos) se considera muy poco habitual, por lo que la probabilidad de que se dieran la transferencia es minúscula, eso en el caso de que el gen llegara intacto al intestino.

Personalmente veo más sencillo cambiar de gen marcador, que de hecho ya se hace, que de convencer a media humanidad para que utilice los antibióticos como es debido, ya que este uso abusivo ha demostrado tener un efecto no solo real, sino cada vez más preocupante en la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos.


Visto esta misma mañana en el centro de salud.


¿Es el glifosato un veneno?

MITO: "Finalmente la OMS confirma que el glifosato nos está matando"

Para las plantas si, desde luego. Para las personas, pues francamente, ni idea. Hay tal cantidad de estudios, unos dicen una cosa y otros la contraria, que una ya no sabe a qué atenerse. Pero vayamos por partes, a ver si nos aclaramos.

Más allá de Monsanto y los transgénicos

El glifosato es el principio activo de numerosos herbicidas comerciales. Lo asociamos automáticamente a Monsanto porque fue un trabajador de la compañía,  John E. Franz el que descubrió sus propiedades como herbicida en 1970. Se comercializó cuatro años después, pero despegó allá por los años 90 gracias al desarrollo de los cultivos transgénicos resistentes a glifosato, los famosos RoundUp Ready de Monsanto.

La patente del glifosato expiró en 2000, y actualmente muchas compañías comercializan este principio activo con diversas formulaciones y nombres comerciales, y para los usos más diversos: agricultura, jardinería o mantenimiento de carreteras y vías de tren limpias de maleza (para evitar incendios principalmente). De hecho no necesitas sembrar soja o maíz transgénicos para poder usarlo, en tiendas on-line, en cualquier centro comercial o en un vivero lo tienes a mano.


¿Qué es y cómo funciona el glifosato?

Es un herbicida de amplio espectro y no selectivo, es decir que no se salva ni una planta, lo mismo acaba con las de hoja estrecha (osea gramíneas), las de hoja  ancha (el resto de malas hierbas) o incluso leñosas, de ahí que se use tanto.

Lo bonitas que son y la guerra que dan cuando crecen donde no se las quiere


Es también sistémico, es decir que entra en la planta, normalmente a través de las hojas para ir migrando otras partes de la planta a hacer de las suyas. Principalmente inhibe la ruta de biosíntesis de aminoácidos aromáticos, la "ruta del shiquimato" entre otras trastadas que causan tal desbarajuste en las células vegetales que acaban muriendo.


Un poquito de humor siempre viene bien. Cuando leí eso de que algunos ayuntamientos pensaban sustituir el glifosato por una solución de vinagre (bueno realmente de ácido acético más concentrado), no pude evitar hacer el chiste.
 
Y especifico lo de células vegetales porque es uno de los argumentos que a menudo se utilizan para demostrar su seguridad. Como afecta a una serie de reacciones químicas que sólo tienen las plantas y algunas algas, en principio no tendría por qué afectarnos. Bueno, al menos sabemos que no nos secará en cuestión de días.

Pero tampoco es una sustancia completamente inocua, tanto la materia activa como sus metabolitos se consideran generalmente productos de toxicidad baja, tanto aguda como crónica, para humanos. Y lógicamente las fichas de seguridad del producto te informan de su toxicidad, las instrucciones de manejo y qué hacer en caso de intoxicación. Aquí tenéis la ficha genérica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.


Sus efectos negativos: Cría la fama y échate a dormir

El glifosato ya no se puede quitar la fama de ser el malo más malvado de los todos los herbicidas, aunque los haya peores. Quizás parte de esta fama se deba simplemente a que Monsanto en su momento tuvo una estrategia de imagen corporativa y comunicación mas bien desastrosa.

Se le han atribuido varios efectos negativos: como disruptor endocrino (causando problemas de fertilidad y determinados cánceres ligados a hormonas), como neurotóxico, tóxico para diversos órganos o tejidos, y por último, casi lo que más miedo da al personal, como cancerígeno. Voy a detenerme sólo en este punto porque ilustra bastante bien los entresijos de la ciencia en estos menesteres. 

Hace no mucho la IARC, la sección de la OMS dedicada a las investigaciones sobre el cáncer, en una evaluación de cinco productos fitosanitarios organofosforados, metía al glifosato en la categoría 2A, el de las sustancias que probablemente pueden causar cáncer. Para el glifosato en concreto, los investigadores han encontrado suficiente evidencia de que puede producir cáncer en animales de laboratorio, pero esta evidencia es limitada en el caso de humanos. En base a estos resultados, metieron al glifosato en el cajón de la discordia. Enseguida varias entidades cuestionaron esta afirmación, entre ellas lógicamente los productores, porque según ellos obviaban muchos estudios, que casualmente les beneficiaban a ellos. La IARC explicó que solo se basan en datos de dominio público y disponibles para una revisión científica independiente, y que habían incluido los estudios procedentes de la industria que cumplían con esos criterios.



En este video lo explican bastante bien (en inglés claro). En resumen: lo que hizo la IARC es revisar la literatura científica disponible hasta el momento, e ir clasificándola en distintos cajones según sus conclusiones. Ganó el cajón 2A.

Mientras tanto, los lobbies anti-transgénicos arrimaron el ascua a su sardina y directamente lo han vendido como que la OMS les da la razón. El resto de productos fitosanitarios evaluados, al parecer a nadie le importan, y eso que se usan, algunos incluso en la casa y el jardín.


Un nuevo actor entra en escena

Por si fuera poco, ahora resulta que se ha descubierto que alguno de los ingredientes de las preparaciones comerciales del herbicida, concretamente algunos surfactantes (el más famoso es el Polioxietilenamino, POEA) puede que tengan efectos negativos por si solos o que agraven los causados por el glifosato.

Estos surfactantes son una especie de "detergentes" que ayudan a las gotas de agua que transportan el glifosato a quedarse pegaditas a la hoja, de manera que el producto pueda entrar mejor. Si no se utilizaran haría falta más cantidad de glifosato para conseguir el mismo efecto.

El problema es que estas sustancias al formar parte de los componentes inertes, algo así como los excipientes de las medicinas, se han mantenido hasta hace poco fuera del debate.  

Ficha técnica del herbicida RoundUp Plus, tomada de la página de Monsanto. Estas fichas ofrecen toda la información técnica relativa al herbicida y su manejo seguro. Pero sobre los componentes inertes o surfactantes no suele haber información, imagino que porque cada fabricante tiene su "fórmula secreta", que les hace mejores que el resto de preparaciones comerciales de herbicidas.

En resumen

Ni recurriendo a mis fuentes de información oficiales de referencia me queda del todo claro el asunto.

Mientras que la IARC toma en consideración (entre otras evidencias) las situaciones en las que se utilizan las preparaciones comerciales de glifosato, la EFSA se limita a estudiar cada molécula por separado y emite su dictamen. Por cierto, esta entidad no considera que el glifosato pueda ser genotóxico o que pueda suponer un riesgo de cáncer en humanos. Respecto a la toxicidad en general, al menos ha establecido por primera vez umbrales de toxicidad, tanto para los operarios como para los consumidores. 

Así resulta difícil separar la toxicidad del glifosato puro del efecto de otras sustancias químicas presentes en las preparaciones comerciales, como los surfactantes, de las que no se sabe cuánto o cómo contribuyen a la toxicidad total. Se sabe que el glifosato causa problemas en roedores de laboratorio, pero falta información sobre los efectos de las dosis que puedan estar recibiendo las personas en situaciones reales.

De nuevo surge la misma idea: además de costosas y rigurosas pruebas previas a la autorización de las preparaciones comerciales, hace falta un buen control posterior de lo que ocurre una vez el producto se utiliza en el campo de manera habitual.


Una historia curiosa la del Glifotest. Un dispositivo similar a un test de embarazo, que sería capaz de detectar presencia de glifosato, de manera totalmente casera, en el agua o diversos productos. La idea surgió de unos profesores de genética en la Universidad de Buenos Aires, a raíz de que unos investigadores encontraran este herbicida en algodón, gasas, hisopos, toallitas y tampones, y lo que iba a ser un trabajo de prácticas para los estudiantes se convirtió en proyecto de negocio. La idea es que sea capaz de detectar concentraciones que sean perjudiciales para la salud (las encontrados en los productos de algodón estaban en muy bajas concentraciones, según la OMS no perjudiciales). Lo más gracioso del asunto es que el mecanismo de detección se basa en ¡¡ bacterias modificadas genéticamente!!. De momento sigue en fase de proyecto.                           ¿Llegaremos a verlo? se aceptan apuestas. 

 
Sobre la carta de los premios Nobel, la crisis de credibilidad y la búsqueda del riesgo 0. 

Posiblemente hayáis oído hablar de la famosa carta firmada por más de cien premios Nobel, en la que "regañaban" a Greenpeace por rechazar todo tipo de alimentos transgénicos. Nada menos que 110 premiados y la opinión de 276 instituciones científicas, basándose en más de 2.000 estudios científicos (aquí tienes una base de datos para consultar estudios sobre el tema), han llegado a la conclusión que "los alimentos transgénicos no presentan un riesgo mayor para el consumo humano y el medio ambiente respecto al alimento convencional".

Toda esta cantidad de científicos (laureados o no) y de estudios ¿debería bastarnos?. Y es que, otro de los mantras que se repiten hasta la saciedad desde el bando de los pro-transgénicos es el del consenso científico. Pero quizás, este consenso no sea tan amplio como nos quieren hacer creer, ya que existen grupos de científicos críticos o escépticos tanto en Europa como en EEUU.

La falta de consenso no significa directamente que haya científicos en contra de esta tecnología ni que los transgénicos sean peligrosos. Simplemente que algunos científicos, quisquillosos ellos (como debe ser), cuestionan la validez y representatividad de algunos estudios, especialmente los que arrojan resultados descaradamente positivos, porque los experimentos no estén bien diseñados, porque sean a corto plazo, por no estar bien interpretados, por estar financiados por la industria productora, etc.

Pero claro, al ciudadano medio, que apenas sabe lo que es un organismo transgénico, los intríngulis del método científico le suenan a chino. Si me pierdo hasta yo, que soy de ciencias. Tanto los pro-transgénicos como los anti transgénicos citan una y otra vez a los científicos y sus estudios pero al final, como no sabes a quien creer y ves conspiraciones por todos lados, acabas por no creer a nadie, o quedándote con la conspiración que más te convence o que mejor te han vendido.

¿Qué hacer entonces?, ¿qué pensar?. En la editorial de un especial sobre OGMs de la revista Nature dan una buena pista: en esto de los cultivos GM, una buena medida de la falacia de una declaración es la convicción con la que se expresa. Y es que ya lo decía Voltaire, "La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda".

Los transgénicos están aquí para quedarse, y sabemos que no hay manera de eliminar totalmente el riesgo que pueden suponer para la salud o el medio ambiente, de la misma manera que montamos en avión, en coche o en bici sabiendo que podemos tener un accidente. Ya no nos queda otra que hacer el camino juntos, pero mientras avanzamos es perfectamente lícito, y necesario, pensar en los problemas que pueden ir dándose y crear una especie de red de seguridad en forma de conocimiento científico (del bueno) que nos proteja.  



Principales fuentes utilizadas para la elaboración de esta entrada:



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viernes, 27 de febrero de 2015

TRANSGÉNICOS HASTA EN LA SOPA


En esta segunda entrega vamos a ver qué organismos transgénicos se han creado y con qué objetivos. Y es que, aunque las plantas cultivadas acaparan casi toda la atención, hay más organismos transgénicos de los que nos imaginamos en nuestro día a día.


Si tu sopa es de sobre, muy posiblemente algún organismo transgénico ha tenido algo que ver en su fabricación. Sigue leyendo y lo descubrirás. Foto tomada de  El nutricionista de la general.  

 Los microorganismos, tan pequeños como valiosos.



Comenzaremos el repaso por el supermercado. ¿Os habéis preguntado de donde salen o como se fabrican los aditivos alimentarios? . Pues resulta que desde hace unos treinta años se cuenta con la ayuda de microorganismos modificados genéticamente para producir algunos de estos aditivos: enzimas ( que son un gran grupo de proteínas que favorece y regula las reacciones químicas en los seres vivos; quedaros con el concepto porque vais a encontrar más de una en la entrada),  espesantes (goma xantana), potenciadores del sabor ( glutamato monosódico), vitaminas, colorantes (riboflavina), antioxidantes ( ácido ascórbico), etc.



Gracias a la ingeniería genética podemos modificar el genoma de hongos, levaduras y bacterias para que produzcan estas sustancias en grandes cantidades. A veces hay que "engañarles" un poco, por ejemplo quitándoles el interruptor que enciende o apaga la producción de la proteína "X". Una bacteria sensata deja de producirla en cuanto detecta que ya no es necesaria más cantidad, momento en el que cierra "el interruptor" (para ser exactos, el gen responsable deja de expresarse) para dejar de gastar energía y recursos a lo tonto. Como eso no es lo que le interesa al hombre, le trastea los genes hasta conseguir que el interruptor se quede siempre encendido, y la pobre bacteria siga produciendo sin parar.



También puede ocurrir que haya microorganismos que producen otra sustancia que nos interesa mucho, llamémosla "Y",  pero resulta que son muy pijoteros para  crecer y no digamos para ponerse a trabajar. Entonces, el señor ingeniero genético les dice algo así como, “pues os copio el gen de producir Y y se lo pego a Escherichia, que es más apañada y no pone tantas pegas”, a lo que la bacteria pijotera responde entre dientes (entre cilios sería más creíble), ”grñgrn esquirolas, son unas esquirolas”.



La utilización de la biotecnología y la ingeniería genética, tiene además la ventaja estupenda, frente a los métodos convencionales de síntesis química, de reducir los costes y el impacto ambiental de la producción de estas sustancias. Los microorganismos trabajan en condiciones normales, por lo que no es necesario aplicar altas temperaturas, grandes presiones o reactivos químicos. Además, los residuos generados son fácilmente biodegradables.



La producción de estas sustancias tienen lugar en fermentadores cerrados de acero inoxidable en los que los microorganismos modificados se encuentran felices de la vida y en las mejores condiciones para ponerse a producir a tutiplén. Cuando acaba la fase de crecimiento y producción, se aísla la sustancia de interés y se purifica, de manera que en el producto final no aparezca la más mínima traza ni del microorganismo ni de su ADN.



Lógicamente tanto las fábricas que utilizan estos microorganismos como los productos obtenidos están muy regulados en la Unión Europea. Sin embargo no es necesario advertir nada en el etiquetado, aunque el aditivo lo haya producido un organismo transgénico, ya que se considera que este no tiene nada que ver con el producto final una vez purificado.




Varios tipos de Bacillus transgénicos producen la enzima “amilasa” que ayuda a romper el almidón del maíz o de la patata. De ese almidón se obtiene el jarabe de glucosa, presente en infinidad de alimentos (dulces, bollería, helados o kétchup).



Buena noticia para los queseros amantes de los animales. Ya no hace falta sacrificar terneros lactantes para obtener un trocito de su estómago con el que cuajar el queso. Hongos transgénicos producen su principio activo, la quimosina, con mucha más pureza. Esta enzima rompe las proteínas de la leche, haciendo que coagulen y se separen del suero. Mas sobre la fabricación del queso, aquí.
  


¿Se te ha ocurrido pensar de donde viene la vitamina C que se añade a los alimentos? A estas alturas ya sospecharás que no precisamente de exprimir limones. ¿Sabías que actualmente se producen más de 110.000 toneladas de ácido ascórbico al año, la mayoría gracias a microorganismos transgénicos?. Si quieres saber más sobre el proceso, mira aquí Fuente


Queramos o no, tanto el jabón de toda la vida como los detergentes actuales son pura química.  Estos últimos contienen varias sustancias que trabajan para lavar siempre más blanco que la vecina: un agente tensioactivo o "surfactante" cuya función es parecida a la del jabón, agentes coadyuvantes que ayudan al agente tensioactivo en su labor y variados agentes auxiliares entre los que destacan las enzimas. Ellas son las encargadas de eliminar manchas de restos orgánicos como leche, sangre o grasas ( ya que rompen las moléculas de sus componentes principales) y también son producidas por microorganismos transgénicos. Más información aquí.


¿Sabías que hoy en día, prácticamente todos los diabéticos son tratados con insulina procedente de bacterias genéticamente modificadas ? En concreto, nuestra versátil y vieja amiga Escherichia coli, que lo mismo te provoca una diarrea del quince, te “fotocopia genes” en el laboratorio o directamente fabrica la insulina. Fuente: página desaparecida.




Otra aplicación de la ingeniería genética es la creación de plantas y bacterias biorremediadoras, que nos ayudan a descontaminar lo que el hombre ha guarreado, como vertidos de petróleo o de plaguicidas.






Los cultivos transgénicos, en el ojo del huracán.
 

En el caso de las plantas cultivadas podemos distinguir dos objetivos principales. El primero, mejorar la planta desde un punto de vista agronómico: más productiva, resistente a plagas, a sequias, a herbicidas, etc.…Actualmente estos son los transgénicos más extendidos y los que atraen toda la polémica, por lo que me dedicaré a ellos casi en exclusiva en próximas entradas.



El segundo objetivo es obtener un producto con mayor valor añadido - patatas que no generan acrilamida (compuesto supuestamente cancerígeno), manzanas que tardan mucho en oxidarse, etc - con aplicaciones industriales (patata amflora para fabricar plásticos a partir de almidón),  nutricionales (pan de trigo modificado apto para celiacos) o farmacéuticas.




El tomate "Flavr Savr" fue el primer alimento genéticamente modificado que obtuvo licencia para consumo humano. Se comercializó en 1994, al parecer con poco éxito. Fue modificado para frenar una enzima de maduración, lo que daba al tomate una vida útil más larga. Fuente: "Tomatoes ARS"/ DP/ Wikimedia Commons

El "arroz dorado" es un ejemplo de transgénico con uso humanitario. Este arroz acumula betacaroteno (precursor de la vitamina A) en el interior del grano y no solo en las cubiertas exteriores (que se eliminan al refinar el grano), como hace el arroz “normal”. Se ha desarrollado mediante un programa con fondos públicos y su objetivo es reducir la incidencia de enfermedades y mortalidad ligadas al déficit de vitamina A que se da en poblaciones del tercer mundo (principalmente en Asia). A pesar de la fuerte oposición de organizaciones ecologistas como Greenpeace y la gran cantidad de requisitos para conseguir la luz verde, en 2018 ya se ha aprobado su consumo humano en Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Fuente.



Aquí un alimento transgénico con “valor añadido” para el consumidor: la manzana “artic” que no se oxida. Técnicamente no podemos llamarla transgénica, pero si modificada genéticamente, porque simplemente lo que han hecho es tocarle los genes para suprimir la producción de una enzima que provoca el color marrón cuando las células de la manzana se dañan al cortarlas. Fuente: Okanagan Specialty Fruits

¿Te imaginas vacunarte comiendo un plátano? Los investigadores han conseguido desarrollar plátanos o patatas transgénicas que permitan inmunizar a mucha gente a la vez simplemente al comérselo, lo cual sería muy práctico en países en desarrollo. Hay proyectos en marcha en la lucha contra virus y bacterias causantes de diarreas, HIV, rabia y hepatitis B. Fuente: Fundación Antama.





Por último, un ejemplo de aplicación ambiental: las plantas forrajeras modificadas para corregir los problemas de contaminación por estiércol. Los pollos criados en granjas intensivas acumulan excesivas cantidades de fosforo en sus excrementos, lo que complica su gestión ambiental. Para disminuir el problema se añade la enzima fitasa a la ración de los animales. Se está trabajando en que las propias plantas sean capaces de producir esa enzima en grandes cantidades añadiéndole los genes necesarios.



Cuando hablamos de plantas transgénicas cultivadas, las implicaciones en bioseguridad cambian completamente, ya que no se trata simplemente de organismos confinados en un tanque fermentador, produciendo una sustancia química que será purificada posteriormente. La liberación en campo abierto de plantas transgénicas debe hacerse con mucha precaución para asegurarse que el gen extraño no pasa accidentalmente a un medio ajeno o a la cadena alimentaria. Para ello, los científicos han desarrollado estrategias de contención para prevenir el cruce con otras especies. La cuestión de la "contaminación genética", aparte de ser objeto de discusión entre detractores y defensores de los cultivos transgénicos, es lo suficientemente compleja como para dedicarle otra entrada.





Animales transgénicos, de momento en el laboratorio.



Los animales tampoco se libran de que les toquen los genes, y es que la modificación del genoma de animales constituye una herramienta excepcional desde el punto de vista científico y médico. Posiblemente, esto ya nos da a muchos un poco de "yuyu", quizás por la menor distancia evolutiva que nos separa, o porque también nos recuerda a algunas películas de ciencia ficción.



El caso es que existen animales transgénicos y desde que aparecieron hace unos cuarenta años han contribuido al logro de importantes avances en ciencia básica, biomedicina, producción de fármacos e incluso en zootecnia. En muchos casos, sobre todo para la producción farmacéutica, se introduce un gen humano. También se recurre a genes de especies emparentadas, como el caso del salmón; incluso han introducido incluso genes vegetales en cerdos para que la grasa que produzcan sea más alta en ácidos grasos omega 3.



Muchas de estas posibles aplicaciones tienen todavía que solucionar algunos desafíos técnicos y posiblemente algunas nunca se lleguen a materializarse. Otras, como la cabra que produce leche con antitrombina (una proteína anticoagulante de la sangre)  llevan tiempo utilizándose.


Desde el punto de vista de la salud y aunque no os lo creáis, al cerdo le debemos mucho.



Se han creado animales modificados genéticamente para su utilización como donantes de órganos, tejidos o células para humanos. Tradicionalmente se ha recurrido a los cerdos, por ser muy similares fisiológica y anatómicamente a nosotros. La ventaja de los cerdos transgénicos es que, además, poseen genes humanos capaces de producir antígenos o proteínas humanas que ayudan a evitar los rechazos. Así los cerdos han participado (a su pesar, supongo) en la producción de células pancreáticas que fabrican insulina, células dopaminérgicas para el tratamiento del Parkinson; hemoglobina humana para obtener sangre artificial, y han "donado" sus corazones, pulmones, riñones, hígados y córneas para ser trasplantados.




Otra de las utilidades principales de los animales transgénicos, concretamente de las hembras, es la capacidad para producir proteínas de interés terapéutico en la leche, de aquí vienen el termino de las “granjas farmacéuticas”. Las glándulas mamarias son excelentes fábricas de producción de proteínas biológicamente activas, y estas pueden recuperarse de la leche mucho mejor que con los métodos de purificación tradicionales. Así, se han conseguido obtener, a partir de leche de ganado transgénico, proteínas humanas que ayudan a combatir enfermedades como la hemofilia, entre otras.




Herman fue el primer toro transgénico del mundo. "Creado " en 1990, se le introdujo el gen para la lactoferrina humana (HLF) y él lo transmitió a su descendencia, obteniéndose en 1994, por cruzamiento convencional, las primeras vacas transgénicas que producían HLF en su leche. La lactoferrina se utiliza para tratar la mastitis (inflamación de las mamas), la septicemia y las infecciones intestinales de los enfermos de cáncer y sida. Fuente.


Los animales transgénicos también se utilizan en ensayos de toxicidad de fármacos y de seguridad de las vacunas; incluso como detectores de sustancias dañinas presentes en el ambiente. Aunque que pueda parecernos duro, hay que recordar que los experimentos con animales son habituales y la transgénesis permite obtener animales más sensibles a la toxicidad, para poder realizar los ensayos con menos animales y obtener resultados en menos tiempo. 


Según el imaginario colectivo, este pez cebra fosforescente sí que sería un transgénico de los buenos. Parece ser que se creó simplemente por la gracia de tener un pez fosforescente en el acuario, pero resulta que en su fase transparente ayuda a investigar por ejemplo cómo evoluciona un cáncer. Fuente
 




El famoso salmón transgénico es un salmón atlántico que lleva genes de otras dos especies cercanas, que le permiten crecer más deprisa y durante todo el año.

En 2015 se aprobó para consumo humano en EEUU y Canadá. En EEUU
todavía (septiembre 2019) siguen dando vueltas a cómo etiquetar este producto transgénico (un tema espinoso que ya trataré más adelante). Es por tanto el primer caso de animal transgénico comercializado como alimento. Fuente.



En definitiva...



Después de traeros tal cantidad de ejemplos de la diversas utilidades de las técnicas de modificación genética, más de uno seguro que está pensando que quiero venderos los transgénicos, que estoy a sueldo de las multinacionales, etc etc. Pues no, en esta segunda entrada simplemente quería mostrar como la transgénesis es una herramienta que se utilizan hoy en día mucho más de lo que imaginamos.



Yo misma me he sorprendido al descubrir la cantidad de organismos transgénicos que producen medicamentos o que nos ayudan de una manera u otra. Exceptuando a algunos colectivos, ¿cuántos de nosotros renunciaríamos a ellas, en el caso necesitarlas?.Lo cual no quita que muchas de estas aplicaciones dan para mantener un debate científico y ético muy necesario.




También me ha parecido curioso como estas tecnologías aportan soluciones frente a problemas ambientales pero a la vez, según los colectivos ecologistas, contribuyen a crear otros. El tema de los riesgos ambientales también lo veremos más adelante.



A lo mejor en próximas entradas encontráis la información que queríais leer, o quizás no. Simplemente pretendo daros la información, que es otra magnífica herramienta para que cada uno seamos capaces de juzgar con criterio y no nos dejemos engañar.




Mis fuentes principales de información esta vez han sido:

  • http://www.colvema.org/pdf/6473geneticaii.pdf: si crees que la realidad supera a la ficción, este documento del colegio oficial de veterinarios de Madrid, sobre las aplicaciones de los animales transgénicos no te dejará indiferente. 

Otras entradas que te podrían interesar:
 
Lo mismo no tienes claro cómo se "construye" un organismo transgénico, ni las diferencias con un Organismo Modificado Genéticamente, mírate esta entrada ¿QUÉ SON LOS ORGANISMOS TRANSGÉNICOS?  


Y si lo que te preocupa realmente son los cultivos genéticamente modificados, seguro que te interesa esta entrada: ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES CULTIVOS TRANSGÉNICOS?

Sobre los mil usos de los cerdos, transgénicos o no, hable en esta entrada DEL CERDO, HASTA LOS ANDARES.